Cual es errónea Castigar o Castigarr?
La palabra correcta es Castigar. Sin Embargo Castigarr se trata de un error ortográfico.
La falta ortográfica detectada en la palabra castigarr es que se ha eliminado o se ha añadido la letra r a la palabra castigar
Más información sobre la palabra Castigar en internet
Castigar en la RAE.
Castigar en Word Reference.
Castigar en la wikipedia.
Sinonimos de Castigar.
Errores Ortográficos típicos con la palabra Castigar
Cómo se escribe castigar o castigarr?
Cómo se escribe castigar o caztigar?
Cómo se escribe castigar o sastigar?
Cómo se escribe castigar o castijar?

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Las Reglas Ortográficas de la R y la RR
Entre vocales, se escribe r cuando su sonido es suave, y rr, cuando es fuerte aunque sea una palabra derivada o compuesta que en su forma simple lleve r inicial. Por ejemplo: ligeras, horrores, antirreglamentario.
En castellano no es posible usar más de dos r
Mira que burrada ortográfica hemos encontrado con la letra r
Algunas Frases de libros en las que aparece castigar
La palabra castigar puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 2143
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Mucho le dolía el golpe, andaba apoyado en sus amigos, con la cabeza entrapajada, hecho un eccehomo, según afirmaban las indignadas comadres; pero hacía esfuerzos para sonreír, y a cada excitación de venganza contestaba con un gesto arrogante, afirmando que corría de su cuenta el castigar al enemigo. ...
En la línea 174
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -Es ese insolente muchachito el que castiga a los otros -excla mó-, y espero que esta vez aquel a quien debe castigar no escapará como la primera. ...
En la línea 978
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... La agitación llegaba a su colmo entre los mosqueteros y sus alia dos, y se deliberaba ya si, para castigar la insolencia que habían tenido los criados del señor de La Trémouille de hacer una salida contra los mosqueteros del rey, no se prendería fuego a su palacio. ...
En la línea 9002
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -Hablad con el señor, señora -dijo Felton-; afortunadamente no estoy encargado ni de perdonar ni de castigar; y es alguien más alto que yo a quien Dios ha confiado esaresponsabilidad. ...
En la línea 10948
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -Así -dijo con una voz cuya dulzura contrastaba con la severi dad de sus palabras-, así que os habéis constituido en jueces, sin pensar que quienes no tienen la misión de castigar y castigan son asesinos. ...
En la línea 2413
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... La Iglesia tiene, o al menos tenía, el poder de castigar por algo, fuese real o irreal, _Don Jorge_; y como era necesario castigar para demostrar que tenía el poder de hacerlo, ¿qué importaba si el castigo se imponía por brujería o por otro delito? —¿Ocurrieron en su tiempo de usted muchos casos de brujería? —Uno o dos, _Don Jorge_; eran poco frecuentes. ...
En la línea 2418
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... —¿Les daba a ustedes mucho que hacer el judaísmo en estas partes? —¡Oh! Lo que más trabajo daba a la Santa Casa era, en efecto, el judaísmo; sus brotes y ramificaciones son numerosos, no sólo por aquí, sino en toda España; lo más singular es que hasta en el clero descubríamos continuamente casos de judaísmo de ambas especies que, por obligación, teníamos que castigar. ...
En la línea 3906
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Ya entonces había yo reflexionado que con volver a Padrón sólo conseguiría gastar tiempo, y que el intento de hacer castigar al individuo aquel no me reportaría ventaja alguna; además, como me parecía un tunante en toda la extensión de la palabra, tan buena era la compañía de cualquier otra persona como la suya. ...
En la línea 6049
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Victoriano fué puesto en libertad, y los libros, retenidos bajo secuestro en Guadalajara; el gobernador declaró, no obstante, que si bien su deber era retenerlos por el momento, me los enviarían en cuanto yo quisiese reclamarlos; añadió que haría lo posible para castigar severamente a las autoridades de Fuente la Higuera, porque en todo aquel caso habían procedido en forma tiránica y cruelísima, excediéndose de sus atribuciones. ...
En la línea 952
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Acabó en esto de encender el candil el cuadrillero, y entró a ver el que pensaba que era muerto; y, así como le vio entrar Sancho, viéndole venir en camisa y con su paño de cabeza y candil en la mano, y con una muy mala cara, preguntó a su amo: -Señor, ¿si será éste, a dicha, el moro encantado, que nos vuelve a castigar, si se dejó algo en el tintero? -No puede ser el moro -respondió don Quijote-, porque los encantados no se dejan ver de nadie. ...
En la línea 981
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Si os las puedo pagar en haceros vengado de algún soberbio que os haya fecho algún agravio, sabed que mi oficio no es otro sino valer a los que poco pueden, y vengar a los que reciben tuertos, y castigar alevosías. ...
En la línea 1439
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Allá se lo haya cada uno con su pecado; Dios hay en el cielo, que no se descuida de castigar al malo ni de premiar al bueno, y no es bien que los hombres honrados sean verdugos de los otros hombres, no yéndoles nada en ello. ...
En la línea 2560
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Y lo que me fatiga es que no la puedo castigar ni reñir: que el ser ella secretario de nuestros tratos me ha puesto un freno en la boca para callar los suyos, y temo que de aquí ha de nacer algún mal suceso. ...
En la línea 3168
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Cuando este quería castigar a alguno de los suyos, le ponía enfrente de un candidato reaccionario a quien había que dejar el triunfo. ...
En la línea 15381
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Pero entonces había que decírselo todo al Provisor, porque en saliendo de aquella casa ya no podía ser espía, ni ayudar al que la pagaba a abrir los ojos de aquel estúpido de don Víctor, que, como era natural, querría vengarse, castigar a los culpables; que sería lo que necesitaba el canónigo, puesto que él no podía con sus manteos al hombro ir a desafiar a don Álvaro. ...
