Cómo se escribe.org.es

La palabra agradavle
Cómo se escribe

Comó se escribe agradavle o agradable?

Cual es errónea Agradable o Agradavle?

La palabra correcta es Agradable. Sin Embargo Agradavle se trata de un error ortográfico.

El Error ortográfico detectado en el termino agradavle es que hay un Intercambio de las letras b;v con respecto la palabra correcta la palabra agradable

Errores Ortográficos típicos con la palabra Agradable

Cómo se escribe agradable o hagradable?
Cómo se escribe agradable o agrradable?
Cómo se escribe agradable o agradavle?
Cómo se escribe agradable o ajradable?


la Ortografía es divertida

Algunas Frases de libros en las que aparece agradable

La palabra agradable puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 2214
del libro la Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... La masa de cañas, estremecida por el vientecillo de la noche, lanzaba un quejido lúgubre; parecía olerse la traición en este lugar, tan fresco y agradable durante las horas de sol. ...

En la línea 1697
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -Haré sin promesa y por conciencia todo cuanto pueda para ser vir al rey y ser agradable a la reina -dijo D'Artagnan-; disponed, pues, de mí como de un amigo. ...

En la línea 2699
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... El tal canciller era un hombre agradable. ...

En la línea 3676
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Es más, quizá no hubiera hecho nada de todo esto si no hubiera tratado deser agradable a alguien que es mi dama, como la reina lo es vuestra. ...

En la línea 4835
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Se le había visto, en el círculo de los mosqueteros, ganar una tarde tres mil pistolas y perderhasta el cinturón brocado de oro de los días de gala; volver a ganar todo esto adernás de cien luises más, sin que su hermosa ceja negra se hubiese levantado o bajado media línea, sin que sus manos perdie sen su matiz nacarado, sin que su conversación, que era agradable aque lla tarde, cesase de ser tranquila y agradable. ...

En la línea 501
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Con unos higos de los Algarves, excelentes, y unas manzanas, concluyó nuestra comida; pero el cuartito reservado en que comimos era de suelo cenagoso, y su frialdad me penetró de modo que ni de los manjares ni de la agradable compañía pude sacar todo el placer que en otro caso hubiera tenido. ...

En la línea 809
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Es, en verdad, muy agradable e interesante: un cuadro de la «santa» Virgen en cada aposento. ...

En la línea 810
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... La noticia es tan inesperada como agradable. ...

En la línea 1171
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Entremos, hermano, y comeremos el corazón del puerco.» No entendí bien estas palabras, pero siguiendo al gitano, llegamos a un aposento bajo, donde había un _brasero_ encendido, a su lado una tosca mesa cubierta con grosero mantel, y sobre ella un pan y un puchero que despedía agradable olor. ...

En la línea 1674
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... ¡Oh vosotros, quienquiera que seáis, rústicos dioses que en este inhabitable lugar tenéis vuestra morada, oíd las quejas deste desdichado amante, a quien una luenga ausencia y unos imaginados celos han traído a lamentarse entre estas asperezas, y a quejarse de la dura condición de aquella ingrata y bella, término y fin de toda humana hermosura! ¡Oh vosotras, napeas y dríadas, que tenéis por costumbre de habitar en las espesuras de los montes, así los ligeros y lascivos sátiros, de quien sois, aunque en vano, amadas, no perturben jamás vuestro dulce sosiego, que me ayudéis a lamentar mi desventura, o, a lo menos, no os canséis de oílla! ¡Oh Dulcinea del Toboso, día de mi noche, gloria de mi pena, norte de mis caminos, estrella de mi ventura, así el cielo te la dé buena en cuanto acertares a pedirle, que consideres el lugar y el estado a que tu ausencia me ha conducido, y que con buen término correspondas al que a mi fe se le debe! ¡Oh solitarios árboles, que desde hoy en adelante habéis de hacer compañía a mi soledad, dad indicio, con el blando movimiento de vuestras ramas, que no os desagrade mi presencia! ¡Oh tú, escudero mío, agradable compañero en más prósperos y adversos sucesos, toma bien en la memoria lo que aquí me verás hacer, para que lo cuentes y recetes a la causa total de todo ello! Y, diciendo esto, se apeó de Rocinante, y en un momento le quitó el freno y la silla; y, dándole una palmada en las ancas, le dijo: -Libertad te da el que sin ella queda, ¡oh caballo tan estremado por tus obras cuan desdichado por tu suerte! Vete por do quisieres, que en la frente llevas escrito que no te igualó en ligereza el Hipogrifo de Astolfo, ni el nombrado Frontino, que tan caro le costó a Bradamante. ...

