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La palabra saludar
Cómo se escribe

la palabra saludar

La palabra Saludar ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Barraca de Vicente Blasco Ibañez
Viaje de un naturalista alrededor del mundo de Charles Darwin
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Sandokán: Los tigres de Mompracem de Emilio Salgàri
Crimen y castigo de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
El jugador de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece saludar.

Estadisticas de la palabra saludar

Saludar es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 9668 según la RAE.

Saludar aparece de media 8.13 veces en cada libro en castellano.

Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la saludar en las obras de referencia de la RAE contandose 1236 apariciones .

Errores Ortográficos típicos con la palabra Saludar

Cómo se escribe saludar o saludarr?
Cómo se escribe saludar o zaludar?

Más información sobre la palabra Saludar en internet

Saludar en la RAE.
Saludar en Word Reference.
Saludar en la wikipedia.
Sinonimos de Saludar.


la Ortografía es divertida

Algunas Frases de libros en las que aparece saludar

La palabra saludar puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 400
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... El viejo aún estuvo más de una hora en la taberna, hablando a solas, advirtiendo que la cabeza se le iba; hasta que, molesto por la dura mirada de los dueños, que adivinaban su estado, sintió una vaga impresión de vergüenza y salió sin saludar, andando con paso inseguro. ...

En la línea 1815
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Pimentó capitaneaba a sus amigos los músicos; preparaban éstos sus instrumentos para saludar al albaet, apenas transpusiese la puerta, y entre el desorden y el griterío con que se iba formando la procesión gorjeaba el clarinete, hacía escalas el cornetín y el trombón bufaba como un viejo gordo y asmático. ...

En la línea 1824
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Los viejos árboles, que germinaban con una savia de resurrección, parecían saludar al pequeño cadáver agitando bajo la brisa sus ramas cargadas de flores. ...

En la línea 1342
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... uí no se encuentra ya aquella humilde cortesía tan común en Chiloé; algunos individuos os dirigen un «mari-mari» (Buenos días) demasiado brusco, pero la mayor parte no karentan ni siquiera saludar ...

En la línea 482
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... En aquel momento el Magistral se acercaba a saludar a don Saturno; reconoció a Obdulia y se inclinó sonriente; pero menos sonriente que al saludar a Bermúdez. ...

En la línea 1103
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Mesía al saludar humillaba los ojos, cargados de amor, ante los de ella imperiosos, imponentes. ...

En la línea 2576
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... —Pero, vamos a ver —decía —¿quién le ha asegurado a usted que el Magistral no ha querido confesar a la Regenta? —Me lo ha dicho quien vio por sus ojos a doña Anita entrar en la capilla de don Fermín y a don Fermín salir sin saludar a la Regenta. ...

En la línea 2649
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Si nunca pudo sacudir de sí la prístina ignorancia, en el andar, y en el vestir y hasta en el saludar, fue consiguiendo paulatinos progresos, y se necesitaba ser un poco antiguo en Vetusta para recordar todo lo agreste que aquel hombre había sido. ...

En la línea 643
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... No pudo seguir, porque entró Muñoz, fumando un gran puro, a saludar al enfermo. ...

En la línea 648
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Al poco rato entró en el despacho un hombre muy flaco, de cara enfermiza y toda llena de lóbulos y carúnculas, los pelos bermejos y muy tiesos, como crines de escobillón, la ropa prehistórica y muy raída, corbata roja y deshilachada, las botas muertas de risa. En una mano traía el sombrero que era un claque del año en que esta prenda se inventó, el primogénito de los claques sin género de duda, y en la otra un lío de carteras-prospectos para hacer suscriciones a libros de lujo, las cuales estaban tan sobadas, que la mugre no permitía ver los dorados de la pasta. Impresionó penosamente a la compasiva Jacinta aquella estampa de miseria en traje de persona decente, y más lástima tuvo cuando le vio saludar con urbanidad y sin encogimiento, como hombre muy hecho al trato social. ...

En la línea 1033
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Y salieron. Izquierdo, que aunque se tenía por caballería, preciábase de ser caballero, salió a despedirlas a la puerta de la calle, con el pequeño en brazos. Y le movía la manecita para hacerle saludar a las dos mujeres hasta que doblaron la esquina de la calle del Bastero. ...

En la línea 4699
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Un rato llevaban de interesante conferencia, cuando sonó la campanilla, y a poco entró Maxi en el gabinete, que era donde su tía y don Francisco estaban. Fortunata estaba planchando. En cuanto vio llegar a su marido, fue a ver qué se le ofrecía, pues algo desusado debía de ser. A tal hora, las diez de la mañana, no venía jamás a casa el pobre chico. Echándose un pañuelo por los hombros, porque el calor de la plancha la obligaba a estar al fresco, pasó al gabinete. Lo mismo ella que su tía se pasmaron de ver en el semblante del joven una alegría inusitada, Los ojos le brillaban, y hasta en la manera de saludar a D. Francisco advirtieron algo extraño, que las llenó de alarma. «Hola, D. Paco; yo bien, ¿y usted?… Y doña Silvia y Rufinita, ¿siguen tomando los baños del Manzanares?». Este lenguaje tan confianzudo, era lo más contrario al temperamento y a la timidez de Maxi. ...

En la línea 489
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... Después de saludar al lord, que se había puesto de muy mal humor, y de estrechar apasionadamente la mano de Mariana, Sandokán se retiró a su cuarto. Se paseó largo rato. Una inquietud inexplicable se reflejaba en su rostro, y sus manos atormentaban la empuñadura del kriss. Sin duda pensaba en el interrogatorio que le había hecho el oficial. ¿Lo habría reconocido, o era nada más que una sospecha? ¿Tramaba algo contra el pirata? ...

En la línea 1632
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... Con un gesto Sandokán impuso silencio a la tripulación, que iba a saludar a los dos jefes con una explosión de alegría. ...

En la línea 1365
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Lujine no había esperado esta invitación. Se deslizaba ya entre la silla y la mesa. Esta vez, Rasumikhine se levantó para dejarlo pasar. Lujine no se dignó mirarle y salió sin ni siquiera saludar a Zosimof, que desde hacía unos momentos le estaba diciendo por señas que dejara al enfermo tranquilo. Al verle alejarse con la cabeza baja, era fácil comprender que no olvidaría la terrible ofensa recibida. ...

En la línea 2230
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Pulqueria Alejandrovna tenía intención de saludar a Sonia, pero no supo cómo hacerlo y salió de la habitación precipitadamente. ...

En la línea 3553
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Apareció otro invitado, que fue a sentarse a la mesa directamente, sin ni siquiera saludar a Catalina Ivanovna. Y, finalmente, se presentó un individuo en bata. Esto era demasiado, y Amalia Ivanovna lo hizo salir con ayuda del polaco. Éste había traído a dos compatriotas que nadie de la casa conocía, porque jamás habían vivido en ella. ...

En la línea 554
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... En aquel momento, Feodosia, la niñera, vino a saludar a la abuela, trayendo consigo a los niños del general. ...


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