Cual es errónea Conmigo o Conmijo?
La palabra correcta es Conmigo. Sin Embargo Conmijo se trata de un error ortográfico.
El Error ortográfico detectado en el termino conmijo es que hay un Intercambio de las letras j;g con respecto la palabra correcta la palabra conmigo

El Español es una gran familia
Reglas relacionadas con los errores de j;g
Las Reglas Ortográficas de La J
Se escriben con j las palabras que terminan en -aje. Por ejemplo: lenguaje, viaje.
Se escriben con j los tiempos de los verbos que llevan esta letra en su infinitivo. Por ejemplo:
viajemos, viajáis (del verbo viajar); trabajábamos, trabajemos (del verbo trabajar).
Hay una serie de verbos que no tienen g ni j en sus infinitivos y que se escriben en sus tiempos
verbales con j delante de e y de i. Por ejemplo: dije (infinitivo decir), traje (infinitivo traer).
Las Reglas Ortográficas de la G
Las palabras que contienen el grupo de letras -gen- se escriben con g.
Observa los ejemplos: origen, genio, general.
Excepciones: berenjena, ajeno.
Se escriben con g o con j las palabras derivadas de otra que lleva g o j.
Por ejemplo: - de caja formamos: cajón, cajita, cajero...
- de ligero formamos: ligereza, aligerado, ligerísimo...
Se escriben con g las palabras terminadas en -ogía, -ógico, -ógica.
Por ejemplo: neurología, neurológico, neurológica.
Se escriben con g las palabras que tienen los grupos -agi-, -igi. Por ejemplo: digiere.
Excepciones: las palabras derivadas de otra que lleva j. Por ejemplo: bajito (derivada de bajo), hijito
(derivada de hijo).
Se escriben con g las palabras que empiezan por geo- y legi-, y con j las palabras que empiezan por
eje-. Por ejemplo: geografía, legión, ejército.
Excepción: lejía.
Los verbos cuyos infinitivos terminan en -ger, -gir se escriben con g delante de e y de i en todos sus
tiempos. Por ejemplo: cogemos, cogiste (del verbo coger); elijes, eligieron (del verbo elegir).
Excepciones: tejer, destejer, crujir.
Te vas a reir con las pifia que hemos hemos encontrado cambiando las letras j;g
Algunas Frases de libros en las que aparece conmigo
La palabra conmigo puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 863
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... --Tú mismo, muchacho--continuó don Fernando,--te expones a un sermón, si Dupont sabe que paseas conmigo. ...
En la línea 1189
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... --Yo la quería mucho, señó; si deseaba argo bueno era pa partirlo con ella. Mejor aún: pa dárselo too. Y ella, la palomita sin jiel, la rosita de Abril, ¡tan buena siempre conmigo! ¡protegiéndome, como si fuese mi virgensita!... Cuando mi mare se enfadaba porque jasía yo una de las mías, ya estaba Mari-Crú defendiendo a su pobresito José María... ¡Ay, mi prima! ¡Mi santita dulce! ¡Mi sol moreno, con aquellos ojasos que paesían hogueras! ¿Qué no hubiese hecho por ella este pobresito gitano?... Oiga su mersé, señó. Yo he tenío una novia; es desir, yo he tenío muchas, pero ésta era una gachí que no era de nuestra casta; una calé sin familia y con casita propia en Jerez. Una gran proporción, señó, y a más, chalaíta por mí, según ella desía, por el aquel con que yo la cantaba cositas durses. Y cuando ya andábamos en el papeleo pa casarnos, yo le dije: «Gachí, la casa será para la pobresita de mi mare y mi prima Mari-Crú. Ya que tanto han trabajao, hasiendo vida de perras en las gañanías, que vivan bien y a su gusto una temporadilla. Tú y yo somos chavales, somos juertes y podemos dormí en el corral». Y la gachí no quiso y me echó a la caye; y yo no lo sentí, porque me quedaba con mi mare y mi primo, y valen más ellos ¡ay! que toas las jembras del mundo... He tenío las novias a osenas, he estao a punto de casame, me gustan las mositas... pero quiero a Mari-Crú como no quedré en jamás a denguna mujer... ¿Cómo explicar esto a su mersé, que sabe tanto? Yo quiero a la pobresita que va ahí alante, de una manera que no sé cómo decir... ¡vamos! como quiere el cura a la Mae de Dios cuando le ice la misa. Me gustaba mirar sus ojosos y oír su vosesita de oro; pero, ¿tocarle un pelo de la ropa? enjamás se me ocurrió. Era mi virgensita, y como las que están en las iglesias, sólo tenía pa mí la cabesa; la cabesa bonita jecha por los mismos ángeles... ...
En la línea 1460
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... --¿Pero tú la has hecho algo, Rafael? ¿No estará enfadada por alguna ligereza tuya? --No: eso tampoco. Soy más inocente que el niño Jesú y el cordero que lleva al lao. Desde que tengo relaciones con tu hermana, que no miro a una moza. Toas me parecen feas, y Mariquilla lo sabe. La última noche que hablé con ella, cuando yo le pedía que me perdonase, sin saber por qué, y le preguntaba si la había ofendío en algo, la pobrecita lloraba como la Malaena. Bien sabe tu hermana que yo no la he fartao en tanto como esta uña. Ella misma lo decía: «¡Pobre Rafaé! ¡Tú eres bueno! Olvídame: serías infeliz conmigo». Y me cerró la ventana... ...