En la línea 1850
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Entróse Sancho por aquellas quebradas de la sierra, dejando a los dos en una por donde corría un pequeño y manso arroyo, a quien hacían sombra agradable y fresca otras peñas y algunos árboles que por allí estaban. ...

En la línea 1851
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... El calor, y el día que allí llegaron, era de los del mes de agosto, que por aquellas partes suele ser el ardor muy grande; la hora, las tres de la tarde: todo lo cual hacía al sitio más agradable, y que convidase a que en él esperasen la vuelta de Sancho, como lo hicieron. ...

En la línea 1961
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Que trata de la nueva y agradable aventura que al cura y barbero sucedió en la mesma sierra Felicísimos y venturosos fueron los tiempos donde se echó al mundo el audacísimo caballero don Quijote de la Mancha, pues por haber tenido tan honrosa determinación como fue el querer resucitar y volver al mundo la ya perdida y casi muerta orden de la andante caballería, gozamos ahora, en esta nuestra edad, necesitada de alegres entretenimientos, no sólo de la dulzura de su verdadera historia, sino de los cuentos y episodios della, que, en parte, no son menos agradables y artificiosos y verdaderos que la misma historia; la cual, prosiguiendo su rastrillado, torcido y aspado hilo, cuenta que, así como el cura comenzó a prevenirse para consolar a Cardenio, lo impidió una voz que llegó a sus oídos, que, con tristes acentos, decía desta manera: -¡Ay Dios! ¿Si será posible que he ya hallado lugar que pueda servir de escondida sepultura a la carga pesada deste cuerpo, que tan contra mi voluntad sostengo? Sí será, si la soledad que prometen estas sierras no me miente. ...

En la línea 99
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Las patas de esos animales terminan en pequeñas ventosas, y noté que podían trepar a lo largo de un espejo puesto verticalmente. Numerosas cigarras y numerosos grillos hacen oír al mismo tiempo su grito penetrante, pero que, sin embargo, aminorado por la distancia no deja de ser agradable. Ese concierto empieza todos los días en cuanto anochece. ¡Cuántas veces me ha ocurrido permanecer inmóvil allí escuchándolo, hasta que me llamaba la atención el paso de algún insecto curioso! A esa hora vuelan de seto en seto las moscas luminosas; en una noche oscura puede percibirse a unos 200 pasos la luz que proyectan. Es de advertir que en todos los animales fosforescentes que he podido observar, gusanos de luz, escarabajos brillantes y diversos animales marinos (tales como crustáceos, medusas, nereidas, una coraliaria del género Clytia y un tunicado del género Pyrosoma), la luz tiene siempre un color verde muy marcado. Todas las moscas luminosas que he podido coger aquí pertenecen a los Lampíridos (familia a la cual pertenece el gusano de luz inglés), y el mayor número de ejemplares eran Lampyris occidentalis3. Después de numerosas observaciones hechas por mí, he visto que este insecto emite la luz más brillante cuando 3 Deseo manifestar mi agradecimiento a Mr. Waterhouse, quien hizo el favor de determinar este insecto y otros muchos y de ayudarme de todas maneras. ...

En la línea 181
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Me he fijado mucho en un pájaro burlón (Mimus orpheus), llamado calandria por los habitantes; este ave deja oír un canto superior al de todas las demás aves del país, y también es casi la única de la América del Sur a quien he visto encaramarse para cantar. Puede compararse este canto al de la silvia o curruca, sólo que es más potente; algunas notas duras y muy altas se mezclan con un gorjeo muy agradable. No se le oye en primavera; durante las otras estaciones dista mucho de ser armonioso su penetrante grito. Cerca de Maldonado estas aves son muy atrevidas y muy poco ariscas; visitan en gran número- las casas de campo para arrancar pedazos a la carne colgada en las paredes o en postes; si otra ave, sea cual fuere, se aproxima a ellas para tomar parte en el festín, las calandrias la expulsan enseguida. Otra especie, próxima aliada de ésta (Mimus patagónica, de D'Orbigny), que habita en las inmensas llanuras desiertas de la Patagonia, es mucho más salvaje, y tiene un tono de voz un poco diferente. Paréceme curioso mencionar (lo cual prueba la importancia de las más ligeras diferencias entre las costumbres) que, habiendo visto esta segunda especie, y no juzgándola sino desde este punto de vista, creí que era diferente de la especie habitante en las cercanías de Maldonado. Habiendo adquirido luego un ejemplar, y comparado ambas especies sin gran esmero, pareciéronme tan absolutamente semejantes que cambié de opinión. Pues bien, Mr. Gould sostiene que son dos especies distintas, conclusión que concuerda con la leve diferencia de hábitos que Mr. Gould no conocía, sin embargo. ...

