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La palabra uvas
Cómo se escribe

la palabra uvas

La palabra Uvas ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Bodega de Vicente Blasco Ibañez
La Biblia en España de Tomás Borrow y Manuel Azaña
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra
Viaje de un naturalista alrededor del mundo de Charles Darwin
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Un viaje de novios de Emilia Pardo Bazán
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece uvas.

Estadisticas de la palabra uvas

Uvas es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 12265 según la RAE.

Uvas aparece de media 5.97 veces en cada libro en castellano.

Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la uvas en las obras de referencia de la RAE contandose 907 apariciones .

Más información sobre la palabra Uvas en internet

Uvas en la RAE.
Uvas en Word Reference.
Uvas en la wikipedia.
Sinonimos de Uvas.

Algunas Frases de libros en las que aparece uvas

La palabra uvas puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 1299
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Las muchachas extendíanse por las pendientes, con sus faldas de colores, como un rebaño de ovejas azules y sonrosadas. Los hombres, en camisa y calzoncillos, avanzaban a gatas como corderos blancos. Iban de unas cepas a otras, arrastrando el vientre sobre la tierra caldeada. Los sarmientos esparcían sus pámpanos rojizos y verdes a ras del suelo, y las uvas descansaban en la caliza, que las comunicaba hasta el último instante su generoso calor. ...

En la línea 6907
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... El _haji_ y sus negros manifestaron su repuesto y se regalaron con pollos asados; los judíos comieron uvas y pan, y yo, pan y queso, en tanto que la tripulación preparaba un plato de boquerones. ...

En la línea 7016
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Delante de cada caja había una especie de mostrador, o más bien un largo mostrador corría frente a toda la línea, sobre el cual yacían uvas, dátiles, pequeños barriles de azúcar, jabón, manteca y otros artículos varios. ...

En la línea 7044
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Pronto me senté a desayunar en una habitación a la izquierda del minúsculo _wustuddur_; el trato era excelente: te, pescado frito, huevos y uvas, sin olvidar el famoso pan de Juana Correa. ...

En la línea 7098
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... No había nada verde, salvo las frutas, sobre todo las uvas, que en bravos racimos colgaban de las _parras_; porque la langosta no toca los frutos mientras queda una hoja por devorar. ...

En la línea 6518
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Levantóse, en fin, el señor gobernador, y, por orden del doctor Pedro Recio, le hicieron desayunar con un poco de conserva y cuatro tragos de agua fría, cosa que la trocara Sancho con un pedazo de pan y un racimo de uvas; pero, viendo que aquello era más fuerza que voluntad, pasó por ello, con harto dolor de su alma y fatiga de su estómago, haciéndole creer Pedro Recio que los manjares pocos y delicados avivaban el ingenio, que era lo que más convenía a las personas constituidas en mandos y en oficios graves, donde se han de aprovechar no tanto de las fuerzas corporales como de las del entendimiento. ...

En la línea 7129
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Verdad es que, cuando él tiene hambre, parece algo tragón, porque come apriesa y masca a dos carrillos; pero la limpieza siempre la tiene en su punto, y en el tiempo que fue gobernador aprendió a comer a lo melindroso: tanto, que comía con tenedor las uvas y aun los granos de la granada. ...

En la línea 876
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... s huertos producen melocotones, higos y uvas en abundancia ...

En la línea 1768
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... s higos y las uvas de este distrito tienen mucha fama; y hay grandísimas plantaciones de higueras y de viñas. norte de Quillota es quizá el más productivo valle de Coquimbo; tiene, creo, 25.000 habitantes, comprendiendo la ciudad a la cual regreso al día siguiente con don José. ...

En la línea 2463
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... lliams, Davies y Clark; y cerca de ellas están las chozas de los braceros indígenas. una colonia próxima se ven hazas magníficas de trigo y de cebada; en otros puntos, campos de patatas y de tréboles. puedo describir todo lo que he visto: grandes jardines, donde se hallan todas las frutas y todas las legumbres de Inglaterra y otras muchas pertenecientes a climas más cálidos; pudiendo citar como ejemplo: el espárrago, la judía, el cohombro, el ruibarbo, la manzana, la pera, el higo, el melocotón, el albaricoque, las uvas, la aceituna, la grosella, la mora y el lúpulo; los brezos forman los cercados y de trecho en trecho se ven algunas encinas; cultivándose también muchas especies de flores ...

