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La palabra celestial
Cómo se escribe

la palabra celestial

La palabra Celestial ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
El paraíso de las mujeres de Vicente Blasco Ibáñez
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Un viaje de novios de Emilia Pardo Bazán
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece celestial.

Estadisticas de la palabra celestial

Celestial es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 17766 según la RAE.

Celestial aparece de media 3.59 veces en cada libro en castellano.

Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la celestial en las obras de referencia de la RAE contandose 546 apariciones .

Más información sobre la palabra Celestial en internet

Celestial en la RAE.
Celestial en Word Reference.
Celestial en la wikipedia.
Sinonimos de Celestial.

Algunas Frases de libros en las que aparece celestial

La palabra celestial puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 4200
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... ¿Qué pretendía aquella señora? ¿Provocar una conversación para aludir a lo que había entre ellos, que en rigor no era nada que mereciese comentarios? ¿Debía él extrañar aquella inadvertencia de Ana? ¡Que no se fijaba en ella! ¿Era coquetería vulgar o algo más alambicado que él no se explicaba? ¿Quería dar por nulo todo lo que ambos sabían, las citas, sin citarse, en tal iglesia, en el teatro, en el paseo? ¿Quería negar valor a las miradas fijas, intensas, que a veces le otorgaba como favor celestial que no debe prodigarse? El primer impulso de Ana había sido inconsciente. ...

En la línea 8074
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Cuando descubrió en el confesonario del Magistral un alma hermana, un espíritu supra-vetustense capaz de llevarla por un camino de flores y de estrellas a la región luciente de la virtud, también creyó Ana que el hallazgo se lo debía a Dios, y como aviso celestial pensaba aprovecharlo. ...

En la línea 10385
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Pensando en ella sentía a veces punzante deseo de haber vivido en tiempo de Santa Teresa; o si no: ¡qué placer celestial si ella viviese ahora! Ana la hubiera buscado en el último rincón del mundo; antes la hubiera escrito derritiéndose de amor y admiración en la carta que le dirigiese. ...

En la línea 959
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Sabía Golbasto por experiencia que nada halagaba a este compañero como oír sus versos recitados por su boca. El poeta del cochecillo en forma de concha, de los tres caballos humanos y del látigo sangriento declamaba con una dulzura celestial que hacía verter lágrimas. Además, era para Momaren la mas alta de las consagraciones literarias tener a Golbasto como lector de sus obras. Después de esto se sentía pronto a darle la Universidad entera si se la pedía. ...

En la línea 1053
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... «Señora—dijo, encantando a Jacinta con su metal de voz argentino y su pronunciación celestial—. Yo no me pinté la cara el otro día… ». ...

En la línea 1338
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Subiéronle, y que quieras que no, le despojaron de los pingajos que vestía y trajeron un gran barreño de agua. Jacinta mojaba sus dedos en ella diciendo con temor: «¿estará muy fría?, ¿estará muy caliente? ¡Pobre ángel, qué mal rato va a pasar!». Benigna no se andaba en tantos reparos, y ¡pataplum!, le zambulló dentro, sujetándole brazos y piernas. ¡Cristo! Los chillidos del Pituso se oían desde la Plaza Mayor. Enjabonáronle y restregáronle sin miramiento alguno, haciendo tanto caso de sus berridos como si fueran expresiones de alegría. Sólo Jacinta, más piadosa, agitaba el agua queriendo hacerle creer que aquello era muy divertido. Sacado al fin de aquel suplicio y bien envuelto en una sábana de baño, Jacinta le estrechó contra su seno diciéndole que ahora sí que estaba guapo. El calorcillo calmaba la irritación de sus chillidos, cambiándolos en sollozos, y la reacción, junto con la limpieza, le animó la cara, tiñéndosela de ese rosicler puro y celestial que tiene la infancia al salir del agua. Le frotaban para secarle y sus brazos torneados, su fina tez y hermosísimo cuerpo producían a cada instante exclamaciones de admiración. «¡Es un niño Jesús… es una divinidad este muñeco!». ...

En la línea 2365
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... «¡Ay, mi galapaguito de mi alma, qué enfadadito está conmigo, que le quiero tanto!… Sor Marcela, una palabrita, nada más que una palabrita. Yo no quiero que me saques de aquí, porque me merezco la encerrona. Pero ¡ay niñita mía, si vieras qué mala me he puesto! Paice que me están arrancando el estómago con unas tenazas de fuego… Es de la tremolina de esta mañana. Me dan tentaciones de ahorcarme colgándome de esta reja con un cordón hecho de tiras del refajo. Y lo voy a hacer, sí, lo hago y me cuelgo si no me miras y me dices algo… Cojita graciosa, enanita remonona, mira, oye: si quieres que te quiera más que a mi vida y te obedezca como un perro, hazme un favor que voy a pedirte; tráeme nada más que una lagrimita de aquella gloria divina que tú tienes, de aquello que te recetó el médico para tu mal de barriga… Anda, ángel, mira que te lo pido con toda mi alma, porque esta penita que tengo aquí no se me quiere quitar, y parece que me voy a morir. Anda, rica, cañamón de los ángeles; tráeme lo que te pido, así Dios te dé la vida celestial que te tienes ganada, y tres más, y así te coronen los serafines cuando entres en el Cielo con tu patita coja… ». ...

En la línea 4247
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —¿Pero qué culpa tengo yo de no querer a mi marido?—manifestó la pecadora de la manera sofocada e intermitente que el llanto le permitía—. Yo no lo puedo remediar. Yo no me casé por lo que la señora dice, sino porque estaba equivocada, porque veía las cosas de otro modo que como son. A mi marido no le quiero, ni le querré nunca, aunque me lo manden todos los santos de la Corte celestial. Por eso digo que soy muy mala, muy mala. ...

En la línea 929
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -¿Bailas, eh? ¡Veremos mañana qué dice Duhamel!… Estará celestial, celestial. Mañana me escapo, me escapo. De fijo, revientas, revientas, revientas como un triquitraque. ...

En la línea 929
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -¿Bailas, eh? ¡Veremos mañana qué dice Duhamel!… Estará celestial, celestial. Mañana me escapo, me escapo. De fijo, revientas, revientas, revientas como un triquitraque. ...


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