La palabra Recuerda ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas
La Biblia en España de Tomás Borrow y Manuel Azaña
Viaje de un naturalista alrededor del mundo de Charles Darwin
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
El príncipe y el mendigo de Mark Twain
Niebla de Miguel De Unamuno
Grandes Esperanzas de Charles Dickens
Crimen y castigo de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
Amnesia de Amado Nervo
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece recuerda.
Estadisticas de la palabra recuerda
Recuerda es una de las palabras más utilizadas del castellano ya que se encuentra en el Top 5000, en el puesto 1540 según la RAE.
Recuerda tienen una frecuencia media de 6.09 veces en cada libro en castellano
Esta clasificación se basa en la frecuencia de aparición de la recuerda en 150 obras del castellano contandose 925 apariciones en total.
Errores Ortográficos típicos con la palabra Recuerda
Cómo se escribe recuerda o rekuerda?
Cómo se escribe recuerda o rrecuerrda?

la Ortografía es divertida
Algunas Frases de libros en las que aparece recuerda
La palabra recuerda puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 6343
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -Sí -dijo Athos-, me recuerda una joya de familia. ...
En la línea 5192
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Al cruzar la plaza recordé que, en los buenos tiempos pasados, la Inquisición de España acostumbraba a celebrar allí sus solemnes _autos de fe_, y eché una mirada a los balcones de la Casa de la Villa, desde donde presenció el último rey de la dinastía austriaca el auto más solemne que se recuerda, y, después de ver quemar por grupos de cuatro o de cinco unos treinta herejes, hombres y mujeres, se enjugó el rostro, sudoroso por el calor y ennegrecido por el humo, y tranquilamente preguntó: «_¿No hay más?_»; ejemplar prueba de paciencia muy aplaudida por sus curas y confesores, que, andando el tiempo, le envenenaron. ...
En la línea 6501
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... En esta calle está la _Bolsa_, las casas de los comerciantes más fuertes y de la nobleza, y es, durante la primera parte del día, punto de reunión de los ociosos y de los hombres de negocios, por lo que recuerda a la Puerta del Sol de Madrid. ...
En la línea 6554
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... No hay inglés que pase por tales lugares—teatro de la batalla naval más famosa que se recuerda—sin emoción. ...
En la línea 136
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... El paisaje es muy poco interesante: apenas se ve una casa, un cercado o hasta un árbol que lo alegre un poco. Sin embargo, cuando se ha estado metido en un barco algún tiempo, se siente cierto placer en pasearse aun por llanuras de césped cuyos límites no pueden percibirse. Aparte de eso, si la vista siempre es la misma, muchos objetos particulares tienen suma belleza. La mayor parte de las avecillas poseen brillantes colores; el admirable césped verde, ramoneado muy al rape por las reses, está adornado por pequeñas flores, entre las cuales hay una que se parece a la margarita y os recuerda una antigua amiga. ¿Qué diría una florista al ver llanuras enteras tan completamente cubiertas por la verbena melindres, que aun a gran distancia presentan admirables matices de escarlata? Diez semanas permanecí en Maldonado, y durante ese tiempo pude proporcionarme una colección casi completa de los animales mamíferos, aves y reptiles de la comarca. ...
En la línea 304
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Aquí se encuentra en crecido número un avecilla muy extraña, el Tinochorus rumicivorus. Por sus costumbres y su aspecto general se parece a la codorniz y a la becada, por diferentes que sean entre sí estas dos aves. Al Tinochorus se le encuentra en toda la extensión al sur de la América meridional, donde hay llanuras estériles o pastos muy secos. Frecuentan por parejas o a bandadas pequeñas los lugares más desolados, donde apenas podría existir cualquier otra criatura. Al aproximarse a ellos se agachan en el suelo, del cual entonces difícilmente se les puede distinguir. Para buscar el alimento andan muy despacio y muy patiabiertos. Se cubren de polvo en los caminos y en los lugares arenosos, y frecuentan sitios determinados donde se les puede encontrar a diario con regularidd. Lo mismo que las perdices, levantan el vuelo a bandadas. Por todos estos conceptos, así como por su musculosa molleja, adaptada a una alimentación animal, por su pico arqueado, por lo carnoso de los orificios de su nariz, por sus cortas patas y la forma de sus pies, el Tinochorus se parece mucho a la codorniz. Pero en cuanto este ave se echa a volar cambia todo su aspecto: sus largas alas puntiagudas, tan diferentes de las de las gallináceas, su vuelo irregular, el grito quejumbroso que deja oír en el momento de echarse a volar, todo recuerda a la becada; tanto y tan bien, que los cazadores tripulantes del Beagle no le llamaban nunca sino «la becada de pico corto». ...
