Cual es errónea Audaces o Haudaces?
La palabra correcta es Audaces. Sin Embargo Haudaces se trata de un error ortográfico.
La falta ortográfica detectada en la palabra haudaces es que se ha eliminado o se ha añadido la letra h a la palabra audaces
Errores Ortográficos típicos con la palabra Audaces
Cómo se escribe audaces o haudaces?
Cómo se escribe audaces o audacez?
Mira que burrada ortográfica hemos encontrado con la letra h
Reglas relacionadas con los errores de h
Las Reglas Ortográficas de la H
Regla 1 de la H Se escribe con h todos los tiempos de los verbos que la llevan en sus infinitivos. Observa estas formas verbales: has, hay, habría, hubiera, han, he (el verbo haber), haces, hago, hace (del verbo hacer), hablar, hablemos (del verbo hablar).
Regla 2 de la H Se escriben con h las palabras que empiezan con la sílaba hum- seguida de vocal. Observa estas palabras: humanos, humano.
Se escriben con h las palabras que empiezan por hue-. Por ejemplo: huevo, hueco.
Regla 3 de la H Se escriben con h las palabra que empiezan por hidro- `agua', hiper- `superioridad', o `exceso', hipo `debajo de' o `escasez de'. Por ejemplo: hidrografía, hipertensión, hipotensión.
Regla 4 de la H Se escriben con h las palabras que empiezan por hecto- `ciento', hepta- `siete', hexa- `seis', hemi- `medio', homo- `igual', hemat- `sangre', que a veces adopta las formas hem-, hemo-, y hema-, helio-`sol'. Por ejemplo: hectómetro, heptasílaba, hexámetro, hemisferio, homónimo, hemorragia, helioscopio.
Regla 5 de la H Los derivados de palabras que llevan h también se escriben con dicha letra.
Por ejemplo: habilidad, habilitado e inhábil (derivados de hábil).
Excepciones: - óvulo, ovario, oval... (de huevo)
- oquedad (de hueco)
- orfandad, orfanato (de huérfano)
- osario, óseo, osificar, osamenta (de hueso)

El Español es una gran familia
Algunas Frases de libros en las que aparece audaces
La palabra audaces puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 1022
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Rafael, en su embriaguez, no tenía más que un pensamiento: librarse de las audaces manos de la _Marquesita_, del peso de su cuerpo, de aquel ambiente tentador, contra el cual se defendía torpemente, seguro de ser vencido. ...
En la línea 1283
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y el _Chivo_, obedeciendo sus órdenes, iba a buscar en los cajones del carruaje unas cuantas botellas del mejor vino de la casa Dupont. ¡Juerga completa! Pero pacífica, honesta, reposada, sin palabras libres, ni ademanes audaces, que asustasen a las espectadoras, muchachas que habían oído hablar en sus pueblos del terrible don Luis, y al verle de cerca perdían sus prevenciones, reconociendo que no era tan malo como su fama. ...
En la línea 2080
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Para ella eran incompatibles el amor y cualquiera de aquellos nobles audaces antes, cobardes ya ante su desdén supremo. ...
En la línea 8051
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Algunos más audaces, más maliciosos, y que se creían más enterados, decían al oído de sus íntimos que no faltaba quien procurase contrarrestar la influencia del Provisor. ...
En la línea 577
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... No eran menos inmorales la pintura y la escultura. Se permitían los artistas los más audaces atrevimientos dentro de las iglesias, retratando a los contemporáneos en las imágenes santas. Segismundo Malatesta levantaba un templo en Rímini a la gloria de su amante, la bella Isotta, que no sabía leer y escribir—cosa rara en aquella época, por ser las mujeres muy letradas y artistas—, y en el interior ...
En la línea 644
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Otra vez Rodrigo de Borja, que figuraba al frente del Importante grupo de cardenales aseglarados, ricos audaces e Inquietos, influyó en la elección pontifical, ayudado por sus compañeros Gonzaga y Orsini, que tampoco eran de mejores costumbres. Fué el elegido un genovés, antiguo fraile, el cardenal Francisco de la Rovere, que tomó el nombre de Sixto IV. ...
En la línea 881
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Todos los contemporáneos alababan su hermosura, su esbeltez su boca, un poco grande, pero fresca y carnosa (una boca de Borgia); sus dientes brillantísimos, su pecho firme y blanco, visible en gran parte por los audaces escotes de entonces, y, sobre todo, su dulce sonrisa. Esta alegría de su rostro la había heredado de su padre rara vez triste, aun en los momentos más difíciles de su vida, jocundo hasta en su concupiscencia, ...