En la línea 1805
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... --Está bien: ya hablaremos--contestó el señorito sin dar importancia a la petición.--Hablaremos tres días seguidos: pero primero hay que cumplir el deber. Quiero obsequiar con una copa a todos los valientes que conmigo han salvado a Jerez. Porque, créeme, Ferminillo, que soy yo, sólo yo, quien ha resistido a esos pillos. Mientras las tropas estaban en los cuarteles, yo estaba en mi sitio. ¡Me parece que la ciudad me lo debe agradecer, haciéndome algo!... ...
En la línea 2019
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Dejadme, pues, pasar, por que nada tenéis conmigo. ...
En la línea 2541
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Porque una hora antes, el señor Athos, quien debo confiar a Vuestra Majestad que es un hombre de la mayor calidad, me hacía el h onor, después de haber cenado conmigo, de charlar en el salón de mi palacio con el señor duque de La Trémouille y el señor conde de Chalus, que se encontraban allí. ...
En la línea 2555
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Además, el señor D'Artagnan ha pasado la noche conmigo. ...
En la línea 3142
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -Entonces, ¿el cardenal estará contento conmigo? -No lo dudo. ...
En la línea 301
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Pero he recibido en ocasión reciente tales muestras de la lenidad y generosidad extremadas del público británico y americano para conmigo, que sin temor me someto nuevamente a su consideración, y confío en que, si en los presentes volúmenes hay poco que admirar, me darán al menos reputación de hombre bien intencionado y que no se emplea en escribir ruindades. ...
En la línea 406
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... En cuanto le dejé, salió de su escondite el muchacho y se reunió conmigo; se había escondido temeroso de que su maestro supiera quién me había llevado allí, pues no quería que los extraños descubrieran que era maestro de escuela. ...
En la línea 637
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Muchos deseos tenía de hablar conmigo en francés, enorgulleciéndose de poseer ese idioma; pero yo rehusé, y le dije que me hablase en la lengua del país o no cruzaría la palabra con él. ...
En la línea 804
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... ¿Qué motivos podía tener un protestante para entrometerse en aquel retiro? ¿Qué interés podía moverle a conocer la organización de la casa? Sin embargo, lejos de disminuir sus atenciones para conmigo después de tal descubrimiento, aquellos señores aumentaron visiblemente su cortesía, si bien un observador escrupuloso hubiera quizás percibido una leve sombra en la cordialidad de sus maneras. ...
En la línea 228
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... -Así es verdad -dijo Andrés-; pero este mi amo, ¿de qué obras es hijo, pues me niega mi soldada y mi sudor y trabajo? -No niego, hermano Andrés -respondió el labrador-; y hacedme placer de veniros conmigo, que yo juro por todas las órdenes que de caballerías hay en el mundo de pagaros, como tengo dicho, un real sobre otro, y aun sahumados. ...
En la línea 246
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... -Si os la mostrara -replicó don Quijote-, ¿qué hiciérades vosotros en confesar una verdad tan notoria? La importancia está en que sin verla lo habéis de creer, confesar, afirmar, jurar y defender; donde no, conmigo sois en batalla, gente descomunal y soberbia. ...
En la línea 461
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... -Para conmigo no hay palabras blandas, que ya yo os conozco, fementida canalla -dijo don Quijote. ...
En la línea 565
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Viéndole en pie su amo, le dijo: -Porque veas, Sancho, el bien que en sí encierra la andante caballería, y cuán a pique están los que en cualquiera ministerio della se ejercitan de venir brevemente a ser honrados y estimados del mundo, quiero que aquí a mi lado y en compañía desta buena gente te sientes, y que seas una mesma cosa conmigo, que soy tu amo y natural señor; que comas en mi plato y bebas por donde yo bebiere; porque de la caballería andante se puede decir lo mesmo que del amor se dice: que todas las cosas iguala. ...