En la línea 182
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... No citaré más que otras dos aves muy comunes y muy nobles por sus costumbres. Puede considerarse al Saurophagus sulphuratus como el tipo de la gran tribu americana de los papamoscas. Por su conformación se asemeja mucho al verdadero alcotán, pero por sus costumbres puede comparársele a muchas aves. Le he observado con frecuencia estando yo de caza en el campo, cerniéndose ya encima de un sitio, ya sobre otro sitio. Cuando está suspenso así en el aire, a cierta distancia se le puede tomar fácilmente por uno de los miembros de la familia de las aves de rapiña; pero se deja caer con mucha menos fuerza y rapidez que el halcón. Otras veces, el saurófago frecuenta las cercanías del agua; Permanece allí quieto como un martínpescador, y pesca los pececillos que cometen la imprudencia de acercarse demasiado a la orilla. A menudo se guardan estas aves enjauladas o en los corrales de las granjas; en este caso, se les cortan las alas. Se domestican muy pronto, y es muy divertido observar sus maneras cómicas, las cuales se parecen mucho a las de la urraca común, según me han dicho. Cuando vuelan, avanzan por medio de una serie de ondulaciones, porque el peso de su cabeza y de su pico es demasiado grande, si con el de su cuerpo se compara. Por la noche, el saurófago se encarama sobre un matorral, casi siempre al borde del camino; y repite continuamente, sin modificarlo nunca, un grito agudo y bastante agradable, que se parece un poco a palabras articuladas. Los españoles creen reconocer éstas: «bien te veo», y por eso le han dado este nombre. ...

En la línea 547
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Salto inmediatamente en tierra. Desembarcar por primera vez en un país tiene siempre un interés muy vivo, y mucho más cuando, como sucede aquí, presenta el paisaje caracteres especiales y muy marcados. A la altura de 200 a 300 pies, sobre algunas masas de pórfido, se extiende una llanura inmensa, carácter particular de la Patagonia. Esta llanura es perfectamente plana, y su superficie se compone de cantos rodados mezclados con una tierra blancuzca. De trecho en trecho, manchones de hierba parda y coriácea, y algunos, aunque pocos, arbustillos espinosos. El clima es seco y agradable, y rara vez oscurecido por las nubes el hermoso cielo azul. Cuando nos encontramos en medio de una de estas llanuras desiertas y miramos hacia el interior del país, limitan nuestra vista las desigualdades de otra planicie un poco más elevada; pero todo es también llano, todo árido y desolado. En todas las demás direcciones parece que la mirada se levanta de la superficie recalentada y el horizonte resulta confuso. ...

En la línea 1848
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Comenzaba este componer constante, este imaginar sin tregua por ser agradable entretenimiento y además halagaba su vanidad; pero al fin era un tormento. ...

En la línea 6230
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... No podía haber pecado ni cosa parecida en reconocer que todo aquello era agradable, parecía bien y debía ser así. ...

En la línea 6263
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... También recordó Ana la carta que pocas horas antes le había escrito, y este era otro lazo agradable, misterioso, que hacía cosquillas a su modo. ...

En la línea 6663
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Afortunadamente las otras damas y el Arcipreste iban muy enfrascados en una agradable conversación que tenía por objeto despellejar a la pobre Obdulia. ...

