La palabra Desafiando ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Bodega de Vicente Blasco Ibañez
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece desafiando.
Estadisticas de la palabra desafiando
La palabra desafiando no es muy usada pues no es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE
Más información sobre la palabra Desafiando en internet
Desafiando en la RAE.
Desafiando en Word Reference.
Desafiando en la wikipedia.
Sinonimos de Desafiando.

la Ortografía es divertida
Algunas Frases de libros en las que aparece desafiando
La palabra desafiando puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 882
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Pero en Jerez, el rico estaba sobre el pobre a todas horas, para hacerle sentir su influencia. Era un centauro rudo, orgulloso de su fuerza, que buscaba el combate, se embriagaba en él y gozaba desafiando la cólera del hambriento, para domeñarle como a los potros salvajes en el herradero. ...
En la línea 1203
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y Salvatierra, como si olvidase la presencia del gitano y hablara para él mismo, recordó su arrogante salida del presidio, desafiando de nuevo las persecuciones, y su reciente viaje a Cádiz para ver un rincón de tierra, junto a una tapia, entre cruces y lápidas de mármol. ¿Y era aquello todo lo que quedaba del ser que había llenado su pensamiento? ¿Sólo restaba de mamá, de la viejecita bondadosa y dulce como las santas mujeres de las religiones, aquel cuadro de tierra fresca y removida y las margaritas silvestres que nacían en sus bordes? ¿Se había perdido para siempre la llama dulce de sus ojos, el eco de su voz acariciadora, rajada por la vejez, que llamaba con ceceos infantiles a Fernando, a su «querido Fernando»? --_Alcaparrón_, tú no puedes entenderme--continuó Salvatierra con voz temblorosa.--Tal vez es una fortuna para ti esa alma simple que te permite en los dolores y en las alegrías ser ligero y mudable como un pájaro. Pero óyeme, aunque no me entiendas. Yo no reniego de lo que he aprendido: yo no dudo de lo que sé. Mentira es la otra vida, ilusión orgullosa del egoísmo humano; mentira también los cielos de las religiones. Hablan éstas a las gentes en nombre de un espiritualismo poético, y su vida eterna, su resurrección de los cuerpos, sus placeres y castigos de ultra-tumba, son de un materialismo que da náuseas. No existe para nosotros otra vida que la presente; pero ¡ay! ante la sábana de tierra que cubre a mamá, sentí por primera vez flaquear mis convicciones. Acabamos al morir; pero algo resta de nosotros junto a los que nos suceden en la tierra; algo que no es sólo el átomo que nutre nuevas vidas; algo impalpable e indefinido, sello personal de nuestra existencia. Somos como los peces en el mar; ¿me entiendes, _Alcaparrón_? Los peces viven en la misma agua en que se disolvieron sus abuelos y en la que laten los gérmenes de sus sucesores. Nuestra agua es el ambiente en que existimos: el espacio y la tierra: vivimos rodeados de los que fueron y de los que serán. Y yo, _Alcaparrón_ amigo, cuando siento ganas de llorar recordando la nada de aquél montón de tierra, la triste insignificancia de las florecillas que lo rodean, pienso en que no está allí mamá completamente, que algo se ha escapado, que circula al través de la vida, que me tropieza atraído por una simpatía misteriosa, y me acompaña envolviéndome en una caricia tan suave como un beso... ...
En la línea 8897
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... —Tampoco a Obdulia el agua la encerraba en casa, ni la entumecía: también alegre y bulliciosa corría de portal en portal, desafiando los más recios chaparrones, riendo a carcajadas si una gota indiscreta mojaba la garganta que palpitaba tibia; era de ver el arte con que sus bajos, con instintos de armiño, cruzaban todo aquel peligro del cieno, inmaculados, copos de nieve calada, dibujos y hojarasca sonante de espuma de Holanda; tentación de Bermúdez el arqueólogo espiritualista. ...
En la línea 9055
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Más había; aquella señora que hablaba de grandes sacrificios, que pretendía vivir consagrada a la felicidad ajena, se negaba a violentar sus costumbres, saliendo de casa a menudo, pisando lodo, desafiando la lluvia; se negaba a madrugar mucho, y alegando como si se tratase de cosa santa, las exigencias de la salud, los caprichos de sus nervios. ...
En la línea 9827
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Ya todos aseguraban haber encontrado a don Santos dando patadas a la puerta de la Cruz Roja y desafiando a gritos al Magistral. ...
En la línea 9956
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Don Fermín era el de siempre; arrogante en su humildad, que más quería parecer cortesía que virtud cristiana; sonriente, esbelto, armonioso al andar, enfático en el sonsonete rítmico del manteo ampuloso, pasaba desafiando el qué dirán, con imperturbable sangre fría. ...

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Errores Ortográficos típicos con la palabra Desafiando
Cómo se escribe desafiando o dezafiando?
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