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La palabra quedado
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la palabra quedado

La palabra Quedado ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Barraca de Vicente Blasco Ibañez
La Bodega de Vicente Blasco Ibañez
Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas
Memoria De Las Islas Filipinas. de Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
La Biblia en España de Tomás Borrow y Manuel Azaña
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra
Viaje de un naturalista alrededor del mundo de Charles Darwin
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
A los pies de Vénus de Vicente Blasco Ibáñez
El paraíso de las mujeres de Vicente Blasco Ibáñez
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
El príncipe y el mendigo de Mark Twain
Niebla de Miguel De Unamuno
Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne
Grandes Esperanzas de Charles Dickens
Crimen y castigo de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
El jugador de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
Fantina Los miserables Libro 1 de Victor Hugo
Amnesia de Amado Nervo
Un viaje de novios de Emilia Pardo Bazán
Julio Verne de La vuelta al mundo en 80 días
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece quedado.

Estadisticas de la palabra quedado

Quedado es una de las palabras más utilizadas del castellano ya que se encuentra en el Top 5000, en el puesto 1442 según la RAE.

Quedado tienen una frecuencia media de 64.89 veces en cada libro en castellano

Esta clasificación se basa en la frecuencia de aparición de la quedado en 150 obras del castellano contandose 9863 apariciones en total.

Errores Ortográficos típicos con la palabra Quedado

Más información sobre la palabra Quedado en internet

Quedado en la RAE.
Quedado en Word Reference.
Quedado en la wikipedia.
Sinonimos de Quedado.


la Ortografía es divertida

Algunas Frases de libros en las que aparece quedado

La palabra quedado puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 387
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... «¡Ladrón! ¡Después que se había quedado con su escopeta!. ...

En la línea 2098
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Estaba arrepentido de haberse quedado junto a los jugadores. ...

En la línea 1968
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y señalaba a los que se habían quedado sentados sin aproximarse a Salvatierra; todos jóvenes. De vez en cuando miraban al revolucionario con ojos insolentes. «¡Un tío embustero, como todos los que se presentaban en busca de los trabajadores! Los que habían seguido sus doctrinas pudrían tierra en el cementerio, y él estaba allí... Menos sermones y más trigo...» Ellos eran listos, habían visto lo suficiente para enterarse y estaban con el que daba. El verdadero amigo de los pobres era el amo con su jornal; y si encima daba vino, mejor que mejor. ...

En la línea 429
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... La puerta había quedado entrearbierta, tanta sensación había cau sado la llegada de Athos, cuya herida, pese al secreto guardado, era conocida de todos. ...

En la línea 441
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Un instante después, Porthos y Aramis volvieron; sólo el cirujano y el señor de Tréville se habían quedado junto al herido. ...

En la línea 742
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Entre tanto Port hos se había acercado, había saludado a Athos con la mano; luego, al volverse hacia D'Artagnan, había quedado estupe facto. ...

En la línea 864
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... D'Artagnan hizo otro tanto, y luego, ayudado por Biscarat, el único que había quedado en pie, llevó bajo el soportal del convento a Jussac, Cahusac y a aquel de los adversarios de Aramis que sólo había sido herido. ...

En la línea 331
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... En la época del establecimiento de esas fundaciones no se conocia otro comercio que el de Acapulco, India y China, que aunque dividido en tres jiros, era una sola negociacion, porque la mayor parte de los acopios hechos con dinero de obras pias en estos dos últimos mercados, daban su resultado en Nueva-España; por manera que habiendo cesado totalmente el comercio con Nueva-España, han cesado al mismo tiempo los jiros de la India y China, y quedado estos reducidos á solo objetos del consumo del pais. ...

En la línea 2473
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... El _contrabandista_ quedó tan contento del precio que le pagué por el caballo, y del trato que en general había recibido de mí mientras me acompañó, que de muy buena gana se hubiera quedado a servirme como criado, y así me lo pidió, asegurándome que si yo consentía en ello, dejaría a su mujer y a sus hijos, y me seguiría por el mundo entero. ...

