La palabra Vende ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas
La Biblia en España de Tomás Borrow y Manuel Azaña
Viaje de un naturalista alrededor del mundo de Charles Darwin
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Crimen y castigo de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece vende.
Estadisticas de la palabra vende
Vende es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 6124 según la RAE.
Vende aparece de media 14.36 veces en cada libro en castellano.
Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la vende en las obras de referencia de la RAE contandose 2183 apariciones .
Errores Ortográficos típicos con la palabra Vende
Cómo se escribe vende o bende?

la Ortografía es divertida
Algunas Frases de libros en las que aparece vende
La palabra vende puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 6209
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... ¿Tan caro se vende un poe ma? ¡Es increble! Oh, señor, haced-cuantos queráis, podéis converti ros en el émulo del señor de Voiture y del señor de Benserade. ...
En la línea 3525
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... A veces me las arreglo para mandarle algunos géneros que vende en Santiago con más ganancia que yo aquí. ...
En la línea 4517
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Mire usted esas piedras grandes del fondo; pues cuando llega su época, si el tiempo es bueno, no se vende tantísima pesca como hay. ...
En la línea 6652
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Es muy entendido en caballos, y cuando la ocasión llega, le vende un «bocado de casta» a cualquier aficionado joven, aunque no se niega tampoco a tratar con viejos; porque entre todos esos judíos de Fez, flacos, catarrosos, lívidos, de ojos de lince, no hay ninguno capaz de engañarlo en un trato ni de estafarle una sola de las cincuenta mil libras esterlinas que posee; pero téngase presente que es hombre franco y liberal con quienes se portan con él honradamente, y sépase también que si es usted un caballero cumplido le prestará dinero, si lo necesita; bien entendido que, si se lo niega, es que hay algo en su conducta de usted que no es del todo correcto, porque Griffiths conoce «su mundo» y no se deja tomar por tonto. ...
En la línea 7059
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... —Esta calle—dijo—es el Siarrin, y no hay en Tánger otra que se le parezca; observa qué ancha es, casi como la mitad del mismo _soc_; aquí están las tiendas de los mercaderes más importantes, donde se vende toda clase de artículos preciosos. ...
En la línea 523
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Las clases más elevadas e instruidas que viven en las ciudades tienen las cualidades del gaucho, aunque en menor grado; pero también muchos vicios que éste no tiene y los cuales temo que anulen esas buenas cualidades. En las clases elevadas se advierten la sensualidad, la irreligiosidad, la Corrupción más cínica, llevadas al grado más alto. A casi todos los funcionarios puede comprárseles: el director general de Correos vende sellos falsos; el gobernador y el primer ministro se entienden para robar al Estado. No debe contarse con la justicia mediando el oro. He conocido a un inglés que fue a ver al ministro de Justicia en las condiciones siguientes (y añadía que estando muy poco al corriente de las costumbres del país, temblaba todo su cuerpo al entrar en casa del alto personaje): «Señor, le dijo, vengo a ofrecer a usted 200 pesos en papel (unas 125 pesetas en metálico), si hace usted que dentro de cierto término detengan a un hombre que me ha robado. Sé que el paso que doy en este momento es contrario a la ley, pero mi abogado (y citó el nombre de éste último) me aconsejó que lo diese». ...
En la línea 1907
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Viven los habitantes como si se hallasen a bordo de un buque; todo tienen que llevarlo desde muy lejos el agua la traen en barcos de Pisagua, situada 40 millas (64 kilómetros) al norte; y se vende a 9 reales2 (cerca de 6 pesetas) el tonel de 18 galones: una botella de agua que he comprado yo me ha costado 30 céntimos ...
En la línea 4676
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... —Hombre, eso ya lo sé; pero usted, vende eso y. ...
En la línea 7666
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... ¿Ven ustedes este santurrón? pues hasta vende hostias. ...
En la línea 15961
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... —¡Y me vende! —¡Te vende! ¡te vende!. ...
En la línea 15961
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... —¡Y me vende! —¡Te vende! ¡te vende!. ...
