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La palabra incidente
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la palabra incidente

La palabra Incidente ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Barraca de Vicente Blasco Ibañez
Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas
La Biblia en España de Tomás Borrow y Manuel Azaña
Viaje de un naturalista alrededor del mundo de Charles Darwin
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
A los pies de Vénus de Vicente Blasco Ibáñez
El paraíso de las mujeres de Vicente Blasco Ibáñez
El príncipe y el mendigo de Mark Twain
Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne
Crimen y castigo de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
El jugador de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
Un viaje de novios de Emilia Pardo Bazán
Julio Verne de La vuelta al mundo en 80 días
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece incidente.

Estadisticas de la palabra incidente

Incidente es una de las palabras más utilizadas del castellano ya que se encuentra en el Top 5000, en el puesto 4501 según la RAE.

Incidente tienen una frecuencia media de 20.25 veces en cada libro en castellano

Esta clasificación se basa en la frecuencia de aparición de la incidente en 150 obras del castellano contandose 3078 apariciones en total.

Errores Ortográficos típicos con la palabra Incidente

Cómo se escribe incidente o hincidente?
Cómo se escribe incidente o inzidente?

Más información sobre la palabra Incidente en internet

Incidente en la RAE.
Incidente en Word Reference.
Incidente en la wikipedia.
Sinonimos de Incidente.


la Ortografía es divertida

Algunas Frases de libros en las que aparece incidente

La palabra incidente puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 968
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Fue para ella un incidente sin importancia, un encuentro agradable, que le había quitado el miedo; nada más. ...

En la línea 1085
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... El dichoso incidente del riego salvó a la muchacha. ...

En la línea 7201
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Sin embargo, apareció la luz sin que la oscuridad hubie ra traído ningún incidente. ...

En la línea 8691
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -No importa, señores -continuó el cardenal, al parecer por nada del mundo apartado de su intención primera por el incidente que Athos había suscitado-; no importa, señores, no me gusta que simples sol dados, porque tienen la ventaja de servir en un cuerpo privilegiado, hagan de esta forma los grandes señores, y la disciplina es la misma para ellos que para todo el mundo. ...

En la línea 5988
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Poco después de estos sucesos, ocurrió un incidente que quizás haga sonreír al lector inglés; mas no deja de tener interés como muestra de los sentimientos dominantes en algunos de los apartados pueblos de España respecto de cuanto sea novedad o lo parezca, y de las acciones singulares que a veces cometen las autoridades rurales y los curas, sin el más leve temor de que les llame a cuentas; pues como viven completamente aparte del resto del mundo, se tienen por personas de insuperable importancia, y apenas sueñan que exista un poder superior al suyo propio. ...

En la línea 1562
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... En el momento de llegar al vértice del Portillo nos rodea un verdadero chaparrón de nieve, incidente que siento mucho, porque me impide disfrutar de la vista del país, prolongándose todo el día. paso ha recibido el nombre de Portillo por ser tina grieta, a manera de puerta, tallada en la parte más alta de la cadena, y por lo cual pasa el camino ...

En la línea 4422
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... ¡Ella sí que era ridícula! ¡Irritarse de aquel modo por un incidente vulgar, insignificante!. ...

En la línea 7962
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... En un incidente del diálogo se acordaron del día en que Mesía dejó a Vetusta y encontró en la carretera de Castilla a Anita que volvía de paseo con sus tías. ...

En la línea 8406
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Al día siguiente, por la mañana, lo supo doña Paula, y al comer, en un incidente de la conversación, tuvo habilidad para darle la noticia a su hijo. ...

En la línea 12518
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Pero pronto se olvidó el incidente, para comentar la conducta de aquellas señoras y caballeros que se encerraban en el gabinete de lectura a cenar y bailar como si el Casino no fuese de todos. ...

En la línea 1117
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... La intervención de Enciso, que había acudido también al oír las palabras de Borja, puso fin a este rápido incidente. ...

En la línea 1740
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Y ponía fin al cortejo don Michelotto, la espada en la diestra, mirando a un lado y otro con agresiva inquietud, seguido de sus hombres de confianza que abandonaban a Roma de mal talante, como una jauría silenciosa pronta a ladrar y morder al menor incidente. ...

