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La palabra posturas
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la palabra posturas

La palabra Posturas ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne
El jugador de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece posturas.

Estadisticas de la palabra posturas

Posturas es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 6525 según la RAE.

Posturas aparece de media 13.33 veces en cada libro en castellano.

Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la posturas en las obras de referencia de la RAE contandose 2026 apariciones .

Errores Ortográficos típicos con la palabra Posturas

Cómo se escribe posturas o posturras?
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El Español es una gran familia

Algunas Frases de libros en las que aparece posturas

La palabra posturas puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 8953
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Allí estaban cubiertos de glorioso polvo sobre la mesa del despacho diabólicos artefactos de acero y madera, esperando en posturas interinas a que don Víctor emprendiese el estudio serio de las matemáticas, de todas las matemáticas, que tenía aplazado por culpa de la compañía dramática de Perales. ...

En la línea 9367
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Una tarde de color de plomo, más triste por ser de primavera y parecer de invierno, la Regenta, incorporada en el lecho, entre murallas de almohadas, sola, obscuro ya el fondo de la alcoba, donde tomaban posturas trágicas abrigos de ella y unos pantalones que don Víctor dejara allí; sin fe en el médico creyendo en no sabía qué mal incurable que no comprendían los doctores de Vetusta, tuvo de repente, como un amargor del cerebro, esta idea: Estoy sola en el mundo. ...

En la línea 10079
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Las demás figuras de la cena eran vulgares, su embriaguez no tenía dignidad, ni gracia la libertad de sus posturas. ...

En la línea 13988
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... La vida común con sus horas de hastío, de descuido, de pereza pública se refleja en las posturas de esas palomas, en sus pasos cortos, en el sacudir de las alas. ...

En la línea 4519
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Relevado por su regente de la obligación de trabajar, Rubín se fue al laboratorio, y tomando de debajo de la silla un librote, se puso a leer. Profundísima tristeza se revelaba en su rostro enjuto y granuloso. Caía en la lectura como en una cisterna; tan abstraído estaba y tan apartado de todo lo que no fuera el torbellino de letras en que nadaban sus ojos y con sus ojos su espíritu. Tomaba extrañas e increíbles posturas. A veces las piernas en cruz subían por un tablero próximo hasta mucho más arriba de donde estaba la cabeza; a veces una de ellas se metía dentro de la estantería baja por entre dos garrafas de drogas. En los dobleces del cuerpo, las rodillas juntábanse a ratos con el pecho, y una de las manos servía de almohada a la nuca. Ya se apoyaba en la mesa sobre el codo izquierdo, ya el sobaco derecho montaba sobre el respaldo de la silla, como si esta fuera una muleta, ya en fin, las piernas se extendían sobre la mesa cual si fueran brazos. La silla, sustentada en las patas de atrás, anunciaba con lastimeros crujidos sus intenciones de deshacerse; y en tanto el libro cambiaba de disposición con aquellos extravagantes escorzos del cuerpo del lector. Tan pronto aparecía por arriba, sostenido en una sola mano, como agarrado con las dos, más abajo de donde estaban las rodillas; ya se le veía abierto con las hojas al viento como si quisiera volar, ya doblado violentamente a riesgo de desencuadernarse. Lo que nunca variaba ni disminuía era la atención del lector, siempre intensa y fija al través de todos los sacudimientos de la materia muscular, como el principio que sobrevive a las revoluciones. ...

En la línea 2782
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... En reposo y en tierra adoptaban posturas sumamente graciosas. Por ello, los antiguos, al observar su dulce fisonomía, la expresiva mirada de sus ojos límpidos y aterciopelados que resiste la comparación con la más bella mirada de una mujer, sus encantadoras posturas, los poetizaron a su manera y metamorfosearon a los machos en tritones y a las hembras en sirenas. ...

En la línea 643
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Aunque haya sillas dispuestas alrededor de la mesa, pocos de los puntos las aprovechaban, sobre todo cuando hay mucho público, porque una persona en pie ocupa mucho menos sitio y puede operar más cómodamente. Las gentes de la segunda y tercera filas se apretujan contra los de la primera, esperan su turno y vigilan una ocasión para instalarse ante la mesa. Pero, en su impaciencia, algunos avanzan la mano para colocar sus apuestas. Hasta los más alejados de la mesa procuran jugar por encima de las cabezas de los demás, y ocurre que, debido a ello, cada cinco o diez minutos se originan dudas acerca de quiénes han hecho las posturas. ...

En la línea 644
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... La policía del casino está, por otra parte, bastante bien organizada. Naturalmente, no es posible evitar las apreturas. La afluencia beneficia a la banca, que gana en proporción al número de jugadores. Los ocho croupieres que están sentados en torno de la mesa no pierden de vista las posturas. Como son ellos lo que pagan las ganancias, hacen de árbitros, con conocimiento de causa, en las disputas eventuales. En último término se llama a la policía y se arregla la cuestión. Los agentes, que van vestidos de paisano, se mezclan con los espectadores, y así nadie puede conocerlos. Vigilan especialmente a los ladrones y rateros profesionales que pululan en la ruleta, donde pueden ejercer con facilidad su industria; en efecto, en cualquier otra parte es preciso explorar los bolsillos y forzar cerraduras, lo que, en caso de fracaso, proporciona graves molestias. Aquí, por el contrario, basta con acercarse al tapete verde, ponerse a jugar y, de pronto, ostensiblemente, dejar caer la mano sobre la ganancia ajena y metérsela en el bolsillo. En caso de reclamación, el ladrón jura por lo más sagrado que aquella postura… le pertenece. ...

En la línea 649
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Estaba pálido, sus ojos chispeaban, sus manos temblaban. Hacía posturas sin contar, tomando el dinero a puñados. Sin embargo, no cesaba de ganar y de aumentar de oro y billetes el montón. Las ujieres se agrupaban, solícitos, en torno suyo, separaban las sillas, hacían sitio para que estuviese cómodo, para que no le apretasen… todo esto con vistas a recibir una buena propina. Con la alegría de la ganancia, algunos jugadores repartían propinas sin mirar lo que daban. Cerca de aquel joven se hallaba un polaco que se estremecía y murmuraba, sin cesar, con tono obsequioso, prodigando sin duda consejos y esforzándose en dirigir el juego, naturalmente esperando una propina. Pero no se fijaba en él, apostaba de cualquier modo y seguía recogiendo. Había perdido evidentemente el juicio. Es un caso corriente en las salas de juego. ...

En la línea 655
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Allí, a la izquierda, en la otra mitad de la mesa, entre los jugadores, había una joven dama acompañada de un enano. Ignoro si este enano era su pariente o si le llevaba para llamar la atención. Había visto a esa dama todos los días en el casino, a la una de la tarde. Ya la conocían allí e inmediatamente le acercaban una silla. Sacaba un puñado de oro de su bolso, algunos billetes de mil francos, y empezaba a jugar despacito, anotando los números con un lápiz, tratando de averiguar el sistema según el cual se agrupan las suertes. Arriesgaba importantes posturas, y cuando había ganado mil, dos mil, y algunas veces tres mil francos… se retiraba inmediatamente. ...

Más información sobre la palabra Posturas en internet

Posturas en la RAE.
Posturas en Word Reference.
Posturas en la wikipedia.
Sinonimos de Posturas.

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