La palabra Industriales ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
El paraíso de las mujeres de Vicente Blasco Ibáñez
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece industriales.
Estadisticas de la palabra industriales
Industriales es una de las palabras más utilizadas del castellano ya que se encuentra en el Top 5000, en el puesto 2383 según la RAE.
Industriales tienen una frecuencia media de 40.06 veces en cada libro en castellano
Esta clasificación se basa en la frecuencia de aparición de la industriales en 150 obras del castellano contandose 6089 apariciones en total.
Algunas Frases de libros en las que aparece industriales
La palabra industriales puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 3978
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Costureras, chalequeras, planchadoras, ribeteadoras, cigarreras, fosforeras, y armeros, zapateros, sastres, carpinteros y hasta albañiles y canteros, sin contar otras muchas clases de industriales, se daban cita bajo las acacias del Triunfo y paseaban allí una hora, arrastrando los pies sobre las piedras con estridente sonsonete. ...
En la línea 445
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Una de las mujeres nuevas dedicadas a la ciencia orientó sus estudios hacia una finalidad práctica y humanitaria. Quería terminar las guerras definitivamente, y el medio más seguro era conseguir la anulación de todos los descubrimientos industriales empleados por los hombres para exterminarse. Un día, para bien de la humanidad, inventó unos rayos prodigiosos, que debían haberse titulado 'la aurora de la nueva vida', pero que la sabia mujer, poco dada a los términos imaginativos, designó áridamente con el nombre de 'rayos negros'. ...
En la línea 2303
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... También se paseaba por aquellos andurriales, sin perder de vista el convento; iba y venía por las veredas que el paso traza en los terrenos, matando la yerba, y a ratos sentábase al sol, cuando este no picaba mucho. Montones de estiércol y paja rompían a lo lejos la uniformidad del suelo; aquí y allí tapias de ladrillo de color de polvo, letreros industriales sobre faja de yeso, casas que intentaban rodearse de un jardinillo sin poderlo conseguir; más allá tejares y las casetas plomizas de los vigilantes de consumos, y en todo lo que la vista abarca un sentimiento profundísimo de soledad expectante. Turbábala sólo algún perro sabio de los que, huyendo de la estricnina municipal, se pasean por allí sin quitar la vista del suelo. A veces el joven volvía al camino real y se dejaba ir un buen trecho hacia el Norte; pero no tenía ganas de ver gente y se echaba fuera, metiéndose otra vez por el campo hasta divisar las arcadas del acueducto del Lozoya. La vista de la sierra lejana suspendía su atención, y le encantaba un momento con aquellos brochazos de azul intensísimo y sus toques de nieve; pero muy luego volvía los ojos al Sur, buscando los andamiajes y la mole de las Micaelas, que se confundía con las casas más excéntricas de Chamberí. ...
En la línea 4980
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Sin saber cómo ni por qué, ciertas impresiones de aquel día se reprodujeron en su mente. Entre ellas la menos fugaz fue esta: Por la mañana, entrando en el Retiro, se le puso delante uno de esos pobres asquerosos que suelen pedir en los extremos de la población, y que a veces se corren hasta el centro. Era un hombre cubierto de andrajos, y que andaba con un pie y una muleta; la otra pierna era un miembro repugnante, el muslo hinchado y cubierto de costras, el pie colgando, seco, informe y sanguinolento. Mostraba aquello para excitar la compasión. Era la pierna para él su modo de vivir, su finca, su oficio, lo que para los mendigos músicos es la guitarra o el violín. Tales espectáculos indignaban a Moreno, que al verse acosado por estos industriales de la miseria humana, trinaba de ira. Pues cuando se volvía para no verle, el maldito, haciendo un quiebro con su ágil muleta, se le ponía otra vez delante, mostrándole la pierna. Al aburrido caballero se le quitaban las ganas de dar limosna, y por fin la dio para librarse de persecución tan terrorífica. Alejose del pordiosero, renegando. «¡Ni esto es país, ni esto es capital, ni aquí hay civilización!… ¡Qué ganas tengo de pasar el Pirineo!». ...

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Más información sobre la palabra Industriales en internet
Industriales en la RAE.
Industriales en Word Reference.
Industriales en la wikipedia.
Sinonimos de Industriales.
Errores Ortográficos típicos con la palabra Industriales
Cómo se escribe industriales o hindustriales?
Cómo se escribe industriales o industrriales?
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