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La palabra harbustos
Cómo se escribe

Comó se escribe harbustos o arbustos?

Cual es errónea Arbustos o Harbustos?

La palabra correcta es Arbustos. Sin Embargo Harbustos se trata de un error ortográfico.

La falta ortográfica detectada en la palabra harbustos es que se ha eliminado o se ha añadido la letra h a la palabra arbustos

Más información sobre la palabra Arbustos en internet

Arbustos en la RAE.
Arbustos en Word Reference.
Arbustos en la wikipedia.
Sinonimos de Arbustos.


la Ortografía es divertida

Algunas Frases de libros en las que aparece arbustos

La palabra arbustos puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 561
del libro la Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Los tres pequeñuelos, graves y laboriosos, como si comprendiesen la grave situación de la familia, iban a gatas tras los cavadores, arrancando de los terrones las duras raíces de los arbustos quemados. ...

En la línea 2180
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Muchas horas pasé en sitio tan singular, abriéndome paso a través de las hierbas y arbustos silvestres para llegar a las cavernas, albergue ahora de víboras y otros reptiles, cuyos silbidos oí. ...

En la línea 2781
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Las márgenes del Duero son muy bellas por aquel sitio y pobladas de árboles y arbustos en los que trinaban melodiosamente a nuestro paso algunos pajarillos. ...

En la línea 6205
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Muchas casas, y sobre todo las de los ricos, tienen en el patio arbustos, naranjos, toda clase de flores, y a veces una pajarera pequeña, de suerte que no es concebible mayor delicia que la de tenderse allí a la sombra, oyendo el canto de los pájaros y el rumor de la fuente. ...

En la línea 6575
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Gibil Muza es una inmensa masa informe, un amontonamiento de rocas agrestes, con algunos pocos árboles y arbustos aquí y allá asomados a los bordes de los precipicios; sus únicos moradores son los lobos, jabalíes y monos, a los que debe su nombre español de _Montaña de las monas_. ...

En la línea 1652
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Apenas si puede verse otra cosa que los dos muros pelados del gran valle de fondo llano que sigue el camino hasta la cresta más alta. valle y las inmensas montañas rocosas que lo rodean son completamente estériles; desde hace dos días no han tenido nuestros pobres mulos nada que comer, pues a excepción de algunos arbustos resinosos no se ve una sola planta ...

En la línea 2014
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... stos a cierta distancia, me parecían los arbustos desprovistos de hoja, como lo están nuestros árboles- en invierno; y se tarda mucho tiempo en descubrir que no sólo tienen todos tantas hojas como pueden tener, sino que la mayoría están es flor. ...

En la línea 2022
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... tos reptiles inmensos, rodeados de lavas negras, de arbustos sin hojas y de colosales cactus me parecen verdaderos animales antidiluvianos ...

En la línea 2026
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... y doscientos o trescientos habitantes, y casi todos son gentes de color condenados por causas políticas en la República del Ecuador, cuya capital es Quito. colonia se ha instalado a cuatro millas y media tierra adentro y a unos 1.000 pies de elevación. primera parte del camino que a ella conduce está entre arbustos sin hojas, parecidos a los que hemos visto en la isla Chatham. poco más arriba se presentan más verdes, y al llegar a la cumbre o vértice de la isla se disfruta una fresca brisa del sur y descansa la vista una hermosa vegetación verde ...

En la línea 1637
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... El cauce de un torrente seco dejaba ver su fondo de piedra blanquecina en medio de la cañada; un pájaro, que a la niña se le antojó ruiseñor, cantaba escondido en los arbustos de la loma de poniente. ...

En la línea 8786
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... El amigo íntimo de Quintanar, era el dictador en aquel pueblo de árboles y arbustos. ...

En la línea 93
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Un silencio absoluto envolvió a Edwin. La profunda calma de la noche solamente se turbaba con el crujido de los arbustos, que tenían forma de árboles. Sus ramas, al partirse bajo sus pies, lanzaban chasquidos de madera vigorosa. ...

En la línea 98
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Gillespie sonrió, satisfecho de no estar solo en esta tierra misteriosa. No se había equivocado: eran ratas u otros roedores del bosque de arbustos. ...

