La palabra Pensativo ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Barraca de Vicente Blasco Ibañez
La Bodega de Vicente Blasco Ibañez
Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
A los pies de Vénus de Vicente Blasco Ibáñez
El paraíso de las mujeres de Vicente Blasco Ibáñez
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Grandes Esperanzas de Charles Dickens
Crimen y castigo de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
El jugador de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
Fantina Los miserables Libro 1 de Victor Hugo
Un viaje de novios de Emilia Pardo Bazán
Julio Verne de La vuelta al mundo en 80 días
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece pensativo.
Estadisticas de la palabra pensativo
Pensativo es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 15170 según la RAE.
Pensativo aparece de media 4.46 veces en cada libro en castellano.
Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la pensativo en las obras de referencia de la RAE contandose 678 apariciones .
Errores Ortográficos típicos con la palabra Pensativo
Cómo se escribe pensativo o penzativo?
Cómo se escribe pensativo o pensatibo?

El Español es una gran familia
Algunas Frases de libros en las que aparece pensativo
La palabra pensativo puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 1721
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y el matón, que aquel día se mostraba pensativo, oyó a su mujer sin réplica alguna y sufrió el tono imperioso con que le hablaba, mirando al mismo tiempo al suelo como avergonzado. ...
En la línea 1461
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... El mocetón gemía al decir esto, mientras su amigo, que había acabado de comer, apoyaba pensativo su frente en una mano. ...
En la línea 1691
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... El gigantón quedó un momento pensativo, rascándose la frente, como si quisiera ayudar con estos restregones la marcha de su pensamiento embrollado. ...
En la línea 6380
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... D'Artagnan permaneció pensativo a su vez; le parecía ver en el al ma de Milady abismos cuyas profundidades eran sombrías y descono cidas. ...
En la línea 8913
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Felton no respondió, tomó el libro con el mismo sentimiento de repugnancia que ya había manifestado y se retiró pensativo. ...
En la línea 9970
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... ¡El hombre de Meung! ¡Lo he visto, es él! ¡Lo he reconocido cuando el viento ha entreabierto su capa!-¡Diablos! -dijo Athos pensativo. ...
En la línea 10908
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Rochefort se quedó un instante pensativo, luego, como no estaba más que a una jornada de Surgères, hasta donde el cardenal debía ir ante el rey, resolvió seguir el consejo de Athos y volver con ellos. ...
En la línea 1062
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Levantóse en esto don Quijote, y, puesta la mano izquierda en la boca, porque no se le acabasen de salir los dientes, asió con la otra las riendas de Rocinante, que nunca se había movido de junto a su amo -tal era de leal y bien acondicionado-, y fuese adonde su escudero estaba, de pechos sobre su asno, con la mano en la mejilla, en guisa de hombre pensativo además. ...
En la línea 1383
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Y va siempre pensativo y triste, porque los demás ladrones que allá quedan y aquí van le maltratan y aniquilan, y escarnecen y tienen en poco, porque confesó y no tuvo ánimo de decir nones. ...
En la línea 1459
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Solos quedaron jumento y Rocinante, Sancho y Don Quijote; el jumento, cabizbajo y pensativo, sacudiendo de cuando en cuando las orejas, pensando que aún no había cesado la borrasca de las piedras, que le perseguían los oídos; Rocinante, tendido junto a su amo, que también vino al suelo de otra pedrada; Sancho, en pelota y temeroso de la Santa Hermandad; don Quijote, mohinísimo de verse tan malparado por los mismos a quien tanto bien había hecho. ...
En la línea 1605
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... En tanto que don Quijote estaba diciendo lo que queda dicho, se le había caído a Cardenio la cabeza sobre el pecho, dando muestras de estar profundamente pensativo. ...
En la línea 15111
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... A los postres, el amo de la casa se quedó pensativo. ...
En la línea 15589
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Don Víctor se detuvo pensativo, apoyó la culata de su escopeta en la arena húmeda del sendero y exclamó: —¡Me lo han adelantado! ¿Pero quién? ¿Son las ocho menos cuarto o las siete menos cuarto? ¡Esta obscuridad!. ...
En la línea 920
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Hubo un silencio, y Claudio Borja dijo con aire pensativo: ...
