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La palabra submarina
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la palabra submarina

La palabra Submarina ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
Viaje de un naturalista alrededor del mundo de Charles Darwin
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece submarina.

Estadisticas de la palabra submarina

La palabra submarina no es muy usada pues no es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE

Errores Ortográficos típicos con la palabra Submarina

Cómo se escribe submarina o submarrina?
Cómo se escribe submarina o zubmarina?
Cómo se escribe submarina o suvmarina?

Más información sobre la palabra Submarina en internet

Submarina en la RAE.
Submarina en Word Reference.
Submarina en la wikipedia.
Sinonimos de Submarina.


la Ortografía es divertida


El Español es una gran familia

Algunas Frases de libros en las que aparece submarina

La palabra submarina puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 2866
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... r dentro, baja el arrecife en pendiente suave en el canal o termina por un muro perpendicular que tiene a veces 200 ó 300 pies bajo el agua. exterior se levanta perpendicular el arrecife desde las profundidades del océano como un attol. Puede haber nada más original que estas formaciones? Vemos una isla, que puede compararse a un castillo, situado en la cumbre de una elevada montaña submarina, protegido por un gran muro de coral siempre tallado a pico por fuera y muchas veces también por dentro, y cuyo vértice ancho es plano y en el cual se abren, de trecho en trecho, puertas estrechas a través de las cuales pueden entrar los mayores buques; esos pasos dan acceso al canal que podría compararse con un foso inmenso. ...

En la línea 2876
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... ndequiera que la tierra penetra abruptamente en el mar, no tienen estos arrecifes más que algunos metros de ancho, y forman una simple guarnición o franja alrededor de las costas; donde la tierra entra bajo el agua 1 en pendiente suave, el arrecife se extiende más lejos, a veces hasta a una milla de la tierra; los sondeos hechos, en este último caso, más allá del arrecife prueban siempre que la prolongación submarina de la isla baja en pendiente suave. una palabra, los arrecifes no se extienden a más distancia de la costa que a la cual encuentran la base necesaria a una profundidad de 20 a 30 brazas. cuanto al arrecife en sí, no hay diferencia esencial entre él y los que forman anillo o attol; siendo, sin embargo, menos ancho, y por consiguiente, con menos islotes encima ...

En la línea 8898
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Notaba Ana con tristeza y casi envidia que en general los vetustenses se resignaban sin gran esfuerzo con aquella vida submarina, que duraba gran parte del otoño, lo más del invierno y casi toda la primavera. ...

En la línea 391
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Al fin acabó la espantosa noche, de la que mi memoria no ha podido conservar todas sus impresiones. Tan sólo un detalle quedó impreso en ella. Durante algunos momentos de calma del mar y del viento creí oír en varias ocasiones unos vagos sonidos, una especie de armonía fugaz producida por lejanos acordes. ¿Cuál era, pues, el misterio de esa navegación submarina cuya explicación buscaba en vano el mundo entero? ¿Qué seres vivían en ese extraño barco? ¿Qué agente mecánico le permitía desplazarse con tan prodigiosa velocidad? ...

En la línea 506
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Escaparse de una prisión «terrestre» es a menudo difícil, pero hacerlo de una prisión submarina, me parece absolutamente imposible. ...

En la línea 621
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Entre tantos libros, vi las obras maestras de los más grandes escritores antiguos y modernos, es decir, todo lo que la humanidad ha producido de más bello en la historia, la poesía, la novela y la ciencia, desde Homero hasta Victor Hugo desde Jenofonte hasta Michelet, desde Rabelais hasta la señora Sand. Pero los principales fondos de la biblioteca estaban integrados por obras científicas; los libros de mecánica, de balística, de hidrografía, de meteorología, de geografía, de geología, etc., ocupaban en ella un lugar no menos amplio que las obras de Historia Natural, y comprendí que constituían el principal estudio del capitán. Vi allí todas las obras de Humboldt, de Arago, los trabajos de Foucault, de Henri Sainte Claire Deville, de Chasles, de Milne Edwards, de Quatrefages, de Tyndall, de Faraday, de Berthelot, del abate Secchi, de Petermann, del comandante Maury, de Agassiz, etc.; las memorias de la Academia de Ciencias, los boletines de diferentes sociedades de Geografía, etcétera. Y también, y en buen lugar, los dos volúmenes que me habían valido probablemente esa acogida, relativamente caritativa, del capitán Nemo. Entre las obras que allí vi de Joseph Bertrand, la titulada Los fundadores de la Astronomía me dio incluso una fecha de referencia; como yo sabía que dicha obra databa de 1865, pude inferir que la instalación del Nautilus no se remontaba a una época anterior. Así, pues, la existencia submarina del capitán Nemo no pasaba de tres años como máximo. Tal vez -me dije -hallara obras más recientes que me permitieran fijar con exactitud la época, pero tenía mucho tiempo ante mí para proceder a tal investigación, y no quise retrasar más nuestro paseo por las maravillas del Nautilus. ...

En la línea 728
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... »Al realizar los planos de este barco, destinado a una navegación submarina, lo hice con la intención de que en equilibrio en el agua permaneciera sumergido en sus nueve décimas partes. Por ello, en tales condiciones no debía desplazar más que las nueve décimas partes de su volumen, o sea, mil trescientos cincuenta y seis metros y cuarenta y ocho centímetros, o, lo que es lo mismo, que no pesara más que igual número de toneladas. Esto me obligó a no superar ese peso al construirlo según las citadas dimensiones. ...

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