La palabra Introducir ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas
La Biblia en España de Tomás Borrow y Manuel Azaña
Viaje de un naturalista alrededor del mundo de Charles Darwin
A los pies de Vénus de Vicente Blasco Ibáñez
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece introducir.
Estadisticas de la palabra introducir
Introducir es una de las palabras más utilizadas del castellano ya que se encuentra en el Top 5000, en el puesto 3835 según la RAE.
Introducir tienen una frecuencia media de 24.28 veces en cada libro en castellano
Esta clasificación se basa en la frecuencia de aparición de la introducir en 150 obras del castellano contandose 3691 apariciones en total.
Errores Ortográficos típicos con la palabra Introducir
Cómo se escribe introducir o hintroducir?
Cómo se escribe introducir o intrroducirr?
Cómo se escribe introducir o introduzir?

la Ortografía es divertida

El Español es una gran familia
Algunas Frases de libros en las que aparece introducir
La palabra introducir puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 6307
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Milady parecía ebria de alegría, se hacía repetir por Ketty los me nores detalles de la pretendida entrevista de la doncella con de Warder, cómo había recibido él su carta, cómo había respondido, cuál era la expresión de su rostro, si parecía muy enamorado; y a todas estas preguntas la pobre Ketty, obligada a poner buena cara,respondía con una voz ahogada cuyo acento doloroso su ama ni siquiera notaba, ¡así de egoísta es la felicidad!Por fin, como la hora de su entrevista con el conde se acercaba, Milady hizo apagar todo en su cuarto, y ordenó a Ketty volver a su habitación a introducir a de Wardes tan pronto como se presentara. ...
En la línea 6422
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Capítulo XXXVISueño de venganzaPor la noche, Milady ordenó introducir al señor D'Artagnan tai pronto como viniese, según su costumbre. ...
En la línea 10921
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Su Eminencia se dirigió a la habitación que le servía de gabinete e hizo seña a Rochefort de introducir al joven mosquetero. ...
En la línea 4553
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Era una de esas posadas que los novelistas gustan de introducir en sus descripciones, sobre todo cuando los sucesos narrados ocurren en España. ...
En la línea 6145
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Creo modestamente que este solo hecho pagaba con creces todas las expensas causadas a la Sociedad por su empeño de introducir el Evangelio en España; pero, sea de ello lo que fuere, es lo cierto que a mí me recompensaba sobradamente todos los afanes y disgustos pasados. ...
En la línea 2593
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... ra bajar a algunos de estos valles hay que dar un rodeo de 20 millas; hay algunos en los cuales se ha entrado por primera vez poco ha, y en que los colonos no han podido todavía introducir sus ganados ...
En la línea 2794
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... s fuerzas orgánicas, roban a las espumosas olas, uno a uno, lo átomos de carbonato de cal y los absorben para transformarlos en una construcción simétrica Rómpalas la tempestad, si quiere, en mil fragmentos, ¡qué importa! ¡Qué significará ese desgarramiento pasajero comparado con el trabajo de miles de millones de arquitectos siempre activos, noche y día, meses, años, siglos! ¿No es, pues, soberbio espectáculo ver que el cuerpo blando y gelatinoso de un pólipo vence, por medio de las leyes de la vida, la inmensa potencia mecánica de las olas de un océano, a que ni la industria del hombre, ni las obras inanimadas de la naturaleza han podido resistir con éxito? Hemos regresado muy tarde por habernos pasado largo tiempo en la lancha examinando los campos de coral y las gigantescas conchas de las Cames; si se le ocurriese a un hombre introducir la mano en estas conchas, no podría sacarla mientras el animal viviese ...
En la línea 1816
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... El 11 de febrero de 1507 atacó la plaza de Viana, cerca de Logroño. Las fuerzas con que contaba César podían hacerle dueño de dicha población rápidamente. Sus defensores carecían de víveres, y algunas bandas del conde de Lerim se movían durante la noche en torno al campamento de los sitiadores, buscando ocasión para introducir un convoy en la ciudad. ...