En la línea 499
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Hubo un largo silencio. Gillespie estaba pensativo, y al fin pregunto: ...
En la línea 1465
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Luego pensó que Ra-Ra era una reducción de su persona, y esto le hizo encontrar más lógica la conducta de miss Margaret, o sea de Popito. Pero ¿qué podía hacer el, pobre gigante, para salvarse a si mismo?… Quedó pensativo, mientras la joven, imaginándose que aun intentaba resistirse a sus ruegos, los repetía con una expresión trágicamente desesperada. ...
En la línea 163
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Ya dije que el Delfín prometió pensarlo; mas esto significaba sin duda la necesidad que todos sentimos de no aparecer sin voluntad propia en los casos graves; en otros términos, su amor propio, que le gobernaba más que la conciencia, le exigía, ya que no una elección libre, el simulacro de ella. Por eso Juanito no sólo lo decía, sino que parecía como que pensaba, yéndose a pasear solo por aquellos peñascales, y se engañaba a sí mismo diciéndose: «¡qué pensativo estoy!». Porque estas cosas son muy serias, ¡vaya!, y hay que revolverlas mucho en el magín. Lo que hacía el muy farsante era saborear de antemano lo que se le aproximaba y ver de qué manera decía a su madre con el aire más grave y filosófico del mundo: «Mamá, he meditado profundísimamente sobre este problema, pesando con escrúpulo las ventajas y los inconvenientes, y la verdad, aunque el caso tiene sus más y sus menos, aquí me tiene usted dispuesto a complacerla». ...
En la línea 583
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Pensando en esto, pasó Jacinta parte de aquella noche, atando cabos, como ella decía, para ver si de los hechos aislados lograba sacar alguna afirmación. Estos hechos, valga la verdad, no arrojaban mucha luz que digamos sobre lo que se quería demostrar. Tal día y a tal hora Juan había salido bruscamente, después de estar un rato muy pensativo, pero muy pensativo. Tal día y a tal hora Juan había recibido una carta, que le había puesto de mal humor. Por más que ella hizo, no la había podido encontrar. Tal día y a tal hora, yendo ella y Barbarita por la calle de Preciados, se encontraron a Juan que venía deprisa y muy abstraído. Al verlas, quedose algo cortado; pero sabía dominarse pronto. Ninguno de estos datos probaba nada; pero no cabía duda: su marido se la estaba pegando. ...
En la línea 583
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Pensando en esto, pasó Jacinta parte de aquella noche, atando cabos, como ella decía, para ver si de los hechos aislados lograba sacar alguna afirmación. Estos hechos, valga la verdad, no arrojaban mucha luz que digamos sobre lo que se quería demostrar. Tal día y a tal hora Juan había salido bruscamente, después de estar un rato muy pensativo, pero muy pensativo. Tal día y a tal hora Juan había recibido una carta, que le había puesto de mal humor. Por más que ella hizo, no la había podido encontrar. Tal día y a tal hora, yendo ella y Barbarita por la calle de Preciados, se encontraron a Juan que venía deprisa y muy abstraído. Al verlas, quedose algo cortado; pero sabía dominarse pronto. Ninguno de estos datos probaba nada; pero no cabía duda: su marido se la estaba pegando. ...
En la línea 1621
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Quedose Juan con esta noticia más pensativo y peor humorado, sintiendo arreciar los síntomas del mal que padecía, y que principalmente se alojaba en su imaginación, mal de ánimo con mezcla de un desate nervioso acentuado por la contrariedad. ¿Por qué la despreció cuando la tuvo como era, y la solicitaba cuando se volvió muy distinta de lo que había sido?… El pícaro ideal, ¡ay!, el eterno ¿cómo será? Y la pobre Jacinta, a todas estas, descrismándose por averiguar qué demonches de antojo o manía embargaba el ánimo de su inteligente esposo. Este se mostraba siempre considerado y afectuoso con ella; no quería darle motivo de queja; mas para conseguirlo, necesitaba apelar a su misma imaginación dañada, revestir a su mujer de formas que no tenía, y suponérsela más ancha de hombros, más alta, más mujer, más pálida… y con las turquesas aquellas en las orejas… Si Jacinta llega a descubrir este arcano escondidísimo del alma de Juanito Santa Cruz, de fijo pide el divorcio. Pero estas cosas estaban muy adentro, en cavernas más hondas que el fondo de la mar, y no llegara a ella la sonda de Jacinta ni con todo el plomo del mundo. ...
