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La palabra matrimonios
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la palabra matrimonios

La palabra Matrimonios ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
A los pies de Vénus de Vicente Blasco Ibáñez
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece matrimonios.

Estadisticas de la palabra matrimonios

Matrimonios es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 11002 según la RAE.

Matrimonios aparece de media 6.88 veces en cada libro en castellano.

Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la matrimonios en las obras de referencia de la RAE contandose 1045 apariciones .

Errores Ortográficos típicos con la palabra Matrimonios

Cómo se escribe matrimonios o matrrimonios?
Cómo se escribe matrimonios o matrimonioz?

Algunas Frases de libros en las que aparece matrimonios

La palabra matrimonios puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 3591
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Los matrimonios deben aburrirse a los dos años, a más tardar; los arreglos pueden tirar algo más, poco. ...

En la línea 907
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Los tres matrimonios efectuados en un solo año: el de Lucrecia, el de Jofre y el del duque de Gandía, habían ocasionado gastos enormes al Papa, empobreciéndolo. Únicamente podía contar con los treinta y cinco mil ducados de Virginio Orsini, que en realidad eran de Nápoles, y para reunir más dinero acudió a uno de los expedientes empleados por otros pontífices: hacer una promoción de nuevos cardenales, once príncipes de la Iglesia nombró en un consistorio celebrado en septiembre de 1493. Dos de ellos era indudable que no habían dado nada a cambio de su nueva dignidad, por pertenecer a la familia del Pontífice: Alejandro Farnesio, más tarde Paulo III, y César Borgia, que sólo contaba dieciocho años al recibir la púrpura. El público apenas habló de la elevación de César. Encontraba natural esta generosidad de padre, que ya habían mostrado otros papas. Las ironías y los comentarios escandalosamente se concentraron sobre el hermano de la bella Julia, que entraba de un modo tan retorcido en el Sacro Colegio. Y entonces fue cuando le infligieron el epíteto de cardenal faldero. ...

En la línea 423
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... La casa era tan grande, que los dos matrimonios vivían en ella holgadamente y les sobraba espacio. Tenían un salón algo anticuado, con tres balcones. Seguía por la izquierda el gabinete de Barbarita, luego otro aposento, después la alcoba. A la derecha del salón estaba el despacho de Juanito, así llamado no porque este tuviese nada que despachar allí, sino porque había mesa con tintero y dos hermosas librerías. Era una habitación muy bien puesta y cómoda. El gabinetito de Jacinta, inmediato a esta pieza, era la estancia más bonita y elegante de la casa y la única tapizada con tela; todas las demás lo estaban con colgadura de papel, de un arte dudoso, dominando los grises y tórtola con oro. Veíanse en esta pieza algunas acuarelas muy lindas compradas por Juanito, y dos o tres óleos ligeros, todo selecto y de regulares firmas, porque Santa Cruz tenía buen gusto dentro del gusto vigente. Los muebles eran de raso o de felpa y seda combinadas con arreglo a la moda, siendo de notar que lo que allí se veía no chocaba por original ni tampoco por rutinario. Seguía luego la alcoba del matrimonio joven, la cual se distinguía principalmente de la paterna en que en esta había lecho común y los jóvenes los tenían separados. Sus dos camas de palosanto eran muy elegantes, con pabellones de seda azul. La de los padres parecía un andamiaje de caoba con cabecera de morrión y columnas como las de un sagrario de Jueves Santo. La alcoba de los pollos se comunicaba con habitaciones de servicio, y le seguían dos grandes piezas que Jacinta destinaba a los niños… cuando Dios se los diera. Hallábanse amuebladas con lo que iba sobrando de los aposentos que se ponían de nuevo, y su aspecto era por demás heterogéneo. Pero el arreglo definitivo de estas habitaciones vacantes existía completo en la imaginación de Jacinta, quien ya tenía previstos hasta los últimos detalles de todo lo que se había de poner allí cuando el caso llegara. ...

En la línea 425
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Estaban abonados los de Santa Cruz a un landó. Se les veía en los paseos; pero su tren era de los que no llaman la atención. Juan solía tener por temporadas un faetón o un tílburi, que guiaba muy bien, y también tenía caballo de silla; mas le picaba tanto la comezón de la variedad que a poco de montar un caballo, ya empezaba a encontrarle defectos y quería venderlo para comprar otro. Los dos matrimonios se daban buena vida; pero sin presumir, huyendo siempre de señalarse y de que los periódicos les llamaran anfitriones. Comían bien; en su casa había muy poca etiqueta y cierto patriarcalismo, porque a veces se sentaban a la mesa personas de clase humilde y otras muy decentes que habían venido a menos. No tenían cocinero de estos de gorro blanco, sino una cocinera antigua muy bien amañada, que podía medir sus talentos con cualquier jefe; y la ayudaban dos pinchas, que más bien eran alumnas. ...

En la línea 2124
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... En aquel instante le vinieron al pensamiento ideas distintas de las que había llevado a la visita, y más conformes con su empinada soberbia clerical. Había ido con el propósito de romper aquellos lazos, si la novia de su hermano no se prestaba medianamente a ello; pero cuando la vio tan humilde, tan resignada a su triste suerte, entrole apetito de componendas y de mostrar sus habilidades de zurcidor moral. «He aquí una ocasión de lucirme—pensó—. Si consigo este triunfo, será el más grande y cristiano de que puede vanagloriarse un sacerdote. Porque figúrense ustedes que consigo hacer de esta samaritana una señora ejemplar y tan católica como la primera… figúrenselo ustedes… ». Al pensar esto, Nicolás creía estar hablando con sus colegas. Tomaba en serio su oficio de pescador de gente, y la verdad, nunca se le había presentado un pez como aquel. Si lo sacaba de las aguas de la corrupción, «¡qué victoria, señores, pero qué pesca!». En otros casos semejantes, aunque no de tanta importancia, en los cuales había él mangoneado con todos sus ardides apostólicos, alcanzó éxitos de relumbrón que le hicieron objeto de envidia entre el clero toledano. Sí; el curita Rubín había reconciliado dos matrimonios que andaban a la greña, había salvado de la prostitución a una niña bonita, había obligado a casarse a tres seductores con las respectivas seducidas; todo por la fuerza persuasiva de su dialéctica… «Soy de encargo para estas cosas» fue lo último que pensó, hinchado de vanidad y alegría como caudillo valeroso que ve delante de sí una gran batalla. Después se frotó mucho las manos, murmurando: ...

En la línea 2162
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —No señor.—Pero hay esa afición tranquila, que puede ser principio de una amistad constante, de ese afecto puro, honesto y reposado que hace la felicidad de los matrimonios. ...


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Más información sobre la palabra Matrimonios en internet

Matrimonios en la RAE.
Matrimonios en Word Reference.
Matrimonios en la wikipedia.
Sinonimos de Matrimonios.

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