En la línea 1612
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Estas referencias o noticias sueltas eran en aquella triste historia como las uvas desgranadas que quedan en el fondo del cesto después de sacar los racimos. Eran las más maduras, y quizás por esto las más sabrosas. ...

En la línea 3336
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Los gustos extranjeros de aquel hombre y el desamor que a su patria mostraba, eran ocasión de empeñadas reyertas entre él y D. Baldomero, que defendía todo lo del Reino con sincero entusiasmo. A veces perdía los estribos el buen español, sosteniendo que en todo lo de fuera hay mucho de farsa, y Moreno, extremando sus antipatías, sostenía que en España no hay más que tres cosas buenas: la Guardia Civil, las uvas de albillo y el Museo del Prado. ...

En la línea 4881
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... A las doce de un hermoso día de Octubre, D. Manuel Moreno-Isla regresaba a su casa, de vuelta de un paseíto por Hide Park … digo, por el Retiro. Responde la equivocación del narrador al quid pro quo del personaje, porque Moreno, en las perturbaciones superficiales que por aquel entonces tenía su espíritu, solía confundir las impresiones positivas con los recuerdos. Aquel día, no obstante, el cansancio que experimentaba, determinando en él un trabajo mental comparativo, permitíale apreciar bien la situación efectiva y el escenario en que estaba. «Muy mal debe andar la máquina, cuando a mitad de la calle de Alcalá ya estoy rendido. Y no he hecho más que dar la vuelta al estanque. ¡Demonio de neurosis o lo que sea! Yo, que después de darle la vuelta a la Serpentine me iba del tirón a Cromwell road… friolera; como diez veces el paseo de hoy… yo que llegaba a mi casa dispuesto a andar otro tanto, ahora me siento fatigado a la mitad de esta condenada calle de Alcalá… ¡Tal vez consista en estos endiablados pisos, en este repecho insoportable!… Esta es la capital de las setecientas colinas. ¡Ah!, ya están regando esos brutos, y tengo que pasarme a la otra acera para que no me atice una ducha este salvaje con su manga de riego. 'Eso es, bestias, encharcad bien para que haya fango y paludismo… '. Pues por aquí, los barrenderos me echan encima una nube de polvo… 'Animales, respetad a la gente… '. Prefiero las duchas… En fin, que este salvajismo es lo que me tiene a mí enfermo. No se puede vivir aquí… Pues digo; otro pobre. No se puede dar un paso sin que le acosen a uno estas hordas de mendigos. ¡Y algunos son tan insolentes!… 'Toma, toma tú también'. Como me olvide algún día de traer un bolsillo lleno de cobre, me divierto. ¡Aquí no hay policía, ni beneficencia, ni formas, ni civilización!… Gracias a Dios que he subido el repecho. Parece la subida al Calvario, y con esta cruz que llevo a cuestas, más… ¡Qué hermosos nardos vende esta mujer! Le compraré uno… 'Deme usted un nardo. Una varita sola… Vaya, deme usted tres varitas. ¿Cuánto? Tome usted… Abur'. Me ha robado. Aquí todos roban… Debo de parecer un San José; pero no importa… 'Yo no juego a la lotería; déjeme usted en paz'. ¿Qué me importará a mí que sea mañana último día de billetes, ni que el número sea bonito o feo… ? Se me ocurre comprar un billete, y dárselo a Guillermina. De seguro que le toca. ¡Es la mujer de más suerte!… 'Venga ese décimo, niña… Sí, es bonito número. ¿Y tú por qué andas tan sucia?'. ¡Qué pueblo, válgame Dios, qué raza! Lo que yo le decía anteayer a D. Alfonso: 'Desengáñese Vuestra Majestad, han de pasar siglos antes de que esta nación sea presentable. A no ser que venga el cruzamiento con alguna casta del Norte, trayendo aquí madres sajonas'. Ya poco me falta. Francamente, es cosa de tomar un coche; pero no, aguántate, que pronto llegarás… Un entierro por la Puerta del Sol. No, lo que es aquí no me he de morir yo, para que no me lleven en esas horribles carrozas… Dan las doce. Allá están los cesantes mirando caer la bola. Buena bola os daría yo. Ahí viene Casa-Muñoz. ¿Pero qué veo? ¿Es él? Ya no se tiñe. Ha comprendido que es absurdo llevar el pelo blanco y las patillas negras. No me mira, no quiere que le salude. Realmente es muy ridícula la situación de un hombre que se tiñe, el día en que se decide a renunciar a la pintura, porque la edad lo exige o porque se convence de que nadie cree en el engaño… Allí va en un coche la duquesa de Gravelinas… No me ha visto… 'Abur Feijoo… '. ¡Qué bajón ha dado ese hombre!… Vamos, ya entro por mi calle de Correos. Si habrá venido a almorzar mi primo… Lo que es hoy me tiene que hacer un reconocimiento en toda regla, porque me siento muy mal… Que me ausculte bien, porque este corazón parece un fuelle roto. ¿Será esto un fenómeno puramente moral? Puede ser. Ya veo yo el remedio… ¡Pero qué verdes están las uvas, qué verdes! Los balcones tan tristes como siempre. ¡Ah!… sale al mirador Barbarita para hablar con la rata eclesiástica… 'Adiós, adiós… vengo de dar mi paseíto… Estoy muy bien, hoy no me he cansado nada… '. ¡Qué mentira tan grande he dicho! Me canso como nunca. Ahora, escalera de mi casa, sé benévola conmigo. Subamos… ¡Ay, qué corazón, maldito fuelle! Despacito, tiempo hay de llegar arriba. Si no llego hoy, llegaré mañana. Seis escalones a la espalda. ¡Dios mío, lo que falta todavía!». ...

