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La palabra tertulias
Cómo se escribe

la palabra tertulias

La palabra Tertulias ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Bodega de Vicente Blasco Ibañez
La Biblia en España de Tomás Borrow y Manuel Azaña
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
El paraíso de las mujeres de Vicente Blasco Ibáñez
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece tertulias.

Estadisticas de la palabra tertulias

Tertulias es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 13908 según la RAE.

Tertulias aparece de media 5.03 veces en cada libro en castellano.

Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la tertulias en las obras de referencia de la RAE contandose 764 apariciones .

Más información sobre la palabra Tertulias en internet

Tertulias en la RAE.
Tertulias en Word Reference.
Tertulias en la wikipedia.
Sinonimos de Tertulias.


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El Español es una gran familia

Algunas Frases de libros en las que aparece tertulias

La palabra tertulias puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 1242
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... En el _Círculo Caballista_ rehuía las tertulias de la gente joven, que sólo le recordaban sus pasadas locuras para aplaudirlas, proponiéndole otras mayores. Buscaba la conversación de los «padres graves», de los grandes cosecheros y ricos agricultores, que comenzaban a oírle con cierta atención, reconociendo que aquel _perdis_ tenía una buena cabecita. ...

En la línea 1406
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... --Pasan ya de cuarenta los que están a la sombra--decían los mejor informados en las tertulias. ...

En la línea 6295
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... A los andaluces, en general, los tienen en muy baja estimación los demás españoles, y aun los de mejor posición tropiezan con dificultades para ser admitidos en las tertulias respetables de Madrid, donde si logran entrar, son invariablemente ridiculizados por los gestos y ademanes absurdos en que se complacen, por su inclinación a la jactancia, sus exageraciones, su curioso acento y la manera incorrecta de pronunciar el castellano. ...

En la línea 1748
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Asistían a todas las novenas, a todos los sermones, a todas las cofradías, y a todas las tertulias de buen tono. ...

En la línea 1922
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... En las tertulias, en los bailes, en las excursiones campestres no le faltarían a la sobrina adoradores; los muchachos de la aristocracia eran casi todos libertinos más o menos disimulados; les atraería la hermosura de Ana, pero no se casarían con ella. ...

En la línea 5585
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Esto cundió por las tertulias, corrillos y paseos, y cuantos pretendían pasar plaza de personas instruidas, lamentaron que no hubiera más fondo en los sermones del prelado, que no se preparase y que se prodigara tanto. ...

En la línea 6705
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Hubo más; aunque tradicionalmente el Espolón venía siendo patrimonio de sacerdotes, magistrados melancólicos y familias de luto, como algunas señoras notasen que el Paseo de los curas era más caliente que todos los demás, comenzaron en tertulias y cofradías a tratar la cuestión de si debía trasladarse el paseo de invierno al Espolón. ...

En la línea 863
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... La capital casi quedaba desierta después de mediodía. Únicamente las personas de distinción continuaban en sus casas o se reunían en aristocráticas tertulias, para no mezclarse con la gente popular. El resto del vecindario acudía a la peregrinación patriótica, y hasta los hombres se agregaban a la fiesta, sin acordarse de que la inventora de los rayos negros había sido su peor enemigo. ...

En la línea 113
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... A las diez de la mañana concluía Estupiñá invariablemente lo que podríamos llamar su jornada religiosa. Pasada aquella hora, desaparecía de su rostro rossiniano la seriedad tétrica que en la iglesia tenía, y volvía a ser el hombre afable, locuaz y ameno de las tertulias de tienda. Almorzaba en casa de Santa Cruz o de Villuendas o de Arnaiz, y si Barbarita no tenía nada que mandarle, emprendía su tarea para defender el garbanzo, pues siempre hacía el papel de que trabajaba como un negro. Su afectada ocupación en tal época era el corretaje de dependientes, y fingía que los colocaba mediante un estipendio. Algo hacía en verdad, mas era en gran parte pura farsa; y cuando le preguntaban si iban bien los negocios, respondía en el tono de comerciante ladino que no quiere dejar clarear sus pingües ganancias: «Hombre, nos vamos defendiendo; no hay queja… Este mes he colocado lo menos treinta chicos… como no hayan sido cuarenta… ». ...

En la línea 3060
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... En las tertulias de los cafés hay siempre dos categorías de individuos, una es la de los que ponen la broza en la conversación, llevando noticias absurdas o diciendo bromas groseras sobre personas y cosas; otra es la de los que dan la última palabra sobre lo que se debate, soltando un juicio doctoral y reduciendo a su verdadero valor las bromas y los dicharachos. Donde quiera que hay hombres, hay autoridad, y estas autoridades de café, definiendo a veces, a veces profetizando y siempre influyendo, por la sensatez aparente de sus juicios, sobre la vulgar multitud, constituyen una especie de opinión, que suele traslucirse a la prensa, allí donde no existe otra de mejor ley. ...

En la línea 3061
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Bueno. Los que ejercen autoridad en los círculos o tertulias de café suelen sentarse en el diván, esto es, de espaldas a la pared, como si presidieran o constituyesen tribunal. Juan Pablo y Feijoo pertenecían a esta categoría; pero el segundo no se sentaba nunca en el diván, porque le daba calor la pana, sino en una de las sillas de fuera, tomando café en un ángulo de la mesa y volviendo la espalda a los individuos de la mesa inmediata. ...

En la línea 3076
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... ¿De qué hablaban aquellos hombres durante tantas y tantas horas? El español es el ser más charlatán que existe sobre la tierra, y cuando no tiene asunto de conversación, habla de sí mismo; dicho se está que ha de hablar mal. En nuestros cafés se habla de cuanto cae bajo la ley de la palabra humana desde el gran día de Babel, en que Dios hizo las opiniones. Óyense en tales sitios vulgaridades groseras, y también conceptos ingeniosos, discretos y oportunos. Porque no sólo van al café los perdidos y maldicientes; también van personas ilustradas y de buena conducta. Hay tertulias de militares, de ingenieros; las de empleados y estudiantes son las que más abundan, y los provincianos forasteros llenan los huecos que aquellos dejan. En un café se oyen las cosas más necias y también las más sublimes. Hay quien ha aprendido todo lo que sabe de filosofía en la mesa de un café, de lo que se deduce que hay quien en la misma mesa pone cátedra amena de los sistemas filosóficos. Hay notabilidades de la tribuna o de la prensa, que han aprendido en los cafés todo lo que saben. Hombres de poderosa asimilación ostentan cierto caudal de conocimientos, sin haber abierto un libro, y es que se han apropiado ideas vertidas en esos círculos nocturnos por los estudiosos que se permiten una hora de esparcimiento en tertulias tan amenas y fraternales. También van sabios a los cafés; también se oyen allí observaciones elocuentes y llenas de sustancia, exposiciones sintéticas de profundas doctrinas. No es todo frivolidad, anécdotas callejeras y mentiras. El café es como una gran feria en la cual se cambian infinitos productos del pensamiento humano. Claro que dominan las baratijas; pero entre ellas corren, a veces sin que se las vea, joyas de inestimable precio. ...

Errores Ortográficos típicos con la palabra Tertulias

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