En la línea 451
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... 12 de octubre.- Tenía el propósito de ir más lejos en mi excursión; pero, no hallándome muy bien de salud me veo obligado a tomar pasaje a bordo de una balandra o barco de un solo mástil, de unas cien toneladas, que zarpa para Buenos Aires. No haciendo buen tiempo, anclamos pronto el mismo día, atándonos a una rama de árbol al borde de una isla. El Paraná está lleno de islas destruidas y renovadas constantemente. El capitán del barco recuerda haber visto desaparecer algunas, de las mayores, formarse otras luego y cubrirse de rica vegetación. Esas islas se componen de arena barrosa, sin el más pequeño guijarro: en la época de mi viaje, su superficie estaba a unos cuatro pies sobre el nivel del agua; pero se inundaban durante los desbordamientos periódicos del río. Todas presentan el mismo carácter: están cubiertas por numerosos sauces y algunos otros árboles unidos por una gran variedad de plantas trepadoras, lo cual forma una espesura impenetrable. Estas espesuras sirven de refugio a los capibaras y jaguares. El temor de encontrar a este último animal destruye todo el 9 Viajes, tomo 1, pág. 374. ...
En la línea 681
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Es este un excelente puertecillo situado a poca distancia del_ cabo de Hornos; y allí echamos el ancla precisamente el día de Nochebuena. Alguna ráfaga de viento que baja de las montañas y hace balancear el barco sobre las anclas, nos recuerda de vez en cuando la tempestad que reina fuera de este excelente abrigo. ...
En la línea 6322
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Paquito había acogido con entusiasmo la innovación de su mamá diciendo: ¡Eso es! Esta servidumbre de doncellas parece que alegra; me recuerda las horchaterías y algunos cafés de la Exposición. ...
En la línea 8300
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... ¿usted recuerda? Don Álvaro no recordaba, pero lo de matar al cómplice con arma blanca le había alarmado un poco. ...
En la línea 10012
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... todo Vetusta recuerda sus palabras de usted. ...
En la línea 15146
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... —Mire usted, Álvaro, por nada de este mundo daría yo un disgusto a mi Anita, que es ahora modelo de esposas; siempre fue buena, pero antes tenía sus caprichos, ya recuerda usted. ...
En la línea 590
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... –¡Ah! ¿Lo recuerda Vuestra Majestad? ...
En la línea 857
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –Vamos, sí, esto me recuerda lo que dice nuestro amigo Luis del matrimonio Romera, que suele decir que son marido y mujer solterones. ...
En la línea 1061
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –Pues el pobre padece una afección cardiaca de la que no puede recobrarse. Sus días están contados. Acaba de salir de un achuchón gravísimo, que le ha puesto a las puertas de la muerte y le ha llevado al matrimonio, pero a otro… revienta. Es el caso que el pobre hombre andaba de casa en casa de huéspedes y de todas partes tenía que salir, porque por cuatro pesetas no pueden pedirse gollerías ni canguingos en mojo de gato y él era muy exigente. Y no del todo limpio. Y así rodando de casa en casa fue a dar a la de una venerable patrona, y entrada en años, mayor que él que, como sabes, más cerca anda de los sesenta que de los cincuenta, y viuda dos veces; la primera, de un carpintero que se suicidó tirándose de un andamio a la calle, y a quien recuerda a menudo como su Rogelio, y la segunda, de un sargento de carabineros que le dejó al morir un capitalito que le da una peseta al día. Y hete aquí que hallándose en casa de esta señora viuda da mi don Eloíno en ponerse malo, muy malo, tan malo que la cosa parecía sin remedio y que se moría. Llamaron primero a que le viera don José, y luego a don Valentín. Y el hombre, ¡a morir! Y su enfermedad pedía tantos y tales cuidados, y a las veces no del todo aseados, que monopolizaba a la patrona, y los otros huéspedes empezaban ya a amenazar con marcharse. Y don Eloíno, que no podía pagar mucho más, y la doble viuda diciéndole que no podía tenerle más en su casa, pues le estaba perjudicando el negocio. «Pero ¡por Dios, señora, por caridad! –parece que le decía él– ¿Adónde voy yo en este estado, en qué otra casa van a recibirme? Si usted me echa tendré que ir a morirme al hospital… ¡Por Dios, por caridad!, ¡para los días que he de vivir… !» Porque él estaba convencido de que se moría y muy pronto. Pero ella, por su parte, lo que es natural, que su casa no era hospital, que vivía de su negocio y que se estaba ya perjudicando. Cuando en esto a uno de los compañeros de oficina de don Eloíno se le ocurre una idea salvadora, y fue que le dijo: «Usted no tiene, don Eloíno, sino un medio de que esta buena señora se avenga a tenerle en su casa mientras viva.» ...