En la línea 139
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Pasamos la primera noche en una casita de campo aislada. Noto allí bien pronto que poseo dos o tres objetos (y sobre todo una brújula de bolsillo) que producen el más extraordinario asombro. En todas las casas me piden que enseñe la brújula e indique en un mapa la dirección de diferentes ciudades. Produce la más intensa admiración el que yo, un extranjero, pueda indicar el camino (porque camino y dirección son dos voces sinónimas en este país llano), para dirigirse a tal o cual punto donde jamás estuve. En una casa, una mujer joven y enferma en cama, hace que me rueguen ir a enseñarla la famosa brújula. Si grande es su sorpresa, aún es mayor la mía al ver tanta ignorancia entre gentes dueñas de miles de cabezas de ganado y de estancias de grandísima extensión. Sólo puede explicarse esta ignorancia por la escasez de visitas de forasteros en este remoto rincón. Me preguntan si es la tierra o el sol quien se mueve, si en el norte hace más calor o más frío, dónde está España y otra multitud de cosas por el estilo. Casi todos los habitantes tienen una vaga idea de que Inglaterra, Londres y América del Norte son tres nombres diferentes de un mismo lugar; los más instruidos saben que Londres y la América del Norte son países separados, aunque muy cerca uno de otro, y que Inglaterra ¡es una gran ciudad que está en Londres! Llevaba conmigo algunas cerillas químicas, y las encendía con los dientes. No tenía límites el asombro, a la vista de un hombre que producía fuego con los dientes; así es que acostumbraba a reunirse toda la familia para presenciar ese espectáculo. Un día me ofrecieron un peso por una sola cerilla. En el pueblecillo de Las Minas me vieron jabonarme, lo cual dio margen a comentarios sin cuento; uno de los principales negociantes me interrogó con cuidado acerca de esta práctica tan singular; preguntóme también por qué a bordo llevábamos barba, pues había oído decir a nuestro guía que entonces gastábamos barba. ...
En la línea 341
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... 8 de septiembre 1833.- Me convengo con un gaucho para que me acompañe durante mi viaje hasta Buenos Aires; me cuesta no poco trabajo encontrar uno. Ya es un padre que no quiere dejar partir a su hijo; ya vienen a participarme que otro, que parecía dispuesto a ir conmigo, es tan cobarde que si ve a lo lejos un avestruz lo tomará por un indio y huirá inmediatamente. Desde Bahía Blanca a Buenos Aires hay unas 400 millas (640 kilómetros), y así siempre se atraviesa un país deshabitado. Salimos una mañana muy temprano. Después de una ascensión de algunos centenares de pies, para salir de la hondonada de verde césped donde se asienta Bahía Blanca, entramos en una extensa llanura desolada. Está cubierta de restos de rocas calcáreas y arcillosas, pero el clima es tan seco que apenas se ven algunas matas de hierba marchita, sin un solo árbol, sin un solo tallar que rompa su monotonía. El tiempo es hermoso, pero la atmósfera está muy caliginosa. Creía yo que ese estado atmosférico presagiaba una tormenta; el gaucho me 19 Azara duda que los indios de las Pampas hayan usado nunca los arcos y las flechas dijo que ese estado se debe al incendio de la llanura a una gran distancia en el interior. ...
En la línea 373
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... 14 de septiembre:- Los soldados pertenecientes a la posta siguiente quieren volverse a ella; y como juntándonos con ellos seremos cinco hombres, todos armados, decido no aguardar a las tropas anunciadas. Mi hospedero, el teniente, hace todos los esfuerzos posibles para retenerme. Ha sido en extremo atento conmigo; no sólo me ha dado de comer, sino que me ha prestado los caballos de su propiedad particular. Por eso, deseo remunerarle de cualquier modo que sea. Pregunto a mi guía si la costumbre me permite hacerlo, y me contesta que no, añadiendo que, además de una negativa, me diría algo por este estilo: «En nuestro país damos carne a nuestros perros; de modo que no vamos a vendérsela a los cristianos». No debe suponerse que el empleo de teniente en un ejército de esa calaña sea la causa de esa negativa a cobrar, no; eso proviene de que en toda la extensión de esas provincias (todos los viajeros pueden afirmarlo) cada uno considera un deber la hospitalidad. Luego de haber galopado unas cuantas leguas seguidas, entramos en una región baja y cenagosa que se extiende hacia el Norte, durante cerca de 80 millas (123 kilómetros), hasta la sierra Tapalguen. En algunas partes, esa comarca consiste en hermosas llanuras húmedas, cubiertas de césped; en otras, en un suelo blando, negro y turboso. Encuéntranse allí muchos lagos muy grandes, pero poco profundos, e inmensos cañaverales. En resumen: ese país se asemeja a las partes más bellas de las ciénagas del Cambridgeshire. Por la noche nos es algo difícil encontrar enmedio de los pantanos un sitio seco donde establecer nuestros campamento. ...
En la línea 471
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Me recibieron con mucha cortesía en el campo rebelde, pero diciéndome que les era imposible permitirme entrar en la ciudad. Esto era lo que yo deseaba por encima de todo, pues creía que el Beagle abandonaría la Plata mucho más pronto de lo que en realidad aconteció. Sin embargo, referí las bondades que conmigo tuvo el general Rosas cuando estuve en el Colorado, y ese relato cambió como por ensalmo las disposiciones acerca de mí. Se me dijo inmediatamente que aun cuando no podía dárseme pasaporte, se me permitiría pasar la línea de centinelas si consentía en no llevar conmigo guía ni caballos. ...
En la línea 8723
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... —¡Disimulan, disimulan conmigo! —, pensó Petra con rabia. ...
En la línea 8983
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Nunca quieres venir conmigo a su casa. ...
En la línea 9743
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... —Lo que se ha hecho allí conmigo no se hace con ningún cristiano. ...
En la línea 13968
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Hablo conmigo misma, secreto absoluto. ...