En la línea 2589
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Apenas cerramos el trato, se apoderó de la sopera (la sopa se había quedado completamente fría) y, poniéndola en la punta o más bien en la uña del dedo índice, la hizo dar varias vueltas sobre su cabeza sin verter ni una gota, con gran asombro mío; se lanzó luego hacia la puerta, desapareció, y al cabo de un instante reapareció con la _puchera_, poniéndola, después de otros brinquitos y floreos, encima de la mesa. ...

En la línea 2738
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Entonces el dueño del macho, que se había quedado en la puerta, se adelantó diciendo: «Si hubiera usted seguido el consejo que le dieron, no habría pasado esto». ...

En la línea 2832
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... El rebaño se ha dispersado; el pastor se ha quedado solo. ...

En la línea 508
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Si a ésta se le puede poner alguna objeción cerca de su verdad, no podrá ser otra sino haber sido su autor arábigo, siendo muy propio de los de aquella nación ser mentirosos; aunque, por ser tan nuestros enemigos, antes se puede entender haber quedado falto en ella que demasiado. ...

En la línea 861
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... -No hay de qué maravillarse deso -respondió Sancho-, siendo él tan buen caballero andante; de lo que yo me maravillo es de que mi jumento haya quedado libre y sin costas donde nosotros salimos sin costillas. ...

En la línea 949
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Pero dígame, señor, ¿cómo llama a ésta buena y rara aventura, habiendo quedado della cual quedamos? Aun vuestra merced menos mal, pues tuvo en sus manos aquella incomparable fermosura que ha dicho, pero yo, ¿qué tuve sino los mayores porrazos que pienso recebir en toda mi vida? ¡Desdichado de mí y de la madre que me parió, que ni soy caballero andante, ni lo pienso ser jamás, y de todas las malandanzas me cabe la mayor parte! -Luego, ¿también estás tú aporreado? -respondió don Quijote. ...

En la línea 1056
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Pero no vayas agora, que he menester tu favor y ayuda; llégate a mí y mira cuántas muelas y dientes me faltan, que me parece que no me ha quedado ninguno en la boca. ...

En la línea 379
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Pues bien; me consta que un hombre sin perros no hubiera podido matar siete ciervos en una semana. Los hombres afirmaban haber visto lo menos quince avestruces muertos (uno lo teníamos para comer); añadían que otros muchos se habían quedado ciegos. ...

En la línea 380
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Gran número de aves más pequeñas, como patos, halcones y perdices, habían quedado muertas. Enseñáronme una perdiz cuyo dorso estaba todo negro, como si la hubieran herido con una piedra grande. Un seto de tallos de cardo que rodeaba a la choza estaba casi deshecho; y al sacar uno de los hombres la cabeza para ver qué sucedía, recibió una herida grave; llevaba puesto un vendaje. Me dijeron que la tempestad sólo produjo estragos en una extensión de terreno poco considerable. En efecto, desde nuestro campamento de la noche última habíamos visto una nube muy negra y relámpagos en esa dirección. Es increíble que animales tan fuertes como los ciervos hayan sido muertos de esa manera; pero, por las pruebas que acabo de referir, estoy convencido de que me han contado el hecho sin abultarlo. ...