En la línea 1422
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –Eso me recuerda, Víctor, la leyenda del fogueteiro que tengo oída en Portugal. ...
En la línea 2225
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –¡Sí, una imposibilidad! Aquella tarde en que nos vimos y hablamos en el despacho de usted, ¿recuerda?, estando usted despierto y no como ahora, dormido y soñando, le dije a usted que nosotros, los entes de ficción, según usted, tenemos nuestra lógica y que no sirve que quien nos finge pretenda hacer de nosotros lo que le dé la gana, ¿recuerda? ...
En la línea 41
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — Ahora -prosiguió- recuerda lo que has prometido; recuerda también al joven del que te he hablado, y vete a casa. ...
En la línea 433
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — ¿Y no es posible que haya preguntado al tío Pumblechook si conoce algún muchacho para que vaya a jugar a su casa? ¿No puede ser que el tío Pumblechook sea uno de sus arrendatarios y que algunas veces, no diré si cada trimestre o cada medio año, porque eso tal vez sería demasiado, pero sí algunas veces, va allí a pagar su arrendamiento? ¿Y no podría, entonces, preguntar ella al tío Pumblechook si conoce algún muchacho para que vaya a jugar a su casa? Y como el tío Pumblechook es hombre muy considerado y que siempre nos recuerda cuando puede hacernos algún favor, aunque tú no lo creas, Joe - añadió en tono de profundo reproche, como si mi amigo fuese el más desnaturalizado de los sobrinos -, nombró a este muchacho, que está dando saltos de alegría - cosa que, según declaro solemnemente, yo no hacía en manera alguna y por el cual he sido siempre una esclava. ...
En la línea 1535
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... -¡Ah!-dijo éste sin comprenderme-, este lugar le recuerda el campo. Lo mismo me pasa a mí. ...
En la línea 1587
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... No me gusta Philip- dijo sonriendo, - porque me recuerda a uno de esos niños malos de los libros delectura, que era tan perezoso que se cayó en un estanque, o tan gordo que no podía ver más allá de sus ojos, o tan avariento que se guardaba el pastel hasta que se lo comían los ratones, o tan aficionado a ir a coger nidos que, una vez, le devoraron los osos que le esperaban al acecho en las cercanías. Voy a decirle a usted lo que me gustaría. Reina entre nosotros tal armonía y usted ha sido herrero… ¿No tendrá inconveniente? ...
En la línea 985
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Pues sí, ese Vakhruchine que usted recuerda es Atanasio Ivanovitch, el mismo que ya otra vez, atendiendo a los deseos de su madre, le envió dinero de este mismo modo. Atanasio Ivanovitch no se ha negado a prestarle este servicio y ha informado del asunto a Simón Simonovitch, rogándole le haga entrega de treinta y cinco rublos. Aquí están. ...
En la línea 1673
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑¡Por el amor de Dios, cálmese! ‑dijo con vehemencia‑. ¡No se asuste! Atravesaba la calle y un coche le ha atropellado. No se inquiete; pronto volverá en sí. Lo han traído aquí porque lo he dicho yo. Yo estuve ya una vez en esta casa, ¿recuerda? ¡Volverá en sí! ¡Yo lo pagaré todo! ...