En la línea 1863
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... —Yo creo, amigo Claudio — continuó el diplomático—, que esa bofetada dada por usted en el hotel no pudo ser más oportuna… para el otro. Tal incidente sirvió para que Rosaura se interesase por ese mozo como nunca, sufriendo angustias al pensar en su suert, admirando su actitud valerosa. Para las mujeres, el hombre que aman resulta siempre un héroe. De ser López el herido, ella lo habría curado, lo mismo que se ve en las novelas, enternecida por su desgracia. Como ha tenido la buena suerte de que el herido sea usted, ella lo admira como triunfador. De todos modos, lo ama más fervorosamente que antes del choque de ustedes dos. ...

En la línea 748
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Estas palabras aumentaron las risas en el doctorado joven. Algunos universitarios se encogían y achicaban para lanzar carcajadas con toda libertad al amparo de las espaldas de sus vecinos. Querían aprovechar la ocasión para reírse sin peligro del temible Momaren. Este, con las mejillas enrojecidas y la nariz mas encorvada que nunca, araño los brazos de su sillón, mientras el buen Flimnap, avergonzado por el incidente, balbucía sus explicaciones. ...

En la línea 985
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Se mostraban enfurecidos por este incidente, que había venido a perturbar su gloria, y empuñando la lanza a cuatro manos empezaron a dar pinchazos en una pierna del coloso. ...

En la línea 1346
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... Las mejillas del fingido rey estaban rojas de excitación, sus ojos centelleaban, sus sentidos hormigueahan en un delirio de placer. En aquel punto, justo cuando alzaba su mano para arrojar otra dádiva generosa, vio una cara pálida, asombrada, que se estiraba hacia adelante en la segunda fila de la muchedumbre, sus intensos ojos clavados en él. Una espantosa consternación lo traspasó. ¡Reconoció a su madre! Y sus manos volaron hacia arriba, con las palmas hacia afuera, a cubrirse los ojos –ese ademán involuntario nacido de un episodio olvidado y perpetuado por la costumbre–. Un instante más y ella se había desprendido de la muchedumbre, pasó por entre los guardias y estaba a su lado. Abrazó la pierna del niño, la cubrió de besos, gritó: ¡Oh, mi niño, vida mía!', alzando hacia él un rostro transfigurado de alegría y de amor. En el mismo instante un oficial de la guardia real la arranco de allí con una maldición, y la envió tambaleándose al lugar de donde vino, con un vigoroso impulso de su fuerte brazo. Las palabras '¡No te conozco, mujer!' caían de los labios de Tom Canty cuando este lastimoso incidente ocurrió, pero le hirió hasta el corazón verla tratada así, y cuando ella se volvió para mirarle por última vez, mientras la muchedumbre la apartaba de su vista, la mujer se veía tan herida, tan descorazonada, que la vergüenza que lo cubrió consumió su orgullo hasta las cenizas y marchitó su usurpada realeza. Sus grandezas se le descubrieron; parecían sin valor desprenderse de él como harapos podridos. ...

En la línea 181
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Ningún incidente marcó durante algún tiempo el viaje del Abraham Lincoln, aunque se presentó una circunstancia que patentizó la maravillosa habilidad de Ned Land y mostró la confianza que podía depositarse en él. ...

En la línea 1075
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Entre otras muestras recogidas por las redes en aquellos parajes destacaban unas flabelarias pavonias, pólipos comprimidos de graciosas formas, que son peculiares de esta parte del océano. El Nautilus se mantuvo rumbo al Sudeste. Cortó el ecuador el 1 de diciembre a 142º de longitud, y el 4 del mismo mes, tras una rápida travesía efectuada sin incidente alguno, avistamos el archipiélago de las Marquesas. A 8º 57' de latitud Sur y 139º 32' de longitud Oeste, vi a unas tres millas el cabo Martín, de Nouka Hiva, la principal isla de este archipiélago, que pertenece a Francia. Tan sólo me fue dado ver las montañas boscosas que se dibujaban en el horizonte, pues el capitán Nemo evitaba acercarse a tierra. Allí las redes recogieron hermosos especímenes de peces, como unas coríferas con las aletas azuladas y la cola de oro, cuya carne no tiene rival; hologimnosos casi desprovistos de escamas y también de un sabor exquisito; ostorrincos de mandíbula ósea; todos ellos dignos de la mesa del Nautilus. ...

