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La palabra sanuto
Cómo se escribe

Comó se escribe sanuto o canuto?

Cual es errónea Canuto o Sanuto?

La palabra correcta es Canuto. Sin Embargo Sanuto se trata de un error ortográfico.

El Error ortográfico detectado en el termino sanuto es que hay un Intercambio de las letras c;s con respecto la palabra correcta la palabra canuto

Más información sobre la palabra Canuto en internet

Canuto en la RAE.
Canuto en Word Reference.
Canuto en la wikipedia.
Sinonimos de Canuto.

Errores Ortográficos típicos con la palabra Canuto

Cómo se escribe canuto o sanuto?

Algunas Frases de libros en las que aparece canuto

La palabra canuto puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 1658
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Al entrar el año de 1874, tenía Maximiliano veinticinco y no representaba aún más de veinte. Carecía de bigote, pero no de granos que le salían en diferentes puntos de la cara. A los veintitrés años tuvo una fiebre nerviosa que puso en peligro su vida; pero cuando salió de ella parecía un poco más fuerte; ya no era su respiración tan fatigosa ni sus corizas tan tenaces, y hasta los condenados raigones de sus muelas parecían más civilizados. No usaba ya el ioduro tan a pasto ni el canuto de brea, y sólo las jaquecas persistían, como esos amigos machacones cuya visita periódica causa espanto. Juan Pablo estaba entonces en el Cuartel Real, y doña Lupe dejaba a Maximiliano en libertad, porque le creía inaccesible a los vicios por razón de su pobreza física, de su natural apático y de la timidez que era el resultado de aquellas desventajas. Y además de libertad, dábale su tía algún dinero para sus placeres de mozo, segura de que no había de gastarlo sino con mucho pulso. Inclinábase el chico a economizar, y tenía una hucha de barro en la cual iba metiendo las monedas de plata y algún centén de oro que le daban sus hermanos cuando venían a Madrid. En la ropa era muy mirado, y gustaba de hacerse trajes baratos y de moda, que cuidaba como a las niñas de sus ojos. De esto le sobrevino alguna presunción, y gracias a ella su figura no parecía tan mala como era realmente. Tenía su buena capa de embozos colorados; por la noche se liaba en ella, metíase en el tranvía y se iba a dar una vuelta hasta las once, rara vez hasta las doce. Por aquel tiempo se mudó doña Lupe a Chamberí, buscando siempre casas baratas, y Maximiliano fue perdiendo poco a poco la ilusión de los alumnos de Estado Mayor. ...

En la línea 1839
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Maximiliano buscaba una fórmula para pedirle perdón sin menoscabo de su dignidad de señorito. Sentíase con impulsos de protección hacia ella. Verdad que habían jugado juntos; que el año anterior, a pesar de la diferencia de edades, eran tan niños el uno como el otro, y se entretenían en enredos inocentes. Pero ya las cosas habían cambiado. Él era hombre, ¡y qué hombre!, y Papitos una chiquilla retozona sin pizca de juicio. Pero tenía buena índole, y cuando sentara la cabeza y diera un estirón sería una criada inapreciable. La chiquilla, después que le dijo todas aquellas injurias, se puso a repasar una media, en la cual tenía metida la mano izquierda como en un guante. Sobre la mesa estaba su estuche de costura, que era una caja de tabacos. Dentro de ella había carretes, cintajos, un canuto de agujas muy roñoso, un pedazo de cera blanca, botones y otras cosas pertinentes al arte de la costura. La cartilla en que Papitos aprendía a leer estaba también allí, con las hojas sucias y reviradas. El quinqué de la cocina con el tubo ahumado y sin pantalla, iluminaba la cara gitanesca de la criada, dándole un tono de bronce rojizo, y la cara pálida y serosa del señorito con sus ojeras violadas y sus granulaciones alrededor de los labios. ...

En la línea 2235
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... «¿Quieres que te diga una cosa?—gritaba el primogénito, descomponiéndose—. Pues don Carlos no ha triunfado ya por vuestra culpa, por culpa de los curas. Hay que ir allá, como he ido yo, para hacerse cargo de las intrigas de la gentualla de sotana, que todo lo quiere para sí, y no va más que a desacreditar con calumnias y chismes a los que verdaderamente trabajan. Yo no podía estar allí; me ahogaba. Le dije a Dorregaray: 'mi general, no sé cómo usted aguanta esto', y él se alzaba de hombros, ¡poniéndome una cara… ! No pasaba día sin que los lechuzos le llevaran un cuento a don Carlos. Que Dorregaray andaba en tratos con Moriones para rendirse, que Moriones le había ofrecido diez millones de reales, en fin, mil indecencias. Cuando llegó a mi noticia que me acusaban de haber ido al Cuartel General de Moriones a llevar recados de mi jefe, me volé, y aquella misma tarde, habiéndome encontrado a la camarilla en el atrio de la iglesia de San Miguel, me lié la manta a la cabeza, y por poco se arma allí un Dos de Mayo. «Aquí no hay más traidores que ustedes. Lo que tienen es envidia del traidor, si le hubiera, por el provecho que saque de su traición. No digo yo por diez millones; pero por diez mil ochavos venderían ustedes al Rey, y toda su descendencia; ladrones infames, tíos de Judas». En fin, que si no acierta a pasar el coronel Goiri, que me quería mucho, y me coge a la fuerza y me arranca de allí y me lleva a mi casa, aquella tarde sale el redaño de un cura a ver la puesta del sol. Estuve tres días en cama con un amago de ataque cerebral. Cuando me levanté, pedí una audiencia a Su Majestad. Su contestación fue ponerme en la mano el canuto y el pasaporte para la frontera. En fin, que los engarza-rosarios dieron conmigo en tierra, porque no me prestaba a ayudarles en sus maquinaciones contra los leales y valientes. Por las sotanas se perdió don Carlos V, y al VII no le aprovechó la lección. Allá se las haya. ¿No querías religión?, pues ahí la tienes; atrácate de curas, indigéstate y revienta. ...

En la línea 3456
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Rompimiento… Le ha dado otra vez el canuto ese bergante—decía D. Evaristo—. Si no es más que eso, la trinquetada pasará. ...


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Reglas relacionadas con los errores de c;s

Las Reglas Ortográficas de la S

Se escribe s al final de las palabras llanas.
Ejemplos: telas, andamos, penas
Excepciones: alférez, cáliz, lápiz

Se escriben con s los vocablos compuestos y derivados de otros que también se escriben con esta letra.
Ejemplos: pesar / pesado, sensible / insensibilidad

Se escribe con s las terminaciones -esa, -isa que signifiquen dignidades u oficios de mujeres.
Ejemplos: princesa, poetisa

Se escriben con s los adjetivos que terminan en -aso, -eso, -oso, -uso.
Ejemplos: escaso, travieso, perezoso, difuso

Se escribe con s las terminaciones -ísimo, -ísima.
Ejemplos: altísimo, grandísima

Se escribe con s la terminación -sión cuando corresponde a una palabra que lleva esa letra, o cuando otra palabra derivada lleva -sor, -sivo, -sible,-eso.
Ejemplos: compresor, compresión, expreso, expresivo, expresión.

Se escribe s en la terminación de algunos adjetivos gentilicios singulares.
Ejemplos: inglés, portugués, francés, danés, irlandés.

Se escriben s con las sílabas iniciales des-, dis-.
Ejemplos: desinterés, discriminación.

Se escribe s en las terminaciones -esto, -esta.
Ejemplos: detesto, orquesta.


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