Cómo se escribe.org.es

La palabra luchas
Cómo se escribe

la palabra luchas

La palabra Luchas ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Barraca de Vicente Blasco Ibañez
La Bodega de Vicente Blasco Ibañez
Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
A los pies de Vénus de Vicente Blasco Ibáñez
El paraíso de las mujeres de Vicente Blasco Ibáñez
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Crimen y castigo de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece luchas.

Estadisticas de la palabra luchas

Luchas es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 6583 según la RAE.

Luchas aparece de media 13.17 veces en cada libro en castellano.

Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la luchas en las obras de referencia de la RAE contandose 2002 apariciones .

Errores Ortográficos típicos con la palabra Luchas

Cómo se escribe luchas o luchaz?
Cómo se escribe luchas o lucas?

Más información sobre la palabra Luchas en internet

Luchas en la RAE.
Luchas en Word Reference.
Luchas en la wikipedia.
Sinonimos de Luchas.

Algunas Frases de libros en las que aparece luchas

La palabra luchas puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 1289
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Delataba con su malicia senil un pasado de luchas en la huerta, de emboscadas y astucias, un completo desprecio por la vida de sus semejantes. ...

En la línea 2109
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... No le exigían que se fuese de la taberna, librándolos de su presencia odiosa; le ordenaban con amenaza de muerte que abandonase sus tierras, que eran como la carne de su cuerpo; que perdiese para siempre la barraca donde había muerto su chiquitín, y en la cual cada rincón guardaba un recuerdo de las luchas y alegrías de la familia en su batalla con la miseria. ...

En la línea 1202
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Los hombres admiraban la energía de su carácter, el estoicismo con que hacía frente a las persecuciones y las miserias físicas. Pero esto era sólo en las luchas con los hombres: ante el misterio de la Muerte invencible, cruel, inevitable, toda su energía se derrumbaba. ...

En la línea 4817
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... En efecto, considerado incluso al lado del señor de Tréville, el ele gante cortesano Athos, en sus días de buen humor podía sostener con ventaja la comparación; era de talla mediana, pero esa talla estaba tan admirablemente cuajada y tan bien proporcionada que más de una vez, en sus luchas con Porthos, había hecho doblar la rodilla al gigante cu ya fuerza física se había vuelto proverbial entre los mosqueteros; su cabeza, de ojos penetrantes, de nariz recta, de mentón dibujado como el de Bruto, tenía un carácter indefinible de grandeza y de gracia; sus manos, de las que no tenía cuidado alguno, causaban la desespera ción de Aramis, que cultivaba las suyas con gran cantidad de pastas de almendras y de aceite perfumado; el sonido de su voz era pe-netrante y melodioso a la vez, y además, lo que había de indefinible en Athos, que se hacía siempre oscuro y pequeño, era esa ciencia de licada del mundo y de los usos de la más brillante sociedad, esos hábi tos de buena casa que apuntaba como sin querer en sus menores acciones. ...

En la línea 694
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Eran muy buenos amigos, y Ripamilán el más decidido y entusiástico partidario de don Fermín en las luchas del cabildo. ...

En la línea 5571
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Nombres propios casi ninguno: el grosero materialismo, el asqueroso sensualismo, los cerdos de los establos de Epicuro y otras colectividades así hacían el gasto; pero nada de Strauss ni de las luchas exegéticas de Tubinga y Götinga: amigo, esto quedaba para el Magistral, con no poca envidia de Glocester. ...

En la línea 9586
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Esperaba ya otra época de luchas interiores, de aridez y rebelión. ...

En la línea 11912
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... ¡Un hijo, un hijo hubiera puesto fin a tanta angustia, en todas aquellas luchas de su espíritu ocioso, que buscaba fuera del centro natural de la vida, fuera del hogar, pábulo para el afán de amor, objeto para la sed de sacrificios!. ...

En la línea 469
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... —Márchate, si ése es tu capricho. Parte lejos y que se cumpla tu suerte. Eres libre. Me convenzo de que no mereces la vida que has llevado aquí. Tus gustos son ordinarios, como los de todos los seres que necesitan combatir para abrirse paso, conquistando el dinero o el renombre. Amas la vida ruda del luchador. Para ti es un tormento la feliz pereza de los que nacieron únicamente para gozar. No puedes amoldarte a la inactividad de los que ya tenemos nuestro puesto seguro en la vida por el trabajo de otros. Vuelve a la existencia que llevabas en Madrid y que tú me has contado muchas veces, de labores improductivas, de pequeñas luchas, de envidias, de tempestades en un vaso de agua, con la ambición de que tu nombre figure impreso en papeles. Ve a reunirte con tu tío el canónigo, para hablar de historias viejas que a. nadie Interesan. Puedes también ir a ¡loma, al lado de don Arístides y de su hija, esa pobre tontita de Estela, a la que sin duda amas. ¡Dios mío! ¿Cómo no he visto antes todo esto?… Cásate con ella: es la mujer que te conviene; y tened muchos hijos, allá en una casa de Madrid, dentro de un piso como una jaula… ¿Por qué no me dices valientemente la verdad?… ¡Cobarde!… ¡Cobarde!… ...