En la línea 1226
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Claudio Borja pensaba en que iban pasados más de tres siglos sin que nadie pudiese aportar una prueba convincente de quién había sido el asesino. En realidad, Juan de Borja, con sus aventuras de amor incesantes y audaces, estaba destinado a perecer de tal modo, dadas las costumbres vengativas de entonces. ...
En la línea 261
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Los guerreros de la Guardia gubernamental, hermosas amazonas de aire desenvuelto y gallardo, defendían el acceso a las habitaciones reservadas o se paseaban en grupos por el patio al quedar libres de servicio. Estos militares privilegiados, que gozaban la categoría de oficiales, pertenecían a las primeras familias de la capital. Iban vestidos de la garganta a los pies con un traje muy ceñido y cubierto de escamas de plata. Su casquete, del mismo metal, estaba rematado por un ave quimérica. Apoyaban la mano izquierda en la empuñadura de su espada, mirando a todas partes con una insolencia de vencedores, o se inclinaban galantemente ante las familias de los altos personajes que iban llegando para la ceremonia. Algunas mamás, severas y malhumoradas, encontraban atrevida la expresión de sus ojos. Otras matronas, cuya barba empezaba a poblarse de canas, quedaban pensativas y melancólicas a la vista de estos hermosos guerreros, que parecían despertar sus recuerdos. Las señoritas que ya estaban en edad de afeitarse fingían rubor ante sus miradas audaces; pero las que no se veían objeto de la belicosa admiración se mostraban nerviosas, envidiando a sus compañeras. ...
En la línea 513
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Algunos jovenzuelos audaces forman agrupaciones con el nombre de Partido Masculinita. Su doctrina la titulan el Varonismo. Pero debo añadir que las mujeres se ríen de esto, y los diarios lo aprovechan como un tema de burlas e ironías para divertir a sus lectores. Dentro de las casas la rebelión de los 'varonistas' suele tener más importancia. A veces, la mujer, dueña absoluta del hogar, como lo exigen las buenas costumbres, se ve obligada a poner mal gesto y a infundir un poco de miedo a su compañero masculino, pues este pretende usurparle sus funciones y grita que no quiere ser esclavo. Me dirá usted que así empezaron las mujeres antes de la Verdadera Revolución; pero el caso no es el mismo. Solamente puede sonar con la conquista del poder quien posea las armas, y mientras los 'rayos negros' hagan su trabajo destructor, nuestros antiguos déspotas no llegarán a conseguir que renazca el pasado. ...
En la línea 751
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Esta respuesta devolvió en parte su tranquilidad al Padre de los Maestros, pero todavía sonaron algunas risas entre la gente joven, aunque menos audaces por ir dirigidas concretamente contra la persona del jefe supremo. ...
En la línea 1455
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Los hombres de la capital se habían mostrado menos audaces que los de otros Estados. Tal vez influía en ello la proximidad del gobierno y de los grandes medios defensivos acumulados por este. Además, dicha vecindad resultaba corruptora. La mayoría de los varones, en vez de seguir a los que peleaban por la emancipación de su sexo, habían preferido ayudar al gobierno de las mujeres. ...
En la línea 2256
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —Yo no sólo hubiera respetado su vida, sino que le hubiera dado un mando en el ejército de la India —dijo el teniente— Hombres tan audaces son muy raros hoy en día. ...
En la línea 1182
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... El Nautilus se presentó en la entrada del estrecho más peligroso del mundo, cuya travesía evitan hasta los más audaces navegantes. Es el estrecho que afrontó Luis Paz de Torres a su regreso de los mares del Sur, en la Melanesia, y en el que las corbetas encalladas de Dumont d'Urville estuvieron a punto de perderse por completo en 1840. El Nautilus, superior a todos los peligros del mar, se disponía, sin embargo, a desafiar a los arrecifes de coral. ...
En la línea 2687
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Sí, lo sabía. Sabía también de su audacia, una audacia hasta la temeridad. Pero vencer esos obstáculos que se levantan ante el Polo Sur, más inaccesible aún que el Polo Norte todavía no alcanzado por los más audaces navegantes, ¿no era una empresa absolutamente insensata, que sólo el espíritu de un loco podía concebir? ...

la Ortografía es divertida
Más información sobre la palabra Audaces en internet
Audaces en la RAE.
Audaces en Word Reference.
Audaces en la wikipedia.
Sinonimos de Audaces.
Palabras parecidas a audaces
La palabra perseguidas
La palabra jornaleras
La palabra cantaoras
La palabra hacerme
La palabra asfixia
La palabra chaleco
La palabra despojaba
Webs amigas:
Guia waterland Holanda . Catedral de Ulm . VPO en Caceres . - Hotel en Costa brava Copacabana