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La palabra enamorados
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la palabra enamorados

La palabra Enamorados ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Bodega de Vicente Blasco Ibañez
Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
A los pies de Vénus de Vicente Blasco Ibáñez
El paraíso de las mujeres de Vicente Blasco Ibáñez
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Sandokán: Los tigres de Mompracem de Emilio Salgàri
Un viaje de novios de Emilia Pardo Bazán
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece enamorados.

Estadisticas de la palabra enamorados

Enamorados es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 14074 según la RAE.

Enamorados aparece de media 4.94 veces en cada libro en castellano.

Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la enamorados en las obras de referencia de la RAE contandose 751 apariciones .


la Ortografía es divertida


El Español es una gran familia

Algunas Frases de libros en las que aparece enamorados

La palabra enamorados puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 691
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Rafael hablaba de su padrino con veneración y miedo al mismo tiempo. El viejo conocía sus amores, pero no hablaba nunca de ellos al muchacho y a su hija. Los toleraba silencioso, con su gesto grave de padre a uso latino, seguro de su autoridad, convencido de que le bastaba un solo ademán para desbaratar todas las esperanzas de los enamorados. Rafael no osaba proponerle el casamiento, y María de la Luz, cuando el novio, echándolas de valiente, quería hablar a su padrino, le disuadía con cierto miedo. ...

En la línea 927
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Montenegro relató las últimas aventuras de estos enamorados, que alarmaban a la ciudad. Jerez les parecía estrecho para su dicha y corrían los cortijos y las poblaciones inmediatas, llegando hasta Cádiz, seguidos del cortejo de cantadores y matones que acompañaba siempre a Luis Dupont. Pocos días antes habían tenido en Sanlúcar de Barrameda una fiesta estruendosa, al final de la cual, la _Marquesita_ y su amante, embriagando a un camarero, le raparon la cabeza con unas tijeras. En el _Círculo Caballista_, reían los señoritos al comentar las hazañas de aquella pareja. ¡Pero qué buena sombra tenía Luis! ¡Qué gran mujer la _Marquesita_!... ...

En la línea 1433
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... --¿Que no comes? Vaya... pasarás del aire como todos los enamorados... ...

En la línea 4091
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Dio tres palmadas, señal ordinaria de los enamorados; pero nadie le respondió, ni siquiera el eco. ...

En la línea 6497
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -Pero y yo - dijo Milady-, ¿cómo pagaré semejante servicio? Co nozco a los enamorados, son personas que no hacen nada por nada. ...

En la línea 7157
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... De donde resulta que lo que realmente se ventilaba en esa partida que los dos reinos más poderosos jugaban por el capricho de dos hom bres enamorados, era una simple mirada deAna de Austria. ...

En la línea 711
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Cuanto más, que yo tengo para mí que no todos los caballeros andantes tienen damas a quien encomendarse, porque no todos son enamorados. ...

En la línea 712
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... -Eso no puede ser -respondió don Quijote-: digo que no puede ser que haya caballero andante sin dama, porque tan proprio y tan natural les es a los tales ser enamorados como al cielo tener estrellas, y a buen seguro que no se haya visto historia donde se halle caballero andante sin amores; y por el mesmo caso que estuviese sin ellos, no sería tenido por legítimo caballero, sino por bastardo, y que entró en la fortaleza de la caballería dicha, no por la puerta, sino por las bardas, como salteador y ladrón. ...

En la línea 869
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... -Eso es -dijo don Quijote- cuando no pueden más, o cuando están enamorados; y es tan verdad esto, que ha habido caballero que se ha estado sobre una peña, al sol y a la sombra, y a las inclemencias del cielo, dos años, sin que lo supiese su señora. ...

En la línea 1370
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Pues, si por enamorados echan a galeras, días ha que pudiera yo estar bogando en ellas. ...

En la línea 4020
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... También había cuchicheos secretos, al oído, entre aquel estrépito; rostros lánguidos, ceños de enamorados celosos, miradas como rayos de pasión. ...