En la línea 1197
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Mostrábase el joven cardenal de Valencia muy reservado en sus amores. Nunca fueron conocidos por indiscreciones suyas. Sancha estaba instalada en el palacio Aleria, cercano al castillo, comunicándose con éste por un pasaje subterráneo semejante al que unía dicha fortaleza y los jardines del Vaticano. Pero César Borgia se preocupaba de la gloria y la riqueza, bases del poder, con preferencia a las voluptuosidades carnales. Sus luchas con los hombres le atraían más que las dulzuras amorosas. Dirigía la nueva fortificación del castillo de Sant' Angelo para que resultase un refugio inexpugnable si otra vez venían invasores a atacar al Papado en su capital. Y poco a poco las relaciones entre estos dos grandes apasionados fueron menos frecuentes, apartándose atraído por nuevos afectos. ...

En la línea 469
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Confieso que la Revolución causó muchas víctimas y que aún hoy el mantenimiento de sus reformas exige ciertas precauciones que tal vez parezcan poco humanitarias; pero ¡Qué de beneficios nos trajo!… Hace cincuenta años que gobiernan las mujeres, y no ha habido una sola guerra ni asomo de motivo capaz de provocarla en lo futuro. Hemos suprimido las dos calamidades que excitaban la brutalidad de los hombres: la guerra y el alcohol. Nuestros gobiernos se suceden provocando luchas de palabra únicamente: sin choques sangrientos y sin revoluciones. Jamás fue tan bien administrada la fortuna pública. ...

En la línea 909
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... A todo esto asintió Ido del Sagrario, y siguió contemplando a su amigo, el cual parecía un grande hombre aburrido, carácter agriado por la continuidad de las luchas humanas. José Izquierdo representaba cincuenta años, y era de arrogante estatura. Pocas veces se ve una cabeza tan hermosa como la suya y una mirada tan noble y varonil. Parecía más bien italiano que español, y no es maravilla que haya sido, en época posterior al 73, en plena Restauración, el modelo predilecto de nuestros pintores más afanados. ...

En la línea 2305
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Pero lo que más tormento daba a Maximiliano era la distinta impresión que sacaba todos los jueves de la visita que a su futura hacía. Iba siempre acompañado de Nicolás, y como además no se apartaban de la recogida las dos monjas, no había medio de expresarse con confianza. El primer jueves encontró a Fortunata muy contenta; el segundo, estaba pálida y algo triste. Como apenas se sonreía, faltábale aquel rasgo hechicero de la contracción de los labios, que enloquecía a su amante. La conversación fue sobre asuntos de la casa, que Fortunata elogió mucho, encomiando los progresos que hacía en la lectura y escritura, y jactándose del cariño que le habían tomado las señoras. Como en uno de los sucesivos jueves dijera algo acerca de lo que le había gustado la fiesta de Pentecostés, la principal del año en la comunidad, y después recayera la conversación sobre temas de iglesia y de culto, expresándose la neófita con bastante calor, Maximiliano volvió a sentirse atormentado por la idea aquella de que su querida se iba a volver mística y a enamorarse perdidamente de un rival tan temible como Jesucristo. Se le ocurrían cosas tan extravagantes como aprovechar los pocos momentos de distracción de las madres para secretearse con su amada y decirle que no creyera en aquello de la Pentecostés, figuración alegórica nada más, porque no hubo ni podía haber tales lenguas de fuego ni Cristo que lo fundó; añadiendo, si podía, que la vida contemplativa es la más estéril que se puede imaginar, aun como preparación para la inmortalidad, porque las luchas del mundo y los deberes sociales bien cumplidos son lo que más purifica y ennoblece las almas. Ocioso es añadir que se guardó para sí estas doctrinas escandalosas porque era difícil expresarlas delante de las madres. ...

En la línea 4633
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Raskolnikof abrió la revista y echó una mirada a su artículo. A pesar de su situación y de su estado de ánimo, experimentó el profundo placer que siente todo autor al ver su primer trabajo impreso, y sobre todo si el escritor es un joven de veintitrés años. Pero esta sensación sólo duró un momento. Después de haber leído varias líneas, Rodia frunció las cejas y sintió como si una garra le estrujara el corazón. La lectura de aquellas líneas le recordó todas las luchas que se habían librado en su alma durante los últimos meses. Arrojó la revista sobre la mesa con un gesto de viva repulsión. ...


El Español es una gran familia


la Ortografía es divertida

Busca otras palabras en esta web

Palabras parecidas a luchas

La palabra extinguirse
La palabra feroces
La palabra pelota
La palabra fruto
La palabra instintos
La palabra fieros
La palabra feroz

Webs Amigas:

Becas de Ciclos Formativos en Cantabria . Ciclos Fp de Automoción en Murcia . VPO en Vitoria . - Hotel Juderia Casa Trinidad en Granada