Cual es errónea Verme o Berme?
La palabra correcta es Verme. Sin Embargo Berme se trata de un error ortográfico.
El Error ortográfico detectado en el termino berme es que hay un Intercambio de las letras v;b con respecto la palabra correcta la palabra verme
Más información sobre la palabra Verme en internet
Verme en la RAE.
Verme en Word Reference.
Verme en la wikipedia.
Sinonimos de Verme.
Errores Ortográficos típicos con la palabra Verme
Cómo se escribe verme o verrme?
Cómo se escribe verme o berme?
Algunas Frases de libros en las que aparece verme
La palabra verme puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 685
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... --Y te quiero también--continuó María de la Luz con cierta gravedad--porque soy digna de ti: porque me creo buena y estoy segura de que al ser tu mujer no he de darte la menor pesadumbre. Tú no me conoces aún, Rafaé. Si un día creyese que podía causarte pena, que no me merecía un hombre como tú, te gorvería la espalda y me ajogaría de tristeza al verme sin ti: pero aunque te pusieras de rodillas fingiría haberme olvidado de tu cariño. Ya ves, pues, si te quiero... ...
En la línea 1448
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... --¡Que no me quiere!--gritó el aperador con acento desesperado.--¡Que ya no me hace caso! ¡Que hemos roto y no quié verme!... ...
En la línea 1459
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... --¿Tendrá otro novio?--dijo.--¿Se habrá enamorado de alguien? --No; eso no--se apresuró a responder Rafael, como si esta convicción le sirviese de consuelo.--Lo mismo pensé en el primer momento y me vi ya metío en la cárcel de Jerez y luego en presidio. Al que me quite a mi Mariquilla de la Lú, lo mato. Pero ¡ay! que no me la quita nadie: que es ella la que se va... He pasao los días vigilando de lejos la torre de Marchamalo. ¡Las copas que llevo bebías en el ventorro de la carretera y que se me golvían veneno al ver bajar o subir a alguien la cuesta de la viña!... He pasao las noches tendido entre las cepas, con la escopeta al lado, dispuesto a meterle un puñao de postas en el vientre al primero que se acercase a la reja... Pero no he visto más que a los mastines. La reja cerrá. Y entretanto, el cortijo de Matanzuela anda desgobernao, aunque mardita la falta que hago yo con esto de la huelga. Nunca estoy allí: el pobre _Zarandilla_ se lo carga too; si lo supiera el amo, me despedía. Sólo tengo ojos y oídos para celar a tu hermana y sé que no hay noviazgo, que no quiere a nadie. Casi estoy por decirte que aun me tiene algo de ley, ¡mira tú si soy tonto!... Pero la mardita huye de verme, y dice que no me quiere. ...
En la línea 1338
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -Mi mujer vino hace cuatro días, señor; una de sus condiciones era que vendría a verme dos veces por semana; porque, como tengo el honor de deciros, mi mujer me quiere mucho; mi mujer, pues vino y me confió que la reina, en aquel momento, tenía grandes temores. ...
En la línea 2101
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Y esa vez, nada tuvisteis que decirme: yo había arries-gado mi favor, mi vida, por veros un segundo, no toqué siquiera vues tra mano, y vos me perdonasteis al verme tan sometido y arrepentido. ...
En la línea 5699
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -¿Por qué?-Porque se me cree muerto, porque tengo r azones para desear que no se sepa que vivo, y porque voy a verme obligado a mataros, para que mi secreto no corra por ahí. ...
En la línea 7048
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Y l a prueba, recordad la fecha del día en que os había dicho que vinierais a verme, buscad en vuestra memoria lo que pasó aquella misma noche. ...
En la línea 614
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Si la maldita justicia recela de mí, o pone en mí sus ojos, para apoderarse de mí o robarme, que sus ojos no puedan verme, que su boca no pueda hablarme, que sus oídos no puedan oírme, que sus manos no puedan agarrarme, que sus pies no puedan seguirme; de suerte que, armado con las armas de San Jorge, cubierto con el manto de Abraham y embarcado en el arca de Noé, no puedan verme, ni oírme, ni verter la sangre de mi cuerpo. ...
En la línea 883
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... La travesía fué el reverso de la primera—completamente segura, pero tan lenta y fatigosa, que cien veces deseé verme de nuevo bajo la conducta de aquel marinerillo bárbaro, galopando sobre las olas hirvientes impelidas por el huracán. ...
En la línea 907
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Al verme en tal estado, hice lo que muchas personas hacen cuando se ven privadas de todo consuelo humano: volví mi corazón a Dios y comencé a comunicar con Él por la oración, con lo que mi alma se vió pronto confortada y tranquila. ...
En la línea 909
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Los dueños de la posada de este lugar me conocían bien, por haber pasado dos noches bajo su techo; y al verme aparecer de nuevo me dieron la bienvenida con mucha amabilidad. ...
En la línea 1985
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Deste señor son vasallos mis padres, humildes en linaje, pero tan ricos que si los bienes de su naturaleza igualaran a los de su fortuna, ni ellos tuvieran más que desear ni yo temiera verme en la desdicha en que me veo; porque quizá nace mi poca ventura de la que no tuvieron ellos en no haber nacido ilustres. ...
En la línea 2001
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Todo lo cual no sólo no me ablandaba, pero me endurecía de manera como si fuera mi mortal enemigo, y que todas las obras que para reducirme a su voluntad hacía, las hiciera para el efeto contrario; no porque a mí me pareciese mal la gentileza de don Fernando, ni que tuviese a demasía sus solicitudes; porque me daba un no sé qué de contento verme tan querida y estimada de un tan principal caballero, y no me pesaba ver en sus papeles mis alabanzas: que en esto, por feas que seamos las mujeres, me parece a mí que siempre nos da gusto el oír que nos llaman hermosas. ...