En la línea 266
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Apenas empezaron las sesiones, los que deseaban un candidato independiente, agradable a todos, se fijaron en el Cardenal Bessarion, griego refugiado en Roma, de grandes conocimientos científicos, y que vivía apartado de contiendas, en un aislamiento de hombre estudioso. Pero no hizo nada por robustecer su candidatura, y algunos cardenales dijeron que era indigno ver a un neófito, que aun usaba la barba a estilo oriental y acababa de abandonar el cisma griego, colocándose de golpe a la cabeza de la Iglesia romana. Además los cardenales aseglarados como Scarampo temían la severidad de costumbres de Bessarion. ...

En la línea 396
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Años enteros había pasado Claudio sin que le preocupase la necesidad de ver a su tío. Era ése un agradable recuerdo nada más, surgido de tarde en tarde en su memoria. Sus gustos y costumbres resultaban diversos, y Borja veíase unido a él únicamente por la evocación de su infancia. ...

En la línea 609
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... El sienés Piccolomini, bautizado Eneas Silvio, conforme a la moda impuesta por los humanistas, había sido siempre un escritor, fuera cual fuera el alto cargo que desempeñase. Su carácter ligero, agradable, dulce e inconstante parecía un reflejo de su estilo literario. ...

En la línea 282
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... - Mi opinión es que debe vivir -interrumpió el presidente-. Mi esposa y mis niñas lo encontraron ayer muy simpático al verle entrar en la ciudad. Un hijo mío, que es del ejército del aire y montaba una de las máquinas que lo condujeron, me ha contado cosas muy graciosas de el. Todos los muchachos de la Guardia gubernamental lo encuentran igualmente muy agradable, y hasta algunos afirman que es hermoso… . Tuvo usted una buena idea, profesor Flimnap, al aconsejar que lo mirásemos con lentes de disminución… . Yo opino que debemos dejarle vivir, aunque sea únicamente por una temporada corta. Resultara carísimo, pero la República puede permitirse este lujo, lo mismo que mantiene a los animales raros de su Jardín Zoológico. Y usted ¿qué opina de esto, ilustre amigo Momaren? ...

En la línea 720
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... El no había visto nunca a Margaret llevando un gorro de doctor. Tampoco había tenido ocasión de admirarla con pantalones de hombre; pero creyó firmemente que, de haberla visto así, ofrecería las mismas formas esbeltas y atractivas que en el presente momento. En realidad, se sintió satisfecho por primera vez de su viaje a este país, ya que le proporcionaba tan agradable visión. ...

En la línea 831
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Ocupó Edwin su escabel, apoyando los codos en la mesa; pero al abarcar con su vista la planicie de madera, tuvo un agradable encuentro. Había alguien mas que los atletas que dormitaban junto a la grúa. Sentados en el lomo del libro de poesías traído por Flimnap, y que hacia ahora oficio de banco, vio a Popito y a Ra-Ra. Los dos amantes conversaban con las manos unidas y mirándose a corta distancia. ...

En la línea 915
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Casi celebró que la audacia de Ra-Ra le hubiese dado motivo para descansar en esta plaza solitaria, rodeado del silencio de una gran ciudad desierta. Hasta tuvo la sospecha de que si no venían a buscarle en su retiro acabaría echando un ligero sueño. Encontraba agradable tener por asiento una dependencia del enorme palacio donde reinaba sin límites la autoridad del Padre de los Maestros. ...

En la línea 2070
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... La noche del mismo día en que se trató de la herencia, supo Nicolás lo que pasaba, y no lo tomó con tanta calma como Juan Pablo. Su primer arranque fue de indignación. Tomó una actitud consternada y meditabunda, haciendo el papel de hombre entero, a quien no asustan las dificultades y que tiene a gala el presentarles la cara. Las relaciones entre Nicolás y la viuda, que habían sido frías hasta un par de meses antes de los sucesos referidos, eran en la fecha de estos muy cordiales, y no porque tía y sobrino tuviesen conformidad de genio, sino por cierta coincidencia en procederes económicos que atenuaba la gran disparidad entre sus caracteres. Doña Lupe no había simpatizado nunca con Nicolás; primero, porque las sotanas en general no la hacían feliz; segundo, porque aquel sobrino suyo no se dejaba querer. No tenía las seducciones personales de Juan Pablo, ni la humildad del pequeño. Su fisonomía no era agradable, distinguiéndose por lo peluda, como antes se indicó. Bien decía doña Lupe que así como el primogénito se llevara todos los talentos de la familia, Nicolás se había adjudicado todos los pelos de ella. Se afeitaba hoy, y mañana tenía toda la cara negra. Recién afeitado, sus mandíbulas eran de color pizarra. El vello le crecía en las manos y brazos como la yerba en un fértil campo, y por las orejas y narices le asomaban espesos mechones. Diríase que eran las ideas, que cansadas de la oscuridad del cerebro se asomaban por los balcones de la nariz y de las orejas a ver lo que pasaba en el mundo. ...