En la línea 1582
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... —Bailará conmigo nada más—dijo, sonriendo—, o no bailará con nadie cuando nos casemos. Vamos a cambiar de existencia. Usted no se acuerda de que tengo hijos, y debo dedicarme a ellos, diciendo adiós a esta vida de joven que llevo ya demasiado tiempo. ...
En la línea 1884
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... —Creo que después de las tonterías que llevas hechas—dijo con un acento severo que no causó mella en su oyente—, renunciarás a la vida actual. La verdadera culpa de todo la tiene tu existencia de vagabundo, sin familia, sin mujer, sin casa. Esta mañana hemos hablado de ello don Arístides y yo. El se muestra dolido, y con razón, de lo que ha pasado; pero te quiere, y lo mismo ese pobre ángel de Estelita, y hasta su tía, que tiene su geniazo, pero en el fondo es uní- buena de Dios. Te perdonan y te esperan. No digas que no; para algo me ha traído la Providencia aquí. Les harás una visita conmigo. Nada de hablar de lo que ya está olvidado. Yo te ayudaré… Volverás a vivir con la familia de tu antiguo tutor, lo mismo que antes que conocieras a esa señora. Lo que debe ser, será. Como don Aristides goza de tanto poder en el Vaticano, puede arreglar tu boda en pocos días, suprimiente trámites. Te advierto que no me voy de aquí sin dejarte casado con Estelita. ...
En la línea 1487
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... - Miss, los compatriotas de usted me han dejado en un traje poco presentable. Verdaderamente, mi facha no es para acompañar a una señorita. Usted va a venir conmigo, y yo no se donde meterla, pues las ropas ligeras que me cubren en este momento carecen de bolsillos. ...
En la línea 229
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —¿Para qué preguntas tú? Si te digo que no la quería, te enfadas conmigo y tomas partido por ella… ¿Y si te dijera que la quería, que al poco tiempo de sacarla de su casa, se me ocurría la simpleza de cumplir la palabra de casamiento que le di? ...
En la línea 801
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Eso es, quieres que me duerma para echar a correr a darle cuerda a esa maniática de Guillermina. Tú eres responsable de que se chifle por completo, porque le fomentas el tema del edificio… Ya estás deseando que cierre yo los ojos para irte. Más que estar conmigo te gusta el palique. ¿Sabes lo que te digo? Que si me duermo, te tienes que estar aquí, de centinela, para cuidar de que no me destape. ...
En la línea 825
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Guillermina se paró, mirando a su amiga: «Esas chafalditas no van conmigo. No puedes figurarte el odio que esta gente tiene a los polisones, en lo cual demuestran un sentido… ¿cómo se dice?, un sentido estético superior al de esos haraganes franceses que inventan tanto pegote estúpido». ...
En la línea 1137
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Señora… ¡Hostia!, yo soy un hombre de bien, y conmigo no se queda ninguna nea, ¿estamos? —replicó él con aquella rabia superficial que no pasaba de las palabras. ...
En la línea 52
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... –Tal vez los padres sean parecidos. El mío no tiene dulce temperamento. Golpea con mano pesada pero conmigo se refrena. A decir verdad, no siempre me perdona su lengua. ¿Cómo te trata tu madre? ...
En la línea 248
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... –He faltado, lo confieso. No me hagas traición. Que tu cortesía me conceda esa merced y no volveré ni a pensarlo ni a hablar más de eso. No te muestres duro conmigo, señor, o estoy perdido. ...
En la línea 297
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... –¿Has perdido el juicio, hombre? El sello pequeño, que antaño solía yo llevar conmigo de viaje, está en mi tesoro. Y, puesto que el gran sello ha desaparecido, ¿no bastará? ¿Has perdido el juicio? ¡Vete! Y escucha: no vuelvas aquí hasta que me traigas su cabeza. ...
En la línea 334
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... –No has de padecer tú por mi causa, señora. Deja que esos cerdos hagan lo que quieran conmigo solo. ...
En la línea 298
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –(Aquí una frase en esperanto que quiere decir: ¿Y usted no cree conmigo que la paz universal llegará pronto merced al esperanto?) ...
En la línea 631
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –Bueno, don Augusto, esas son cosas que se leen en los libros; dejemos eso. Yo no me opongo a que usted venga cuantas veces se le antoje, a que me vea y me revea, a que hable conmigo y hasta… ya lo ha visto usted, hasta a que me bese la mano, pero yo tengo un novio, del cual estoy enamorada y con el cual pienso casarme. ...
En la línea 728
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –Bueno, cállate, basta –y cerraba él los ojos–, no digas nada, déjame hablar solo, conmigo mismo. Así he vivido desde que se murió mi madre, conmigo mismo, nada más que conmigo; es decir, dormido. Y no he sabido lo que es dormir juntamente, dormir dos un mismo sueño. ¡Dormir juntos! No estar juntos durmiendo cada cual su sueño, ¡no!, sino dormir juntos, ¡dormir juntos el mismo sueño! ¿Y si durmiéramos tú y yo, Rosario, el mismo sueño? ...