En la línea 434
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... En el sedimento de las Pampas, junto a Bajada, he hallado el caparazón óseo de un animal gigantesco parecido al armadillo; cuando ese caparazón quedó limpio de la tierra que lo llenaba, hubiérase dicho que era un gran caldero. También he hallado en el mismo lugar dientes de. Toxodon y de Mastodonte y un diente de caballo, todos ellos teñidos del color del sedimento y; cayéndose hechos polvo: Este diente de caballo me interesaba mucho3, e hice las averiguaciones más minuciosas para convencerme bien de que había quedado sepulto en la misma época que los demás fósiles; ignoraba yo entonces que un diente análogo estaba escondido en la ganga de los fósiles que recogí en Bahía Blanca; tampoco sabía entonces que en la América del Norte se encuentran por todas partes restos de caballo. Mister Lyell trajo últimamente de los Estados Unidos un diente de caballo. Tiene interés advertir que el profesor Owen no ha podido encontrar en ninguna especie fósil o reciente, una curva ligera pero muy extraña que caracteriza a ese diente, hasta que se le ocurrió compararlo con el mío; el profesor ha dado al caballo americano el nombre de Equus curvidens. ¿No es un hecho maravilloso en la historia de los mamíferos que un caballo indígena haya habitado en la América meridional, puesto que ha desaparecido para ser reemplazado más tarde por las innumerables hordas descendientes de algunos animales introducidos por los colonos españoles? La existencia en la América meridional de un caballo fósil, de mastodonte, quizás de un elefante4 y de un rumiante de cuernos huecos, descubierto por los señores Lund y Clausen en las cavernas del Brasil, constituye un hecho de mucho interés desde el punto de vista de la distribución de los animales. Si dividimos hoy la América, no 3 Es casi inútil adevertir aquí que en América no existía el caballo en tiempos de Colón. ...

En la línea 450
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Un testigo ocular me refiere que las bestias de ganadería se precipitaban por ir a beber en el Paraná en rebaños de muchos miles de cabezas; agotados por la falta de alimento esos animales, érales imposible volver a subir luego las escurridizas márgenes del río y se ahogaban. El brazo del río que pasa por San Pedro estaba tan lleno de cadáveres en putrefacción, que un capitán de barco me dijo haberle sido imposible pasar por allí: tan fétido era el olor. Sin duda ninguna, perecieron así en el río cientos de miles de animales; viéronse flotar sus cadáveres descompuestos dirigiéndose hacia el mar, y probablemente gran número de ellos se depositaron en el estuario de la Plata. El agua de todos los riachuelos volviose salobre; y este hecho produjo la muerte a muchos animales en ciertos sitios, pues cuando un animal bebe de esa clase de aguas muere siempre, de un modo infalible Azara9 describe el furor de los caballos en semejante ocasión: todos se arrojan a los pantanos, y los primeros que llegan son aplastados por la multitud que los sigue. Añade que ha visto más de una vez los cadáveres de más de mil caballos salvajes que habían perecido así. He notado que el cauce de los riachuelos de las Pampas está cubierto por una verdadera capa de osamentas; pero esta capa proviene probablemente de una acumulación gradual, más bien que de una gran destrucción en un período cualquiera. Después de la gran sequía de 1827-1832 sobrevino una estación muy lluviosa que trajo consigo vastas inundaciones. Por tanto, es casi seguro que millares de esqueletos han quedado sepultos por los sedimentos del año mismo que siguió a la sequía. ¿Qué diría un geólogo al ver una colección tan enorme de osamentas pertenecientes a animales de todas las especies y de todas las edades, sepultada bajo una gran masa de tierra? ¿No estaría dispuesto a atribuirla a un diluvio, más bien que al curso natural de las cosas10. ...

En la línea 1934
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... —¿Te has divertido mucho? —preguntó doña Anuncia, que se había quedado en el comedor, junto a la gran chimenea, leyendo el folletín de Las Novedades. ...

En la línea 2271
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Doña Anuncia y doña Águeda habían quedado en el estrado, casi a obscuras, suspirando, rodeadas de algunos amigos y amigas, quizá los mismos que les dieran en otra ocasión aquel pésame por la muerte civil de don Carlos. ...

En la línea 3070
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Claro es que el poeta se había quedado muy atrás; no había pasado de esta situación, poco lisonjera: la Regenta no sabía que aquel chico estaba enamorado de ella. ...

En la línea 3269
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Las muchachas de las familias más distinguidas iban muy a menudo a hacer compañía a la pobre señora que se había quedado sin sus tres hijas. ...