En la línea 3604
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... «¿En dónde has estado hoy?» le preguntó D. Evaristo, que casi todas las noches le hacía la misma pregunta, no por fiscalizar sus actos, sino porque de aquella interrogación salía casi siempre una plática agradable. ...

En la línea 5037
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Pues tía, para primer día de curso, no puedes quejarte. Todo es empezar. Ya ves que oí una misita. ¿Qué querías? ¿Que fuera como tú? Te aseguro que me satisfizo el ensayo. Pasé un rato muy agradable, en un estado de tranquilidad que me ha hecho mucho bien. ¿Te quejas de que me paseaba por la iglesia?… Es que cuando uno va a hacer vida nueva, le gusta enterarse… Quería yo mirar bien las imágenes. Créelo; si siguiera en Madrid, me haría amigo de todas ellas. Me gusta verlas tan hermosas, con sus ropas de lujo y sus miradas fijas en un punto. Parece que están viendo venir algo que no acaba de venir. Las que nos miran parece que nos dicen algo cuando las miramos, y que efectivamente nos han de consolar si les pedimos algo. Comprendo el misticismo; lo veo claro… ¡Ay!, si yo me quedara aquí… ...

En la línea 5804
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... A Fortunata la invitaron también; pero ella no quiso tampoco tomarlo, y pidió leche. Ballester, atento a serle agradable, mandó a Encarnación por la leche, y Guillermina se despidió para retirarse en el momento en que entraba Plácido, que había subido presuroso y lleno de oficiosidad a ponerse a sus órdenes. ...

En la línea 67
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... –Apréndelo, muchacho: sólo es difícil al principio. El griego es más difícil, pero ni éstas ni otras lenguas son difíciles, creo, para lady Isabel y para mi prima. ¡Tendrías que oírlo a estas damiselas! Pero cuéntame de tu Offal Court. ¿Es agradable tu vida allí? ...

En la línea 68
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... –En verdad, sí, señor, salvo cuando uno tiene hambre. Hay títeres y monos –¡oh, qué criaturas tan travieras y qué gallardas van vestidas!–, y hay comedias en que los comediantes gritan y pelean hasta caer muertos todos; es tan agradable de ver, y cuesta sólo una blanca aunque es muy difícil conseguir la blanca. ...

En la línea 153
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... Con ayuda ajena se puso. Tom en pie y se acercó humilde y tembloroso a la Majestad de Inglaterra. El rey, cogió entre sus manos el rostro asustado y lo contempló un rato, con ahínco y amorosamente, como buscando en él algún agradable signo de que le volvía la razón; después estrechó la rizada cabeza contra su pecho y la acarició tiernamente. Por fin dijo: ...

En la línea 265
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... –No, no me gusta, milord: su sabor es agradable, pero le falta fuerza. ...

En la línea 818
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Nos habíamos quedado mudos e inmóviles, no sabiendo qué sorpresa, agradable o desagradable, Os esperaba. Se oyó algo así como un objeto que se deslizara. Se hubiera dicho que se maniobraba algo en los flancos del Nautilus. ...

En la línea 1219
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -¡Carne! -exclamaba-. ¡Vamos a comer carne, y qué carne! ¡Caza auténtica! No digo yo que el pescado no sea una buena cosa, pero sin abusar, y un buen trozo de carne fresca a la parrilla sería una agradable variación. ...

En la línea 1234
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Sin reparar en tan bellas muestras de la flora papuasiana, el canadiense abandonó lo agradable orlío útil, alver un cocotero. Abatió rápidamente algunos e sus frutos, los abrió y entonces bebimos su leche y comim s su almendra con una satisfacción que parecía expresar una protesta contra la dieta del Nautilus. ...

En la línea 2633
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Era para nosotros una útil reserva, pues esa leche, en forma de mantequilla salada o de queso, introduciría una agradable variación en nuestra dieta alimenticia. ...