En la línea 8039
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... No oyen, ni ven ni entienden lo que pasa en el escenario; únicamente cuando los cómicos hacen mucho ruido, bien con armas de fuego, o con una de esas anagnórisis en que todos resultan padres e hijos de todos y enamorados de sus parientes más cercanos, con los consiguientes alaridos, sólo entonces vuelve la cabeza la buena dama de Vetusta, para ver si ha ocurrido allá dentro alguna catástrofe de verdad. ...

En la línea 16630
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Ana, que no había podido terminar la lectura de la carta, que había caído sobre la almohada como muerta en cuanto vio en aquellos renglones fangosos la confirmación terminante de sus sospechas, no pudo por entonces pensar en la pequeñez de aquel espíritu miserable que albergaba el cuerpo gallardo que ella había creído amar de veras, del que sus sentidos habían estado realmente enamorados a su modo. ...

En la línea 27
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Mas su bosquecillos de rosales en los que abundaban tanto las flores como las hojas, sus plazoletas con fuentes de cantarino gotear, sus enramadas susurrantes bajo las cuales se arrullaban palomas, y su playa de guijarros azules entre peñascos que parecían bloques de mármol en espera de un cincel, fueron testigos muchas veces de lentas conversaciones de los dos enamorados y sus silencios solo interrumpidos por el chasquido de los besos. ...

En la línea 41
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... ¡Cosa inexplicable para Borja!… Había pensado siempre con odio en este hombre, y al verlo de cerca tuvo que confesar que no le era antipático. Sólo odiaba al general-doctor cuando estaba lejos. Luego, en su presencia, le parecía absurdo que el apellido de este hombre hubiese podido agitar sus nervios. Urdaneta había venido a vivir en Cannes unas semanas, y los dos enamorados lo encontraron repetidas veces en los hoteles de Niza o en el Casino de Montecarlo. ...

En la línea 896
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... —Es justo reconocer que Rodrigo de Borja mostró al principio un afecto sincero por Fernando e Isabel reyes de origen no muy legítimo, a los que había ayudado en sus primeros años de matrimonio, cuando no eran más que príncipes. Después de la toma de Granada, apenas ascendido al Papado, les dio el título de Reyes Católicos, que aún usan los actuales monarcas españoles. Todo lo que le pedía don Fernando se apresuraba a concederlo, entre otras cosas, los maestrazgos de las Ordenes militares, regalo que representaba cuantiosas rentas. En realidad, el Papa Borgia dio a los Reyes Católicos más que éstos a él. Las exigencias continuas de Fernando fueron causa de que el Pontífice, aconsejado por su hijo César, se inclinase finalmente al lado del rey de Francia, más atento con su persona y con los suyos. En los primeros tiempos de su Pontificado admiraba a Isabel la Católica corno una de las damas más hermosas y prudentes de aquella época. Aficionada a trajes costosos y ricas alhajas, era, sin embargo, de una virtud escrupulosa, exagerándola hasta la austeridad. Cuando su marido estaba ausente, aunque sólo fuese por una noche, hacía colocar su lecho en un gran salón, durmiendo rodeada de sus hijos y las damas de Palacio, encargadas de velar el sueño de los reyes, que recibían el titulo de cobíjeras. Así se ponía a cubierto de maliciosas suposiciones en aquel tiempo de grandes escándalos. Todos los héroes de la guerra contra los moros estaban enamorados de doña Isabel, románticamente sin esperanza y sin carnales deseos. Tenían por dama de sus pensamientos a esta reina de rublo indiscutible, con ojos azules, grandes y tranquilos. ...

