Cómo se escribe.org.es

La palabra horizontes
Cómo se escribe

la palabra horizontes

La palabra Horizontes ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece horizontes.

Estadisticas de la palabra horizontes

Horizontes es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 11703 según la RAE.

Horizontes aparece de media 6.35 veces en cada libro en castellano.

Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la horizontes en las obras de referencia de la RAE contandose 965 apariciones .

Errores Ortográficos típicos con la palabra Horizontes

Cómo se escribe horizontes o horrizontes?
Cómo se escribe horizontes o horizontez?
Cómo se escribe horizontes o horisontes?
Cómo se escribe horizontes o orizontes?

Más información sobre la palabra Horizontes en internet

Horizontes en la RAE.
Horizontes en Word Reference.
Horizontes en la wikipedia.
Sinonimos de Horizontes.


la Ortografía es divertida


El Español es una gran familia

Algunas Frases de libros en las que aparece horizontes

La palabra horizontes puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 4125
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... ¿Por qué en día semejante, cuando su espíritu acababa de entrar en vida nueva, vida de víctima, pero no de sacrificio estéril, sin testigos, si no acompañado por la voz animadora de un alma hermana; por qué en ocasión tan importuna se presentaba aquel afán de sus entrañas, que ella creía cosa de los nervios, a mortificarla, a gritar ¡guerra! dentro de la cabeza, y a volver lo de arriba abajo? ¿No había estado en la fuente de Mari —Pepa entregada a la esperanza de la virtud? ¿No se abrían nuevos horizontes a su alma? ¿No iba a vivir para algo en adelante? ¡Oh! ¡quién le hubiera puesto al señor Magistral allí! Su mano tropezó con la de un hombre. ...

En la línea 2284
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... El caserón que llamamos Las Micaelas estaba situado más arriba del de Guillermina, allá donde las rarificaciones de la población aumentan en términos de que es mucho más extenso el suelo baldío que el edificado. Por algunos huecos del caserío se ven horizontes esteparios y luminosos, tapias de cementerios coronadas de cipreses, esbeltas chimeneas de fábricas como palmeras sin ramas, grandes extensiones de terreno mal sembrado para pasto de las burras de leche y de las cabras. Las casas son bajas, como las de los pueblos, y hay algunas de corredor con habitaciones numeradas, cuyas puertas se ven por la medianería. El edificio de las Micaelas había sido una casa particular, a la que se agregó un ala interior costeando dos lados de la huerta en forma de medio claustro, y a la sazón se le estaba añadiendo por el lado opuesto la iglesia, que era amplia y del estilo de moda, ladrillo sin revoco modelado a lo mudéjar y cabos de cantería de Novelda labrada en ojival constructivo. Como la iglesia estaba aún a medio hacer, el culto se celebraba en la capilla provisional, que era una gran crujía baja, a la izquierda de la puerta. ...

En la línea 6075
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Cuando se quedaron solos los Delfines, Jacinta se despachó a su gusto con su marido, y tan cargada de razón estaba y tan firme y valerosa, que apenas pudo él contestarle, y sus triquiñuelas fueron armas impotentes y risibles contra la verdad que afluía de los labios de la ofendida consorte. Esta le hacía temblar con sus acerados juicios, y ya no era fácil que el habilidoso caballero triunfara de aquella alma tierna, cuya dialéctica solía debilitarse con la fuerza del cariño. Entonces se vio que la continuidad de los sufrimientos había destruido en Jacinta la estimación a su marido, y la ruina de la estimación arrastró consigo parte del amor, hallándose por fin este reducido a tan míseras proporciones, que casi no se le echaba de ver. La situación desairada en que esto le ponía, inflamaba más y más el orgullo de Santa Cruz, y ante el desdén no simulado, sino real y efectivo, que su mujer le mostraba, el pobre hombre padecía horriblemente, porque era para él muy triste, que a la víctima no le doliesen ya los golpes que recibía. No ser nadie en presencia de su mujer, no encontrar allí aquel refugio a que periódicamente estaba acostumbrado, le ponía de malísimo talante. Y era tal su confianza en la seguridad de aquel refugio, que al perderlo, experimentó por vez primera esa sensación tristísima de las irreparables pérdidas y del vacío de la vida, sensación que en plena juventud equivale al envejecer, en plena familia equivale al quedarse solo, y marca la hora en que lo mejor de la existencia se corre hacia atrás, quedando a la espalda los horizontes que antes estaban por delante. Claramente se lo dijo ella, con expresiva sinceridad en sus ojos, que nunca engañaban. «Haz lo que quieras. Eres libre como el aire. Tus trapisondas no me afectan nada». Esto no era palabrería, y en las pruebas de la vida real, vio el Delfín que aquella vez iba de veras. ...

Busca otras palabras en esta web

Palabras parecidas a horizontes

La palabra hortera
La palabra deslumbran
La palabra prodigado
La palabra formales
La palabra bulliciosa
La palabra indiscreta
La palabra languidez

Webs Amigas:

Ciclos formativos en Navarra . Ciclos Fp de Administración y Finanzas en Ourense . Ciclos formativos en Jaén . - Hotel Antequera en Mallorca