En la línea 344
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Una tía abuela del señor Wopsle daba clases nocturnas en el pueblo; es decir, que era una ridícula anciana, de medios de vida limitados y de mala salud ilimitada, que solía ir a dormir de seis a siete, todas las tardes, en compañía de algunos muchachos que le pagaban dos peniques por semana cada uno, a cambio de tener la agradable oportunidad de verla dormir. Tenía alquilada una casita, y el señor Wopsle disponía de las habitaciones del primer piso, en donde nosotros, los alumnos, le oíamos leer en voz alta con acento solemne y terrible, así como, de vez en cuando, percibíamos los golpes que daba en el techo. Existía la ficción de que el señor Wopsle «examinaba» a los alumnos una vez por trimestre. Lo que realmente hacía en tales ocasiones era arremangarse los puños, peinarse el cabello hacia atrás con los dedos y recitarnos el discurso de Marco Antonio ante el cadáver de César. Inevitablemente seguía la oda de Collins acerca de las pasiones, y, al oírla, yo veneraba especialmente al señor Wopsle en su personificación de la Venganza, cuando arrojaba al suelo con furia su espada llena de sangre y tomaba la trompeta con la que iba a declarar la guerra, mientras nos dirigía una mirada de desesperación. Pero no fue entonces, sino a lo largo de mi vida futura, cuando me puse en contacto con las pasiones y pude compararlas con Collins y Wopsle, con gran desventaja para ambos caballeros. ...

En la línea 622
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Pero cuando vi que Joe abría sus azules ojos y miraba a todos lados con el mayor asombro, los remordimientos se apoderaron de mí; pero eso tan sólo ocurría mientras le miraba a él y no cuando fijaba mi vista en los demás. Con respecto a Joe, y tan sólo al pensar en él, me consideraba a mí mismo un monstruo en tanto que los tres discutían las ventajas que podría reportarme el favor y el conocimiento de la señorita Havisham. No tenían la menor duda de que ésta «haría algo» por mí; sus dudas se referían tan sólo a la manera de hacer este «algo». Mi hermana aseguraba que recibiría dinero. El señor Pumblechook creía, más bien, que como premio se me pondría de aprendiz en algún comercio agradable, por ejemplo en el de cereales y semillas. En cuanto a Joe, discrepó de los dos al sugerir que quizá me regalara uno de los perros que se pelearon por las costillas de ternera. ...

En la línea 662
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Los alumnos comíamos manzanas y nos metíamos pajas cada uno en la espalda del otro, hasta que la tía abuela del señor Wopsle reunía sus energías y, sin averiguación ninguna, nos daba una paliza con una vara de abedul. Después de recibir los golpes con todas las posibles muestras de burla, los alumnos se formaban en fila y, con el mayor ruido, se pasaban de mano en mano un libro casi destrozado. Este libro contenía el alfabeto, algunos guarismos y tablas aritméticas, así como algunas lecciones fáciles de lectura; mejor dicho, las tuvo en algún tiempo. En cuanto este volumen empezaba a circular, la tía abuela del señor Wopsle se desplomaba en estado comatoso, debido tal vez al sueño o a un ataque reumático. Entonces los alumnos se entregaban a un examen y a una competencia relacionados con el calzado y con el objeto de averiguar quién sería capaz de pisar al otro con mayor fuerza. Este ejercicio mental duraba hasta que Biddy se precipitaba contra todos y distribuía tres Biblias sin portada y de una forma tal que no parecía sino que alguien las hubiese cortado torpemente. La impresión era más ilegible que cualquiera de las curiosidades literarias que he visto en mi vida entera; aquellos libros estaban manchados de orín y entre sus hojas había aplastados numerosos ejemplares del mundo de los insectos. Esta parte de la enseñanza se hacía más agradable gracias a algunos combates mano a mano entre Biddy y los alumnos refractarios. Cuando se habían terminado las peleas, Biddy señalaba el número de una página, y entonces todos leíamos en voz alta lo que nos era posible y también lo que no podíamos leer, a coro y con espantosas voces; Biddy llevaba el compás con voz aguda, fuerte y monótona, y, por otra parte, ninguno de nosotros tenía la más pequeña noción ni tampoco reverencia alguna con respecto a lo que estábamos leyendo. Cuando aquel horrible ruido había durado algún tiempo, despertaba mecánicamente a la tía abuela del señor Wopsle, quien, dejándose llevar por la casualidad, cogía a un muchacho y le tiraba de las orejas. Ésta era la señal de que la clase había terminado aquella tarde, y nos apresurábamos a salir al aire libre con grandes gritos de victoria intelectual. Conviene hacer observar que en la escuela no había prohibición alguna acerca de que un alumno cualquiera se entretuviese con la pizarra o con la tinta, cuando la había. Pero no era fácil proseguir aquella rama de los estudios durante el invierno, a causa de que la abacería en que se daban las clases y que también era el salón y el dormitorio de la tía abuela del señor Wopsle, no estaba alumbrada más que muy débilmente por un candil y, además, no había espabladeras. ...

