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La palabra sonflisto
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Comó se escribe sonflisto o conflicto?

Cual es errónea Conflicto o Sonflisto?

La palabra correcta es Conflicto. Sin Embargo Sonflisto se trata de un error ortográfico.

El Error ortográfico detectado en el termino sonflisto es que hay un Intercambio de las letras c;s con respecto la palabra correcta la palabra conflicto

Errores Ortográficos típicos con la palabra Conflicto

Cómo se escribe conflicto o sonflisto?

Algunas Frases de libros en las que aparece conflicto

La palabra conflicto puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 1244
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Para Luis, la cuestión era sencillísima. Un poco de caridad; y después religión, mucha religión, y palo al que se desmandase. Con esto se acababa el llamado conflicto social y quedaba todo como una balsa de aceite. ¿Cómo podían quejarse los trabajadores, allí donde existían hombres como su primo y muchos de los presentes (aquí sonrisas agradecidas del auditorio y movimientos de aprobación), que eran caritativos hasta el exceso y no podían presenciar una desgracia sin echar mano al bolsillo y regalar un duro, y hasta dos?... ...

En la línea 1260
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... El conflicto de Jerez lo arreglaba en venticuatro horas. Que le diesen la autoridad y se vería lo que ero bueno. Los ejecuciones a raíz de lo de _La Mano Negra_, habían dado algún resultado. La gentuza se acobardó ante los cadalsos erigidos en la plaza de la Cárcel. Pero esto no era bastante. Convenía una sangría suelta para quitar fuerzas a la bestia rebelde. De mandar él, ya estarían en presidio los mangoneadores de todas las sociedades obreras del campo que traían revuelta a la ciudad. ...

En la línea 1398
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... VIII A principios de Enero, la huelga de los trabajadores se había extendido por todo el campo de Jerez. Los gañanes de los cortijos hacían causa común con los viñadores. Los dueños de los campos, como en los meses de invierno no eran importantes los trabajos agrícolas, sobrellevaban sin impaciencia el conflicto. ...

En la línea 716
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Además, el conflicto duraría poco; ya empezaba a usarse el nombre de Presidente y pronto habría nombre distinto para cada cual. ...

En la línea 6044
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Gran conflicto habían creado al Gobierno, en opinión de todos los del corro, el alcalde presidente del Ayuntamiento y la viuda del marqués de Corujedo exigiendo el mismo estanquillo, el importante estanquillo del Espolón para sus respectivos recomendados. ...

En la línea 11461
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... De Pas ya no era el mismo que sentía remordimientos románticos aquella noche de luna al ver a don Santos arrastrar su degradación y su miseria por el arroyo; ahora no era más que un egoísta, no vivía más que para su pasión; lo que podría turbarle en el deliquio sin nombre que gozaba en presencia de Ana, eso aborrecía; lo que pudiera traer una solución al terrible conflicto, cada vez más terrible, de los sentidos enfrenados y de la eternidad pura de su pasión, eso amaba. ...

En la línea 1129
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... - Ya está acabado el traje, gentleman -decía Flimnap-. Hay que ponérselo inmediatamente, y con eso quedará terminado el conflicto con todo ese pueblo que no le conoce bien. Los empleados del gobierno quieren que salga usted de la Galería. Le será mas fácil vestirse al aire libre, y los sastres podrán apreciar mejor su obra. ...

En la línea 1990
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... El recuerdo de su difunto, que siempre se avivaba en la mente de doña Lupe cuando se veía en algún conflicto, la enterneció. En todas sus aflicciones se consolaba con la dulce memoria de su felicidad matrimonial, pues Jáuregui había sido el mejor de los hombres y el número uno de los maridos. «¡Ay, mi Jáuregui!» exclamaba echando toda el alma en un suspiro. ...

En la línea 2295
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Doña Lupe que tal vio y oyó, no pudo decir nada, por estar el otro clérigo delante; pero tenía la sangre requemada. Su orgullo no le permitía desprestigiar la casa, poniéndoles un artesón de bazofia para que se hartaran; y afrontando despechada el conflicto, decía para su sayo cosas que habrían hecho saltar a toda la curia eclesiástica. «No sé lo que se figura este heliogábalo… cree que mi casa es la posada del Peine. Después que él me come un codo, trae a su compinche para que me coma el otro. Y por las trazas, debe tener buen diente y un estómago como las galerías del Depósito de aguas… ¡Ay, Dios mío!, ¡qué egoístas son estos curas… ! Lo que yo debía hacer era ponerle la cuentecita, y entonces… ¡ah!, entonces sí que no se volvía a descolgar con invitados, porque es Alejandro en puño y no le gusta ser rumboso sino con dinero ajeno». ...

