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La palabra oleaje
Cómo se escribe

la palabra oleaje

La palabra Oleaje ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Barraca de Vicente Blasco Ibañez
La Bodega de Vicente Blasco Ibañez
Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas
La Biblia en España de Tomás Borrow y Manuel Azaña
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne
Julio Verne de La vuelta al mundo en 80 días
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece oleaje.

Estadisticas de la palabra oleaje

Oleaje es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 15308 según la RAE.

Oleaje aparece de media 4.41 veces en cada libro en castellano.

Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la oleaje en las obras de referencia de la RAE contandose 670 apariciones .

Más información sobre la palabra Oleaje en internet

Oleaje en la RAE.
Oleaje en Word Reference.
Oleaje en la wikipedia.
Sinonimos de Oleaje.


El Español es una gran familia

Algunas Frases de libros en las que aparece oleaje

La palabra oleaje puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 785
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Conocía las amenazas de Pimentó, el cual, apoyado por toda la huerta, juraba que aquel trigo no había de segarlo su sembrador, y Batiste casi olvidaba a sus hijos para pensar en sus campos, en el oleaje verde que crecía y crecía bajo los rayos del sol y había de convertirse en rubios montones de mies. ...

En la línea 807
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Después enrojeció con repentina rabia, mirando el pedazo de vega que se veía a través de la puerta, con sus blancas barracas y su oleaje verde, y extendiendo los brazos, gritó: «¡Pillos! ¡Pillos!» La gente menuda, asustada por el ceño del padre y los gritos de la madre, no se atrevía a comer. ...

En la línea 345
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Contemplando el oleaje de cepas que cubría las pendientes blanquecinas, el rico cosechero admiraba la fertilidad de su finca, atribuyéndola modestamente a la protección de Dios. Algunas manchas yermas extendían su trágica desolación entre el follaje de los pámpanos. Eran los rastros de la filoxera que había arruinado a medio Jerez. Los cosecheros, quebrantados por la baja de los vinos, no tenían medios para replantar sus viñas. Era aquella una tierra aristocrática y cara, que sólo los ricos podían cultivar. Poner de nuevo en explotación una aranzada costaba tanto como el mantenimiento de una familia _decente_ durante un año. Pero la casa Dupont era opulenta y podía hacer frente a la plaga. ...

En la línea 413
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Provincias enteras eran en Andalucía de un centenar de amos. Y la tierra, una tierra negra que llevaba en sus entrañas la reserva vital acumulada durante muchos siglos, por un cultivo débil y perezoso de brazos mercenarios, daba escape a su exceso de fuerza con un oleaje de plantas parásitas y nocivas que asomaban entre las cosechas. La escarda apenas si podía combatir esta florescencia de fuerzas perdidas. ...

En la línea 750
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... El jefe del escritorio se entusiasmaba contemplando el oleaje de viñedos y prorrumpía en líricos elogios. Era el encargado de la publicidad de la casa, y de su pluma de viejo periodista, de vencido intelectual, salían los prospectos, los folletos, las memorias, las cartas en la cuarta plana de los periódicos, que pregonaban la gloria de los vinos de Jerez, y especialmente los de la casa Dupont, pero en un estilo pomposo, solemne, entonado, que no llegaba a adivinarse si era sincero o una broma que don Ramón se permitía con su jefe y con el público. Leyéndole, no había más remedio que creer que el vino de Jerez era tan indispensable como el pan, y que los que no lo bebían estaban condenados a una muerte próxima. ...

En la línea 8943
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Aún dejótranscurrir media hora, y como en aquel momento todo estaba en silencio en el viejo castillo, como no se oía más que el eterno murmullo del oleaje, esa respiración inmensa del océano, con su voz pura, armoniosa y vibrante comenzó la primera estrofa de est e salmo que gozaba entonces de gran favor entre los puritanos:Señor, si nos abandonas es para uer si somos fuertes, mas luego eres tú quien das con tu celeste mano la palma a nuestros esfuerzos. ...

En la línea 4118
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Al otro lado del Cabo veíamos a nuestros pies una bahía más pequeña, bordeada de rocas de formas extrañas, que dominan la costa; esta bahía se llama en el lenguaje del país _Praia do mar de fora_, y es lugar temible en días de borrasca, cuando el oleaje del Atlántico penetra en ella y rompe contra las rocas sumergidas que allí abundan. ...

En la línea 5832
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... En cuanto conoció que su autoridad se acataba, De Pas fue amansando el oleaje de su cólera; y al fin, pálido, pero con voz ya serena: —Salga usted —dijo señalando a la puerta —, salga usted. ...

En la línea 7400
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... La energía de Paula se ejercitaba en calmar aquel oleaje de pasiones brutales, y con más ahínco en obligar al que rompía algo a pagarlo y a buen precio. ...

