Cómo se escribe.org.es

La palabra frivolidad
Cómo se escribe

la palabra frivolidad

La palabra Frivolidad ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
A los pies de Vénus de Vicente Blasco Ibáñez
Un viaje de novios de Emilia Pardo Bazán
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece frivolidad.

Estadisticas de la palabra frivolidad

Frivolidad es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 17885 según la RAE.

Frivolidad aparece de media 3.56 veces en cada libro en castellano.

Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la frivolidad en las obras de referencia de la RAE contandose 541 apariciones .

Errores Ortográficos típicos con la palabra Frivolidad

Cómo se escribe frivolidad o frrivolidad?
Cómo se escribe frivolidad o fribolidad?

Más información sobre la palabra Frivolidad en internet

Frivolidad en la RAE.
Frivolidad en Word Reference.
Frivolidad en la wikipedia.
Sinonimos de Frivolidad.


la Ortografía es divertida


El Español es una gran familia

Algunas Frases de libros en las que aparece frivolidad

La palabra frivolidad puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 1054
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Fingía despreciar la frivolidad de una existencia de continuas recepciones, en las que se veían siempre las mismas gentes, y, sin embargo, asistía a todas ellas, aun sintiéndose enfermo, y no pasaba semana sin que diese una comida en su palacio-museo. ...

En la línea 1530
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... La frivolidad de sus aficiones y su aplomo, producto de una osadía con éxito, le ayudaban a penetrar en todas partes, mirado al principio con recelo y tolerado finalmente. ...

En la línea 848
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Ínterin llegaba el esperado día de asistir a la fiesta nocturna, Pilar se acostumbró a pasar un par de horas en el salón de Damas del Casino, de una a tres de la tarde generalmente. Es el salón de Damas un atractivo más del hermoso edificio donde se reconcentra la animación termal; allí las señoras abonadas al Casino pueden refugiarse, sin temor a invasiones masculinas; allí están en su casa, y son reinas absolutas, tocan el piano, bordan, charlan, y a veces se deslizan hasta el lujo de un sorbete o de alguna confitura o bombón que roen con igual deleite que si fuesen ratoncillos sueltos en un armario de golosinas. Es un harén de moras civilizadas, un gineceo no oculto en la pudorosa sombra del hogar, sino descaradamente implantado en el sitio más público que darse puede. Allí concurrían y se congregaban todos los astros hembras del firmamento de Vichy, y allí encontraba Pilar reunida a la escasa, pero brillante colonia hispano americana; las de Amézaga, Luisa Natal, la condesa de Monteros: y se formaba una especie de núcleo español, si no el más numeroso, tampoco el menos animado y alegre. Mientras alguna rubia inglesa ejecutaba en el piano trozos de música clásica, y las francesas asían de los cabellos la ocasión de lucir primorosas labores de cañamazo, dando en ellas tres puntos por hora, las españolas, más francas, aceptaban la holgazanería completa, dedicándose a hablar y a manejar el abanico. Una magnífica esfera geográfica, colocada al extremo del salón, parecía preguntarse cuál era su objeto y destino en semejante lugar; y en cambio, los retratos de las dos hermanas de Luis XVI, Victoria y Adelaida, damas tradicionales de Vichy, sonreían, empolvada la cabellera, rosadas y benévolas, presidiendo el certamen de frivolidad continua celebrado a honra suya. Eran murmullos como de voleteos de pájaros en pajarera, ruido de risitas semejante a sartas de perlas que caen desgranándose en una copa de cristal, sedoso crujir de países de abanico, estallido seco de varillajes, ruedecillas de sillón que un punto corrían sobre el encerado piso, ruge-ruge de faldas, que parecía estridor de alitas de insecto. Embalsamaban la atmósfera leves auras de gardenia, de vinagre de tocador, de sal inglesa, de perfumería Rimmel. No se veían sino dijes y prendas graciosas abandonadas sobre sillas y mesas; sombrillas largas, de seda, muy recamadas de cordoncillo de oro; cabás y estuches de labor, ya de cuero de Rusia, ya de paja con moños y borlas de estambre; aquí un chal de encaje, allí un pañuelo de batista; acá un ramo de flores que agoniza exhalando su esencia más deliciosa; acullá un velito de moteado tul, y encima las horquillas que sirven para prenderle… El grupo de españolas, capitaneado por Lola Amézaga, que era muy resuelta, tenía cierta independencia e intimidad, bien distinta de la reserva secatona de las inglesas: y aún entre ambos bandos se advertía disimulada hostilidad y recíproco desdén. ...

Busca otras palabras en esta web

Palabras parecidas a frivolidad

La palabra espaciando
La palabra internacionales
La palabra alquilado
La palabra villino
La palabra amargado
La palabra enrojecida
La palabra realizase

Webs Amigas:

Ciclos Fp de informática en Cáceres . VPO en Albacete . VPO en Huelva . - Hotel en Tenerife