En la línea 758
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... —Después de ser sacerdote continuó su vida irregular teniendo nuevos hijos. La mujer que le dio mayor descendencia y vivió más tiempo con él fue Juana de Catanzi o Catanel, una romana apodada la Vannoza, de la que no ha quedado ningún retrato; pero la opinión general la supone grande, de hermosura rozagante, con carnes pomposas y frescas como todas las mujeres del Transtevere, una especie de Juno popular. Fue la amante de iodo reposo para Rodrigo de Borja, que además no era tornadizo y predispuesto a cambiar de mujer, dando a sus relaciones ilícitas una tranquilidad familiar. Tal vez esta tendencia al concubina je permanente y sólido le libró de la más terrible enfermedad de la época, que hacía entonces estragos horribles, y de la que no se libraron cardenales ni papas. Su enemigo Royere, menos franco en sus amoríos y también menos consecuente, aficionado a pasar de una mujer a otra sin ligarse con ninguna, fue víctima de una sífilis, y se agravó su dolencia de tal modo, que en una ceremonia de Viernes Santo le fue imposible descalzarse por no mostrar las llagas que el vergonzoso mal había abierto en sus pies. ...

En la línea 816
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Dicha señora había quedado viuda con un solo hijo, y era muy dada a la vida elegante, ostentando vanidosamente su doble calidad de Borgia y de Orsini. Para el Vicecanciller representaba una buena suerte tenerla a mano, y le confió la educación de sus cuatro hijos en el palacio que ella poseía en Roma, cerca de Monte Giordano. ...

En la línea 838
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... —Si se hubiese limitado a gobernar la iglesia, sin intervenir en la política de su tiempo, los excesos de su conducta privada habrían quedado olvidados, como los de otros pontífices. ...

En la línea 964
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Mientras Carlos VIII avanzaba de Florencia a Roma, dos grande contrariedades entristecieron al Papa, que había quedado sólo. ...

En la línea 1114
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Fuera de aquel enorme edificio se estaba condensando una nube de hostilidad que iba a estallar al día siguiente sobre la cabeza del gigante. Gran parte de las tropas habían quedado al pie de la colina vivaqueando. En lo alto permanecía inmóvil una escuadrilla de máquinas voladoras. ...

En la línea 1476
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Luego hizo preguntas a la joven para conocer las últimas noticias de la revolución, y, sobre todo, si eran muchas las fuerzas militares que habían quedado en la capital. Popito, satisfecha de las promesas del gigante, hablo con más tranquilidad. ...

En la línea 1531
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Pero Edwin se había inclinado sobre el, tomándole con sus dedos, y lo elevó hasta el mismo bolsillo donde estaba oculta Popito. Al hacer este movimiento cayeron de su pecho muchas flechas que habían quedado medio clavadas en el paño de la chaqueta. ...

En la línea 1545
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... En aquel mismo momento los señores del Consejo Ejecutivo y sus ministros deploraban haber enviado contra los hombres sublevados todas las fuerzas aéreas existentes en la capital, y les ordenaban por medio de ondas atmosféricas que volviesen con toda rapidez para exterminar al gigante. Solo había quedado un aparato volador, algo antiguo, para los servicios extraordinarios, y su tripulación estaba compuesta de señoras maduras, movilizadas por la guerra, que habían permanecido largos años sin ejercer sus habilidades de guerreras del aire. ...

En la línea 478
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Maestro… que haya salud. Ciertos artículos se compraban siempre al por mayor, y si era posible de primera mano. Barbarita tenía en la médula de los huesos la fibra de comerciante, y se pirraba por sacar el género arreglado. Pero, ¡cuán distantes de la realidad habrían quedado estos intentos sin la ayuda del espejo de los corredores, Estupiñá el Grande! ¡Lo que aquel santo hombre andaba para encontrar huevos frescos en gran cantidad… ! Todos los polleros de la Cava le traían en palmitas, y él se daba no poca importancia, diciéndoles: «o tenemos formalidad o no tenemos formalidad. Examinemos el artículo, y después se discutirá… calma, hombre, calma». Y allí era el mirar huevo por huevo al trasluz, el sopesarlos y el hacer mil comentarios sobre su probable antigüedad. Como alguno de aquellos tíos le engañase, ya podía encomendarse a Dios, porque llegaba Estupiñá como una fiera amenazándole con el teniente alcalde, con la inspección municipal y hasta con la horca. ...