En la línea 15532
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Aquella ternura facilitó el tratado; cediendo cada cual un poco de su tesón, se fueron acercando al infame convenio, a la intriga asquerosa y vil; al principio fingiendo pulcritud, invocando santos intereses, después olvidando estas fórmulas; y por fin el Magistral ofreció a la moza asegurar su suerte, colmar su ambición, y ella poner ante los ojos de Quintanar su vergüenza de modo tan evidente, tan palpable que aquel señor, si corría sangre de hombre por su cuerpo, tuviese que castigar a los traidores como tenían bien merecido. ...
En la línea 15681
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Y él sentía su deshonra como la siente un padre, quería castigar, quería vengarse, pero matar era mucho. ...
En la línea 1240
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Claudio se explicaba tal cambio de conducta en un hombre sanguíneo, arrebatado en sus pasiones. Después de sus ruidosas y terribles agresividades, caía en una pereza de sentimientos que le impulsaba a la mansedumbre y la tolerancia. Se decía, tal vez, que resulta más doloroso y cuesta mayores esfuerzos castigar a los enemigos que perdonarlos. ...
En la línea 1392
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Su padre, antiguo déspota de Milán, exasperaba de tal modo al pueblo, que éste lo mató, haciendo pedazos su cadáver. La mayor parte de sus parientes, todos ellos tiranos, parecían víctimas de motivadas venganzas. Mujer de cuerpo grande y vigoroso, teñida de rubio, como era la moda entonces, violenta en sus amores y en su sistema de gobernar, se había casado muy joven con un Riario, sobrino de Sixto IV y primo de Juliano de la Rovere. Dicho Riario cometía tales atrocidades, que los habitantes de Forli lo mataron, arrojando su cadáver desde lo alto de la fortaleza. En vez de corregir tal castigo popular el carácter de Catalina, lo hizo más autoritario y cruel. Tomó un amante que realizó iguales excesos, provocando una segunda revolución, en la que fue hecho pedazos, lo mismo que el esposo. Después de esto se dedicó ella sola a oprimir y castigar a su pueblo. ...
En la línea 1423
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Sancha y Lucrecia dedicábanse a su curación, y el Papa prohibía bajo pena de muerte que las gentes penetrasen con armas en la llamada Ciudad Leonina, o sea en los barrios inmediatos al Vaticano. Además, colocó centinelas ante la puerta del dormitorio del herido, a pesar de que lo velaban su mujer y su hermana a todas horas. Esta conducta de Alejandro denunció su temor de que volviera a repetirse la intentona de asesinato por parte de alguien que él no se atrevía a castigar. ...
En la línea 2968
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Abrumada por su conciencia, Fortunata no pudo contestar nada. Si doña Lupe se hubiera abalanzado a ella para pegarle, se habría dejado castigar. ...
En la línea 4617
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Tocó la niña su pieza con no poca fatiga, a ratos aporreando las teclas como si las quisiera castigar por alguna falta que habían cometido, a ratos acariciándolas para que sonaran suavemente con ayuda de pedal, arqueando el cuerpo, ya de un lado, ya de otro, y poniendo cara afligida o de mal genio, según el pasaje. Parecía que los dedos eran bocas, y que estas bocas tenían hambre atrasada por las muchas notas que se comían. En ciertas escalas difíciles algunas notas se anticipaban a sus predecesoras y otras se quedaban rezagadas; pero cuando llegaba un efecto fácil, la pianista decía «aquí que no peco», y se indemnizaba de las pifias que cometiera antes. Durante el largo martirio de las teclas, las exclamaciones de admiración no cesaban. «¡Qué dedos los de esta chica!… Me río yo de Guelbenzu… ¡Y qué talento artístico, qué expresión!» decía el gran tuno de Ballester. ...
En la línea 5202
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Anda, que los dos estáis buenos. Tal para cual. Las relaciones criminales siempre acaban así. Uno se encarga de castigar al otro, y el que castiga ya encontrará también su trancazo en alguna parte. Pues estás lucida… Tras de cornuda, aporreada, y después sacada a bailar. ...
En la línea 5423
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Comió Rubín aquella noche sosegadamente con su tía, contándole algo de lo que había visto y oído en el café, a lo que respondió la gran señora expresándole su deseo de que no fuese más a aquel establecimiento, por estar muy lejos, y porque en él siempre encontraría una sociedad inculta y ordinaria. El joven parecía conformarse con esta idea, y aseguró que no volvería más. Después fue con su tía a casa de Samaniego, y mientras duró la tertulia, permaneció apartado de ella, labrando y puliendo su idea. «Es en la casa de los escalones de piedra… Después que echó aquel brindis estúpido, Izquierdo habló de subir a gatas a casa de su hermana, y de bajar rodando por los escalones de piedra… Ya sé, pues, dónde está. Ahora, hay que proceder con sigilo y decisión. Llegó la hora de castigar. El honor me lo pide. No soy un asesino, soy un juez. Aquel desgraciado hombre lo decía: 'Estamos engranados en la máquina, y la rueda próxima es la que nos hace mover. Sus dientes empujan mis dientes, y ando'». ...
En la línea 2885
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑¡Este hombre se ha empeñado en que le rompan la cabeza! ‑exclamó Rasumikhine, levantándose de un salto y disponiéndose a castigar al insolente. ...
Palabras parecidas a castigar
La palabra andaba
La palabra imponerse
La palabra intentaba
La palabra venganza
La palabra escandalizadas
La palabra pestes
La palabra pasmosa
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