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La palabra banca
Cómo se escribe

la palabra banca

La palabra Banca ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
Veinte mil leguas de viaje submarino de Julio Verne
El jugador de Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece banca.

Estadisticas de la palabra banca

Banca es una de las palabras más utilizadas del castellano ya que se encuentra en el Top 5000, en el puesto 3073 según la RAE.

Banca tienen una frecuencia media de 3.07 veces en cada libro en castellano

Esta clasificación se basa en la frecuencia de aparición de la banca en 150 obras del castellano contandose 467 apariciones en total.

Errores Ortográficos típicos con la palabra Banca

Cómo se escribe banca o vanca?

Más información sobre la palabra Banca en internet

Banca en la RAE.
Banca en Word Reference.
Banca en la wikipedia.
Sinonimos de Banca.


la Ortografía es divertida

Algunas Frases de libros en las que aparece banca

La palabra banca puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 412
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Ya sabemos que la madre de D. Baldomero Santa Cruz y la de Gumersindo y Barbarita Arnaiz eran parientes y venían del Trujillo extremeño y albardero. La actual casa de banca Trujillo y Fernández, de una respetabilidad y solidez intachables, procede del mismo tronco. Barbarita es, pues, pariente del jefe de aquella casa, aunque su parentesco resulta algo lejano. El primer conde de Trujillo está casado con una de las hijas del famoso negociante Casarredonda, que hizo colosal fortuna vendiendo fardos de Coruñas y Viveros para vestir a la tropa y a la Milicia Nacional. Otra de las hijas del marqués de Casarredonda era duquesa de Gravelinas. Ya tenemos aquí, perfectamente enganchadas, a la aristocracia antigua y al comercio moderno. ...

En la línea 414
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Pasemos ahora a los Morenos, procedentes del valle de Mena, una de las familias más dilatadas y que ofrecen más desigualdades y contrastes en sus infinitos y desparramados miembros. Arnaiz y Estupiñá disputan, sin llegar a entenderse, sobre si el tronco de los Morenos estuvo en una droguería o en una peletería. En esto reina cierta oscuridad, que no se disipará mientras no venga uno de estos averiguadores fanáticos que son capaces de contarle a Noé los pelos que tenía en la cabeza y el número de eses que hizo cuando cogió la primera pítima de que la historia tiene noticia. Lo que sí se sabe es que un Moreno casó con una Isla-Bonilla a principios del siglo, viniendo de aquí la Casa de giro que del 19 al 35 estuvo en la subida de Santa Cruz junto a la iglesia, y después en la plazuela de Pontejos. Por la misma época hallamos un Moreno en la Magistratura, otro en la Armada, otro en el Ejército y otro en la Iglesia. La Casa de banca no era ya Moreno en 1870, sino Ruiz-Ochoa y Compañía, aunque uno de sus principales socios era don Manuel Moreno-Isla. Tenemos diferentes estirpes del tronco remotísimo de los Morenos. Hay los Moreno-Isla, los Moreno-Vallejo y los Moreno-Rubio, o sea los Morenos ricos y los Morenos pobres, ya tan distantes unos de otros que muchos ni se tratan ni se consideran afines. Castita Moreno, aquella presumida amiga de Barbarita en la escuela de la calle Imperial, había nacido en los Morenos ricos y fue a parar, con los vaivenes de la vida, a los Morenos pobres. Se casó con un farmacéutico de la interminable familia de los Samaniegos, que también tienen su puesto aquí. Una joven perteneciente a los Morenos ricos casó con un Pacheco, aristócrata segundón, hermano del duque de Gravelinas, y de esta unión vino Guillermina Pacheco a quien conoceremos luego. Ved ahora cómo una rama de los Morenos se mete entre el follaje de los Gravelinas, donde ya se engancha también el ramojo de los Trujillos, el cual venía ya trabado con los Arnaiz de Madrid y con los Bonillas de Cádiz, formando una maraña cuyos hilos no es posible seguir con la vista. ...