En la línea 1196
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -No; un incidente -me respondió. ...

En la línea 1197
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Pero un incidente que puede obligarle a ser nuevamente un habitante de esa tierra de la que huye. El capitán Nemo me miró de un modo singular e hizo un gesto de negación, claramente expresivo de su convicción de que nada le obligaría nunca a regresar a tierra. Luego, me dijo: ...

En la línea 1649
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Dobló a la derecha y se dirigió al grupo. Se aferraba al menor incidente que pudiera retrasar la ejecución de su propósito, y, al darse cuenta de ello, sonrió. Su decisión era irrevocable: transcurridos unos momentos, todo aquello habría terminado para él. ...

En la línea 1798
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Todo. Y ha hecho bien. Esto me ha aclarado muchas cosas. Y a Zamiotof también… Sí, Rodia… , el caso es… Hay que reconocer que estoy un poco chispa… , ¡pero no importa… ! El caso es que… Tenían cierta sospecha, ¿comprendes… ?, y ninguno de ellos se atrevía a expresarla, ¿comprendes… ?, porque era demasiado absurda… Y cuando han detenido a ese pintor de paredes, todo se ha disipado definitivamente. ¿Por qué serán tan estúpidos… ? Por poco le pego a Zamiotof aquel día… Pero que quede esto entre nosotros, querido; no dejes ni siquiera entrever que sabes nada del incidente. He observado que es muy susceptible. La cosa ocurrió en casa de Luisa… Pero hoy… , hoy todo está aclarado. El principal responsable de este absurdo fue Ilia Petrovitch, que no hacía más que hablar de tu desmayo en la comisaría. Pero ahora está avergonzado de su suposición, pues yo sé que… ...

En la línea 1847
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Pero una mirada dirigida a Dunia le hizo comprender que no debía continuar. Avdotia Romanovna miraba fijamente a su hermano y esperaba sus explicaciones. Las dos mujeres estaban enteradas del incidente por Nastasia, que lo había contado a su modo, y se hallaban sumidas en una amarga perplejidad. ...

En la línea 1994
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Acto seguido, tímidamente, con visibles vacilaciones y dirigiendo furtivas miradas a Dunia, que no ocultaba su descontento, empezó a interrogar al joven sobre la escena que se había desarrollado el día anterior entre Rodia y Lujine. Este incidente parecía causarle profunda inquietud, e incluso verdadero terror. ...

En la línea 1004
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Ciertamente que yo evitaba hablar con ella, y ni una vez le había dirigido la palabra después del incidente con los Wurmenheim. Además, me hacía el ofendido, pero a medida que el tiempo pasaba una verdadera indignación se acentuaba en mí. Aun cuando no me amase, no era ésta una razón para que prescindiera en absoluto de mí y acogiese mis confidencias con tal desdén. Ella sabía que yo la amaba e incluso había permitido que se lo dijese. A decir verdad, nuestras relaciones habían empezado de un modo extraño. Desde hacía tiempo, cosa de dos meses, yo notaba que ella quería hacer de mí su amigo, su confidente, y que en parte trataba de tentarme. En verdad, eran extrañas nuestras relaciones. He aquí por qué yo la había hablado en aquel tono. Pero si mi amor la ofendía, ¿por qué no me prohibía francamente hablarle de él? ...

En la línea 1005
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... “No me lo prohíbe —pensaba. Ella misma, por el contrario, me ha incitado algunas veces a hablar… seguramente para burlarse. Estoy seguro, lo he comprobado muchas veces. Le gustaba, después de haberme escuchado y llevado al terreno de las confidencias, contestarme con una manifestación de su soberano desprecio y de su indiferencia. Sin embargo, no ignoraba que yo no podía vivir sin ella. Han pasado tres días desde el incidente con el barón y ya no puedo soportar por más tiempo nuestra ‘separación’. Cuando la he encontrado, hace un momento, mi corazón latía con tal violencia que me he puesto pálido. ¡Ella tampoco puede vivir sin mí! Le soy necesario, ¿solamente a título de bufón?” ...