En la línea 728
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –Bueno, cállate, basta –y cerraba él los ojos–, no digas nada, déjame hablar solo, conmigo mismo. Así he vivido desde que se murió mi madre, conmigo mismo, nada más que conmigo; es decir, dormido. Y no he sabido lo que es dormir juntamente, dormir dos un mismo sueño. ¡Dormir juntos! No estar juntos durmiendo cada cual su sueño, ¡no!, sino dormir juntos, ¡dormir juntos el mismo sueño! ¿Y si durmiéramos tú y yo, Rosario, el mismo sueño? ...
En la línea 510
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —¡Mariana —exclamó el pirata cayendo a sus pies con los brazos extendidos hacia ella—, no me rechaces, no te asustes! Fue la fatalidad la que me convirtió en pirata. Los hombres de tu raza no tuvieron piedad conmigo, que no les había hecho mal alguno. Me arrojaron al fango desde las gradas de un trono, me quitaron mi reino, asesinaron a mi madre, a mis hermanos, a mis hermanas. Me empujaron a los mares. No soy pirata por robar, sino que lo soy como justiciero, soy el vengador de mi familia y de mis súbditos, nada más. Si quieres, recházame, y me alejaré para siempre de estos lugares para no causarte miedo nunca más. ...
En la línea 698
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —¡Mariana! —exclamaba en su insomnio—. ¡Daría la mitad de mi sangre por estar todavía a su lado! ¿Qué angustias la atormentarán en estos momentos? ¡Me ha de creer vencido, herido, muerto tal vez! Pero esta noche saldré de esta isla maldita, llevándome su promesa. Volveré, aun cuando tenga que traer conmigo hasta el último de mis hombres y tenga que dar la lucha contra todas las fuerzas de Labuán. ...
En la línea 789
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —Nadie lo molestará, capitán, si tal es su deseo. Permítame que le dé las gracias por haber vuelto conmigo, y sepa que si es preciso sacrificar a un hombre, aunque sea para salvar a un inglés o a una inglesa, yo estoy dispuesto a hacerlo. ...
En la línea 955
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —¡Huracán, ven a luchar conmigo! ¡Te desafío! Atravesó el puente y se puso al timón, mientras los marineros aseguraban los cañones. Llegaban del Sur las primeras rachas de viento, empujando delante de sí montañas de agua. ...
En la línea 572
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -No, señor, esto se llama clemencia. Son ustedes prisioneros míos después de un combate. Les guardo conmigo, cuando podría, con una sola orden, arrojarles a los abismos del océano. Ustedes me han atacado. Han venido a sorprender un secreto que ningún hombre en el mundo debe conocer, el secreto de toda mi existencia. ¿Y creen ustedes que voy a reenviarles a ese mundo que debe ignorarme? ¡jamás! Al retenerles aquí no es a ustedes a quienes guardo, es a mí mismo. ...
En la línea 889
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Al día siguiente, 10 de noviembre, se nos mantuvo en el mismo abandono, en la misma soledad. No vi a nadie de la tripulación. Ned y Conseil pasaron la mayor parte del día conmigo, desconcertados ante la inexplicable ausencia del capitán. ¿Se hallaría enfermo aquel hombre singular? ¿O tal vez se proponía modificar sus proyectos respecto a nosotros? ...
En la línea 940
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Señor Aronnax -me dijo el capitán-,le ruego que comparta conmigo sin ceremonia este almuerzo. ...
En la línea 944
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Señor profesor, al proponerle ir de caza a mis bosques de Crespo, ha pensado usted hallarme en contradicción conmigo mismo. Al informarle de que se trata de bosques submarinos, me ha creído usted loco. Señor profesor, nunca hay que juzgar a los hombres a la ligera. ...
En la línea 390
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — Pero yo sí que me ocupaba, Pip - contestó con tierna sencillez -. Cuando ofrecí a tu hermana casarme con ella, y a su vez se manifestó dispuesta a casarse conmigo y a venir a vivir a la fragua, le dije: «Tráete también al pobrecito niño, Dios le bendiga.» Y añadí: «En la fragua habrá sitio para él.» ...
En la línea 428
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — ¿Hay alguna señorita Havisham en el pueblo? - replicó mi hermana -. Quiere que se le mande a ese muchacho para que vaya a jugar a su casa. Y, naturalmente, irá. Y lo mejor que podrá hacer es jugar allí - explicó mi hermana meneando la cabeza al mirarme, como si qu¬isiera infundirme los ánimos necesarios para que me mostrase extremadamente alegre y juguetón -. Pero si no lo hace, se las verá conmigo. ...
En la línea 556
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... La educación que me dio mi hermana me había hecho muy sensible. En el pequeño mundo en que los niños tienen su vida, sea quien quiera la persona que los cría, no hay nada que se perciba con tanta delicadeza y que se sienta tanto como una injusticia. Tal vez ésta sea pequeña, pero también el niño lo es, así como su mundo, y el caballo de cartón que posee le parece tan alto como a un hombre un caballo de caza irlandés. En cuanto a mí, desde los primeros días de mi infancia, siempre tuve que luchar con la injusticia. Desde que fui capaz de hablar me di cuenta de que mi hermana, con su conducta caprichosa y violenta, era injusta conmigo. Estaba profundamente convencido de que el hecho de haberme criado «a mano» no le daba derecho a tratarme mal. Y a través de todos mis castigos, de mis vergüenzas, de mis ayunos y de mis vigilias, así como otros castigos, estuve persuadido de ello. Y por no haber tenido nadie con quien desahogar mis penas y por haberme visto obligado a vivir solo y sin protección de nadie, era moralmente tímido y muy sensible. ...