En la línea 309
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... No sé qué vieron que les distrajo de aquella conversación. El paisaje era cada vez más bonito, y el campo, convirtiéndose en jardín, revelaba los refinamientos de la civilización agrícola. Todo era allí nobleza, o sea naranjos, los árboles de hoja perenne y brillante, de flores olorosísimas y de frutas de oro, árbol ilustre que ha sido una de las más socorridas muletillas de los poetas, y que en la región valenciana está por los suelos, quiero decir, que hay tantos, que hasta los poetas los miran ya como si fueran cardos borriqueros. Las tierras labradas encantan la vista con la corrección atildada de sus líneas. Las hortalizas bordan los surcos y dibujan el suelo, que en algunas partes semeja un cañamazo. Los variados verdes, más parece que los ha hecho el arte con una brocha, que no la Naturaleza con su labor invisible. Y por todas partes flores, arbustos tiernos; en las estaciones acacias gigantescas que extienden sus ramas sobre la vía; los hombres con zaragüelles y pañuelo liado a la cabeza, resabio morisco; las mujeres frescas y graciosas, vestidas de indiana y peinadas con rosquillas de pelo sobre las sienes. ...

En la línea 1117
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... Se tendieron detrás de un espeso matorral de arbustos y maleza, pero de modo que pudieran vigilar a los soldados, y esperaron el momento oportuno para poner en práctica los deseos de Sandokán. ...

En la línea 1395
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... Aun cuando deseaba realizar su temeraria empresa, Sandokán retrocedió con mucha cautela, yendo de un tronco a otro, deslizándose por detrás de los arbustos, sin apartar la vista del soldado, que seguía fusil en mano. Apresuró el paso y entró al invernadero, donde el portugués lo esperaba lleno de inquietud. ...

En la línea 1014
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Entre esos arbustos, tan grandes como los árboles de las zonas templadas, y bajo su húmeda sombra se amasaban verdaderos matorrales con flores vivas, setos de zoófitos sobre los que se abrían las meandrinas, rayadas como cebras por surcos tortuosos; amarillentas cariofíleas de tentáculos diáfanos; haces de zoantarios en forma de césped… Y, para completar la ilusión, los peces mosca volaban de rama en rama como un enjambre de colibríes, mientras que dactilóperos, monocentros y amarillos lepisacantos, de erizadas mandíbulas y escamas agudas, se levantaban a nuestro paso como una bandada de chochas. ...

En la línea 1024
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... El capitán Nemo continuó adentrándose en la oscura profundidad del bosque cuyos arbustos iban rarificándose. Observé que la vida vegetal desaparecía con más rapidez que la animal. Las plantas pelágicas abandonaban ya un suelo que iba tornándose árido, pero en el que pululaban en cantidades prodigiosas zoófitos, articulados, moluscos y peces. ...

En la línea 1606
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Con los aparatos Ruhmkorff en funcionamiento, caminamos a lo largo de un banco de coral en vía de formación, que, con el tiempo, llegará a cerrar un día esta zona del océano índico. El camino estaba bordeado de inextricables espesuras formadas por el entrelazamiento de arbustos coronados por florecillas de blancas corolas en forma de estrella. Pero a diferencia de las plantas terrestres, aquellas arborescencias, fijadas a las rocas del suelo, se dirigían todas de arriba abajo. ...

En la línea 1610
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Pero pronto los «matorrales» se espesaron y crecieron las formaciones arbóreas, abriéndose ante nosotros verdaderos sotos petrificados y largas galerías de una arquitectura fantástica. El capitán Nemo se adentró por una de ellas a lo largo de una suave pendiente que nos condujo a una profundidad de cien metros. La luz de nuestras linternas arrancaba a veces mágicos efectos de las rugosas asperezas de aquellos arcos naturales y de las pechinas que semejaban lucernas a las que hacía refulgir con vivos centelleos. Entre los arbustos de coral vi otros pólipos no menos curiosos, melitas, iris con ramificaciones articuladas, matojos de coralinas, unas verdes y otras rojas, verdaderas algas enquistadas en sus sales calcáreas, a las que los naturalistas han alojado definitivamente, tras largas discusiones, en el reino vegetal. Un pensador ha dicho que «quizá se halle allí el límite real a partir del cual la vida empieza a salir del sueño de la piedra, sin por ello liberarse totalmente y todavía de su rudo punto de partida». ...