En la línea 321
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Mi penado no volvió a mirarme después de haberlo hecho en el marjal. Mientras permanecimos en la cabaña se quedó ante el fuego, sumido en sus reflexiones, levantando alternativamente los pies para calentárselos y mirándolos pensativo, como si se compadeciera de sus recientes aventuras. De pronto se volvió al sargento y observó: ...
En la línea 368
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — Pues ya verás, Pip - contestó Joe empuñando el hierro con que solía atizar el fuego cuando estaba pensativo -. Voy a decírtelo. Mi padre, Pip, se había dado a la bebida y cuando estaba borracho pegaba a mi madre con la mayor crueldad. Ésta era la única ocasión en que movía los brazos, pues no le gustaba trabajar. Debo añadir que también se ejercitaba en mí, pegándome con un vigor que habría estado mucho mejor aplicado para golpear el hierro con el martillo. ¿Me comprendes, Pip? ...
En la línea 930
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Yo creí mejor observar, mirándola pensativo, que ello podía ser ocasionado por circunstancias en las cuales no tenía ningún dominio. ...
En la línea 1306
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Le di las gracias y eché a correr hacia mi casa, en donde vi que Joe había cerrado ya la puerta principal, así como la del salón, y estaba sentado ante el fuego de la cocina, con una mano en cada rodilla y mirando pensativo a los ardientes carbones. Durante largo tiempo, ni él ni yo dijimos una palabra. ...
En la línea 630
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Cuando se quedó solo, Koch llamó una vez más, discretamente, y luego, pensativo, empezó a sacudir la puerta para convencerse de que el cerrojo estaba echado. Seguidamente se inclinó, jadeante, y aplicó el ojo a la cerradura. Pero no pudo ver nada, porque la llave estaba puesta por dentro. ...
En la línea 983
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Sí, sí… , ya recuerdo… Vakhruchine… ‑murmuró Raskolnikof, pensativo. ...
En la línea 1087
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Raskolnikof quedó pensativo. Los acontecimientos de la jornada se le mostraban como a través de un sueño. Todos sus esfuerzos de memoria resultaban infructuosos. Interrogó a Rasumikhine con la mirada. ...
En la línea 1271
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Pero Raskolnikof, que esperaba otra cosa, se limitó a mirar a su interlocutor con gesto pensativo y estúpido, sin contestarle y como si aquélla fuera la primera vez que oía semejante nombre. ...
En la línea 213
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —Ignoro si tendrá o no razón en lo que ha dicho —insinuó el general, pensativo—, pero el hecho es que usted es un charlatán insoportable cuando le aflojan la rienda… ...
En la línea 1023
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Me miró con aire pensativo, pero creo que no me había comprendido siquiera. Hice alusión a Paulina Alexandrovna, a los niños. El contestó muy aprisa. “¡Sí, sí!”, pero comenzó en seguida a hablar del príncipe que iba a partir con Blanche y… ...
En la línea 1132
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Un montón de billetes y de oro llenaba la mesa. No podía apartarla vista de él; había momentos en que olvidaba por completo a Paulina. Ponía en orden los billetes y hacía paquetes, reunía el oro, luego lo dejaba allí todo y me ponía a pasear por la habitación, pensativo, para volver a la mesa y comenzar otra vez a contar el dinero. De pronto, saliendo de mi ensueño, me precipité hacia la puerta y la cerré con llave. Finalmente me detuve, perplejo, ante mi pequeña maleta. Vacilaba. ...
En la línea 278
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... Su carácter era pensativo, aunque no triste, propio de las almas afectuosas. Perdió de muy corta edad a su padre y a su madre. Se encontró sin más familia que una hermana mayor que él, viuda y con siete hijos. El marido murió cuando el mayor de los siete hijos tenía ocho años y el menor uno. Jean Valjean acababa de cumplir veinticinco. Reemplazó al padre, y mantuvo a su hermana y los niños. Lo hizo sencillamente, como un deber, y aun con cierta rudeza. ...
