Cual es errónea Contestar o Contestarr?
La palabra correcta es Contestar. Sin Embargo Contestarr se trata de un error ortográfico.
La falta ortográfica detectada en la palabra contestarr es que se ha eliminado o se ha añadido la letra r a la palabra contestar
Más información sobre la palabra Contestar en internet
Contestar en la RAE.
Contestar en Word Reference.
Contestar en la wikipedia.
Sinonimos de Contestar.

la Ortografía es divertida
Reglas relacionadas con los errores de r
Las Reglas Ortográficas de la R y la RR
Entre vocales, se escribe r cuando su sonido es suave, y rr, cuando es fuerte aunque sea una palabra derivada o compuesta que en su forma simple lleve r inicial. Por ejemplo: ligeras, horrores, antirreglamentario.
En castellano no es posible usar más de dos r
Mira que burrada ortográfica hemos encontrado con la letra r

El Español es una gran familia
Algunas Frases de libros en las que aparece contestar
La palabra contestar puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 471
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Pimentó lo había dicho el mismo día de la catástrofe: ¡A ver quién era el guapo que se atrevía a meterse en aquellas tierras!» Y toda la gente de la huerta, hasta las mujeres y los niños, parecían contestar con sus miradas de mutua inteligencia: «¡Sí, a ver!» Las plantas parásitas, los abrojos, comenzaron a surgir de la tierra maldita que el tío Barret había pateado y herido con su hoz la útima noche, como presintiendo que por culpa de ella moriría en presidio. ...
En la línea 962
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Le habló, preguntándole de dónde venía, y el joven sólo supo contestar vagamente con su habitual timidez: D'ahí. ...
En la línea 1616
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Montenegro desechó toda timidez para contestar a su jefe. Si él supiera qué hacer no habría venido a molestar a don Pablo. Estaba allí para que él le aconsejase; más aún, para que pusiera remedio al mal, como cristiano y como caballero, ya que estos dos títulos estaban siempre en sus labios. ...
En la línea 1855
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Fermín se exaltó al contestar. ¡Un disparate! conforme; pero lo era para la pobre Mariquilla. ¡Vaya una fortuna! ¡Cargar con un hombre como él, que era un saco de vicios, y no podía vivir ni con las mujerzuelas más soeces de aquella tierra! Para María de la Luz, este casamiento significaba un nuevo sacrificio: pero no había otro remedio que pasar por él. ...
En la línea 2784
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Me detuve un momento y la hablé; pero sin mirarme ni contestar, siguió contemplando el agua como si hubiera perdido la conciencia de cuanto le rodeaba. ...
En la línea 4159
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... YO.—Si ese Calros es el pretendiente don Carlos, todo lo que puedo contestar es que no creo que hable usted en serio. ...
En la línea 4164
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Esta razón era tan concluyente, que no supe contestar. ...
En la línea 4382
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... La luz del farol cayó sobre las curtidas facciones del guía al volverse para contestar, según estaba un poco por bajo de nosotros en la vertiente del barranco, poblada de gruesos árboles, debajo de cuya bóveda frondosa descendía un sendero de pavorosa pendiente. ...
En la línea 2457
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... ternativamente las iba empleando para contestar a todo lo que me decía, por supuesto, sin entender ni una palabra de su discurso. ...
En la línea 3088
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... as gentes preguntan por regla general a los mismos esclavos para saber su condición; pero se olvidan de que sería muy insensato el esclavo que al contestar no pensase en que tarde o temprano llegará su respuesta a oídos del amo. ...
En la línea 1074
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... No supo contestar al cura y este declaró al aya que no servía la niña para el caso todavía, porque por ignorancia o por malicia, ocultaba sus pecadillos. ...
En la línea 1311
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Las solteronas, sin contestar ni transigir en lo del matrimonio, se quedaron en el palacio para que no se derrumbara. ...
En la línea 1702
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... El médico habló de fiebre, de grandes cuidados necesarios; le hizo preguntas a que ella no sabía ni quería contestar. ...
En la línea 2836
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Aquello de gato pedía sangre, Ronzal estaba seguro, pero no sabía cómo contestar al liberalote. ...
En la línea 765
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... —Yo he leído repetidas veces—continuó Enciso—la carta del cardenal Borja al cabildo de Pamplona anunciándole el nombramiento de este obispo de diez años. Una obra admirable por su amabilidad insinuante y el conocimiento que revela su autor del egoísmo humano. Recuerda el cardenal a los canónigos de Pamplona que es Vicecanciller de la Santa Sede, tan poderoso casi como el Papa, y se ofrece a ellos y a su iglesia para servirlos en Roma. ¿Cómo no contestar agradecidos?… ...
En la línea 169
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... El ingeniero se contuvo cuando iba a contestar. Presintió que tal vez corría el peligro de crearse un enemigo implacable, y dijo evasivamente: ...
