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La palabra pollos
Cómo se escribe

la palabra pollos

La palabra Pollos ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Barraca de Vicente Blasco Ibañez
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra
Viaje de un naturalista alrededor del mundo de Charles Darwin
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece pollos.

Estadisticas de la palabra pollos

Pollos es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 16368 según la RAE.

Pollos aparece de media 4.03 veces en cada libro en castellano.

Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la pollos en las obras de referencia de la RAE contandose 612 apariciones .

Errores Ortográficos típicos con la palabra Pollos

Cómo se escribe pollos o polloz?
Cómo se escribe pollos o poyos?

Algunas Frases de libros en las que aparece pollos

La palabra pollos puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 2043
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Otros llevaban el buen par de pollos, la cesta de tortas, la banasta de frutas para enternecer a los señores, para que aceptasen la paga incompleta, lloriqueando y prometiendo redondear la suma más adelante. ...

En la línea 6946
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Respondióle el huésped que no tenía pollos, porque los milanos los tenían asolados. ...

En la línea 2259
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... uí como en todas partes cambian las modas con bastante frecuencia; pero quieras o no quieras, hay que someterse a dejar que reine cuando se es joven. este modo cada viejo lleva impresa, por decirlo así, su edad en su cuerpo y no puede jugar a los pollos ...

En la línea 2722
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... s cerdos, que son muy gordos, los pollos y los patos se alimentan casi exclusivamente de nueces de coco ...

En la línea 3380
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Toda su prodigalidad de señora que recibe de confianza, se reducía a entregar vestidos y pañuelos de estambre, todo viejo, para que los pollos de imaginación se disfrazasen de mujeres o de turcos. ...

En la línea 4108
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... —Parecen otras las chicas —dicen los pollos. ...

En la línea 6038
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Estas tres personas formaban grupo en el balcón de galería, y desde el gabinete, sentados aquí y allá, y algunos en pie, oían a Glocester tres canónigos más, el capellán de la casa, don Aniceto, tres damas nobles, la gobernadora civil, Joaquinito Orgaz, y otros dos pollos vetustenses, de los que estudiaban en la Corte. ...

En la línea 6102
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... En aquel momento entró Visitación en el gabinete, echando fuego por ojos y mejillas, habló aparte, y con permiso de aquellos señores a la Marquesa y a Obdulia: las tres rodearon al Magistral y con permiso de los señores —que ya no eran más que el Arcediano y dos pollos vetustenses insignificantes —, tuvieron con él un conciliábulo en que hubo risas, protestas del Magistral, mimosas y elegantes en los gestos que las acompañaban. ...

En la línea 119
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Juanito reconoció el número 11 en la puerta de una tienda de aves y huevos. Por allí se había de entrar sin duda, pisando plumas y aplastando cascarones. Preguntó a dos mujeres que pelaban gallinas y pollos, y le contestaron, señalando una mampara, que aquella era la entrada de la escalera del 11. Portal y tienda eran una misma cosa en aquel edificio característico del Madrid primitivo. Y entonces se explicó Juanito por qué llevaba muchos días Estupiñá, pegadas a las botas, plumas de diferentes aves. Las cogía al salir, como las había cogido él, por más cuidado que tuvo de evitar al paso los sitios en que había plumas y algo de sangre. Daba dolor ver las anatomías de aquellos pobres animales, que apenas desplumados eran suspendidos por la cabeza, conservando la cola como un sarcasmo de su mísero destino. A la izquierda de la entrada vio el Delfín cajones llenos de huevos, acopio de aquel comercio. La voracidad del hombre no tiene límites, y sacrifica a su apetito no sólo las presentes sino las futuras generaciones gallináceas. A la derecha, en la prolongación de aquella cuadra lóbrega, un sicario manchado de sangre daba garrote a las aves. Retorcía los pescuezos con esa presteza y donaire que da el hábito, y apenas soltaba una víctima y la entregaba agonizante a las desplumadoras, cogía otra para hacerle la misma caricia. Jaulones enormes había por todas partes, llenos de pollos y gallos, los cuales asomaban la cabeza roja por entre las cañas, sedientos y fatigados, para respirar un poco de aire, y aun allí los infelices presos se daban de picotazos por aquello de si tú sacaste más pico que yo… si ahora me toca a mí sacar todo el pescuezo. ...

En la línea 423
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... La casa era tan grande, que los dos matrimonios vivían en ella holgadamente y les sobraba espacio. Tenían un salón algo anticuado, con tres balcones. Seguía por la izquierda el gabinete de Barbarita, luego otro aposento, después la alcoba. A la derecha del salón estaba el despacho de Juanito, así llamado no porque este tuviese nada que despachar allí, sino porque había mesa con tintero y dos hermosas librerías. Era una habitación muy bien puesta y cómoda. El gabinetito de Jacinta, inmediato a esta pieza, era la estancia más bonita y elegante de la casa y la única tapizada con tela; todas las demás lo estaban con colgadura de papel, de un arte dudoso, dominando los grises y tórtola con oro. Veíanse en esta pieza algunas acuarelas muy lindas compradas por Juanito, y dos o tres óleos ligeros, todo selecto y de regulares firmas, porque Santa Cruz tenía buen gusto dentro del gusto vigente. Los muebles eran de raso o de felpa y seda combinadas con arreglo a la moda, siendo de notar que lo que allí se veía no chocaba por original ni tampoco por rutinario. Seguía luego la alcoba del matrimonio joven, la cual se distinguía principalmente de la paterna en que en esta había lecho común y los jóvenes los tenían separados. Sus dos camas de palosanto eran muy elegantes, con pabellones de seda azul. La de los padres parecía un andamiaje de caoba con cabecera de morrión y columnas como las de un sagrario de Jueves Santo. La alcoba de los pollos se comunicaba con habitaciones de servicio, y le seguían dos grandes piezas que Jacinta destinaba a los niños… cuando Dios se los diera. Hallábanse amuebladas con lo que iba sobrando de los aposentos que se ponían de nuevo, y su aspecto era por demás heterogéneo. Pero el arreglo definitivo de estas habitaciones vacantes existía completo en la imaginación de Jacinta, quien ya tenía previstos hasta los últimos detalles de todo lo que se había de poner allí cuando el caso llegara. ...


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Más información sobre la palabra Pollos en internet

Pollos en la RAE.
Pollos en Word Reference.
Pollos en la wikipedia.
Sinonimos de Pollos.

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