En la línea 4435
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Y el pianito sigue tocando aires populares, que parecen encender con sus acentos de pelea la sangre de toda aquella chusma. Varias mujeres que tienen en la cuneta puestos ambulantes de pañuelos, recogen a escape su comercio, y lo mismo hacen los de la gran liquidación por saldo, a real y medio la pieza. Un individuo que sobre una mesilla de tijera exhibe el gran invento para cortar cristal, tiene que salir a espeta perros; otro que vende los lápices más fuertes del mundo (como que da con ellos tremendos picotazos en la madera sin que se les rompa la punta), también recoge los bártulos, porque la mula delantera se le va encima. Fortunata mira todo esto y se ríe. El piso está húmedo y los pies se resbalan. De repente, ¡ay!, cree que le clavan un dardo. Bajando por la calle Imperial, en dirección al gran pelmazo de gente que se ha formado, viene Juanito Santa Cruz. Ella se empina sobre las puntas de los pies para verle y ser vista. Milagro fuera que no la viese. La ve al instante y se va derecho a ella. Tiembla Fortunata, y él le coge una mano preguntándole por su salud. Como el pianito sigue blasfemando y los carreteros tocando, ambos tienen que alzar la voz para hacerse oír. Al mismo tiempo Juan pone una cara muy afligida, y llevándola dentro del portal del Fiel Contraste, le dice: «Me he arruinado, chica, y para mantener a mis padres y a mi mujer, estoy trabajando de escribiente en una oficina… Pretendo una plaza de cobrador del tranvía. ¿No ves lo mal trajeado que estoy?» Fortunata le mira, y siente un dolor tan vivo como si le dieran una puñalada. En efecto; la capa del señorito de Santa Cruz tiene un siete tremendo, y debajo de ella asoma la americana con los ribetes deshilachados, corbata mugrienta, y el cuello de la camisa de dos semanas… Entonces ella se deja caer sobre él, y le dice con efusión cariñosa: «Alma mía, yo trabajaré para ti; yo tengo costumbre, tú no; sé planchar, sé repasar, sé servir… tú no tienes que trabajar… yo para ti… Con que me sirvas para ir a entregar, basta… no más. Viviremos en un sotabanco, solos y tan contentos». ...
En la línea 4881
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... A las doce de un hermoso día de Octubre, D. Manuel Moreno-Isla regresaba a su casa, de vuelta de un paseíto por Hide Park … digo, por el Retiro. Responde la equivocación del narrador al quid pro quo del personaje, porque Moreno, en las perturbaciones superficiales que por aquel entonces tenía su espíritu, solía confundir las impresiones positivas con los recuerdos. Aquel día, no obstante, el cansancio que experimentaba, determinando en él un trabajo mental comparativo, permitíale apreciar bien la situación efectiva y el escenario en que estaba. «Muy mal debe andar la máquina, cuando a mitad de la calle de Alcalá ya estoy rendido. Y no he hecho más que dar la vuelta al estanque. ¡Demonio de neurosis o lo que sea! Yo, que después de darle la vuelta a la Serpentine me iba del tirón a Cromwell road… friolera; como diez veces el paseo de hoy… yo que llegaba a mi casa dispuesto a andar otro tanto, ahora me siento fatigado a la mitad de esta condenada calle de Alcalá… ¡Tal vez consista en estos endiablados pisos, en este repecho insoportable!… Esta es la capital de las setecientas colinas. ¡Ah!, ya están regando esos brutos, y tengo que pasarme a la otra acera para que no me atice una ducha este salvaje con su manga de riego. 'Eso es, bestias, encharcad bien para que haya fango y paludismo… '. Pues por aquí, los barrenderos me echan encima una nube de polvo… 'Animales, respetad a la gente… '. Prefiero las duchas… En fin, que este salvajismo es lo que me tiene a mí enfermo. No se puede vivir aquí… Pues digo; otro pobre. No se puede dar un paso sin que le acosen a uno estas hordas de mendigos. ¡Y algunos son tan insolentes!