En la línea 723
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Interrumpiendo mi sueño de sobremesa, me fui a la cama pensando en que aquel hombre extraño me apuntaba con su fusil invisible y también que no era nada agradable el estar secretamente relacionado o haber conspirado con penados, detalle de mis primeros tiempos que había olvidado ya. También me obsesionaba la lima, y temí que, cuando menos lo esperase, volvería a aparecérseme. Quise dormirme refugiándome en la idea de mi visita del miércoles próximo a casa de la señorita Havisham, y en mi sueño vi que la lima salía de una puerta y se acercaba a mí sin que la empuñase nadie, y, así, me desperté dando un grito de miedo. ...

En la línea 234
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... »Procuraré vivir cerca de vosotros, pues aún tengo que decirte lo más agradable, Rodia. Precisamente por serlo lo he dejado para el final de la carta. Has de saber, querido hijo, que seguramente nos volveremos a reunir los tres muy pronto, y podremos abrazarnos tras una separación de tres años. Está completamente decidido que Dunia y yo nos traslademos a Petersburgo. No puedo decirte la fecha exacta de nuestra salida, pero puedo asegurarte que está muy próxima: tal vez no tardemos más de ocho días en partir. Todo depende de Piotr Petrovitch, que nos avisará cuando tenga casa. Por ciertas razones, desea que la boda se celebre cuanto antes, lo más tarde antes de la cuaresma de la Asunción. ...

En la línea 316
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Se le había visto pasar todo un invierno sin fuego, y él decía que esto era agradable, ya que se duerme mejor cuando se tiene frío. Había tenido también que dejar la universidad por falta de recursos, pero confiaba en poder reanudar sus estudios muy pronto, y procuraba por todos los medios mejorar su situación pecuniaria. ...

En la línea 967
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Al oír estas palabras, la patrona cerró la puerta y desapareció. Era tímida y procuraba evitar los diálogos y las explicaciones. Tenía unos cuarenta años, era gruesa y fuerte, de ojos oscuros, cejas negras y aspecto agradable. Mostraba esa bondad propia de las personas gruesas y perezosas y era exageradamente pudorosa. ...

En la línea 1389
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Dejándose llevar de una arraigada costumbre, tomó maquinalmente el camino de sus paseos habituales y se dirigió a la plaza del Mercado Central. A medio camino, ante la puerta de una tienda, en la calzada, vio a un joven que ejecutaba en un pequeño órgano una melodía sentimental. Acompañaba a una jovencita de unos quince años, que estaba de pie junto a él, en la acera, y que vestía como una damisela. Llevaba miriñaque, guantes, mantilla y un sombrero de paja con una pluma de un rojo de fuego, todo ello viejo y ajado. Estaba cantando una romanza con una voz cascada, pero fuerte y agradable, con la esperanza de que le arrojaran desde la tienda una moneda de dos kopeks. Raskolnikof se detuvo junto a los dos o tres papanatas que formaban el público, escuchó un momento, sacó del bolsillo una moneda de cinco kopeks y la puso en la mano de la muchacha. Ésta interrumpió su nota más aguda y patética como si le hubiesen cortado la voz. ...

En la línea 493
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —Y tú, Potapytch, dile a ese papanatas de mozo que nos dé una habitación cómoda, agradable, en el primer piso, y haz que trasladen mi equipaje. Pero, ¿por qué quieren llevarme todos? ¿Por qué esta insistencia? ¡Qué serviles!… ¿Quién es ése que está contigo? —me preguntó de nuevo. ...