En la línea 350
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... Su mente osciló por espacio de una hora en fluctuaciones en que se desarrollaba cierta lucha. Dieron las tres. Abrió los ojos, se incorporó bruscamente en la cama. Permaneció algún tiempo pensativo. De repente se levantó, se quitó los zapatos que colocó suavemente en la estera cerca de la cama; volvió a su primera postura de siniestra meditación, y quedó inmóvil, y hubiera permanecido en ella hasta que viniera el día, si el reloj no hubiese dado una campanada; tal vez esta campanada le gritó ¡Vamos! ...
En la línea 666
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... Tenía los cabellos grises, la mirada seria, la piel bronceada de un obrero y el rostro pensativo de un filósofo. Usaba una larga levita abotonada hasta el cuello y un sombrero de ala ancha. Vivía solo. Hablaba con poca gente. A medida que su fortuna crecía, parecía que aprovechaba su tiempo libre para cultivar su espíritu. Se notaba que su modo de hablar se había ido haciendo más fino, más escogido, más suave. ...
En la línea 701
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... Luego se quedó tres días pensativo sin pronunciar una palabra. Parecía que se había roto el hilo que había creído encontrar. ...
En la línea 654
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -Mañana… -Artegui se quedó otra vez pensativo-. Pero, señora -pronunció ya con diverso tono-, ¡hoy debe llegar su marido de usted! ...
En la línea 667
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Y fueron viniendo botellas, aumentándose copas a la ya formidable batería que cada convidado tenía ante sí; anchas y planas, como las de los relieves antiguos, para el espumante Champagne; verdes y angostas, finísimas, para el Rhin; cortas como dedales, sostenidas en breve pie, para el Málaga meridional. Apenas llegó Lucía a catar dos dedos de cada vino; pero los iba probando todos por curiosidad golosa; y, un tanto pesada ya la cabeza, olvidando deliciosamente las peripecias del paseo matinal, se recostaba en la butaca, proyectando el busto, enseñando al sonreír los blancos dientes entre los labios húmedos, con risa de bacante inocente aún, que por vez primera prueba el zumo de las vides. La atmósfera de la cerrada habitación era de estufa: flotaban en ella espirituosos efluvios de bebidas, vaho de suculentos manjares, y el calor uniforme, apacible de la chimenea, y el leve aroma resinoso de los ardidos leños. Lindo asunto para una anacreóntica moderna, aquella mujer que alzaba la copa, aquel vino claro que al caer formaba una cascada ligera y brillante, aquel hombre pensativo, que alternativamente consideraba la mesa en desorden, y la risueña ninfa, de mejillas encendidas y chispeantes ojos. Sentíase Artegui tan dueño de la hora, del instante presente, que, desdeñoso y melancólico, contemplaba a Lucía como el viajero a la flor de la cual aparta su pie. Ni vinos, ni licores, ni blando calor de llama, eran ya bastantes para sacar de su apático sueño al pesimista: circulaba lenta en sus venas la sangre, y en las de Lucía giraba pronta, generosa y juvenil. Hermoso era, sin embargo, para los dos el momento, de concordia suprema, de dulce olvido; la vida pasada se borraba, la presente era como una tranquila eternidad, entre cuatro paredes, en el adormecimiento beato de la silenciosa cámara. Lucía dejó pender ambos brazos sobre los del sillón; sus dedos, aflojándose, soltaron la copa, que rodó al suelo, quebrándose con cristalino retintín en el bronce del guardafuego. Riose la niña de la fractura, y, entreabiertos los ojos y clavados en el techo, se sintió anonadada, invadida por un sopor, un recogimiento profundo de todo su ser. Artegui, en tanto, mudo y sereno, permanecía enhiesto en su butaca, orgulloso como el estoico antiguo: acre placer le penetraba todo, el goce de sentirse bien muerto, y cerciorarse de que en vano la traidora Naturaleza había intentado resucitarle. ...
En la línea 848
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Esa palabra dejó pensativo al agente. El calificativo lo inquietó mucho sin saber por qué. ¿Lo había adivinado el francés? No sabía qué pensar. ¿Cómo podía Picaporte haber descubierto su condición de 'detectíve', cuyo secreto de nadie podía ser sabido? Y sin embargo, al hablar así, Picaporte lo había hecho con segunda intención. ...

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Pensativo en Word Reference.
Pensativo en la wikipedia.
Sinonimos de Pensativo.
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