En la línea 636
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Cuenta, cuenta. —Pues de primera intención soltole a su enemigo un delirium tremens a boca de jarro, y después, sin darle tiempo de respirar, un mane tegel fare. El otro se ha quedado como atontado por el golpe. Veremos con lo que sale. ...

En la línea 1038
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Jacinta empezaba a impacientarse porque no llegaba su amiga, y en tanto tres o cuatro mujeres, hablando a un tiempo, le exponían sus necesidades con hiperbólico estilo. Esta tenía a sus dos niños descalcitos; la otra no los tenía descalzos ni calzados, porque se le morían todos, y a ella le había quedado una angustia en el pecho que decían era una eroísma. La de más allá tenía cinco hijos y vísperas, de lo que daba fe el promontorio que le alzaba las faldas media vara del suelo. No podía ir en tal estado a la Fábrica de Tabacos, por lo cual estaba pasando la familia una crujida buena. El pariente de estotra no trabajaba, porque se había caído de un andamio y hacía tres meses que estaba en el catre con un tolondrón en el pecho y muchos dolores, echando sangre por la boca. Tantas y tantas lástimas oprimían el corazón de Jacinta, llevando a su mente ideas muy latas sobre la extensión de la miseria humana. En el seno de la prosperidad en que ella vivía, no pudo darse nunca cuenta de lo grande que es el imperio de la pobreza, y ahora veía que, por mucho que se explore, no se llega nunca a los confines de este dilatado continente. A todos les daba alientos y prometía ampararles en la medida de sus alcances, que, si bien no cortos, eran quizás insuficientes para acudir a tanta y tanta necesidad. El círculo que la rodeaba se iba estrechando, y la dama empezaba a sofocarse. Dio algunos pasos; pero de cada una de sus pisadas brotaba una compasión nueva; delante de su caridad luminosa íbanse levantando las desdichas humanas, y reclamando el derecho a la misericordia. Después de visitar varias casas, saliendo de ellas con el corazón desgarrado, hallábase otra vez en el corredor, ya muy intranquila por la tardanza de su amiga, cuando sintió que le tiraban suavemente de la cachemira. Volviose y vio una niña como de cinco o seis años, lindísima, muy limpia, con una hoja de bónibus en el pelo. ...

En la línea 1755
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Sintió que le renacía el valor. Pero cuando le llamaron a comer, y fue al comedor y se encaró con su tía, pensó que esta le iba a conocer en la cara lo que había hecho. Mirábale ella lo mismo que el día infausto en que le robara los botones arrancándolos de la ropa… Y al sobrinito se le alborotó la conciencia, haciéndole ver peligros donde no los había. «Me parece—cavilaba, tragando la sopa—, que la colcha no ha quedado muy limpia… Caspitina, se me olvidó una cosa; pero una cosa muy importante… ver si habían caído pedacitos de barro en alguna parte. Ahora recuerdo que oí el tin, como si un casquillo saltara en el momento del golpe y fuera a chocar disparado con el frasco de ioduro. En el suelo quizás… ¡y mi tía barre todos los días!… ¡Cómo me mira! Si sospechará algo… Lo que ahora me faltaba era que mi tía hubiese pasado por la tienda al volver de casa de las de Morejón, y le hubiera dicho el tendero: «Aquí estuvo su sobrino a cambiar dos pesetas en calderilla». ...

