Cual es errónea Vivas o Vivaz?
La palabra correcta es Vivas. Sin Embargo Vivaz se trata de un error ortográfico.
El Error ortográfico detectado en el termino vivaz es que hay un Intercambio de las letras s;z con respecto la palabra correcta la palabra vivas
Más información sobre la palabra Vivas en internet
Vivas en la RAE.
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Vivas en la wikipedia.
Sinonimos de Vivas.
Errores Ortográficos típicos con la palabra Vivas
Cómo se escribe vivas o vivaz?
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Reglas relacionadas con los errores de s;z
Las Reglas Ortográficas de la S
Se escribe s al final de las palabras llanas.
Ejemplos: telas, andamos, penas
Excepciones: alférez, cáliz, lápiz
Se escriben con s los vocablos compuestos y derivados de otros que también se escriben con esta letra.
Ejemplos: pesar / pesado, sensible / insensibilidad
Se escribe con s las terminaciones -esa, -isa que signifiquen dignidades u oficios de mujeres.
Ejemplos: princesa, poetisa
Se escriben con s los adjetivos que terminan en -aso, -eso, -oso, -uso.
Ejemplos: escaso, travieso, perezoso, difuso
Se escribe con s las terminaciones -ísimo, -ísima.
Ejemplos: altísimo, grandísima
Se escribe con s la terminación -sión cuando corresponde a una palabra que lleva esa letra, o cuando otra palabra derivada lleva -sor, -sivo, -sible,-eso.
Ejemplos: compresor, compresión, expreso, expresivo, expresión.
Se escribe s en la terminación de algunos adjetivos gentilicios singulares.
Ejemplos: inglés, portugués, francés, danés, irlandés.
Se escriben s con las sílabas iniciales des-, dis-.
Ejemplos: desinterés, discriminación.
Se escribe s en las terminaciones -esto, -esta.
Ejemplos: detesto, orquesta.
Las Reglas Ortográficas de la Z
Se escribe z y no c delante de a, o y u.
Se escriben con z las terminaciones -azo, -aza.
Ejemplos: pedazo, terraza
Se escriben con z los sustantivos derivados que terminan en las voces: -anza, -eza, -ez.
Ejemplos: esperanza, grandeza, honradez
La X y la S
Te vas a reir con las pifia que hemos hemos encontrado cambiando las letras s;z
Algunas Frases de libros en las que aparece vivas
La palabra vivas puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 683
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Te quiero porque has padecío mucho pa ganarte la vida, ¡pobrecito mío!, porque te vi casi muerto en aquella noche, y entonces adiviné que te llevaba dentro del corazón. Además, mereces que te quiera por bueno y por honrao: porque viviendo como un perdío entre mujeres y matones, siempre de juerga, expuesto a perder la piel con cada onza que ganabas, pensaste en mí, y para no dar más pesares a tu nena quisiste ser pobre y trabajar. Y yo te premiaré too lo que has hecho, queriéndote mucho, ¡pero mucho! Seré tu mare, y tu jembra, y too lo que haya que ser pa que vivas contento y feliz. ...
En la línea 2764
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... ¡Cuánta melancolía por doquier; qué escasas las notas vivas, joviales! Aquí y allá se encuentra a veces algún labriego solitario trabajando la tierra; tierra sin límites, donde los olmos, las encinas y los fresnos son desconocidos; tierra sin verdor, sobre la que sólo el triste y desolado pino destaca su forma piramidal. ...
En la línea 4502
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Recogieron muchas limosnas, y cuando al cerrar la noche pasaban por aquí, camino de su convento, disputaron sobre cuál de los dos había recogido más, empeñado cada uno en que había cumplido con su obligación mejor que el otro; al cabo, de las palabras vivas pasaron a los insultos, y de los insultos a los golpes. ...
En la línea 6698
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Quisiera que por ser para usted fuesen _mayin hayim_; no lo dude, señor, quisiera que fuesen aguas vivas. ...
En la línea 7201
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... —¡Así rebose tu vida, oh Juana—dijo el mulato—, y también la de Johar! Digo que ojalá vivas muchos años, sin trabajos ni amarguras. ...
En la línea 1156
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Yo salí de mi tierra y dejé hijos y mujer por venir a servir a vuestra merced, creyendo valer más y no menos; pero, como la cudicia rompe el saco, a mí me ha rasgado mis esperanzas, pues cuando más vivas las tenía de alcanzar aquella negra y malhadada ínsula que tantas veces vuestra merced me ha prometido, veo que, en pago y trueco della, me quiere ahora dejar en un lugar tan apartado del trato humano. ...