En la línea 395
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Y redoblaba el arpegio de sus carcajadas, pareciéndole donosísimo incidente el de quedarse sin equipaje alguno. Hallábase, pues, como una criatura que se pierde en la calle, y a la cual recogen por caridad hasta averiguar su domicilio. Aventura completa. Niña como era Lucía, así pudo tomarla a llanto como a risa; tomola a risa, porque estaba alegre, y hasta Hendaya no cesó la ráfaga de buen humor que regocijaba el departamento. En Hendaya prolongó la comida aquel instante de cordialidad perfecta. El elegante comedor de la estación de Hendaya, alhajado con el gusto y esmero especial que despliegan los franceses para obsequiar, atraer y exprimir al parroquiano, convidaba a la intimidad, con sus altos y discretos cortinajes de colores mortecinos su revestimiento de madera obscura, su enorme chimenea de bronce y mármol, su aparador espléndido, que dominaba una pareja de anchos y barrigudos tibores japoneses, rameados de plantas y aves exóticas; fulgurante de argentería Ruolz, y cargado con montones de vajillas de china opaca. Artegui y Lucía eligieron una mesa chica para dos cubiertos, donde podían hablarse frente a frente, en voz baja, por no lanzar el sonido duro y corto de las sílabas españolas entre la sinfonía confusa y ligada de inflexiones francesas que se elevaba de la conversación general en la mesa grande. Hacia Artegui de maestresala y copero, nombraba los platos, escanciaba y trinchaba, previniendo los caprichos pueriles de Lucía, descascarando las almendras, mondando las manzanas y sumergiendo en el bol de cristal tallado lleno de agua, las rubias uvas. En su semblante animado parecía haberse descorrido un velo de niebla y sus movimientos, aunque llenos de calma y aplomo, no eran tan cansados y yertos como antes. ...

En la línea 842
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -Demasiado alta -afirmó Perico como el zorro de las uvas. ...


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Errores Ortográficos típicos con la palabra Uvas

Cómo se escribe uvas o huvas?
Cómo se escribe uvas o uvaz?
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