En la línea 655
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — ¿No estás enojado conmigo, Joe? ...
En la línea 103
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Joven ‑continuó mientras volvía a erguirse‑, creo leer en su semblante la expresión de un dolor. Apenas le he visto entrar, he tenido esta impresión. Por eso le he dirigido la palabra. Si le cuento la historia de mi vida no es para divertir a estos ociosos, que, además, ya la conocen, sino porque deseo que me escuche un hombre instruido. Sepa usted, pues, que mi esposa se educó en un pensionado aristocrático provincial, y que el día en que salió bailó la danza del chal ante el gobernador de la provincia y otras altas personalidades. Fue premiada con una medalla de oro y un diploma. La medalla… se vendió hace tiempo. En cuanto al diploma, mi esposa lo tiene guardado en su baúl. Últimamente se lo enseñaba a nuestra patrona. Aunque estaba a matar con esta mujer, lo hacía porque experimentaba la necesidad de vanagloriarse ante alguien de sus éxitos pasados y de evocar sus tiempos felices. Yo no se lo censuro, pues lo único que tiene son estos recuerdos: todo lo demás se ha desvanecido… Sí, es una dama enérgica, orgullosa, intratable. Se friega ella misma el suelo y come pan negro, pero no toleraría de nadie la menor falta de respeto. Aquí tiene usted explicado por qué no consintió las groserías de Lebeziatnikof; y cuando éste, para vengarse, le pegó ella tuvo que guardar cama, no a causa de los golpes recibidos, sino por razones de orden sentimental. Cuando me casé con ella, era viuda y tenía tres hijos de corta edad. Su primer matrimonio había sido de amor. El marido era un oficial de infantería con el que huyó de la casa paterna. Catalina adoraba a su marido, pero él se entregó al juego, tuvo asuntos con la justicia y murió. En los últimos tiempos, él le pegaba. Ella no se lo perdonó, lo sé positivamente; sin embargo, incluso ahora llora cuando lo recuerda, y establece entre él y yo comparaciones nada halagadoras para mi amor propio; pero yo la dejo, porque así ella se imagina, al menos, que ha sido algún día feliz. Después de la muerte de su marido, quedó sola con sus tres hijitos en una región lejana y salvaje, donde yo me encontraba entonces. Vivía en una miseria tan espantosa, que yo, que he visto los cuadros más tristes, no me siento capaz de describirla. Todos sus parientes la habían abandonado. Era orgullosa, demasiado orgullosa. Fue entonces, señor, entonces, como ya le he dicho, cuando yo, viudo también y con una hija de catorce años, le ofrecí mi mano, pues no podía verla sufrir de aquel modo. El hecho de que siendo una mujer instruida y de una familia excelente aceptara casarse conmigo, le permitirá comprender a qué extremo llegaba su miseria. Aceptó llorando, sollozando, retorciéndose las manos; pero aceptó. Y es que no tenía adónde ir. ¿Se da usted cuenta, señor, se da usted cuenta exacta de lo que significa no tener dónde ir? No, usted no lo puede comprender todavía… Durante un año entero cumplí con mi deber honestamente, santamente, sin probar eso ‑y señalaba con el dedo la media botella que tenía delante‑, pues yo soy un hombre de sentimientos. Pero no conseguí atraérmela. Entre tanto, quedé cesante, no por culpa mía, sino a causa de ciertos cambios burocráticos. Entonces me entregué a la bebida… Ya hace año y medio que, tras mil sinsabores y peregrinaciones continuas, nos instalamos en esta capital magnífica, embellecida por incontables monumentos. Aquí encontré un empleo, pero pronto lo perdí. ¿Comprende, señor? Esta vez fui yo el culpable: ya me dominaba el vicio de la bebida. Ahora vivimos en un rincón que nos tiene alquilado Amalia Ivanovna Lipevechsel. Pero ¿cómo vivimos, cómo pagamos el alquiler? Eso lo ignoro. En la casa hay otros muchos inquilinos: aquello es un verdadero infierno. Entre tanto, la hija que tuve de mi primera mujer ha crecido. En cuanto a lo que su madrastra la ha hecho sufrir, prefiero pasarlo por alto. Pues Catalina Ivanovna, a pesar de sus sentimientos magnánimos, es una mujer irascible e incapaz de contener sus impulsos… Sí, así es. Pero ¿a qué mencionar estas cosas? Ya comprenderá usted que Sonia no ha recibido una educación esmerada. Hace muchos años intenté enseñarle geografía e historia universal, pero como yo no estaba muy fuerte en estas materias y, además, no teníamos buenos libros, pues los libros que hubiéramos podido tener… , pues… , ¡bueno, ya no los teníamos!, se acabaron las lecciones. Nos quedamos en Ciro, rey de los persas. Después leyó algunas novelas, y últimamente Lebeziatnikof le prestó La Fisiología, de Lewis. Conoce usted esta obra, ¿verdad? A ella le pareció muy interesante, e incluso nos leyó algunos pasajes en voz alta. A esto se reduce su cultura intelectual. Ahora, señor, me dirijo a usted, por mi propia iniciativa, para hacerle una pregunta de orden privado. Una muchacha pobre pero honesta, ¿puede ganarse bien la vida con un trabajo honesto? No ganará ni quince kopeks al día, señor mío, y eso trabajando hasta la extenuación, si es honesta y no posee ningún talento. Hay más: el consejero de Estado Klopstock Iván Ivanovitch… , ¿ha oído usted hablar de él… ?, no solamente no ha pagado a Sonia media docena de camisas de Holanda que le encargó, sino que la despidió ferozmente con el pretexto de que le había tomado mal las medidas y el cuello le quedaba torcido. ...
