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La palabra esparto
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la palabra esparto

La palabra Esparto ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Barraca de Vicente Blasco Ibañez
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece esparto.

Estadisticas de la palabra esparto

La palabra esparto no es muy usada pues no es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE

Errores Ortográficos típicos con la palabra Esparto

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El Español es una gran familia

Algunas Frases de libros en las que aparece esparto

La palabra esparto puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 355
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Permanecieron los dos hombres hasta las diez, sentados en sus silletas de esparto, a la luz del candil, fumando cigarro tras cigarro. ...

En la línea 1181
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Era una barraca vieja, sin más luz que la de la puerta y la que se colaba por las grietas de la techumbre; las paredes, de dudosa blancura, pues la señora maestra, mujer obesa, que vivía pegada a su silleta de esparto, pasaba el día oyendo y admirando a su esposo; unos cuantos bancos, tres carteles de abecedario mugrientos, rotos por las puntas, pegados al muro con pan mascado, y en el cuarto inmediato a la escuela, unos muebles pocos y viejos, que parecían haber corrido media España. ...

En la línea 1231
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y los muchachos contestaban con furiosas cabezadas, chocando algunos la testa con la del vecino, y hasta su mujer, conmovida por lo del templo y la antorcha, cesaba de hacer media y echaba atrás la silleta de esparto para envolver a su esposo en una mirada de admiración. ...

En la línea 1416
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Un par de sillones con asiento de esparto y brazos pulidos por el uso, un anafe en el que hervía el puchero del agua, los paños de dudoso color y unas navajas melladas, que arañaban el duro cutis de los parroquianos con rascones espeluznantes, constituían toda la fortuna de estos establecimientos al aire libre. ...

En la línea 5754
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... A lo que respondió Sancho: -Déme vuestra señoría alguna diciplina o ramal conveniente, que yo me daré con él como no me duela demasiado, porque hago saber a vuesa merced que, aunque soy rústico, mis carnes tienen más de algodón que de esparto, y no será bien que yo me descríe por el provecho ajeno. ...

En la línea 6686
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Cuatro veces dieron lugar las botas para ser empinadas; pero la quinta no fue posible, porque ya estaban más enjutas y secas que un esparto, cosa que puso mustia la alegría que hasta allí habían mostrado. ...

En la línea 7617
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... -Mándote yo -dijo Sancho-, pobre doncella, mándote, digo, mala ventura, pues las has habido con una alma de esparto y con un corazón de encina. ...

En la línea 10295
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... ¡Y qué triste es un verano entero en Vetusta! El césped del paseo grande se pone como un ruedo de esparto. ...

En la línea 992
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... El muchacho levantó un pie. ¡Y qué pie! Más valía que ningún cristiano lo viera. Era una masa de informe esparto y de trapo asqueroso, llena de lodo y con un gran agujero, por el cual asomaba la fila de deditos rosados. ...

En la línea 3920
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Al entrar en la calle de Mira el Río, encontraron a Severiana, a quien doña Lupe había visto algunas veces. Llevaba un vaso con medicina, tapado con un papel a estilo de botica antigua. Doña Lupe la interrogó, y enterada la otra de que iban a ver a su hermana, hizo gustosamente de introductora, guiándolas por el sucio portal, la menos sucia y tortuosa escalera, hasta llegar al corredor. Ya se sabe que la vivienda de Severiana era una de las mejores de aquel falansterio, y que por su capacidad y arreglo bien podía pasar por lujosa en semejante vecindad. Vivía en compañía con aquélla una tal doña Fuensanta, viuda de un comandante, y la casa respondía a esta situación comanditaria, pues constaba de dos salitas enteramente iguales, cada una con ventana a la calle. Entre la puerta y la sala primera había un pasillo, en el cual se veía la artesa de lavar y la entrada de la cocina, cuya reja daba al corredor. Dos piezas interiores completaban el cuarto. Cuando Guillermina, comprendiendo el fin próximo de Mauricia, indujo a Severiana a sacarla del hospital por tercera vez y llevarla a su casa, la señora viuda del comandante cedió su cuarto para tan benéfico objeto, trasladando sus muebles al cuarto de otra vecina. Mauricia fue, pues, instalada en la segunda de las dos salitas. Severiana tenía su cama en la alcoba interior, y la sala primera estaba destinada a recibir visitas, como lo declaraban el relativo lujo de la cómoda, las sillas de Vitoria nuevecitas, el sofá de lo mismo, la mesa con cubierta de hule, el cuadrito de los dos corazones amantes, el de la Numancia en mar de musgo, los retratos de militares cuñados de Severiana, la estera de esparto flamante y sin ningún agujero, de empleitas rojas y amarillas, y en fin, las laminotas que recientemente habían sido adquiridas en el Rastro por una bicoca. Eran excelentes grabados ya pasados de moda, el papel viejo y con manchas de humedad, los marcos de caoba, y representaban asuntos que nada tenían de español, por cierto, las batallas de Napoleón I, reproducidas de los un tiempo célebres retratos de Horacio Vernet y el barón Gros. ¿Quién no ha visto el Napoleón en Eylau, y en Jena, el Bonaparte en Arcola, la apoteosis de Austerlitz y la Despedida de Fontainebleau? ...

Más información sobre la palabra Esparto en internet

Esparto en la RAE.
Esparto en Word Reference.
Esparto en la wikipedia.
Sinonimos de Esparto.

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