En la línea 265
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Pero el profesor Flimnap tenía demasiado que hacer para detenerse a contestar las preguntas de las ciudadanas curiosas. Apenas había dormido en la noche anterior. Después de su cena con el jefe supremo de la Universidad se trasladó a la Galería de la Industria para convencerse de que el Gentleman-Montaña podía dormir provisionalmente sobre trescientas cuarenta y dos carretadas de paja que la Administración del ejercito había facilitado a última hora. Poco después de amanecer ya estaba en pie el buen profesor, conferenciando con todos sus compañeros del 'Comité de recibimiento del Hombre-Montaña'. Estos, divididos en varias subcomisiones, iban a dirigir a quinientos carpinteros encargados de fabricar, antes de que llegase la noche, una mesa y una silla apropiadas a las dimensiones del gigante, y a una tropa igualmente numerosa de colchoneros, que en el mismo espacio de tiempo fabricarían una cama digna del recién llegado. ...
En la línea 651
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... El buen profesor sentía despierta ahora su ambición, viéndolo todo con proporciones exageradas. Una mujer de negocios de la capital le había hablado aquella mañana de una empresa de ganancias fabulosas. Si el Consejo Ejecutivo dejaba en libertad por algunos meses al Hombre-Montaña, este y el profesor podían realizar una excursión por toda la República dando conferencias. Flimnap haría un relato de cuanto supiera sobre el pasado y las costumbres de su gigantesco amigo, y este se mantendría a su lado para contestar con reverencias a las aclamaciones de la muchedumbre. La financiera prometía una verdadera fortuna para los dos como resultado del viaje. ...
En la línea 1139
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Se convenció el profesor de que sería inútil su insistencia. Además, la negativa del gigante parecía quebrantar su propia credulidad. ¿Si pretenderían engañarle a el también los enviados oficiales?… Los buscó fuera de la Galería, volviendo con uno de ellos, que mostraba un rostro sombrío, vacilando mucho antes de contestar a sus preguntas. ...
En la línea 582
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... A poco de acostarse notó Jacinta que su marido dormía profundamente. Observábale desvelada, tendiendo una mirada tenaz de cama a cama. Creyó que hablaba en sueños… pero no; era simplemente quejido sin articulación que acostumbraba a lanzar cuando dormía, quizá por causa de una mala postura. Los pensamientos políticos nacidos de las conversaciones de aquella noche, huyeron pronto de la mente de Jacinta. ¿Qué le importaba a ella que hubiese República o Monarquía, ni que D. Amadeo se fuera o se quedase? Más le importaba la conducta de aquel ingrato que a su lado dormía tan tranquilo. Porque no tenía duda de que Juan andaba algo distraído, y esto no lo podían notar sus padres por la sencilla razón de que no le veían nunca tan cerca como su mujer. El pérfido guardaba tan bien las apariencias, que nada hacía ni decía en familia que no revelara una conducta regular y correctísima. Trataba a su mujer con un cariño tal, que… vamos, se le tomaría por enamorado. Sólo allí, de aquella puerta para adentro, se descubrían las trastadas; sólo ella, fundándose en datos negativos, podía destruir la aureola que el público y la familia ponían al glorioso Delfín. Decía su mamá que era el marido modelo. ¡Valiente pillo! Y la esposa no podía contestar a su suegra cuando le venía con aquellas historias… Con qué cara le diría: «Pues no hay tal modelo, no señora, no hay tal modelo, y cuando yo lo digo, bien sabido me lo tendré». ...
En la línea 864
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Rosita se puso muy encarnada. Iba a contestar; pero su madre, que llevaba la palabra por toda la familia, respondió: ...
En la línea 1082
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Recibió Izquierdo tan tremendo golpe en su vanidad, que no supo qué contestar. Tomando una actitud noble, puesta la mano en el pecho, repuso: ...
En la línea 1138
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Es usted muy amable… Con las finuras que usted gasta no es posible que nos entendamos. ¡Si habrá usted creído que esta señora tenía un gran interés en apropiarse del niño! Es un capricho, nada más que un capricho. Esta simple se ha empeñado en tener chiquillos… manía tonta, porque cuando Dios no quiere darlos, Él se sabrá por qué… Vio al Pituso, le dio lástima, le gustó… pero es muy caro el animalito. En estos dos patios los dan por nada, a escoger… por nada, sí, alma de Dios, y con agradecimiento encima… ¿Qué te creías, que no hay más que tu piojín?… Ahí está esa niña preciosísima que llaman Adoración… Pues nos la llevaremos cuando queramos, porque la voluntad de Severiana es la mía… Con que abur… ¿Qué tienes que contestar? ...
En la línea 1394
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... Fue una idea afortunada, una idea feliz. Que así lo consideraron también los grandes dignatarios se manifestó en el silencioso aplauso que brotó de sus ojos en forma de brillantes miradas de aprobación. Sí, nadie sino el verdadero príncipe podría disipar el persistente misterio del Gran Sello desaparecido –a este infeliz impostorcillo le habían enseñado bien su lección, pero aquí sus enseñanzas debían fracasar, porque su mismo maestro no podría contestar esa pregunta–; ¡ah, muy bien, muy bien en verdad: ahora pronto nos libraremos de este enojoso y peligroso asunto! Y asintieron con la cabeza de modo imperceptible y sonrieron internamente con satisfacción y voltearon a ver a aquel muchacho atacado por la parálisis de la confusión culpable. ¡Cómo se sorprendieron entonces de ver que nada semejante sucedió!, ¡cómo se maravillaron al escucharlo contestar de inmediato, con voz segura y tranquila! ...
