La palabra Venia ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
El paraíso de las mujeres de Vicente Blasco Ibáñez
El príncipe y el mendigo de Mark Twain
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece venia.
Estadisticas de la palabra venia
La palabra venia no es muy usada pues no es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE
Errores Ortográficos típicos con la palabra Venia
Cómo se escribe venia o benia?
Más información sobre la palabra Venia en internet
Venia en la RAE.
Venia en Word Reference.
Venia en la wikipedia.
Sinonimos de Venia.

la Ortografía es divertida

El Español es una gran familia
Algunas Frases de libros en las que aparece venia
La palabra venia puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 1416
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Indudablemente había surgido el movimiento insurreccional que venia preparando Ra-Ra. ¿Qué sería de Popito?… ...
En la línea 1417
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Acabó por acostarse en la arena para dormir el resto de la noche, diciéndose que al día siguiente tendría noticias más exactas de lo ocurrido. No le iban a dejar olvidado en aquella playa. Fuesen los vencedores unos u otros, se acordarían de él para tributarle honores casi divinos, como lo prometía Ra-Ra, o para obligarle a trabajar y darle mal de comer, como venia haciéndolo el gobierno de las mujeres. ...
En la línea 1448
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Pero transcurrieron muchas horas de la mañana sin que llegase el almuerzo ni el amable capitán. Pasado mediodía, cuando el coloso, mal acostumbrado por las abundancias de la noche anterior, empezaba a sentir el tormento del hambre, vio avanzar a través de la playa solitaria a un pigmeo que, sin duda, venia en su busca. ...
En la línea 565
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... Durante el mediodía, Tom pasó unas horas deliciosas, previa la venia de sus custodios Hertford y St. John, en compañía de la princesa Isabel y la pequeña lady Juana Grey, aunque el ánimo de ambas estaba harto abatido por el gran golpe que había caído sobre la casa real. Al final de la visita, su 'hermana mayor' –que fue después la 'María la Sanguinaria' de la historia– le dejó frío con una solemne entrevista que no tuvo sino un mérito a los ojos del niño: su brevedad. Permaneció Tom unos momentos solo y luego fue admitido a su presencia un niño de unos doce años, cuyo vestido, salvo la blanca gorguera y los encajes de las muñecas, era negro; justillo, medias y todo lo demás. No llevaba otra señal de luto que un lazo de cinta morada en el hombro. El niño avanzó titubeando, con la cabeza inclinada y desnuda, e hincó una rodilla delante de Tom. Éste lo contempló un momento y después le dijo: ...
En la línea 623
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... –Eres el rey –respondió solemnemente el conde con una reverencia–. ¿Tengo tu venia para obrar? ...
En la línea 664
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... –Con la venia de Vuestra Majestad. En el juicio se demostró que ese hombre entró en una casa de la aldea de Islington, donde había un enfermo; tres testigos dicen que entró a las diez de la mañana y otros dos que unos minutos más tarde. El enfermo estaba a la sazón solo y durmiendo. Ese hombre no tardó en salir y proseguir su camino. El enfermo murio al cabo de una hora, desgarrado por espasmos y estremecimientos. ...
En la línea 1396
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... Luego, sin un 'con vuestra venia' a nadie, se volvió y dio esta orden, con el desembarazo del que está acostumbrado a tales cosas–: Milord St. John, id a mi gabinete particular en el palacio –pues nadie lo conoce mejor que vos–, y, muy cerca del piso, a la izquierda, en el rincón – más distante de la puerta que da a la antecámara, hallaréis en la pared una cabeza de clavo de bronce. Oprimidlo y se abrirá un armarito de joyas, que ni siquiera vos conocéis, no, ni ningún alma en el mundo sino yo y el leal artesano que lo ideó para mí. Lo primero que veréis será el Gran Sello. Traedlo aquí. ...
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