En la línea 418
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Ahora se nos presentan algunos ramos que parecen sueltos y no lo están. ¿Pero quién podrá descubrir su misterioso enlace con los revueltos y cruzados vástagos de esta colosal enredadera? ¿Quién puede indagar si Dámaso Trujillo, el que puso en la Plaza Mayor la zapatería Al ramo de azucenas, pertenece al genuino linaje de los Trujillos antes mencionados? ¿Cuál será el averiguador que se lance a poner en claro si el dueño de El Buen gusto, un tenducho de mantas de la calle de la Encomienda, es pariente indudable de los Villuendas ricos? Hay quien dice que Pepe Moreno Vallejo, el cordelero de la Concepción Jerónima, es primo hermano de D. Manuel Moreno-Isla, uno de los Morenos que atan perros con longaniza; y se dice que un Arnaiz, empleado de poco sueldo, es pariente de Barbarita. Hay un Muñoz y Aparisi, tripicallero en las inmediaciones del Rastro, que se supone primo segundo del marqués de Casa-Muñoz y de su hermana la viuda de Aparisi; y por fin, es preciso hacer constar que un cierto Trujillo, jesuita, reclama un lugar en nuestra enredadera, y también hay que dársele al Ilustrísimo Obispo de Plasencia, fray Luis Moreno-Isla y Bonilla. Asimismo lleva en su árbol el nombre de Trujillo, la mujer de Zalamero, subsecretario de Gobernación; pero su primer apellido es Ruiz Ochoa y es hija de la distinguida persona que hoy está al frente de la banca de Moreno. ...

En la línea 485
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... De cuantas personas entraban en aquella casa, la más agasajada por toda la familia de Santa Cruz era Guillermina Pacheco, que vivía en la inmediata, tía de Moreno Isla y prima de Ruiz-Ochoa, los dos socios principales de la antigua banca de Moreno. Los miradores de las dos casas estaban tan próximos, que por ellos se comunicaba doña Bárbara con su amiga, y un toquecito en los cristales era suficiente para establecer la correspondencia. ...

En la línea 2652
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Sin embargo, aquel mismo día, 16 de marzo, el hielo nos cerró absolutamente el camino. No era todavía la gran banca, sino vastos ice fields cimentados por el frío. Ese obstáculo no podía detener al capitán Nemo, quien se lanzó contra él con una tremenda violencia. El Nautilus entraba como un hacha en la masa friable y la dividía entre estallidos terribles. Era el antiguo ariete propulsado por una potencia infinita. Los trozos de hielo, proyectados a gran altura, recaían en granizada sobre nosotros. Por su sola fuerza de impulsión, nuestro aparato se abría un canal. A veces, arrastrado por su impulso, subía sobre el campo de hielo y lo aplastaba con su peso, o, en algunos momentos, incrustado bajo el ice field lo dividía por un simple movimiento de cabeceo que producía grandes chasquidos. ...

En la línea 2656
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -La gran banca de hielo -dijo el canadiense. ...

En la línea 2665
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Porque nadie puede atravesar la gran banca de hielo. Es muy poderoso su capitán, pero, ¡mil diantres!, no es más poderoso que la Naturaleza, y allí donde ésta pone sus límites hay que detenerse, quiérase o no. ...

En la línea 2666
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Así es, Ned Land, y, sin embargo, yo hubiera querido saber lo que hay detrás de esta gran banca. Un muro, eso es lo que más me irrita. ...

En la línea 644
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... La policía del casino está, por otra parte, bastante bien organizada. Naturalmente, no es posible evitar las apreturas. La afluencia beneficia a la banca, que gana en proporción al número de jugadores. Los ocho croupieres que están sentados en torno de la mesa no pierden de vista las posturas. Como son ellos lo que pagan las ganancias, hacen de árbitros, con conocimiento de causa, en las disputas eventuales. En último término se llama a la policía y se arregla la cuestión. Los agentes, que van vestidos de paisano, se mezclan con los espectadores, y así nadie puede conocerlos. Vigilan especialmente a los ladrones y rateros profesionales que pululan en la ruleta, donde pueden ejercer con facilidad su industria; en efecto, en cualquier otra parte es preciso explorar los bolsillos y forzar cerraduras, lo que, en caso de fracaso, proporciona graves molestias. Aquí, por el contrario, basta con acercarse al tapete verde, ponerse a jugar y, de pronto, ostensiblemente, dejar caer la mano sobre la ganancia ajena y metérsela en el bolsillo. En caso de reclamación, el ladrón jura por lo más sagrado que aquella postura… le pertenece. ...

En la línea 663
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —El “cero”, abuela, queda a beneficio de la banca. Si la bola cae en el “cero” todo lo que está sobre la mesa, todo, sin distinción, pertenece a la banca. Cierto que se concede otra postura por pura fórmula, pero en caso de perder la banca no paga nada. ...

En la línea 663
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —El “cero”, abuela, queda a beneficio de la banca. Si la bola cae en el “cero” todo lo que está sobre la mesa, todo, sin distinción, pertenece a la banca. Cierto que se concede otra postura por pura fórmula, pero en caso de perder la banca no paga nada. ...

En la línea 663
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —El “cero”, abuela, queda a beneficio de la banca. Si la bola cae en el “cero” todo lo que está sobre la mesa, todo, sin distinción, pertenece a la banca. Cierto que se concede otra postura por pura fórmula, pero en caso de perder la banca no paga nada. ...


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