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La palabra antepasados
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la palabra antepasados

La palabra Antepasados ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Barraca de Vicente Blasco Ibañez
Los tres mosqueteros de Alejandro Dumas
La Biblia en España de Tomás Borrow y Manuel Azaña
La llamada de la selva de Jack London
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece antepasados.

Estadisticas de la palabra antepasados

Antepasados es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE, en el puesto 7830 según la RAE.

Antepasados aparece de media 10.57 veces en cada libro en castellano.

Esta es una clasificación de la RAE que se basa en la frecuencia de aparición de la antepasados en las obras de referencia de la RAE contandose 1607 apariciones .

Errores Ortográficos típicos con la palabra Antepasados

Cómo se escribe antepasados o hantepasados?
Cómo se escribe antepasados o antepazadoz?

Más información sobre la palabra Antepasados en internet

Antepasados en la RAE.
Antepasados en Word Reference.
Antepasados en la wikipedia.
Sinonimos de Antepasados.


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El Español es una gran familia

Algunas Frases de libros en las que aparece antepasados

La palabra antepasados puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 310
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Fué varias veces a Valencia a la casa del amo para hablarle de sus antepasados, de los derechos morales que tenía sobre aquellas tierras, a pedirle un poco de paciencia, afirmando con loca esperanza que él pagaría, y, al fin, el avaro acabó por no abrirle su puerta. ...

En la línea 378
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Mas al ir a incendiar su antigua casa sintió una impresión de horror, como si tuviera ante él los cadáveres de todos sus antepasados, y arrojó los fósforos al suelo. ...

En la línea 4818
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Si se trataba de una comida, Athos la ordenaba mejor que nadie en el mundo, colocando a cada invitado en el sitio y en el rango que le habían conseguido sus antepasados o que se había conseguido él mismo. ...

En la línea 2245
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... YO.—¿Hablan todavía los colonos el idioma de sus antepasados? LA VENTERA.—Sólo hablamos español, o más bien andaluz. ...

En la línea 2338
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Los moros de Berbería parecen cuidarse muy poco de las hazañas de sus antepasados: sólo piensan en las cosas del día presente, y únicamente hasta donde esas cosas les conciernen de un modo personal. ...

En la línea 5698
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... ¡Ahuyentar con burlas el espíritu caballeresco de España! Cuando todas las probabilidades son de que la gran masa de la nación española habla, piensa y vive exactamente como sus antepasados hace seis siglos. ...

En la línea 7213
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Cuando estuve allí, me alojé en casa de un moro que se llamaba Zegrí, y no hacía más que hablar de Granada y de las cosas que sus antepasados habían hecho allí. ...

En la línea 79
del libro La llamada de la selva
del afamado autor Jack London
... Y no sólo aprendía por la experiencia, sino que en él revivían instintos hacía tiempo desaparecidos. Se despojó de la domesticidad de generaciones. Vagos recuerdos ancestrales de los orígenes de la raza, de la época en que las manadas de perros salvajes deambulaban por los bosques primitivos y devoraban sus presas según les daban caza. No le costó aprender a pelear causando un corte profundo con un súbito mordisco de lobo. Así lo habían hecho sus olvidados antepasados. Fueron ellos los que aceleraron en su interior el despertar de hábitos ancestrales, y los viejos ardides que habían impreso en la herencia genética de la raza se convirtieron en los suyos. Los incorporó sin esfuerzo ni asombro, como si hubieran sido suyos desde siempre. Y cuando en las noches frías y serenas apuntaba con el hocico a una estrella y aullaba como un lobo, eran sus antepasados, muertos y convertidos en polvo, los que lo hacían desde los siglos pasados y a través de él. Y las cadencias con que Buck manifestaba su sufrimiento eran las suyas, como suyo era el significado que para ellos tenían la quietud, el frío y la oscuridad de la noche. Como demostración de que la vida es un juego de marionetas, el canto ancestral lo invadió por entero y Buck recobró su ser original; y todo porque en el norte los hombres habían encontrado un metal amarillo, y porque Manuel era un ayudante de jardinero cuyo salario no cubría las necesidades de su mujer ni las de los varios y pequeños duplicados de sí mismo. ...

En la línea 79
del libro La llamada de la selva
del afamado autor Jack London
... Y no sólo aprendía por la experiencia, sino que en él revivían instintos hacía tiempo desaparecidos. Se despojó de la domesticidad de generaciones. Vagos recuerdos ancestrales de los orígenes de la raza, de la época en que las manadas de perros salvajes deambulaban por los bosques primitivos y devoraban sus presas según les daban caza. No le costó aprender a pelear causando un corte profundo con un súbito mordisco de lobo. Así lo habían hecho sus olvidados antepasados. Fueron ellos los que aceleraron en su interior el despertar de hábitos ancestrales, y los viejos ardides que habían impreso en la herencia genética de la raza se convirtieron en los suyos. Los incorporó sin esfuerzo ni asombro, como si hubieran sido suyos desde siempre. Y cuando en las noches frías y serenas apuntaba con el hocico a una estrella y aullaba como un lobo, eran sus antepasados, muertos y convertidos en polvo, los que lo hacían desde los siglos pasados y a través de él. Y las cadencias con que Buck manifestaba su sufrimiento eran las suyas, como suyo era el significado que para ellos tenían la quietud, el frío y la oscuridad de la noche. Como demostración de que la vida es un juego de marionetas, el canto ancestral lo invadió por entero y Buck recobró su ser original; y todo porque en el norte los hombres habían encontrado un metal amarillo, y porque Manuel era un ayudante de jardinero cuyo salario no cubría las necesidades de su mujer ni las de los varios y pequeños duplicados de sí mismo. ...

En la línea 110
del libro La llamada de la selva
del afamado autor Jack London
... Con la aurora boreal vibrando fríamente en el cielo o con las estrellas brincando su gélida danza y la tierra aterida bajo el manto nevado, aquel canto de los huskies parecía ser un desafío a la vida, pero en ese tono menor, entre larguísimos aullidos quejumbrosos, era más bien una súplica, una queja manifiesta por el duro trabajo de existir. Era una canción antigua, tan antigua como la raza misma, una de las primeras canciones de un mundo más joven, de un tiempo en que todas las canciones eran tristes. El sufrimiento de innumerables generaciones impregnaba aquel lamento que tan extrañamente conmovía a Buck. Cuando aullaba y gruñía, lo hacía con el dolor de vivir de sus remotos antepasados salvajes, y con el mismo miedo y misterio del frío y la oscuridad que fueron antaño su miedo y su misterio. Y esa conmoción de su ser marcaba el final del proceso que lo había hecho retroceder a través de épocas enteras de calor y cobijo hasta los crudos orígenes de la vida en la era del aullido. ...

En la línea 138
del libro La llamada de la selva
del afamado autor Jack London
... Perrault intervino para ayudar. Los dos hombres estuvieron casi una hora corriendo tras él. Le lanzaban sus garrotes, él los esquivaba. Lo maldecían a él, a todos sus antepasados y a todos sus posibles descendientes hasta la más lejana de las generaciones futuras, incluyendo además cada pelo de su cuerpo y cada gota de la sangre de sus venas; y él respondía con gruñidos y se mantenía fuera de su alcance. No intentaba huir, sino que se replegaba sin alejarse del campamento, dando a entender claramente que cuando su deseo fuera complacido él se acercaría y se portaría bien. ...

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