La palabra Esbelto ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
Viaje de un naturalista alrededor del mundo de Charles Darwin
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
A los pies de Vénus de Vicente Blasco Ibáñez
Un viaje de novios de Emilia Pardo Bazán
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece esbelto.
Estadisticas de la palabra esbelto
La palabra esbelto no es muy usada pues no es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE

la Ortografía es divertida
Algunas Frases de libros en las que aparece esbelto
La palabra esbelto puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 2989
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... vetow; desde donde se ve un esbelto y atrevido pico llamado el Lot , que se levanta entre una oscura selva de pinos, y al que sirven de cuña o apoyo los rojizos montes de la costa meridional ...
En la línea 1102
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Huyó la vaga imagen del rorro, y otra vez se presentó el esbelto don Álvaro, pero de gabán blanco entallado, saludándola como saludaba el rey Amadeo. ...
En la línea 2757
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Don Álvaro Mesía era más alto que Ronzal y mucho más esbelto. ...
En la línea 4961
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... En cuanto se abrochó el alzacuello, el Magistral volvió a ser la imagen de la mansedumbre cristiana, fuerte, pero espiritual, humilde: seguía siendo esbelto, pero no formidable. ...
En la línea 9956
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Don Fermín era el de siempre; arrogante en su humildad, que más quería parecer cortesía que virtud cristiana; sonriente, esbelto, armonioso al andar, enfático en el sonsonete rítmico del manteo ampuloso, pasaba desafiando el qué dirán, con imperturbable sangre fría. ...
En la línea 1414
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Mostrábase el héroe en esta corrida a cara descubierta, bajando a la arena con simple jubón y calzas para torear a pie, matando cinco toros con una espada pesadísima y una capa que le servia de muleta. El último toro lo remató de un golpe que era su secreto, hiriéndolo entre dos vértebras tan profundamente que cortaba por entero su pescuezo, y el público rugió de admiración ante dicha habilidad, no pudiendo explicarse tanta fuerza en un joven esbelto y de facciones delicadas. Los embajadores enemigos de la familia papal escribían a sus gobiernos asombrados del valor y la maestría de César, reconociendo el inmenso entusiasmo de los romanos por él. ...
En la línea 1548
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... En pie, junto a una de las puertas, paseó Borja su mirada por todo el centro del salón. Hecho extraordinario para él: vio a Rosaura, sin conseguir reconocerla en el primer momento. Bailaba con un joven más alto que ella, de palidez exótica los cabellos negros y lacios echados atrás, un tipo de mestizo esbelto llevando un monóculo en su ojo izquierdo. Este hombre fué quien se la hizo conocer. Luego sus ojos se familiarizaron con la adorada imagen, hasta el punto de no ver más al que bailaba con ella. ...
En la línea 802
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Grandes sauces se inclinaban, llorosos y desconsolados, hacia el agua, que reproducía el blando columpiar de las ramas trémulas, entre las cuales se veía el disco del sol, y sus rayos, concentrados por aquella especie de cámara obscura, herían la pupila como saetas. En un remanso del estanque, enorme macizo de malangas ostentaba su vegetación exuberante y tropical, y sus gigantescas hojas, abiertas como abanicos de tafetán verde, se mantenían inmóviles. Cisnes, patos y ánades bogaban, aquéllos con su acostumbrada fantástica suavidad, balanceando el largo cuello, éstos graznando desapaciblemente, todos con rumbo a la orilla apenas Lucía y Pilar se acercaban, -en demanda de mendrugos de pan, que engullían atragantándose y alzando al aire la cola-. La isleta y el pino que en ella crecía lanzaban a la superficie del estanque misteriosa sombra. Un haz de cañas se elevaba esbelto, y a su lado, las agudas poas sacudían su escobillón de terciopelo castaño. ...
En la línea 955
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Y la voz de ambas hermanas se fundió en un concierto de risitas de placer y orgullo; ambas volvían a ver el estanque helado, los árboles cubiertos de encajes de escarcha, la brumosa mañana, y la figura juvenil del rey, con su rostro pálido de frío, su cuerpo esbelto, sus modales sueltos y elegantes, y su sonrisa entre picaresca y cortés, al inclinarse para felicitar a la ágil patinadora. ...
En la línea 1080
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Aquella tarde Lucía bajó como de costumbre al jardín. Pero era tal el cansancio que sentían sus miembros y su espíritu, que recostando en el tronco del plátano la cabeza, quedose dormida. Empezó presto a soñar: y es lo raro del caso que no soñaba hallarse en lugar alguno nuevo ni desconocido, sino en el mismo sitio, en el jardinete; únicamente las caprichosas representaciones del sueño se lo convirtieron de chico y estrecho en enorme. Era el propio jardín, pero visto al través de una colosal lente de aumento. No se distinguía la verja sino a distancia fabulosa, como una hilera de puntos brillantes, allá en el horizonte; y tal aumento de proporciones acrecentaba la tristeza del mezquino jardín, haciéndolo parecer más bien seco y agostado erial. Recorriéndolo, fijaba Lucía la vista en la fachada correspondiente a la casa de Artegui, de una de cuyas ventanas salía una mano pálida que le hacía señas. ¿Era mano de hombre o de mujer? ¿era de vivo, o de cadáver? Lucía lo ignoraba; pero los misteriosos llamamientos de aquella diestra desconocida la atraían cada vez más, y corriendo, corriendo, trataba de acercarse a la casa; pero el erial se prolongaba, detrás de unas calles de arena venían otras, y después de andar horas y horas aún veía delante de sí larguísima hilera de plátanos entecos, cuyo fin no se divisaba, y la casa de Artegui más lejana que nunca. Y la mano hacía señas impacientes y furiosas, semejante a diestra de epiléptico que se agita en el aire: sus cinco dedos eran aspas incesantes en girar, y Lucía, desalentada, jadeante, iba a escape, y a cada plátano sucedía otro, y la casa lejos… lejos… «¡Necia de mi!» exclamaba al fin; «ya que corriendo no llego nunca… volaré.» Dicho y hecho: como se vuela tan aína en sueños, Lucía se empinaba y… ¡pim! al aire de un brinco. ¡Oh placer! ¡oh gloria! el erial quedaba debajo; surcaba la región ambiente, pura, serena, azul, y ya la casa no estaba lejos, y ya se acababan los eternos plátanos, y ya distinguía el cuerpo dueño de la mano… era un cuerpo esbelto sin delgadez, dignamente rematado por una cabeza varonil y melancólica… pero que entonces se sonreía cariñosamente, con expansión infinita… ¡Cómo volaba Lucía! ¡cómo respiraba a placer en la atmósfera serena! ánimo, poco falta… Lucía escuchaba el batir de sus propias alas, porque tenía alas; y el regalado frescor de las plumas le refrigeraba el corazón… Ya estaba cerca de la ventana… ...

El Español es una gran familia
Más información sobre la palabra Esbelto en internet
Esbelto en la RAE.
Esbelto en Word Reference.
Esbelto en la wikipedia.
Sinonimos de Esbelto.
Errores Ortográficos típicos con la palabra Esbelto
Cómo se escribe esbelto o hesbelto?
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