En la línea 1204
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Un bulto negro descendía las escaleras del vestíbulo de casa de Artegui. A la luz de los astros, y a la de los lejanos faroles de la calle, se advertía su vacilante andar, y a las manos que frecuentemente llevaba a su rostro. Miranda esperó, esperó como el cazador en acecho. El bulto iba acercándose. De pronto salió de entre un seto de arbustos un hombre y se oyó una imprecación soez, que traducida al lenguaje de las personas beneparlantes pudiera sonar así: ...

En la línea 829
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... La isla de Singapore no es grande ni de imponente aspecto. Carece de montañas y, por consiguiente, de perfiles, pero en su pequeñez es encantadora. Es un parque cortado por hermosas carreteras. Un bonito coche, tirado por esos elegantes caballos importados de Nueva Zelanda, transportó a mistress Aouida y a Phileas Fogg al centro de unos grupos de palmeras de brillante hoja y de esos árboles que producen el clavo de especia fon nado con el capullo mismo de la flor entreabierta. Allí, los setos de arbustos de pimienta, reemplazaban las cambroneras de las cainpiñas europeas; los saguteros, los grandes helechos con su soberbio follaje, variaban el aspecto de aquella región tropical; los árboles de moscada con sus barnizadas hojas saturaban el aire con penetrantes perfumes. Los monos en tropeles, que ostentaban su viveza y sus muecas, no faltaban en los bosques, ni los tigres en los juncales. A quien se asombre de que en tan pequeña isla no hayan sido destruidos esos terribles carnívoros, les responderemos que vienen de Malaca atravesando el estrecho a nado. ...

En la línea 1184
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Despues, Picaporte se encontró en la campiña, en medio de inmensos arrozales. Allí ostentaban sus últimos colores y sus últimos perfumes las brillantes camelias, nacidas, no ya en arbustos, sino en árboles; y dentro de las cercas de los bambúes, se veían cerezos, ciruelos, manzanos, que los indígenas cultivan más bien por sus flores que por sus frutos,y que están defendidos contra los pájaros, palomas, cuervos, y otras aves, por medio de maniquíes haciendo muecas o con torniquetes, chillones. No había cedro majestuoso que no abrigase alguna águila, ni sauce bajo el cual no se encontrase alguna garza, melancólicamente posada sobre un poie; en fin, por todas partes había cornejas, patos, gavilanes, gansos silvestres y muchas de esas grullas, a las cuales tratan los japoneses de señorías, porque simbolizan, para ellos, la longevidad y la dicha. ...


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Mira que burrada ortográfica hemos encontrado con la letra h

Reglas relacionadas con los errores de h

Las Reglas Ortográficas de la H

Regla 1 de la H Se escribe con h todos los tiempos de los verbos que la llevan en sus infinitivos. Observa estas formas verbales: has, hay, habría, hubiera, han, he (el verbo haber), haces, hago, hace (del verbo hacer), hablar, hablemos (del verbo hablar).

Regla 2 de la H Se escriben con h las palabras que empiezan con la sílaba hum- seguida de vocal. Observa estas palabras: humanos, humano.

Se escriben con h las palabras que empiezan por hue-. Por ejemplo: huevo, hueco.

Regla 3 de la H Se escriben con h las palabra que empiezan por hidro- `agua', hiper- `superioridad', o `exceso', hipo `debajo de' o `escasez de'. Por ejemplo: hidrografía, hipertensión, hipotensión.

Regla 4 de la H Se escriben con h las palabras que empiezan por hecto- `ciento', hepta- `siete', hexa- `seis', hemi- `medio', homo- `igual', hemat- `sangre', que a veces adopta las formas hem-, hemo-, y hema-, helio-`sol'. Por ejemplo: hectómetro, heptasílaba, hexámetro, hemisferio, homónimo, hemorragia, helioscopio.

Regla 5 de la H Los derivados de palabras que llevan h también se escriben con dicha letra.

Por ejemplo: habilidad, habilitado e inhábil (derivados de hábil).

Excepciones: - óvulo, ovario, oval... (de huevo)

- oquedad (de hueco)

- orfandad, orfanato (de huérfano)

- osario, óseo, osificar, osamenta (de hueso)

Errores Ortográficos típicos con la palabra Arbustos

Cómo se escribe arbustos o harbustos?
Cómo se escribe arbustos o arrbustos?
Cómo se escribe arbustos o arbuztoz?
Cómo se escribe arbustos o arvustos?

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