En la línea 1313
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... Ahora que tenía ya algo a qué dedicar sus energías, un objeto definido que cumplir, la niebla de humillación y depresión que envolvía su espíritu se elevó, y disipó, y él alzó la cabeza y miró a su alrededor. Se sorprendió al ver cuán lejos había llegado; la aldea había quedado muy atrás. El rey iba trotando tras él, con la cabeza inclinada, porque también iba sumido en sus pensamientos y planes. Un triste recelo nubló la recién nacida alegría de Hendon: ¿querría el niño volver a una ciudad en la que, durante su breve vida, no había conocido más que malos tratos y punzantes necesidades? Pero la pregunta tenía que ser respondida, no era posible de evitar; por lo cual Hendon frenó la cabalgadura y gritó: ...

En la línea 1301
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –¡Esto es una… fatalidad del momento!, producto de arrepentimiento… qué sé yo… estas cosas hay que ponerlas a prueba… Y además, ¿no habíamos quedado, Augusto, en que seríamos amigos, buenos amigos, pero nada más que amigos? ...

En la línea 1421
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... Y otras veces: «¡Esta y no más, esta y no más!» Pero nació y todo ha cambiado. Parece como si hubiésemos despertado de un sueño y como si acabáramos de casarnos. Yo me he quedado ciego, talmente ciego; ese chiquillo me ha cegado. Tan ciego estoy, que todos dicen que mi Elena ha quedado con la preñez y el parto desfiguradísima, que está hecha un esqueleto y que ha envejecido lo menos diez años, y a mí me parece más fresca, más lozana, más joven y hasta más metida en carnes que nunca. ...

En la línea 1421
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... Y otras veces: «¡Esta y no más, esta y no más!» Pero nació y todo ha cambiado. Parece como si hubiésemos despertado de un sueño y como si acabáramos de casarnos. Yo me he quedado ciego, talmente ciego; ese chiquillo me ha cegado. Tan ciego estoy, que todos dicen que mi Elena ha quedado con la preñez y el parto desfiguradísima, que está hecha un esqueleto y que ha envejecido lo menos diez años, y a mí me parece más fresca, más lozana, más joven y hasta más metida en carnes que nunca. ...

En la línea 33
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... A mi llegada a Nueva York, el problema estaba más candente que nunca. La hipótesis del islote flotante, del escollo inaprehensible, sostenida por algunas personas poco competentes, había quedado abandonada ya. Porque, en efecto, ¿cómo hubiera podido un escollo desplazarse con tan prodigiosa rapidez sin una máquina en su interior? Esa rapidez en sus desplazamientos es lo que hizo asimismo rechazar la existencia de un casco flotante, del enorme resto de un naufragio. ...

En la línea 818
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Nos habíamos quedado mudos e inmóviles, no sabiendo qué sorpresa, agradable o desagradable, Os esperaba. Se oyó algo así como un objeto que se deslizara. Se hubiera dicho que se maniobraba algo en los flancos del Nautilus. ...

En la línea 2048
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -No -le dije-, el animal está herido, mire la sangre, pero el arpón no le ha quedado en el cuerpo. -¡Mi arpón! ¡Mi arpón! -gritó Ned Land. ...

En la línea 2653
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Violentos chubascos nos asaltaron aquellos días, en los que las brumas eran tan espesas que no hubiéramos podido vernos de un extremo a otro de la plataforma. El viento saltaba bruscamente de rumbo. La nieve se acumulaba en capas tan duras que había que romperla a golpes de pico. Sometidas a una temperatura de cinco grados bajo cero, todas las partes exteriores del Nautilus se recubrían de hielo. Imposible hubiera sido allí maniobrar todo aparejo, pues los extremos de los cabos se habrían quedado prendidos en la garganta de las poleas. Tan sólo un navío sin velas y movido por un motor eléctrico podía afrontar tan altas latitudes. ...

En la línea 254
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Vi todo eso sin darme cuenta de que lo veía, porque estaba muy atemorizado. Pero, empezando a comprender que las esposas no eran para mí y que, gracias a los soldados, el asunto del pastel había quedado relegado a segundo término, recobré un poco mi perdida serenidad. ...