En la línea 1870
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Estaba Cardenio entonces en su entero juicio, libre de aquel furioso accidente que tan a menudo le sacaba de sí mismo; y así, viendo a los dos en traje tan no usado de los que por aquellas soledades andaban, no dejó de admirarse algún tanto, y más cuando oyó que le habían hablado en su negocio como en cosa sabida -porque las razones que el cura le dijo así lo dieron a entender-; y así, respondió desta manera: -Bien veo yo, señores, quienquiera que seáis, que el cielo, que tiene cuidado de socorrer a los buenos, y aun a los malos muchas veces, sin yo merecerlo, me envía, en estos tan remotos y apartados lugares del trato común de las gentes, algunas personas que, poniéndome delante de los ojos con vivas y varias razones cuán sin ella ando en hacer la vida que hago, han procurado sacarme désta a mejor parte; pero, como no saben que sé yo que en saliendo deste daño he de caer en otro mayor, quizá me deben de tener por hombre de flacos discursos, y aun, lo que peor sería, por de ningún juicio. ...
En la línea 2951
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... -Pues el del fuerte, si mal no me acuerdo -dijo el caballero-, dice así: Soneto De entre esta tierra estéril, derribada, destos terrones por el suelo echados, las almas santas de tres mil soldados subieron vivas a mejor morada, siendo primero, en vano, ejercitada la fuerza de sus brazos esforzados, hasta que, al fin, de pocos y cansados, dieron la vida al filo de la espada. ...
En la línea 4944
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... -Y yo por tu esposa -respondió Quiteria-, ahora vivas largos años, ahora te lleven de mis brazos a la sepultura. ...
En la línea 118
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Llenan esas celdas de arañas y orugas, a las cuales parecen saber picar admirablemente con el aguijón, de modo que las paralizan sin matarlas, y allí permanecen medio muertas hasta que se abran los huevos maduros las larvas se alimentan con esa horrible masa de víctimas impotentes, pero vivas aún; ¡tremendo espectáculo que un naturalista entusiasta7 llama, sin embargo, divertido y curioso! Un día observé con mucho interés un combate terrible entre un Pepsis y una gruesa araña del género Lycosa. La avispa arrojóse de repente sobre su presa y voló enseguida. Evidentemente quedó herida la araña, pues al tratar de huir rodó a lo largo de una cuestecilla del terreno; sin embargo, aún le quedó fuerza suficiente para arrastrarse hasta unas matas de hierbas, donde se ocultó. Volvió bien pronto la avispa y pareció sorprenderse al no hallar inmediatamente a su víctima. Comenzó entonces una cacería, tan regular como pudiera serlo la de un perro que persigue a una zorra; voló acá y allá, haciendo vibrar todo el tiempo sus alas y sus antenas. Muy luego fue descubierta la araña; y la avispa, temiendo evidentemente las mandíbulas de su adversaria, maniobró con cuidado para acercarse a ella, y acabó 7 En un manuscrito del British Museum, obra de Mr. Abbot, que ha hecho sus observaciones en Georgia. Véase la Memoria de Mr. A. White en los Annals of Nat. Hist., tomo VII, pág. 472. El teniente Hutton ha descrito un Sphex que vive en las Indias y que tiene las mismas costumbres (Journal of the Asiatic Society, tomo 1, pág. ...
En la línea 444
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Como los restos de esos géneros se encuentran a los dos lados del estrecho de Behring7 y en las llanuras de Siberia, nos vemos obligados a considerar el lado noroeste de la América del Norte como el antiguo punto de comunicación entre el antiguo mundo y lo que se llama el nuevo mundo. Pues bien: como tantas especies vivas y extintas de esos mismos géneros han habitado y habitan aún en el antiguo mundo, parece muy probable que los elefantes, los mastodontes, el caballo y los rumiantes de cuernos huecos de la América septentrional hayan penetrado en este país pasando por tierras hoy hundidas junto al estrecho de Behring; y de allí, pasando por tierras también sumergidas después, por las cercanías de las Indias occidentales, esas especies penetrarían en la América del Sur, donde, luego de mezclarse durante algún tiempo con las formas que caracterizan a este continente meridional, han acabado por extinguirse. ...
En la línea 541
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Ehremberg hace constar que estas partículas conservan cierto grado de irritabilidad. Mis observaciones, hechas en su mayor parte con agua tomada directamente en el mar fosforescente, me han conducido a una conclusión distinta; y puedo añadir también que habiendo tenido ocasión de servirme de una red mientras que el mar fosforecía, la dejé en parte, y al usarla de nuevo a la noche siguiente noté que emitía tanta luz al sumergirla en el agua como en el momento en que la extraía el día anterior. No me parece probable, en este caso, que las partículas gelatinosas hayan podido permanecer tanto tiempo vivas. Recuerdo también haber conservado en el agua hasta su muerte un pez del género Dianoea; y este agua se tornó entonces luminosa. ...