En la línea 132
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑¿Compadecerme? ¿Por qué me han de compadecer? ‑bramó de pronto Marmeladof, levantándose, abriendo los brazos con un gesto de exaltación, como si sólo esperase este momento‑. ¿Por qué me han de compadecer?, me preguntas. Tienes razón: no merezco que nadie me compadezca; lo que merezco es que me crucifiquen. ¡Sí, la cruz, no la compasión… ! ¡Crucifícame, juez! ¡Hazlo y, al crucificarme, ten piedad del crucificado! Yo mismo me encaminaré al suplicio, pues tengo sed de dolor y de lágrimas, no de alegría. ¿Crees acaso, comerciante, que la media botella me ha proporcionado algún placer? Sólo dolor, dolor y lágrimas he buscado en el fondo de este frasco… Sí, dolor y lágrimas… Y los he encontrado, y los he saboreado. Pero nosotros no podemos recibir la piedad sino de Aquel que ha sido piadoso con todos los hombres; de Aquel que todo lo comprende, del único, de nuestro único Juez. Él vendrá el día del Juicio y preguntará: «¿Dónde está esa joven que se ha sacrificado por una madrastra tísica y cruel y por unos niños que no son sus hermanos? ¿Dónde está esa joven que ha tenido piedad de su padre y no ha vuelto la cara con horror ante ese bebedor despreciable?» Y dirá a Sonia: «Ven. Yo te perdoné… , te perdoné… , y ahora te redimo de todos tus pecados, porque tú has amado mucho.» Sí, Él perdonará a mi Sonia, Él la perdonará, yo sé que Él la perdonará. Lo he sentido en mi corazón hace unas horas, cuando estaba en su casa… Todos seremos juzgados por Él, los buenos y los malos. Y nosotros oiremos también su verbo. Él nos dirá: «Acercaos, acercaos también vosotros, los bebedores; acercaos, débiles y desvergonzadas criaturas.» Y todos avanzaremos sin temor y nos detendremos ante Él. Y Él dirá: «¡Sois unos cerdos, lleváis el sello de la bestia y como bestias sois, pero venid conmigo también!» Entonces, los inteligentes y los austeros se volverán hacia Él y exclamarán: «Señor, ¿por qué recibes a éstos?» Y Él responderá: «Los recibo, ¡oh sabios!, los recibo, ¡oh personas sensatas!, porque ninguno de ellos se ha considerado jamás digno de este favor.» Y Él nos tenderá sus divinos brazos y nosotros nos arrojaremos en ellos, deshechos en lágrimas… , y lo comprenderemos todo, entonces lo comprenderemos todo… , y entonces todos comprenderán… También comprenderá Catalina Ivanovna… ¡Señor, venga a nos el reino! ...
En la línea 208
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... »Pero ahora, gracias a Dios, creo que te podré mandar algo. Por otra parte, en estos momentos no podemos quejarnos de nuestra suerte, por el motivo que me apresuro a participarte. Ante todo, querido Rodia, tú no sabes que hace ya seis semanas que tu hermana vive conmigo y que ya no tendremos que volver a separarnos. Gracias a Dios, han terminado sus sufrimientos. Pero vayamos por orden: así sabrás todo lo ocurrido, todo lo que hasta ahora te hemos ocultado. ...
En la línea 319
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... «No hace mucho ‑pensó‑ me propuse, en efecto, ir a pedir a Rasumikhine que me proporcionara trabajo (lecciones a otra cosa cualquiera); pero ahora ¿qué puede hacer por mí? Admitamos que me encuentre algunas lecciones e incluso que se reparta conmigo sus últimos kopeks, si tiene alguno, de modo que yo no pueda comprarme unas botas y adecentar mi traje, pues no voy a presentarme así a dar lecciones. Pero ¿qué haré después con unos cuantos kopeks? ¿Es esto acaso lo que yo necesito ahora? ¡Es sencillamente ridículo que vaya a casa de Rasumikhine!» ...
En la línea 91
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Ya lo sabía yo. De un modo o de otro la crisis debía resolverse. Ella lo comprende perfectamente y la idea que tiene de que se me escapa, de que no puedo realizar mis caprichos, le causa, estoy seguro de no equivocarme, una satisfacción extraordinaria. ¿Podría, sino fuese así, tan prudente y avispada como es, mostrarse tan familiar, tan franca conmigo? ...