En la línea 544
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Si se exceptúa una leve sonrisa que observé en el rostro de la señorita Havisham, habría podido creer que no sabía sonreír. Asumió una expresión vigilante y pensativa, como si todas las cosas que la rodeaban se hubiesen quedado muertas y ya nada pudiese reanimarlas. Se hundió su pecho y se quedó encorvada; también su voz habíase debilitado, de manera que cuando hablaba, su tono parecía ser mortalmente apacible. Y en conjunto tenía el aspecto de haberse desplomado en cuerpo y alma después de recibir un tremendo golpe. ...

En la línea 1201
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Si lo hubiese acabado ya, me habría quedado en lo más profundo de mis dudas, según creo. Pero no lo terminé, sin embargo, porque llegó a un fin prematuro, según se verá por lo que sigue. ...

En la línea 1258
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Habían desaparecido mis ensueños, y mi loca fantasia se había quedado rezagada ante la realidad pura; la señorita Havisham iba a hacer mi fortuna en gran escala. ...

En la línea 113
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Marmeladof se detuvo como si se hubiese quedado sin voz. Tras una pausa, llenó el vaso súbitamente, lo vació y continuó su relato. ...

En la línea 491
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Es más, si todo hubiese quedado de pronto resuelto, si todas las dudas se hubiesen desvanecido y todas las dificultades se hubiesen allanado, él, seguramente, habría renunciado en el acto a su proyecto, por considerarlo disparatado, monstruoso. Pero quedaban aún infinidad de puntos por dilucidar, numerosos problemas por resolver. Procurarse el hacha era un detalle insignificante que no le inquietaba lo más mínimo. ¡Si todo fuera tan fácil! Al atardecer, Nastasia no estaba nunca en casa: o pasaba a la de algún vecino o bajaba a las tiendas. Y siempre se dejaba la puerta abierta. Estas ausencias eran la causa de las continuas amonestaciones que recibía de su dueña. Así, bastaría entrar silenciosamente en la cocina y coger el hacha; y después, una hora más tarde, cuando todo hubiera terminado, volver a dejarla en su sitio. Pero esto último tal vez no fuera tan fácil. Podía ocurrir que cuando él volviera y fuese a dejar el hacha en su sitio, Nastasia estuviera ya en la casa. Naturalmente, en este caso, él tendría que subir a su aposento y esperar una nueva ocasión. Pero ¿y si ella, entre tanto, advertía la desaparición del hacha y la buscaba primero y después empezaba a dar gritos? He aquí cómo nacen las sospechas o, cuando menos, cómo pueden nacer. ...

En la línea 493
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Los imprevistos y decisivos acontecimientos del día anterior lo gobernaban de un modo poco menos que automático. Era como si alguien le llevara de la mano y le arrastrara con una fuerza irresistible, ciega, sobrehumana; como si un pico de sus ropas hubiera quedado prendido en un engranaje y él sintiera que su propio cuerpo iba a ser atrapado por las ruedas dentadas. ...

En la línea 501
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Tras estas conjeturas, se quedó petrificado al ver que Nastasia estaba en la cocina y, además, ocupada. Iba sacando ropa de un cesto y tendiéndola en una cuerda. Al aparecer Raskolnikof, la sirvienta se volvió y le siguió con la vista hasta que hubo desaparecido. Él pasó fingiendo no haberse dado cuenta de nada. No cabía duda: se había quedado sin hacha. Este contratiempo le abatió profundamente. ...

En la línea 680
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —En seguida, abuela —murmuré—. Potapytch se ha quedado a la puerta, no le dejarán entrar aquí. ¡Mire, ahora pagan! ...

En la línea 753
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —Se ha quedado en el casino, abuela. ...