En la línea 1577
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... —¡Y yo no cuento para nada!—dijo—. ¿Cree que a mí se me deja y se me toma sin consultar mi voluntad, como hacen en los barrios bajos los galanes de gorra y navaja con sus pobres hembras?… Siempre ha sido usted, Borja, un hombre demasiado original en sus afectos. Eso interesa al principio; luego resulta una calamidad… Reconozco que puede ser usted un amante adorable; pero ¡qué marido!… A su lado es imposible la calma. Nunca se sabe de dónde soplará el viento. Y yo, amigo mío, me voy haciendo vieja. Necesito verme querida por mí misma, sin sufrimientos ni sacrificios para mantener la pasión del otro. Me va gustando tener un esposo, no un amante, y usted, Borja, puede serlo todo, menos marido de una mujer como yo… Con una jovencita que le adore hasta la ceguera y no conozca sus defectos, marchará usted bien. Pero ¡conmigo, que siempre me vi buscada, no tolerando ninguna dominación de mis enamorados!… Usted es el único con quien me mostré un poco blanda. y reconocerá que me fue muy mal. ...

En la línea 795
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... - Me asombro de su atrevimiento, gentleman, pero ¡quien sabe si estos enamorados valerosos ven la realidad mejor que nosotros y conocen los goces de la vida mas que los prudentes!… Yo, gentleman, tal vez hubiese sido como ellos, pero nunca tuve ocasión de conocer el amor. Mi mundo no me daba facilidades para enamorarme. Siempre he soñado con dedicar mi ternura a algo muy alto, muy extraordinario, que estuviera por encima de las cabezas de los demás mortales… . Pero antes de que usted viniese esto equivalía a soñar con lo imposible. ...

En la línea 834
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Gillespie no pudo ofenderse por este egoísmo, propio de enamorados. También el cuando había conseguido una entrevista con miss Margaret en un paseo de Nueva York o en un jardín de California, era capaz de no mostrar el menor interés ni llevarse la mano al sombrero aunque pasase por su lado el presidente de la República. El amor tiene bastante con sus propios asuntos y no deja espacio a las otras curiosidades de la vida. ...

En la línea 1066
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Flimnap abandonó la tribuna con el ánimo desorientado, no sabiendo ciertamente si debía entristecerse o alegrarse por lo que acababa de oír. La intervención de Gurdilo le había hecho sospechar en el primer momento que tenia por objeto pedir la muerte de Gillespie. Pero al convencerse de que el senador solo deseaba cambiar su vestidura, sin hablar para nada de hacerle perder la existencia, casi sintió gratitud hacia el. Le importaba poco que Gurdilo le hubiera llamado pedante y le aludiese con otras frases despectivas, sin hacerle el honor de citar su nombre. Los enamorados son capaces de los más grandes sacrificios a cambio de que la persona amada no sufra. Para el lo interesante era saber que el gentleman no iba a morir. Hasta pensó que ofrecería un aspecto más gracioso vestido con arreglo a las indicaciones del tribuno. Siempre le había causado un malestar indefinible verlo con pantalones, lo mismo que una mujer, contra todas las conveniencias establecidas por las costumbres y la gloriosa historia del país. ...

En la línea 1608
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Sentado en el centro del bote permaneció mucho tiempo, con la diestra cerca de los ojos, contemplando el grupo que formaban los dos pigmeos enamorados. ...

En la línea 4893
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... El doctor abrió la camisa y aplicó un extremo de la trompeta, inclinándose para poner su oído en el otro. «No te muevas… Ahora, respira fuerte… da un suspiro, pero un suspiro grande, como los de los enamorados». ...

En la línea 1029
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —¡Al demonio todos los enamorados! —gritó Yáñez al levantarse molido por el golpe. ...

En la línea 616
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Quien de lejos divisara aquella pareja, mancebo galán y lozana doncellita, departiendo solos en la vega frondosa, tomáralos, a buen seguro, por enamorados novios; y no creyera que hablaban de dolor y muerte, sino de amor, que es la vida misma. Artegui, de pie, se veía claramente en los garzos ojos que hacia él alzaba Lucía, ojos que, a pesar de la obscuridad del cielo, parecían salpicados de pajuelas luminosas. ...

Más información sobre la palabra Enamorados en internet

Enamorados en la RAE.
Enamorados en Word Reference.
Enamorados en la wikipedia.
Sinonimos de Enamorados.

Errores Ortográficos típicos con la palabra Enamorados

Cómo se escribe enamorados o henamorados?
Cómo se escribe enamorados o enamorrados?
Cómo se escribe enamorados o enamoradoz?

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