En la línea 2298
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Y mientras se sentaban, miró con terror al amigo de su sobrino, que era lo mismo que un buey puesto en dos pies, y pensaba que si el apetito correspondía al volumen, todo lo que en la mesa había no bastara para llenar aquel inmenso estómago. Felizmente, Maxi estaba tan sin gana, que apenas probó bocado; doña Lupe se declaró también inapetente, y de este modo se fue resolviendo el problema y no hubo conflicto que lamentar. El padre Pintado, a pesar de ser tan proceroso, no era hombre de mucho comer y amenizó la reunión contando otra vez… las oposiciones de Sigüenza. Doña Lupe, por cortesía, afirmaba que era una barbaridad que no le hubieran dado a él la lectoral. ...

En la línea 4440
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Aquella noche hizo Maxi mil extravagancias, y a la mañana siguiente se puso tan encalabrinado y vidrioso, que no se le podía aguantar. «Hay que tener mucha paciencia—dijo doña Lupe a Fortunata—. ¿Sabes lo que te aconsejo? Que no le lleves la contraria en nada. Hay que decirle a todo que sí, sin perjuicio de hacer lo que se deba. El pobrecito está mal. Me ha dicho esta mañana Ballester que tiene algo de reblandecimiento cerebral. Dios nos tenga de su mano». Sentía Fortunata vivos deseos de salir a la calle, y no sabía qué pretexto inventar para procurarse escapatorias. Ofrecíase a hacer compras de que doña Lupe tenía necesidad, e inventaba menesteres que motivaran una salidita. La taimada viuda de Jáuregui comprendió que una sujeción absoluta sería perjudicial, y empezó a darle libertad. Un día le leyó la cartilla en estos términos: «Puedes salir; no eres una chiquilla y ya sabes lo que haces. Yo creo que no nos darás ningún disgusto, y que has de mirar por el decoro de la familia lo mismo que miro yo. La dignidad, hija, la dignidad es lo primero». Pero doña Lupe empezaba a hacérsele horriblemente antipática, y por nada del mundo le habría hecho una confidencia. Hablando con verdad, lo que más disgustada tenía a doña Lupe era, no que Fortunata saliese, sino que no le comunicase nada de lo que pensaba o sentía. El pensar que tal vez estaría a la sazón la señora de Rubín jugando una gran trastada al decoro de la familia, la mortificaba, sí, pero no tanto como el ver que no la consultaba ni le pedía consejo sobre aquello desconocido y oscuro que sin duda le ocurría. «El tapujito es lo que me revienta. Como yo lo descubra va a ser sonada. En hora maldita entró aquí esta loquinaria. No, yo nunca la tragué, el Señor es testigo… siempre me dio la cara. El ganso de Nicolás fue quien lo echó a perder tomándolo por lo religioso… Si al menos se llegara a mí y me dijera: «tía, yo me veo en este conflicto, yo he faltado o voy a faltar, o puede que falte si no me atajan… ». Demasiado sabe ella que con este mundo que yo tengo y con lo bien que discurro, gracias a Dios, le abriría camino para poner a salvo el honor de la familia. Pero no… la muy bestia se empeña en gobernarse sola, ¿y qué hará?… Alguna barbaridad, pero gorda. Si no, allá lo veremos». ...


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Te vas a reir con las pifia que hemos hemos encontrado cambiando las letras c;s

Reglas relacionadas con los errores de c;s

Las Reglas Ortográficas de la S

Se escribe s al final de las palabras llanas.
Ejemplos: telas, andamos, penas
Excepciones: alférez, cáliz, lápiz

Se escriben con s los vocablos compuestos y derivados de otros que también se escriben con esta letra.
Ejemplos: pesar / pesado, sensible / insensibilidad

Se escribe con s las terminaciones -esa, -isa que signifiquen dignidades u oficios de mujeres.
Ejemplos: princesa, poetisa

Se escriben con s los adjetivos que terminan en -aso, -eso, -oso, -uso.
Ejemplos: escaso, travieso, perezoso, difuso

Se escribe con s las terminaciones -ísimo, -ísima.
Ejemplos: altísimo, grandísima

Se escribe con s la terminación -sión cuando corresponde a una palabra que lleva esa letra, o cuando otra palabra derivada lleva -sor, -sivo, -sible,-eso.
Ejemplos: compresor, compresión, expreso, expresivo, expresión.

Se escribe s en la terminación de algunos adjetivos gentilicios singulares.
Ejemplos: inglés, portugués, francés, danés, irlandés.

Se escriben s con las sílabas iniciales des-, dis-.
Ejemplos: desinterés, discriminación.

Se escribe s en las terminaciones -esto, -esta.
Ejemplos: detesto, orquesta.


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Más información sobre la palabra Conflicto en internet

Conflicto en la RAE.
Conflicto en Word Reference.
Conflicto en la wikipedia.
Sinonimos de Conflicto.

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