En la línea 459
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... Se había quedado de pie, y no había cambiado de postura desde que huyó el niño. La respiración levantaba su pecho a intervalos largos y desiguales. Su mirada, clavada diez o doce pasos delante de él, parecía examinar con profunda atención un pedazo de loza azul que había entre la hierba. De pronto, se estremeció: sentía ya el frío de la noche. ...

En la línea 66
del libro Amnesia
del afamado autor Amado Nervo
... Últimamente la muchacha ha quedado imbécil, y se ocupa en dibujar figuras incomprensibles y figurines como los de periódicos de modas, siendo de advertir que ni en su estado normal ni en ninguna de las otras nueve personalidades aprendió a dibujar ni demostró aficiones artísticas» ...

En la línea 286
del libro Amnesia
del afamado autor Amado Nervo
... Al volver al plano de la duración, uníamos los dos cabos sueltos de tiempo y nos dábamos cuenta de las horas transcurridas. Con la mirada vaga y los pies poco firmes, como el niño que se ha quedado traspuesto en un sillón y a quien se lleva a la cama, descendíamos casi automáticamente a nuestros camarotes, donde un sueño blando sustituía al blando éxtasis. ...

En la línea 452
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -¿Qué tiene usted? Me parece que se ha quedado usted así… , muy cabizbajo y muy triste… supongo que será por… lo de antes… Mire usted, si ha de estar usted tan afligido… creo que prefiero que usted se vaya, sí, señor. ...

En la línea 895
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -¡Fresco se ha quedado Albares! -exclamó Amalia-. ¡Ella ni se enteró de que estaba ahí! ...

En la línea 951
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -Sí, chica… ¿Quién resiste ya aquí? Esto se ha quedado de lo más tonto… ¡Vaya! Ni alma viviente… Sí, la krauss se fue; la contrataron en París… Un éxito la última noche de Mignon… Hay hoteles que ya se han cerrado… Como comprenderás, la soga tras el caldero… pues, en marchándose la sueca, ¿iba él a quedarse? Hasta Estocolmo irá… ¡No que no! ¿Pero no lo sabías? El día de la marcha le llenó el coche de ramos… todo un vagón-salón cubierto de gardenias y camelias… ¿qué te parece? Ya representa algunos franquillos, ya… Luisa Natal… ¿adónde sino a Madrid?… ¡Ah! La condesa hace el viaje deteniéndose en Lourdes… una semana lo menos piensa pasar allí… Sí, Cañahejas va a un castillo de unos parientes de Monsieur Anatole, donde cazarán hasta Noviembre… ¿Jiménez? No sé, chica… Ése siempre anda en misterios y tapujos… Dicen que si la Laurent, la soprano de la compañía… Aquella bizca… No creo ni esto… Es un jactancioso, alabadizo sempiterno. ...

En la línea 960
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -Pues lo que es ella, maldito si se hubiera quedado por ti, ni por mí, ni por el lucero del alba. Y nosotros, ¿qué obligación tenemos de asistirla? No parece sino que… ...

En la línea 204
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Aguardando la llegada del 'Mongolia', dos hombres se paseaban en el muelle en medio de la multitud de indígenas y de extranjeros que afluyen a aquella ciudad, antes villorrio, y cuyo porvenir ha quedado asegurado por la grandiosa obra del señor Lesseps. ...

En la línea 241
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... -Se ha quedado a bordo. ...

En la línea 928
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... -¡De cosas serias! -exclamó Picaporte vaciando algunas gotas de vino que se habían quedado en el fondo de su vaso-. Pues bien, mañana hablaremos. No tengo tiempo hoy. ...

En la línea 1335
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Y dicho esto la marejada pasó. Fix había quedado por el suelo, y se levantó con la ropa destrozada, pero sin daño de cuidado. Su paletot de viaje se había rasgado en dos trozos desiguales, y su pantalón se parecía a esos calzones que ciertos indios -cosas de moda- no se ponen sino después de haberles quitado el fondo. Pero, en suma, mistress Aouida se había librado y Fix era el único que había salido con su puñetazo. ...


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