La palabra Borrachera ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Barraca de Vicente Blasco Ibañez
La Bodega de Vicente Blasco Ibañez
Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece borrachera.
Estadisticas de la palabra borrachera
Borrachera es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 15132 según la RAE.
Borrachera aparece de media 4.47 veces en cada libro en castellano.
Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la borrachera en las obras de referencia de la RAE contandose 680 apariciones .
Errores Ortográficos típicos con la palabra Borrachera
Cómo se escribe borrachera o borachera?
Cómo se escribe borrachera o borrrracherra?
Cómo se escribe borrachera o vorrachera?
Cómo se escribe borrachera o borracera?
Más información sobre la palabra Borrachera en internet
Borrachera en la RAE.
Borrachera en Word Reference.
Borrachera en la wikipedia.
Sinonimos de Borrachera.

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El Español es una gran familia
Algunas Frases de libros en las que aparece borrachera
La palabra borrachera puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 939
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y, sin embargo, la pobre hilandera, al llegar cerca de allí, deteníase indecisa, temblorosa, como las heroínas de los cuentos ante la cueva del ogro, dispuesta a meterse a campo traviesa para dar vuelta por detrás del edificio, a hundirse en la acequia que bordeaba el camino y deslizarse agazapada por entre los ribazos; a cualquier cosa menos a pasar frente a la rojiza boca que despedía el estrépito de la borrachera y la brutalidad. ...
En la línea 1976
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Su mostrador era una atalaya desde la cual, como experto conocedor, vigilaba la borrachera de sus parroquianos. ...
En la línea 928
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y los dos amantes, en una continua borrachera, que apenas se desvanecía era reforzada, como si temiesen perder la ilusión viéndose fríamente sin la engañosa alegría del vino, iban de un lado a otro, cual un vendaval de escándalo, entre los aplausos de la gente joven y la indignación de las familias. ...
En la línea 1037
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... De la sombra que proyectaban los tejados, a lo largo de las paredes, salían carcajadas hombrunas y agudos chillidos de mujer. El señor Pacorro, el _Águila_, continuaba inmóvil en un poyo, rasgueando su guitarra con la serenidad de una borrachera grave, a prueba de toda clase de sorpresas. ...
En la línea 1076
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Los gañanes, al volver a Matanzuela no vieron al amo. Éste y su comitiva, una vez dormida la borrachera, habían regresado a Jerez alegres como siempre, con un regocijo escandaloso. Los trabajadores, en su indignación, hacían responsables al aperador y todo el _gobierno_ del cortijo. El señorito estaba lejos; y además era quien les proporcionaba el pan. ...
En la línea 1133
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Salvatierra se sentó en un pedazo de tronco, siguiendo con mirada triste el curso de la agonía. Lloraba la muerte de aquella criatura, que sólo había visto una vez; mísero engendro del alcoholismo, que abandonaba el mundo empujado por la bestialidad de una noche de borrachera. ...
En la línea 5117
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Athos no se fió de esta palabra y prosiguió:-No habréis dejado de notar, mi querido amigo, que cada cual tiene su clase de borrachera: triste o alegre; yo tengo la borrachera tris te, y cuando alguna vez me emborracho, mi manía es contar todas las historias lúgubres que la tonta de mi nodriza me metió en el cerebro. ...
En la línea 11047
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... No sé si un clavo saca otro clavo en medicina, ni si la mancha de la borrachera con otra verde se quita, pero don Santos es un tonel en persona y tiene más espíritu de vino en el cuerpo que sangre en las venas; es una mecha empapada en alcohol. ...
En la línea 11819
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... —Señores —dijo en voz baja a don Álvaro y a Orgaz —conste que protesto, y que obedezco a fuerza mayor, a la fuerza de la borrachera de ustedes, al permanecer en semejante sitio. ...
En la línea 14910
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... —¿Pues qué tiene? —Yo creo que una mica, una borrachera de mil cosas, de ruido, de fatiga y hasta de vino. ...
En la línea 1880
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Aquella noche fue también mala para Fortunata, pues se la pasó casi toda cavilando, discurriendo sobre si el otro se acordaría o no de ella. Era muy particular que no le hubiese encontrado nunca en la calle. Y por falta de mirar bien a todos lados no era ciertamente. ¿Estaría malo, estaría fuera de Madrid? Más adelante, cuando supo que en Febrero y Marzo había estado Juanito Santa Cruz enfermo de pulmonía, acordose de que aquella noche lo había soñado ella. Y fue verdad que lo soñó a la madrugada, cuando su caldeado cerebro se adormeció, cediendo a una como borrachera de cavilaciones. Al despertar ya de día, el reposo profundo aunque breve había vuelto del revés las imágenes y los pensamientos en su mente. «A mi boticarito me atengo—dijo después que echó el Padre Nuestro por las ánimas, de que no se olvidaba nunca—. Viviremos tan apañaditos». Levantose, encendió su lumbre, bajó a la compra, y de tienda en tienda pensaba que Maximiliano podía dar un estirón, echar más pecho y más carnes, ser más hombre, en una palabra, y curarse de aquel maldito romadizo crónico que le obligaba a estarse sonando constantemente. De la bondad de su corazón no había nada que decir, porque era un santo, y como se casara de verdad, su mujer había de hacer de él lo que quisiera. Con cuatro palabritas de miel, ya estaba él contento y achantado. Lo que importaba era no llevarle la contraria en todo aquello de la conciencia y de las misiones… aquí un adjetivo que Fortunata no recordaba. Era sublimes; pero lo mismo daba; ya se sabía que era una cosa muy buena. ...
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