En la línea 578
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... El parentesco, aunque distante, que existe entre el macranchenia y el guanaco, entre el toxodon y el capibara, el más inmediato entre los numerosos desdentados extinguidos, y los perezosos, hormigueros y armadillos actuales, que de tan marcada manera caracterizan la zoología de la América meridional, y el todavía más próximo que existe entre las especies fósiles y las vivas de Ctenomys y de Hudrochoerus, son hechos muy interesantes. La gran colección, procedente de las cavernas del Brasil que trajeron a Europa últimamente los señores Lund y Clausen prueba de un modo admirable este parentesco, tan notable como el que existe entre los marsupiales fósiles y los que viven en la Australia. Los 32 géneros de cuadrúpedos terrestres que ocupan hoy el país en que se encuentran las cavernas, excepto cuatro, están representados por especies extinguidas en la colección citada. Las especies extinguidas son, por otra parte, mucho más numerosas que las actuales; hay muchos ejemplares fósiles de hormigueros, tapires, pecaris, guanacos, didelfos, roedores, monos y otros animales. Este extraño parentesco, en el mismo continente, entre los muertos y los vivos, no dudo que ha de dar muy pronto mucha más luz que otra clase alguna de fenómenos al problema de aparición y desaparición de los seres organizados sobre los cambios de la tierra. ...
En la línea 50
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... ¡Si conocerá bien el pueblo! No pintaría mejor su prisión un artista encarcelado durante los años en que las impresiones son más vivas, ni un sedentario la estancia en que ha encerrado su persona y sus ideas en los años maduros. ...
En la línea 4330
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Duraba aquel viento sur blando, templado, perezoso; a veces ráfagas vivas movían como sonajas de panderetas las hojas, que empezaban a secarse y sonaban con timbre metálico. ...
En la línea 6408
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... ¡Así eran las mujeres! ¡así era singularmente aquella mujer! ¿Para qué amarlas? ¿Para qué perseguir el ideal del amor? O, mejor dicho, ¿para qué amar a las mujeres vivas, de carne y hueso? Mejor era soñar, seguir soñando. ...
En la línea 1140
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Izquierdo estaba como aturdido con esta rociada de palabras vivas y contundentes. Guillermina, en aquellas grandes crisis oratorias, tuteaba a todo el mundo… Después de empujar hacia la puerta a Jacinta y a Rafaela, volviose al desgraciado, que no acertaba a decir palabra, y echándose a reír con angélica bondad, le habló en estos términos: ...
En la línea 2104
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Doña Lupe corrió a ver a Maximiliano, que después de empezar a vestirse, había tenido que echarse otra vez en la cama. Provocado sin duda por las emociones de aquellos días, por el largo debate con su hermano Nicolás, y más aún quizás por los insufribles ronquidos de este, apareció el temido acceso. Desde media noche sintió Maxi un entorpecimiento particular dentro de la cabeza, acompañado del presagio del mal. La atonía siguió, con el deseo de sueño no satisfecho y luego una punzada detrás del ojo izquierdo, la cual se aliviaba con la compresión bajo la ceja. El paciente daba vueltas en la cama buscando posturas, sin encontrar la del alivio. Resolvíase luego la punzada en dolor gravitativo, extendiéndose como un cerco de hierro por todo el cráneo. El trastorno general no se hacía esperar, ansiedad, náuseas, ganas de moverse, a las que seguían inmediatamente ganas más vivas todavía de estarse quieto. Esto no podía ser, y por fin le entraba aquella desazón epiléptica, aquel maldito hormigueo por todo el cuerpo. Cuando trató de levantarse parecíale que la cabeza se le abría en dos o tres cascos, como se había abierto la hucha a los golpes de la mano del almirez. Sintió entrar a su tía. Doña Lupe conocía tan bien la enfermedad, que no tenía más que verle para comprender el periodo de ella en que estaba. ...