En la línea 2106
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... A la orden del Tigre, todos dispararon a un tiempo, dejando oír una sola detonación. La escuadra, aunque muy maltratada por aquella primera y formidable descarga, no tardó en contestar. ...
En la línea 579
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Yo calculé las consecuencias de contestar «cuatrocientas libras», pero, comprendiendo que me serían desfavorables, repliqué lo mejor posible y con un error de unos ocho peniques. Entonces el señor Pumblechook me advirtió que doce peniques hacían un chelín y que cuarenta peniques eran tres chelines y cuatro peniques. Luego añadió: ...
En la línea 785
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Yo, algo confuso, me vi obligado a contestar: ...
En la línea 790
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Pude contestar a esta pregunta con mejor ánimo que a la anterior, y manifesté que estaba por completo dispuesto a ello. ...
En la línea 863
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Como «hola» es una expresión general que, según pude advertir, se solía contestar con otra igual, exclamé, a mi vez: ...
En la línea 214
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... »Aún había otras razones para que Dunia no pudiera dejar la casa hasta seis semanas después. Ya conoces a Dunia, ya sabes que es una mujer inteligente y de carácter firme. Puede soportar las peores situaciones y encontrar en su ánimo la entereza necesaria para conservar la serenidad. Aunque nos escribíamos con frecuencia, ella no me había dicho nada de todo esto para no apenarme. El desenlace sobrevino inesperadamente. Marfa Petrovna sorprendió un día en el jardín, por pura casualidad, a su marido en el momento en que acosaba a Dunia, y lo interpretó todo al revés, achacando la culpa a tu hermana. A esto siguió una violenta escena en el mismo jardín. Marfa Petrovna llegó incluso a golpear a Dunia: no quiso escucharla y estuvo vociferando durante más de una hora. Al fin la envió a mi casa en una simple carreta, a la que fueron arrojados en desorden sus vestidos, su ropa blanca y todas sus cosas: ni siquiera le permitió hacer el equipaje. Para colmo de desdichas, en aquel momento empezó a diluviar, y Dunia, después de haber sufrido las más crueles afrentas, tuvo que recorrer diecisiete verstas en una carreta sin toldo y en compañía de un mujik. Dime ahora qué podía yo contestar a tu carta, qué podía contarte de esta historia. ...
En la línea 782
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Esta respuesta irritó de tal modo al oficial, que no pudo contestar en seguida: sólo sonidos inarticulados salieron de sus contraídos labios. Después saltó de su asiento. ...
En la línea 2223
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Iré, iré ‑se apresuró a contestar Raskolnikof, levantándose‑. Además, tengo cosas que hacer. ...
En la línea 2798
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Pues sí, Piotr Petrovitch ‑se apresuró a contestar Pulqueria Alejandrovna en un tono especial‑, nos vimos verdaderamente apuradas, y si Dios no nos hubiera enviado a Dmitri Prokofitch, no sé qué habría sido de nosotras. Me refiero a este joven. Permítame que se lo presente: Dmitri Prokofitch Rasumikhine. ...
En la línea 616
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Expliqué que las ruletas estaban instaladas en las salas del casino. Luego siguieron las preguntas: “¿Hay muchas?” “¿Se juega fuerte?” “¿Se juega durante todo el día?” “¿Cómo están organizadas?”Acabé por contestar que era mucho mejor que lo viera por sí misma, pues era bastante difícil de describir. ...
En la línea 634
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Paulina y la señorita Blanche, una a cada lado, daban escolta al sillón. La señorita Blanche manifestaba una dulce alegría y a veces bromeaba gentilmente con la abuela, hasta tal punto que ésta acabó por cumplimentarla. Paulina, al otro lado, estaba obligada a contestar en cada momento a las numerosas preguntas de la abuela, tales como: “¿Quién es ése que viene hacia acá?” “¿Quién es aquél que va en coche?” “¿Es grande la ciudad?” “¿Y el jardín?” “¿Cómo se llaman esos árboles?” “¿Qué montañas son aquéllas?” “¡Qué tejado tan ridículo!” ...
En la línea 920
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Paulina quiso contestar; la abuela la interrumpió. ...
En la línea 1072
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Y me lancé fuera de la habitación, sin contestar a su interrogación muda. Dijo algo, pero no me volví. ...
Errores Ortográficos típicos con la palabra Contestar
Cómo se escribe contestar o contestarr?
Cómo se escribe contestar o conteztar?
Cómo se escribe contestar o sontestar?
Palabras parecidas a contestar
La palabra instintiva
La palabra espantosa
La palabra recordaba
La palabra hospital
La palabra viento
La palabra oportunamente
La palabra salvar
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