… 'Toma, toma tú también'. Como me olvide algún día de traer un bolsillo lleno de cobre, me divierto. ¡Aquí no hay policía, ni beneficencia, ni formas, ni civilización!… Gracias a Dios que he subido el repecho. Parece la subida al Calvario, y con esta cruz que llevo a cuestas, más… ¡Qué hermosos nardos vende esta mujer! Le compraré uno… 'Deme usted un nardo. Una varita sola… Vaya, deme usted tres varitas. ¿Cuánto? Tome usted… Abur'. Me ha robado. Aquí todos roban… Debo de parecer un San José; pero no importa… 'Yo no juego a la lotería; déjeme usted en paz'. ¿Qué me importará a mí que sea mañana último día de billetes, ni que el número sea bonito o feo… ? Se me ocurre comprar un billete, y dárselo a Guillermina. De seguro que le toca. ¡Es la mujer de más suerte!… 'Venga ese décimo, niña… Sí, es bonito número. ¿Y tú por qué andas tan sucia?'. ¡Qué pueblo, válgame Dios, qué raza! Lo que yo le decía anteayer a D. Alfonso: 'Desengáñese Vuestra Majestad, han de pasar siglos antes de que esta nación sea presentable. A no ser que venga el cruzamiento con alguna casta del Norte, trayendo aquí madres sajonas'. Ya poco me falta. Francamente, es cosa de tomar un coche; pero no, aguántate, que pronto llegarás… Un entierro por la Puerta del Sol. No, lo que es aquí no me he de morir yo, para que no me lleven en esas horribles carrozas… Dan las doce. Allá están los cesantes mirando caer la bola. Buena bola os daría yo. Ahí viene Casa-Muñoz. ¿Pero qué veo? ¿Es él? Ya no se tiñe. Ha comprendido que es absurdo llevar el pelo blanco y las patillas negras. No me mira, no quiere que le salude. Realmente es muy ridícula la situación de un hombre que se tiñe, el día en que se decide a renunciar a la pintura, porque la edad lo exige o porque se convence de que nadie cree en el engaño… Allí va en un coche la duquesa de Gravelinas… No me ha visto… 'Abur Feijoo… '. ¡Qué bajón ha dado ese hombre!… Vamos, ya entro por mi calle de Correos. Si habrá venido a almorzar mi primo… Lo que es hoy me tiene que hacer un reconocimiento en toda regla, porque me siento muy mal… Que me ausculte bien, porque este corazón parece un fuelle roto. ¿Será esto un fenómeno puramente moral? Puede ser. Ya veo yo el remedio… ¡Pero qué verdes están las uvas, qué verdes! Los balcones tan tristes como siempre. ¡Ah!… sale al mirador Barbarita para hablar con la rata eclesiástica… 'Adiós, adiós… vengo de dar mi paseíto… Estoy muy bien, hoy no me he cansado nada… '. ¡Qué mentira tan grande he dicho! Me canso como nunca. Ahora, escalera de mi casa, sé benévola conmigo. Subamos… ¡Ay, qué corazón, maldito fuelle! Despacito, tiempo hay de llegar arriba. Si no llego hoy, llegaré mañana. Seis escalones a la espalda. ¡Dios mío, lo que falta todavía!». ...
En la línea 5387
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —¿Quiere esto decir que yo sea partidario de la tiranía?… —prosiguió Ido—. No señor. Me gusta la libertad; pero respetando… respetando a Juan, Pedro y Diego… y que cada uno piense como quiera, pero sin desmandarse, sin desmandarse, mirando siempre para la ley. Muchos creen que el ser liberal consiste en pegar gritos, insultar a los curas, no trabajar, pedir aboliciones y decir que mueran las autoridades. No señor. ¿Qué se desprende de esto? Que cuando hay libertad mal entendida y muchas aboliciones, los ricos se asustan, se van al extranjero, y no se ve una peseta por ninguna parte. No corriendo el dinero, la plaza está mal, no se vende nada, y el bracero que tanto chillaba dando vivas a la Constitución, no tiene qué comer. Total, que yo digo siempre: «Lógica, liberales» y de aquí no me saca nadie. ...
En la línea 5928
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Si usted me lo manda, sí… ¡Ay!, yo creí que matar al que nos engaña, al que nos vende, no es pecado… vamos, que no era pecado muy gordo, se me subió la hiel a la cabeza. ¡Le tengo tanta rabia a ésa… ! Digo yo que se puede tener rabia a otra persona, desear que la maten, y sin embargo no ser una mala. ...
