La palabra Abrirle ha sido usada en la literatura castellana en las siguientes obras.
La Regenta de Leopoldo Alas «Clarín»
Fortunata y Jacinta de Benito Pérez Galdós
El príncipe y el mendigo de Mark Twain
Niebla de Miguel De Unamuno
Por tanto puede ser considerada correcta en Español.
Puedes ver el contexto de su uso en libros en los que aparece abrirle.
Estadisticas de la palabra abrirle
La palabra abrirle no es muy usada pues no es una de las 25000 palabras más comunes del castellano según la RAE
Errores Ortográficos típicos con la palabra Abrirle
Cómo se escribe abrirle o habrirle?
Cómo se escribe abrirle o abrrirrle?
Cómo se escribe abrirle o avrirle?
Más información sobre la palabra Abrirle en internet
Abrirle en la RAE.
Abrirle en Word Reference.
Abrirle en la wikipedia.
Sinonimos de Abrirle.

la Ortografía es divertida

El Español es una gran familia
Algunas Frases de libros en las que aparece abrirle
La palabra abrirle puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 7964
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Ana se sentía caer en un pozo, según ahondaba, ahondaba en los ojos de aquel hombre que tenía allí debajo; le parecía que toda la sangre se le subía a la cabeza, que las ideas se mezclaban y confundían, que las nociones morales se deslucían, que los resortes de la voluntad se aflojaban; y viendo como veía un peligro, y desde luego una imprudencia en hablar así con don Álvaro, en mirarle con deleite que no se ocultaba, en alabarle y abrirle el arca secreta de los deseos y los gustos, no se arrepentía de nada de esto, y se dejaba resbalar, gozándose en caer, como si aquel placer fuese una venganza de antiguas injusticias sociales, de bromas pesadas de la suerte, y sobre todo de la estupidez vetustense que condenaba toda vida que no fuese la monótona, sosa y necia de los insípidos vecinos de la Encimada y la Colonia. ...
En la línea 14874
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Se acercó a Mesía, consiguió entablar conversación particular con él; y como encontró a su amigo más atento que nunca, más cordial, más afectuoso, no tardó en abrirle el alma de par en par. ...
En la línea 15903
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Iban a abrirle, iba a salir ella, Ana, a su encuentro, se atrevería a sonreír como siempre, tal vez a ponerle la frente cerca de los labios para que la besara. ...
En la línea 3062
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... En cambio, D. Basilio Andrés de la Caña, que era vulgo, se sentaba siempre en el diván. Gustaba de ocupar posiciones superiores a las que merecía, y recostaba en el marco de los espejos su cabeza calva y lustrosa. Usaba gafas, y su nariz pequeña podría pasar por signo o emblema de agudeza. Entornaba los ojos cuando daba una respuesta difícil, como hombre que quiere reconcentrar bien las ideas. Su frente era espaciosísima y su fisonomía de esas que parecen revelar un entendimiento profundo y sintético. Tenía algún parecido con Cavour, de lo que provenían las bromas un tanto pesadas que le daban. Para juzgar su talento, acudiremos a un dicho de Melchor de Relimpio: «El mejor negocio que se podría hacer en estos tiempos, ¿a que no saben ustedes cuál es? Pues abrirle la cabeza a D. Basilio y sacarle toda la paja que hay dentro para venderla». ...
En la línea 3887
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Salió Papitos más pronta que la vista, y estuvo fuera como unos veinte minutos. Su ama la vio entrar en la casa y fue a abrirle la puerta… «¿Te has restregado bien las patas?». ...
En la línea 4589
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Maxi subió a su casa. Al abrirle la puerta, no se admiró Fortunata de lo descompuesto que venía, porque ya no eran nuevas aquellas inesperadas apariciones. «Supongo—dijo él con trémulo labio—, que no me lo negarás ahora… Puede que mi tía lo niegue… ¡es tan hipócrita… ! Pero tú no, tú eres mala y sincera. Cuando das el golpe mortal lo dices, ¿verdad? Y ahora ante los hechos palpables, evidentes, ¿qué tenéis que decir?». ...
En la línea 5154
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... El día de San Eugenio propuso doña Casta ir de merienda al Pardo; pero las de Rubín no querían ni oír hablar de nada que a diversión se pareciese. Bueno tenían ellas el espíritu para meriendas. Fueron las Samaniegas con doña Desdémona, Quevedo y otros amigos. Por la noche, doña Casta se empeñaba en que todas habían de comer bellota, de la provisión que trajo. Estaban de tertulia en casa de Rubín. Sólo faltaba Aurora, a quien Fortunata esperaba con ansia, y siempre que sentía pasos en la escalera, iba a la puerta para abrirle antes de que llamase. Por fin llegó la viuda de Fenelón, fatigadísima. Los encargos en aquel mes eran considerables; las bodas aristocráticas menudeaban, y la pobre Aurora no podía desenvolverse. Como que por cumplir y hacer las entregas a tiempo se había traído alguna labor para trabajar en su casa. Velaría hasta las doce o la una. Brindose la de Rubín a ayudarla, y con la venia de las dos señoras mayores se fueron a la casa próxima. Fortunata deseaba estar sola con su amiga para hablar largo y tendido sobre diferentes cosas. ...
En la línea 1308
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... El temible sir Hugo hizo dar vuelta a su caballo y, al apretar el paso, el muro viviente se dividió silenciosamente para abrirle paso, y tan silenciosamente se juntó de nuevo. Y así permaneció; ninguno llegó tan lejos como para aventurar una observación en favor del prisionero ni en alabanza, suya; mas no importaba: la ausencia de insultos era de por sí suficiente homenaje. Un recién llegado que no estaba al tanto de las circunstancias y que lanzó una burla al 'impostor', y estaba a punto de continuarla arrojándole un gato muerto, fue inmediatamente derribado y echado a puntapiés, sin palabra alguna, y luego el profundo silencio reinó de nuevo. ...
En la línea 1505
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... Tom Canty vivió hasta edad muy avanzada, un apuesto viejo, de pelo blanco, de grave y benévolo aspecto. Mientras vivió, se le rindieron honores; también fue reverenciado, porque su singular y sorprendente traje recordaba a las gentes que 'en su tiempo había sido rey'; y así, doquiera que se presentaba, la gente se apartaba para abrirle paso, susurrando unos a otros: 'Quitaos el sombrero; es el «Protegido del Rey»', y así saludaban, y obtenían a cambia una amable sonrisa, y la valoraban, también, porque la suya era una honorable historia. ...
En la línea 44
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... Al abrirle el criado la puerta le preguntó Augusto si en su ausencia había llegado alguien. ...
En la línea 648
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –Vino don Augusto a visitaros, salí yo misma a abrirle, quería irse, pero le dije que pasara, que no tardaríais en venir, ¡y aquí está! ...
En la línea 2104
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... Llegó a su casa, llamó, y Liduvina, que salió a abrirle, palideció al verle. ...
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