En la línea 535
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —Pero, ¿cómo? —contestó inmediatamente el general, alzando la voz y haciéndose el desentendido—. ¿Cómo se ha podido decidir a hacer semejante viaje? A su edad… con su mal estado de salud… Todo esto es tan imprevisto que nuestra sorpresa es comprensible. Pero estoy tan contento… y procuraremos todos —aquí una encantadora sonrisa—, por todos los medios, hacer su estancia aquí lo más agradable posible. Ya lo verá usted. ...

En la línea 736
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -Luego el muy papanatas, hizo lo que todos los gallos, lo que todos los gallos que están de mal humor… -siguió Perico riendo a su vez-. Si había de ponerse agradable, de decirle algo a la pobre chica… le soltó una filípica como para ella sola, para ella sola, porque no se había vuelto a Miranda de Ebro, de Ebro, a cuidarle la pata desencolada… También sólo a él se le ocurre desmayarse por una torcedura, y no telegrafiar a su mujer avisándola… Y le preguntó con un aire trágico, trágico: «¿dónde anda tu solícito acompañante?» Estaba el hombre celestial. ...

En la línea 808
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -Pues parece a veces que estás tristona, monísima… y no sé de qué; porque estás precisamente en lo más bonito de la luna de miel… ¡Cáspita! ¡Quién como tú! Miranda es muy agradable; tiene tan buen trato, se presenta tan bien… ...


El Español es una gran familia


Te vas a reir con las pifia que hemos hemos encontrado cambiando las letras b;v

Reglas relacionadas con los errores de b;v

Las Reglas Ortográficas de la B

Regla 1 de la B

Detrás de m se escribe siempre b.

Por ejemplo:

sombrío
temblando
asombroso.

Regla 2 de la B

Se escriben con b las palabras que empiezan con las sílabas bu-, bur- y bus-.

Por ejemplo: bujía, burbuja, busqué.

Regla 3 de la B

Se escribe b a continuación de la sílaba al- de inicio de palabra.

Por ejemplo: albanés, albergar.

Excepciones: Álvaro, alvéolo.

Regla 4 de la B

Las palabras que terminan en -bundo o -bunda y -bilidad se escriben con b.

Por ejemplo: vagabundo, nauseabundo, amabilidad, sociabilidad.

Excepciones: movilidad y civilidad.

Regla 5 de la B

Se escriben con b las terminaciones del pretérito imperfecto de indicativo de los verbos de la primera conjugación y también el pretérito imperfecto de indicativo del verbo ir.

Ejemplos: desplazaban, iba, faltaba, estaba, llegaba, miraba, observaban, levantaba, etc.

Regla 6 de la B

Se escriben con b, en todos sus tiempos, los verbos deber, beber, caber, haber y saber.

Regla 7 de la B

Se escribe con b los verbos acabados en -buir y en -bir. Por ejemplo: contribuir, imbuir, subir, recibir, etc.

Excepciones: hervir, servir y vivir, y sus derivados.

Las Reglas Ortográficas de la V

Regla 1 de la V Se escriben con v el presente de indicativo, subjuntivo e imperativo del verbo ir, así como el pretérito perfecto simple y el pretérito imperfecto de subjuntivo de los verbos tener, estar, andar y sus derivados. Por ejemplo: estuviera o estuviese.

Regla 2 de la V Se escriben con v los adjetivos que terminan en -ava, -ave, -avo, -eva, -eve, -evo, -iva, -ivo.

Por ejemplo: octava, grave, bravo, nueva, leve, longevo, cautiva, primitivo.

Regla 3 de la V Detrás de d y de b también se escribe v. Por ejemplo: advertencia, subvención.

Regla 4 de la V Las palabras que empiezan por di- se escriben con v.

Por ejemplo: divertir, división.

Excepciones: dibujo y sus derivados.

Regla 5 de la V Detrás de n se escribe v. Por ejemplo: enviar, invento.

Más información sobre la palabra Agradable en internet

Agradable en la RAE.
Agradable en Word Reference.
Agradable en la wikipedia.
Sinonimos de Agradable.

Palabras parecidas a agradable

La palabra ancha
La palabra moreras
La palabra coronado
La palabra curvas
La palabra prudencia
La palabra ciegas
La palabra traidoramente

Webs amigas:

Guia Atomium . Ciclos Fp de informática en Mallorca . Playas de Torremolinos . - Apartamentos en Fuengirola Nuriasol