En la línea 908
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑¡Pero escucha un momento, botarate! ¿Es que te has vuelto loco? Puedes hacer lo que quieras, pero yo tampoco tengo lecciones y me río de eso. Estoy en tratos con el librero Kheruvimof, que es una magnífica lección en su género. Yo no lo cambiaría por cinco lecciones en familias de comerciantes. Ese hombre publica libritos sobre ciencias naturales, pues esto se vende como el pan. Basta buscar buenos títulos. Me has llamado imbécil más de una vez, pero estoy seguro de que hay otros más tontos que yo. Mi editor, que es poco menos que analfabeto, quiere seguir la corriente de la moda, y yo, naturalmente, le animo… Mira, aquí hay dos pliegos y medio de texto alemán. Puro charlatanismo, a mi juicio. Dicho en dos palabras, la cuestión que estudia el autor es la de si la mujer es un ser humano. Naturalmente, él opina que sí y su labor consiste en demostrarlo elocuentemente. Kheruvimof considera que este folleto es de actualidad en estos momentos en que el feminismo está de moda, y yo me encargo de traducirlo. Podrá convertir en seis los dos pliegos y medio de texto alemán. Le pondremos un título ampuloso que llene media página y se venderá a cincuenta kopeks el ejemplar. Será un buen negocio. Se me paga la traducción a seis rublos el pliego, o sea quince rublos por todo el trabajo. Ya he cobrado seis por adelantado. Cuando terminemos este folleto traduciremos un libro sobre las ballenas, y para después ya hemos elegido unos cuantos chismes de Les Confessions. También los traduciremos. Alguien ha dicho a Kheruvimof que Rousseau es una especie de Radiscev. Naturalmente, yo no he protestado. ¡Que se vayan al diablo… ! Bueno, ¿quieres traducir el segundo pliego del folleto Es la mujer un ser humano? Si quieres, coge inmediatamente el pliego, plumas, papel (todos estos gastos van a cargo del editor), y aquí tienes tres rublos: como yo he recibido seis adelantados por toda la traducción, a ti te corresponden tres. Cuando hayas traducido el pliego, recibirás otros tres. Pero que te conste que no tienes nada que agradecerme. Por el contrario, apenas te he visto entrar, he pensado en tu ayuda. En primer lugar, yo no estoy muy fuerte en ortografía, y en segundo, mis conocimientos del alemán son más que deficientes. Por eso me veo obligado con frecuencia a inventar, aunque me consuelo pensando que la obra ha de ganar con ello. Es posible que me equivoque… Bueno, ¿aceptas? ...
En la línea 1098
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Ni una mancha, ni un boquete; aunque usados, están nuevos. El chaleco hace juego con el pantalón, como exige la moda. Bien mirado, debemos felicitarnos de que estas prendas no sean nuevas, pues así son más suaves, más flexibles… Ahora otra cosa, amigo Rodia. A mi juicio, para abrirse paso en el mundo hay que observar las exigencias de las estaciones. Si uno no pide espárragos en invierno, ahorra unos cuantos rublos. Y lo mismo pasa con la ropa. Estamos en pleno verano: por eso he comprado prendas estivales. Cuando llegue el otoño necesitarás ropa de más abrigo. Por lo tanto, habrás de dejar ésta, que, por otra parte, estará hecha jirones… Bueno, adivina lo que han costado estas prendas. ¿Cuánto te parece? ¡Dos rublos y veinticinco kopeks! Además, no lo olvides, en las mismas condiciones que la gorra: el año próximo te lo cambiarán gratuitamente. El trapero Fediaev no vende de otro modo. Dice que el que va a comprarle una vez no ha de volver jamás, pues lo que compra le dura toda la vida… Ahora vamos con las botas. ¿Qué te parecen? Ya se ve que están usadas, pero durarán todavía lo menos dos meses. Están confeccionadas en el extranjero. Un secretario de la Embajada de Inglaterra se deshizo de ellas la semana pasada en el mercado. Sólo las había llevado seis días, pero necesitaba dinero. He dado por ellas un rublo y medio. No son caras, ¿verdad? ...

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