En la línea 11108
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Creyó al principio que su pasión noble, sublime, le levantaría cien codos sobre todas aquellas miserias, pero el oleaje de la falsa indignación pública salpicaba su alma, llegaba tan arriba como su deliquio sin nombre; y la ira le borraba del cerebro muchas veces las más puras ideas, las impresiones más dulces y risueñas. ...

En la línea 11620
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Salió; se perdió el ataúd entre el oleaje de seda y percal obscuro. ...

En la línea 1177
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Yo deseaba vivamente visitar ese arrecife de trescientas sesenta leguas de longitud contra el que el mar rompía su oleaje con una formidable intensidad sólo comparable a la de las descargas del trueno. Pero en aquel momento, los planos inclinados del Nautilus nos llevaban a una gran profundidad y no pude ver nada de esas altas murallas coralígenas. Hube de contentarme con la observación de los diferentes especímenes de peces capturados por nuestras redes. Observé, entre otros, a unos escombros, grandes como atunes, con los flancos azulados y surcados por unas bandas transversales que desaparecían con la vida del animal. Estos peces nos acompañaban en gran cantidad y suministraron a nuestra mesa un delicado manjar. Cogimos también un buen número de esparos de medio decímetro de longitud, cuyo sabor es muy parecido al de la dorada, y peces voladores, verdaderas golondrinas marinas que, en las noches oscuras, rayan alternativamente el agua y el aire con sus resplandores fosforescentes. Entre los moluscos y los zoófitos hallé en las redes de la barredera diversas especies de alcionarias, de erizos de mar, de martillos, espolones, ceritios, hiálidos. La flora estaba representada por bellas algas flotantes, laminarias y macrocísteas, impregnadas del mucílago que exudaban sus poros y entre las que recogí una admirable Nemastoma geliniaroíde, que halló su lugar entre las curiosidades naturales del museo. ...

En la línea 1818
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Mientras corría la embarcación por su derrotero, las gotas líquidas golpeaban a los remos crepitando como esquirlas de plomo fundido. Un ligero oleaje imprimía a la canoa un pequeño balanceo, y las crestas de algunas olas chapoteaban en la proa. ...

En la línea 1823
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Ya hemos llegado, señor Aronnax -dijo el capitán Nemo-. En esta cerrada bahía, dentro de un mes se reunirán los numerosos barcos de los pescadores y los buceadores se sumergirán audazmente en su rudo trabajo. La disposición de la bahía es magnífica para este tipo de pesca, al hallarse abrigada de los vientos. El oleaje no es nunca demasiado fuerte, lo que favorece el trabajo de los buceadores. Vamos a ponernos las escafandras, para comenzar nuestra expedición. ...

En la línea 2262
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Subí acompañado de Ned y de Conseil. A una distancia de doce millas se veía vagamente el cabo de San Vicente que forma la punta sudoccidental de la península hispánica. El viento soplaba fuerte del Sur. La mar, gruesa y dura, imprimía un violento balanceo al Nautilus. Era casi imposible mantenerse en pie sobre la plataforma batida por el oleaje. Hubimos de bajar en seguida tras haber aspirado algunas bocanadas de aire. ...

En la línea 1073
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Muy ventajoso hubiera sido, evidentemente, para el piloto, el conducir a los viajeros a Yokohama, puesto que le pagaban a tanto por día; pero arrostraría la grave imprudencia de intentar semejante travesía en rsas condiciones, y era ya bastante audacia, si no temeridad, el subir hasta Shangai. Tenía, sin embargo, John Bunsby confianza en su 'Tankadera', que se elevaba sobre el oleaje como una malva, y quizá no iba descaminado. ...

En la línea 1086
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... El siguiente día, 8 de noviembre, al salir el sol, la goleta había andado más de cien millas. El 'loch' indicaba que el promedio de velocidad estaba entre ocho y nueve millas. La 'Tankadera', durante esta jornada, no se alejó sensiblemente de la costa, cuyas corrientes le eran favorables. La tenían a cinco millas, lo más, por babor, y aquella costa, irregularmente perfilada, aparecía de vez en cuando, entre algunos claros. Viniendo el viento de tierra, la mar era menos fuerte; circunstancia feliz para la goleta, porque las embarcaciones de poca cabida sufren por el oleaje, que corta su velocidad y las mata, empleando la expresión de aquellos marinos. ...

En la línea 1135
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Los temores se despertaron con viveza. Se quería llegar a toda costa. Todos, excepto Phileas Fogg, sentían latir su corazón de impaciencia. ¡Era necesario que la goleta se mantuviese en un promedio de nueve millas por hora, y el viento seguia calmándose! Era una brisa irregular que soplaba de la costa a rachas, después de cuyo paso desaparecía el oleaje. ...


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Errores Ortográficos típicos con la palabra Oleaje

Cómo se escribe oleaje o holeaje?
Cómo se escribe oleaje o oleage?

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