En la línea 2520
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Bien, pues cuando subía usted la escalera entre siete y ocho, ¿no vio usted en el segundo piso, en un departamento cuya puerta estaba abierta… , recuerda usted… , no vio usted, repito, dos pintores, o por lo menos uno, trabajando? ¿Los vio usted? Esto es sumamente importante para ellos… ...
En la línea 2647
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑No lo crea ‑respondió con toda calma Svidrigailof‑. En lo que concierne a Marfa Petrovna, no disputaba casi nunca con ella. Vivíamos en perfecta armonía, y ella estaba satisfecha de mí. Sólo dos veces usé el látigo durante nuestros siete años de vida en común (dejando aparte un tercer caso bastante dudoso). La primera vez fue a los dos meses de casarnos, cuando llegamos a nuestra hacienda, y la segunda, en el caso que acabo de mencionar… Y usted me considera un monstruo, ¿no?, un retrógrado, un partidario de la esclavitud… A propósito, Rodion Romanovitch, ¿recuerda usted que hace algunos años, en el tiempo de nuestras felices asambleas municipales, se cubrió de oprobio a un terrateniente, cuyo nombre no recuerdo, culpable de haber azotado a una extranjera en un vagón de ferrocarril? ¿Se acuerda? Me parece que fue el mismo año en que se produjo «el más horrible incidente del siglo». Es decir, Las noches egipcias, las conferencias, ¿recuerda… ? ¡Los ojos negros… ! ¡Oh, tiempos maravillosos de nuestra juventud!, ¿dónde estáis… ? Pues bien, he aquí mi opinión. Yo critico severamente a ese señor que fustigó a la extranjera, pues es un acto inicuo que uno no puede menos de censurar. Pero también debo decirle que algunas de esas extranjeras le soliviantan a uno de tal modo, que ni el hombre de ideas más avanzadas puede responder de sus actos. Nadie ha examinado la cuestión en este aspecto, pero estoy seguro de que ello es un error, pues mi punto de vista es perfectamente humano. ...
En la línea 206
del libro Amnesia
del afamado autor Amado Nervo
... »El doctor Wilde recuerda de un estudiante de Medicina, alumno de la Salpetriere, quien, para preparar su tesis sobre el fenómeno referido (Paramesis ou fausse reconnaissance) publicó en 1897 un cuestionario de 36 artículos, con el fin de saber en qué circunstancias físicas y morales y con ocasión de qué accidentes las personas que le respondieran habían experimentado esa extraña impresión, en virtud de la cual, el mismo hecho se les había presentado como pasado y presente al propio tiempo, teniendo ellas además la clara visión de lo que iba a suceder, como si lo recordaran de golpe (cita a Dickens). ...
En la línea 213
del libro Amnesia
del afamado autor Amado Nervo
... Pero sí le referí, por curioso, lo que el mismo doctor nos recuerda de Dickens. En una de sus novelas de éste, figura un vendedor de baratijas, que ejercía su comercio en la vía pública, junto a una casa grande y solemne. Nuestro hombre, al ver entrar en la casa y salir de ella constantemente, ciertos individuos, dedujo que ellos la habitaban, y, no deteniéndose en esto, les puso nombres, los acomodó en sus diversos departamentos y les atribuyó en su fecunda imaginación costumbres determinadas. ...
En la línea 299
del libro Amnesia
del afamado autor Amado Nervo
... -¡Cómo!, no me recuerda usted… ¡Parece mentira! Y pensar que era yo visita obligada los lunes y que he comido tantas veces en su casa… ...

El Español es una gran familia
Más información sobre la palabra Recuerda en internet
Recuerda en la RAE.
Recuerda en Word Reference.
Recuerda en la wikipedia.
Sinonimos de Recuerda.
Busca otras palabras en esta web
Palabras parecidas a recuerda
La palabra zafiro
La palabra pedirle
La palabra dirigir
La palabra guiente
La palabra apasionado
La palabra habitar
La palabra cias
Webs Amigas:
Becas de Ciclos Formativos en Cantabria . Ciclos Fp de informática en Eivissa . Guía Bruselas . - Hotel club Maspalomas Suites Gran Canaria - Arrecife Gran Hotel Spa Lanzarote