En la línea 132
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Afirmé, con gran seriedad, que así lo creía. En lo que se refiere a mi seguridad de ganar a toda costa, siempre admití que ello sería ridículo. “Deseaba que me dejaran tranquilo. “ Paulina Alexandrovna insistió en repartir conmigo la ganancia de la jornada y me entregó ochenta federicos, es decir, ochocientos florines, proponiéndome continuar jugando con esta condición. ...
En la línea 134
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —Y sin embargo, por estúpido que esto parezca, yo no tengo otra esperanza que la ruleta —dijo ella, pensativa—. Por esta causa debe usted continuar jugando conmigo, a medias… y estoy segura de que lo hará. ...
En la línea 138
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Su modo anterior de conducirse conmigo no había cambiado. ...
En la línea 934
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... - Diréis que podría presentar mi dimisión, pero eso no basta. Dimitir es un acto honorable. Yo he faltado, merezco un castigo y debo ser destituido. -Después de una pausa, agregó-: Señor alcalde, el otro día fuisteis muy severo conmigo injustamente; sedlo hoy con justicia. ...
En la línea 987
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... - Señor alcalde, no puedo aceptar. He sido siempre severo en mi vida con los demás. Ahora es justo que lo sea conmigo mismo. Señor alcalde, no quiero que me tratéis con bondad, vuestra bondad me ha producido demasiada rabia cuando la ejercitáis con otros, no la quiero para mí. La bondad que le da la razón a una prostituta contra un ciudadano, a un policía contra un alcalde, al que está abajo contra el que está arriba, es lo que yo llamo una mala bondad. Con ella se desorganiza la sociedad. Señor alcalde, yo debo tratarme tal como trataría a otro cualquiera. Cometí una falta, mala suerte, quedo despedido, expulsado. Tengo buenos brazos, trabajaré la tierra, no me importa. Por el bien del servicio, señor alcalde, os pido la destitución del inspector Javert. ...
En la línea 1130
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... - ¡Vos sois muy malo, señor! Eso es lo que quería decir y no sabía cómo. Yo no he robado nada, soy un hombre que no come todos los días. Venía de Ailly, iba por el camino después de una tempestad que había asolado el campo. Al lado del camino encontré una rama con manzanas en el suelo, y la recogí sin saber que me traería un castigo: Hace tres meses que estoy preso y que me interrogan. No sé qué decir; se habla contra mí; se me dice ¡responde! El gendarme, que es un buen muchacho, me da con el codo y me dice por lo bajo: contesta. Yo no sé explicarme; no he hecho estudios; soy un pobre. No he robado; recogí cosas del suelo. Habláis de Jean Valjean, de Jean Mathieu, yo no los conozco; serán aldeanos. Yo trabajé con el señor Baloup. Me llamo Champmathieu. Sois muy listos al decirme donde he nacido, pues yo lo ignoro; porque no todos tienen una casa para venir al mundo, eso sería muy cómodo. Creo que mi padre y mi madre andaban por los caminos y no sé nada más. Cuando era niño me llamaban Pequeño, ahora me llama Viejo. Estos son mis nombres de bautismo. Tomadlo como queráis, que he estado en Auvernia, que he en Faverolles, ¡qué sé yo! ¿Es imposible estado en Auvernia y en Faverolles sin haber estado antes en presidio? Os digo que no he robado y que soy el viejo Champmathieu, y que he vivido en casa del señor Baloup. Me estáis aburriendo con vuestras tonterías. ¿Por qué estáis tan enojados conmigo? ...
En la línea 468
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -¿Por qué no se viene usted conmigo a elegirlas? ...
En la línea 660
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -Pero ¿por qué no almuerza usted aquí, conmigo? ...
En la línea 706
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -Lo siento por usted; por usted, señora; ahora soy yo su escolta… Lo mejor es que se venga usted conmigo; aquí tengo a mi hermana, a mi hermana, y las pondré a ustedes juntas… No está… No está bien una señora así, sola en una fonda… ...
En la línea 1153
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -Pero… pero te vi… -continuó Artegui-. Te vi por casualidad, y por azar también, y sin que de mí dependiese, estuve a tu lado algún tiempo, respiré tu aliento, y sin querer… sin querer… comprendí que… No quise confesarme a mí mismo tu victoria, ni la conocí hasta que te dejé en ajenos brazos… ¡Oh! ¡Cómo maldije mi necedad en no haberte llevado conmigo entonces! Cuando recibí tu carta de pésame, estuve a dos dedos de ir a buscarte… ...
En la línea 1519
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... -Olvidáis que es conmigo con quien debéis entenderos, porque no sólo me habéis injuriado, sino golpeado. ...

la Ortografía es divertida
Errores Ortográficos típicos con la palabra Conmigo
Cómo se escribe conmigo o sonmigo?
Cómo se escribe conmigo o conmijo?
Más información sobre la palabra Conmigo en internet
Conmigo en la RAE.
Conmigo en Word Reference.
Conmigo en la wikipedia.
Sinonimos de Conmigo.
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