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La palabra presunciones
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la palabra presunciones

La palabra Presunciones ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Julio Verne de La vuelta al mundo en 80 días
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece presunciones.

Estadisticas de la palabra presunciones

La palabra presunciones no es muy usada pues no es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE

Errores Ortográficos típicos con la palabra Presunciones

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Más información sobre la palabra Presunciones en internet

Presunciones en la RAE.
Presunciones en Word Reference.
Presunciones en la wikipedia.
Sinonimos de Presunciones.


El Español es una gran familia

Algunas Frases de libros en las que aparece presunciones

La palabra presunciones puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 2219
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Hízole otras mil preguntas para aplacar su ardentísima curiosidad; cómo estaba vestida y peinada; qué tal se expresaba; cómo tenía arreglada la casa, y Nicolás respondía echándoselas de observador. Sus impresiones no habían sido malas, y aunque no tenía bastantes datos para formar juicio del verdadero carácter de la prójima, podía anticipar, fiado en su experiencia, en su buen ojo y en un cierto no sé que, presunciones favorables. Con esto la curiosidad de doña Lupe se acaloraba más, y ya no podía tener sosiego hasta no meter su propia nariz en aquel guisado. Visitar a la tal no le parecía digno, habiendo hecho tantos aspavientos en contra suya; pero estar muchos días sin verla y averiguarle las faltas, si las tenía, era imposible. Hubiera deseado verla por un agujerito. Con el sobrinillo no quería la señora dar su brazo a torcer, y siempre se mostraba intolerante, aunque ya con menos fuego. Pareciole buena idea aquello de purificarla en las Micaelas, y aunque a nadie lo dijo, para sí consideraba aquel camino como el único que podía conducir a una solución. Rabiaba por echarle la vista encima al basilisco, y como su sobrino no le decía que fuera a verla, este silencio hacíala rabiar más. Un día ya no pudo contenerse, y cogiendo descuidado a Maxi en su cuarto, le embocó esto de buenas a primeras: «No creas que voy yo a rebajarme a eso… ». ...

En la línea 2898
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... La segunda vez que habló de esto a su mujer, no la encontró tan bien dispuesta. «¿Y tus estudios, y tu carrera? Aconséjate con tu tía, y ella te dirá que lo que estás pensando es un disparate». Maxi estaba muy caviloso por ciertas cosas que en su mujer notaba. Hacía días que apenas levantaba ella los ojos del suelo y su mirar revelaba una gran pesadumbre. De repente, una tarde que volvía Rubín de la botica, al subir la escalera la oyó cantar. Entró, y la cara de Fortunata resplandecía de contento y animación. ¿Qué había pasado? Maxi no lo pudo penetrar, aunque sus celos, aguzadores de la inteligencia, le apuntaban presunciones que bien podrían contener la verdad. Esta era que la prójima había recibido, por conducto de Patria, una esquelita en que se le anunciaba la reapertura del curso amoroso, interrumpido durante una quincena. «Esta alegría—pensaba Maxi—, ¿por qué será?». Y comprendiendo por instinto de celoso que echaba un jarro de agua fría sobre aquel contento, dijo a Fortunata: «Ya está decidido que nos iremos al pueblo. Lo he consultado con mi tía y ella lo aprueba». ...

En la línea 3663
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Feijoo mejoró sensiblemente en los días que siguieron al arrechucho aquel. Recobró parte de sus fuerzas, algo del buen humor, y las presunciones de próxima muerte se desvanecieron en su espíritu. Mas no por esto desistió de llevar adelante un plan que había llegado a ser casi una manía, absorbiendo todos sus pensamientos. Decidido a hablar con Juan Pablo, fue a verle una mañana al café de Madrid, donde tenía un rato de tertulia antes de entrar en la oficina, pues al fin ¡miseria humana!, hubo de aceptar la credencialeja de doce mil que le había dado Villalonga, por recomendación del mismo Feijoo. No estaba contento ni mucho menos con esto del orgulloso Rubín, y se quejaba de que una amistad sagrada le hubiera puesto en el compromiso de aceptar el turrón alfonsino. Por supuesto que la situación no duraba ni podía durar. Cánovas no sabía por dónde andaba. Entre tanto, y supiera o no don Antonio lo que traía entre manos, ello es que Juan Pablo se había comprado una chistera nueva, y tenía el proyecto de trocar su capa, algo deshilachada de ribetes y mugrienta de forros, por otra nueva. Eso al menos iba ganando el país. ...

En la línea 357
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... -En efecto- dijo el cónsul ; todas las presunciones están contra él. ¿Y qué vais a hacer? ...

En la línea 971
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Picaporte se había asido la cabeza con ambas manos. No parecía el mismo. No se atrevía a mirar al inspector de policía. ¡Phileas Fogg, ladrón, el salvador de Aouida, el hombre generoso y valiente! ¡Y, sin embargo, cuántas presunciones contra él! Picaporte trataba de rechazar las sospechas que invadían su entendimiento. No quería creer en la culpabilidad de su amo. ...


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