En la línea 395
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Y redoblaba el arpegio de sus carcajadas, pareciéndole donosísimo incidente el de quedarse sin equipaje alguno. Hallábase, pues, como una criatura que se pierde en la calle, y a la cual recogen por caridad hasta averiguar su domicilio. Aventura completa. Niña como era Lucía, así pudo tomarla a llanto como a risa; tomola a risa, porque estaba alegre, y hasta Hendaya no cesó la ráfaga de buen humor que regocijaba el departamento. En Hendaya prolongó la comida aquel instante de cordialidad perfecta. El elegante comedor de la estación de Hendaya, alhajado con el gusto y esmero especial que despliegan los franceses para obsequiar, atraer y exprimir al parroquiano, convidaba a la intimidad, con sus altos y discretos cortinajes de colores mortecinos su revestimiento de madera obscura, su enorme chimenea de bronce y mármol, su aparador espléndido, que dominaba una pareja de anchos y barrigudos tibores japoneses, rameados de plantas y aves exóticas; fulgurante de argentería Ruolz, y cargado con montones de vajillas de china opaca. Artegui y Lucía eligieron una mesa chica para dos cubiertos, donde podían hablarse frente a frente, en voz baja, por no lanzar el sonido duro y corto de las sílabas españolas entre la sinfonía confusa y ligada de inflexiones francesas que se elevaba de la conversación general en la mesa grande. Hacia Artegui de maestresala y copero, nombraba los platos, escanciaba y trinchaba, previniendo los caprichos pueriles de Lucía, descascarando las almendras, mondando las manzanas y sumergiendo en el bol de cristal tallado lleno de agua, las rubias uvas. En su semblante animado parecía haberse descorrido un velo de niebla y sus movimientos, aunque llenos de calma y aplomo, no eran tan cansados y yertos como antes. ...

En la línea 528
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Ignacio no contestó. Comenzaba, en efecto, a parecerle algo y aun algos extraña la conducta de aquel recién casado, que así abandonaba a su mujer la noche de novios, dejándola en un vagón de ferrocarril. Por fuerza algún incidente desagradable, imprevisto, había ocurrido al Miranda incógnito, cuyo destino, por singular caso, influía así en el suyo de cuarenta y ocho horas acá. ...

En la línea 368
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... De ningún modo; o si pensaba en estas eventualidades, no lo dejaba cuando menos traslucir. Era siempre el hombre impasible, el miembro imperturbable del Reform Club, a quien ningún incidente o accidente podía sorprender. No parecía mucho más conmovido que el cronómetro de a bordo. Raras veces se le veía sobre el puente. Poco cuidado le daba observar aquel Mar Rojo, tan fecundo en recuerdos y teatro de las primeras escenas históricas de la humanidad. No acudía a reconocer las curiosas poblaciones diseminadas por sus orillas y cuyos pintorescos perfiles se destacaban de vez en cuando en el horizonte. Ni siquiera pensaba en los peligros de aquel golfo, de que siempre han hablado con espanto los antiguos historiadores Estrabón, Arriano, Artemidoro, Edris, en el cual no se aventuraban los navegantes antiguamente sin haber consagrado su viaje con sacrificios propiciatorios. ...

En la línea 532
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Ningún incidente ocurrió aquella noche. Algunos rugidos de lobos, tigres y de panteras perturbaron alguna vez el silencio, mezclados con los agudos chillidos de los monos. Pero los carnívoros se contentaron con gritar y no hicieron ninguna demostración hostil contra los huéspedes del 'bungalow'. ...

En la línea 757
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Fácil es comprender lo confundidos que quedaron amo y criado. Se habían olvidado del incidente de Bombay, y éste era precisamente lo que los traía ante el magistrado de Calcuta. ...

En la línea 814
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Pero Picaporte lo puso pronto al corriente de la historia. Refirió el incidente de la pagoda de Bombay, la adquisición del elefante al precio de dos mil libras, el suceso del 'sutty', el rapto de Aouida, la sentencia del tribunal de Calcuta, la libertad bajo caución. Fix, que conocía la última parte de estos incientes, fingía ignorarlos todos, y Picaporte se dejaba llevar por el encanto de contar sus aventuras a un oyente que tanto interés demostraba en escucharlas. ...


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