La palabra Tardaba ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Barraca de Vicente Blasco Ibañez
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece tardaba.
Estadisticas de la palabra tardaba
La palabra tardaba no es muy usada pues no es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE
Errores Ortográficos típicos con la palabra Tardaba
Cómo se escribe tardaba o tarrdaba?
Cómo se escribe tardaba o tardava?
Más información sobre la palabra Tardaba en internet
Tardaba en la RAE.
Tardaba en Word Reference.
Tardaba en la wikipedia.
Sinonimos de Tardaba.

la Ortografía es divertida

El Español es una gran familia
Algunas Frases de libros en las que aparece tardaba
La palabra tardaba puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 2055
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... La vista de la navaja daba escalofríos a la señora, la ponía nerviosa, y por eso mismo el socarrón cortaba el tabaco con lentitud y tardaba en guardársela, repitiendo siempre los mismos argumentos del abuelo para explicar su retraso en el pago. ...
En la línea 1183
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... «Sigo, pues, y digo que el desembarcadero de la otra parte estaba lleno de cieno y resbaloso, y tardaba el pescador mucho tiempo en ir y volver. ...
En la línea 2438
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... »Y con este acuerdo se volvieron a casa de Anselmo, donde hallaron a Camila con ansia y cuidado, esperando a su esposo, porque aquel día tardaba en venir más de lo acostumbrado. ...
En la línea 4610
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Calló en diciendo esto don Quijote, y el de lo verde, según se tardaba en responderle, parecía que no acertaba a hacerlo; pero de allí a buen espacio le dijo: -Acertastes, señor caballero, a conocer por mi suspensión mi deseo; pero no habéis acertado a quitarme la maravilla que en mí causa el haberos visto; que, puesto que, como vos, señor, decís, que el saber ya quién sois me lo podría quitar, no ha sido así; antes, agora que lo sé, quedo más suspenso y maravillado. ...
En la línea 9123
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Doña Petronila tardaba. ...
En la línea 14230
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... La berlina tardaba. ...
En la línea 15608
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Pero tardaba años, tardaba siglos. ...
En la línea 15608
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Pero tardaba años, tardaba siglos. ...
En la línea 2429
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Sorprendidas por una monja en esta sabrosa conversación que las hacía desmayar en el trabajo, tuvieron que callarse. Mauricia dio salida al agua sucia, y Fortunata abrió el grifo para que se llenara la artesa con el agua limpia del depósito de palastro. Creeríase que aquello simbolizaba la necesidad de llevar pensamientos claros al diálogo un tanto impuro de las dos amigas. La artesa tardaba mucho en llenarse, porque el depósito tenía poca agua. El gran disco que transmitía a la bomba la fuerza del viento, estaba aquel día muy perezoso, moviéndose tan sólo a ratos con indolente majestad; y el aparato, después de gemir un instante como si trabajara de mala gana, quedaba inactivo en medio del silencio del campo. Ganas tenían las dos recogidas de seguir charlando; pero la monja no las dejaba y quiso ver cómo aclaraban la ropa. Después las amigas tuvieron que separarse, porque era jueves y Fortunata había de vestirse para recibir la visita de los de Rubín. Mauricia se quedó sola tendiendo la ropa. ...
En la línea 2494
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Aunque andaba muy aprisa, tardaba mucho tiempo en llegar al altar, porque la capilla, que era tan chica, se había vuelto muy grande. Lo menos había media legua desde la puerta al altar… Y mientras más andaba, más lejos, más lejos… Llegó por fin y subió los dos, tres, cuatro escalones, y le causaba tanta extrañeza verse en aquel sitio mirando de cerca la mesa aquella cubierta con finísimo y albo lienzo, que un rato estuvo sin poder dar el último paso. Le entró una risa convulsiva cuando puso su mano sobre el ara sagrada… «¿Quién me había de decir?… ¡oh, mi re—Dios de mi alma que yo… ji ji ji!… ». Apartó el Crucifijo que está delante de la puerta del sagrario, alargó luego el brazo; pero como no alcanzaba, alargábalo más y más, hasta que llegó a dolerle mucho de tantos estirones… Por fin, gracias a Dios, pudo abrir la puerta que sólo tocan las manos ungidas del sacerdote. Levantando la cortinilla, buscó un momento en el misterioso, santo y venerado hueco… ¡Oh!, no había nada. Busca por aquí, busca por allí y nada… Acordose de que no era aquel el sitio donde está la custodia, sino otro más alto. Subió al altar, puso los pies en el ara santa… Busca por aquí, por allí… ¡Ah!, por fin tropezaron sus dedos con el metálico pie de la custodia. Pero qué frío estaba, tan frío que quemaba. El contacto del metal llevó por todo lo largo del espinazo de Mauricia una corriente glacial… Vaciló. ¿Lo cogería, sí o no? Sí, sí mil veces; aunque muriera, era preciso cumplir. Con exquisito cuidado, más con gran decisión, empuñó la custodia bajando con ella por una escalera que antes no estaba allí. Orgullo y alegría inundaron el alma de la atrevida mujer al mirar en su propia mano la representación visible de Dios… ¡Cómo brillaban los rayos de oro que circundan el viril, y qué misteriosa y plácida majestad la de la hostia purísima, guardada tras el cristal, blanca, divina y con todo el aquel de persona, sin ser más que una sustancia de delicado pan! ...
En la línea 3008
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... La contestación tardaba. Nicolás repitió la pregunta hasta tres veces suavizando el tono, y al fin oyó un susurro que decía: «Muchas». ...
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