En la línea 2261
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Así fue en efecto. Pocas veces en su vida, ni aun en los mejores días de Jáuregui, se dio doña Lupe tanto pisto como en aquella entrevista, pues siendo el basilisco tan poco fuerte en artes sociales y hallándose tan cohibida por su situación y su mala fama, la otra se despachó a su gusto y se empingorotó hasta un extremo increíble. Trataba doña Lupe a su presunta sobrina con urbanidad; pero guardando las distancias. Había de conocerse hasta en los menores detalles, que la visitada era una moza de cáscara amarga, con recomendables pretensiones de decencia, y la visitante una señora, y no una señora cualquiera, sino la señora de Jáuregui, el hombre más honrado y de más sanas costumbres que había existido en todo tiempo en Madrid o por lo menos en Puerta Cerrada. Y su condición de dama se probaba en que después de haber hecho todo lo posible, en la primera parte de la visita, por mostrar cierta severidad de principios, juzgó en la segunda que venía bien caerse un poco del lado de la indulgencia. El verdadero señorío jamás se complace en humillar a los inferiores. Doña Lupe se sintió con unas ganas tan vivas de protección con respecto a Fortunata, que no podría llevarse cuenta de los consejos que le dio y reglas de conducta que se sirvió trazarle. Es que se pirraba por proteger, dirigir, aconsejar y tener alguien sobre quien ejercer dominio… ...
En la línea 2297
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Entre tanto los dos curas estaban en la sala, fumando cigarrillos, las canalejas sobre sillas, groseramente espatarrados ambos en los dos sillones principales, y hablando sin cesar del mismo tema de las oposiciones de Sigüenza. La culpa de todo la tenía el deán, que era un trasto y quería la lectoral a todo trance para su sobrinito. ¡Valientes perros estaban tío y sobrino! Este había hecho discursos racionalistas, y cuando la Gloriosa dio vivas a Topete y a Prim en una reunión de demócratas. Doña Lupe entró al fin haciendo violentísimas contorsiones con los músculos de su cara para poder brindarles una sonrisa en el momento de decir que ya podían pasar… que tendrían que dispensar muchas faltas, y que iban a hacer penitencia. ...
En la línea 1000
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Eran en ese momento las diez de la mañana. Los rayos del sol tocaban la superficie de las aguas en un ángulo bastante oblicuo, y al contacto de su luz descompuesta por la refracción, como a través de un prisma, flores, rocas, plantas, conchas y pólipos se teñían en sus bordes de los siete colores del espectro. El entrelazamiento de colores era una maravilla, una fiesta para los ojos, un verdadero calidoscopio de verde, de amarillo, de naranja, de violeta, de añil, azul-… . en fin, toda la paleta de un furioso colorista. ¡Cuánto sentía no poder comunicar a Conseil las vivas sensaciones que me embargaban y rivalizar con él en exclamaciones de admiración! No sabía, como el capitán Nemo y su compañero, cambiar mis pensamientos por signos convenidos. Por ello, me hablaba a mí mismo y gritaba en la esfera de cobre que rodeaba mi cabeza, gastando así en vanas palabras más aire de lo conveniente. ...
En la línea 1014
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Entre esos arbustos, tan grandes como los árboles de las zonas templadas, y bajo su húmeda sombra se amasaban verdaderos matorrales con flores vivas, setos de zoófitos sobre los que se abrían las meandrinas, rayadas como cebras por surcos tortuosos; amarillentas cariofíleas de tentáculos diáfanos; haces de zoantarios en forma de césped… Y, para completar la ilusión, los peces mosca volaban de rama en rama como un enjambre de colibríes, mientras que dactilóperos, monocentros y amarillos lepisacantos, de erizadas mandíbulas y escamas agudas, se levantaban a nuestro paso como una bandada de chochas. ...
En la línea 1152
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Yo me precipité a ellos, y bajo las concreciones de coral, revestidas de fungias, de sifoneas, de alcionarios y de cariofíleas, y a través de miriadas de peces hermosísimos, de girelas, de glifisidontos, de ponféridos, de diácopodos y de holocentros, reconocí algunos restos que las dragas no habían podido arrancar; tales como abrazaderas de hierro, áncoras, cañones, obuses, una pieza del cabrestante, una roda, objetos todos procedentes de los navíos naufragados y tapizados ahora de flores vivas. ...
En la línea 1607
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... La luz producía maravillosos efectos entre aquellos ramajes tan vivamente coloreados. Bajo la ondulación de las aguas parecían temblar aquellos tubos membranosos y cilíndricos, que me ofrecían la tentación de coger sus frescas corolas ornadas de delicados tentáculos, recién abiertas unas, apenas nacientes otras, que los peces rozaban al pasar como bandadas de pájaros. Pero bastaba que acercara la mano a aquellas flores vivas, como sensitivas, para que la alarma recorriera la colonia. Las corolas blancas se replegaban en sus estuches rojos, las flores se desvanecían ante mis ojos, y el «matorral» se transformaba en un bloque pétreo. ...
En la línea 1150
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — ¿Te parece que he dicho alguna tontería? — preguntó Biddy levantando las cejas —. Lo siento mucho, pues no quería decir ninguna. Tan sólo deseo que estés bien y vivas a gusto. ...
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