En la línea 109
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... En sus últimos tiempos, del 70 en adelante, vestía con cierta originalidad, no precisamente por miseria, pues los de Santa Cruz cuidaban de que nada le faltase, sino por espíritu de tradición, y por repugnancia a introducir novedades en su guardarropa. Usaba un sombrero chato, de copa muy baja y con las alas planas, el cual pertenecía a una época que se había borrado ya de la memoria de los sombreros, y una capa de paño verde, que no se le caía de los hombros sino en lo que va de Julio a Septiembre. Tenía muy poco pelo, casi se puede decir ninguno; pero no usaba peluca. Para librar su cabeza de las corrientes frías de la iglesia, llevaba en el bolsillo un gorro negro, y se lo calaba al entrar. Era gran madrugador, y por la mañanita con la fresca se iba a Santa Cruz, luego a Santo Tomás y por fin a San Ginés. Después de oír varias misas en cada una de estas iglesias, calado el gorro hasta las orejas, y de echar un parrafito con beatos o sacristanes, iba de capilla en capilla rezando diferentes oraciones. Al despedirse, saludaba con la mano a las imágenes, como se saluda a un amigo que está en el balcón, y luego tomaba su agua bendita, fuera gorro, y a la calle. ...
En la línea 339
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Una tarde fueron a comer a un bodegón de Triana, porque decía Juanito que era preciso conocer todo de cerca y codearse con aquel originalísimo pueblo, artista nato, poeta que parece pintar lo que habla, y que recibió del Cielo el don de una filosofía muy socorrida, que consiste en tomar todas las cosas por el lado humorístico, y así la vida, una vez convertida en broma, se hace más llevadera. Bebió el Delfín muchas cañas, porque opinaba con gran sentido práctico que para asimilarse a Andalucía y sentirla bien en sí, es preciso introducir en el cuerpo toda la manzanilla que este pueda contener. Jacinta no hacía más que probarla y la encontraba áspera y acídula, sin conseguir apreciar el olorcillo a pero de Ronda que dicen que tiene aquella bebida. ...
En la línea 1802
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... En los comienzos de aquella vida, Maximiliano abandonó mucho sus estudios; pero cuando fue metodizando su amor, la conciencia de la misión moral que se proponía cumplir le estimuló al estudio, para hacerse pronto hombre de carrera. Y era muy particular lo que le ocurría. Se notaba más despierto, más perspicaz para comprender, más curioso de los secretos de la ciencia, y le interesaba ya lo que antes le aburriera. En sus meditaciones, solía decir que le había entrado talento, como si dijese que le había entrado calentura. Indudablemente no era ya el mismo. En media hora se aprendía una lección que antes le llevaba dos horas y al fin no la sabía. Creció su admiración al observarse en clase contestando con relativa facilidad a las preguntas del profesor y al notar que se le ocurrían apreciaciones muy juiciosas; y el profesor y los alumnos se pasmaban de que Rubinius vulgaris se hubiera despabilado como por ensalmo. Al propio tiempo hallaba vivo placer en ciertas lecturas extrañas a la Farmacia, y que antes le cautivaban poco. Algunos de sus compañeros solían llevar al aula, para leer a escondidas, obras literarias de las más famosas. Rubín no fue nunca aficionado a introducir de contrabando en clase, entre las páginas de la Farmacia químico-orgánica, el Werther de Goëthe o los dramas de Shakespeare. Pero después de aquella sacudida que el amor le dio, entrole tal gusto por las grandes creaciones literarias, que se embebecía leyéndolas. Devoró el Fausto y los poemas de Heine, con la particularidad de que la lengua francesa, que antes le estorbaba, se le hizo pronto fácil. En fin, que mi hombre había pasado una gran crisis. El cataclismo amoroso varió su configuración interna. Considerábase como si hubiera estado durmiendo hasta el momento en que su destino le puso delante la mujer aquella y el problema de la redención. ...
En la línea 2906
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Las seis de la tarde serían cuando Rubín volvió a su casa. Estaba lívido, y de lívido pasó a verde, cuanto Patricia le dijo que la señorita había salido a compras. Dejándose llevar de su insensato recelo, interrogó a la criada, tratando de averiguar por ella. Pero a buena parte iba. Patricia tenía la discreción del traidor, y cuanto dijo fue encaminado a introducir en el cerebro de Maxi el convencimiento de que su mujer era punto menos que canonizable. Cuando la criminal entró, el marido había mandado encender luz y estaba sentado junto a la mesa de la sala. «¿De dónde vienes?» le preguntó.—«Me parece—replicó ella—, haberte dicho que iba a comprar este retor». Mostró un envoltorio, después un paquetito, y otro. «¿Ves?… la sopa Juliana que tanto te gusta… ». ...
Más información sobre la palabra Introducir en internet
Introducir en la RAE.
Introducir en Word Reference.
Introducir en la wikipedia.
Sinonimos de Introducir.
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