En la línea 2032
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Díjele, al partir, a don Fernando que por el mesmo camino de aquélla podía verme otras noches, pues ya era suya, hasta que, cuando él quisiese, aquel hecho se publicase. ...
En la línea 2179
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... -Ésa no me quitarán a mí, ¡oh alta y valerosa señora! -dijo don Quijote-, cuantos yo pasare en serviros, por grandes y no vistos que sean; y así, de nuevo confirmo el don que os he prometido, y juro de ir con vos al cabo del mundo, hasta verme con el fiero enemigo vuestro, a quien pienso, con el ayuda de Dios y de mi brazo, tajar la cabeza soberbia con los filos desta... ...
En la línea 1005
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Un día vino a verme un naturalista alemán llamado Renous, y casi al mismo tiempo llegó un viejo notario español. conversación me divirtió mucho ...
En la línea 2328
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Antes que cerrase del todo la noche fui a pasearme a la sombra de los bananeros, subiendo por el torrente; pero no tardé en verme detenido, porque el torrente formaba una catarata en aquel punto de 200 ó 300 pies de altura; y más arriba había todavía otra. ...
En la línea 14714
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... ¿Qué va a decir al verme entrar así? Tendré que inventar una mentira. ...
En la línea 1849
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... —Luego envié otro telegrama quitando importancia al suceso; pero, sin duda, creyó el canónigo que mi segundo aviso era simplemente una treta para tranquilizarle, y se atuvo a mis primeras palabras. Total: que don Baltasar llegó anoche a Roma esta mañana vino a verme, y ahora está en la Embajada de España hablando con el señor Bustamante. ...
En la línea 1130
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... - No, no salgo -contestó Edwin enérgicamente-. El que desee verme que entre aquí. Me siento más fuerte bajo este techo. ...
En la línea 1522
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Es que se me pegaron tus ilusiones —replicó la suegra esforzándose en disculpar su error—. Dice Juan que es manía; yo lo llamo ilusión, y las ilusiones se pegan como las viruelas. Las ideas fijas son contagiosas. Por eso, mira tú, por eso tengo yo tanto miedo a los locos y me asusto tanto de verme a su lado. Es que cuando alguno está cerca de mí y se pone a hacer visajes, me pongo también yo a hacer lo mismo. Somos monos de imitación… Pues sí, convéncete, lo del parecido es ilusión, y las dos… lo diré muy bajito, las dos hemos hecho una soberbia plancha. ¿Y ahora, qué hacer? No se te pase por la cabeza traerle aquí. Baldomero no lo consiente, y tiene mucha razón. Yo… si he de decirte la verdad, le he tomado cariño. ¡Ay!, sus salvajadas me divierten. ¡Es tan mono! ¡Qué ojitos aquellos!, ¿pues y los plieguecitos de la nariz?… y aquella boca, aquellos labios, el piquito que hace con los labios, sobre todo. Ven acá y verás el nacimiento que le compré. ...
En la línea 2607
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... El sentimiento que le inspiraba aquella mujer en las Micaelas; la inexplicable mescolanza de terror y atracción prodújose en aquel instante en su alma con mayor fuerza. Mauricia le infundía miedo y al propio tiempo una simpatía irresistible y misteriosa, cual si le sugiriera la idea de cosas reprobables y al mismo tiempo gratas a su corazón. Miró a su amiga sin hablarle, y esta se le acercó sonriendo, como si quisiera decir: «Lo que menos esperabas tú era verme aquí ahora… ». ...
En la línea 3154
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Y el pérfido inglés se dejaba caer hacia aquellas mesas pretextando tener que hablar a su primo Pepe; pero con intención de aproximarse a Juan Pablo, ver lo que hacía y cruzar con él algunas palabras. El infeliz deudor hacía de tripas corazón, y poniéndole cara risueña, convidábale a tomar algo; mas el usurero le daba las gracias, y si tenía ocasión le soltaba indirectas tan suaves como esta: «Mire usted que no puedo más. Siempre me está usted diciendo que la semana que entra, y francamente… sentiré verme obligado a dar un paso que… ». ...
En la línea 3551
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Usted, compañera, no tiene ahora más remedio que aceptar el amparo de un hombre. Sólo falta que la suerte le depare un buen hombre. ¿Se echará usted a buscarlo por ahí entre sus relaciones, o saldrá a pescar un desconocido por las calles, teatros y paseos? A ver… Dígolo porque si quiere usted ahorrarse ese trabajo, figúrese que aburrida ha salido por esos mundos, que ha echado el anzuelo, que le han picado, que tira para arriba, y que ¡oh, sorpresa!, me ha pescado a mí. Aquí me tiene usted fuera del agua dando coletazos de gusto por verme tan bien pescado. Soy algo viejo, pero sin vanidad creo que sirvo para todo, y por fuera y por dentro valgo más que la mayoría de los muchachos. No tengo nada que hacer, vivo de mis rentas, soy solo en el mundo, me doy buena vida y puedo dársela a quien me acomoda. Conque a decidirse. Modestia a un lado, dígole a usted que dificilillo le sería, en su situación, encontrar un acomodo mejor. Bien lo comprenderá cuando le pasen las tristezas, que ojalá sea pronto. Ahora no tiene la cabeza despejada. Y no vacilo en decirlo—agregó alzando la voz, como si se incomodara—. Le ha caído a usted la lotería, y no así un premio cualquiera, sino el gordo de Navidad». ...
En la línea 1070
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –Pero si don Eloíno rechazó indignado tal proposición, figúrate lo que diría la patrona: «¿Yo? ¿Casarme yo, a mis años, y por tercera vez, con ese carcamal? ¡Qué asco!» Pero se informó del médico, le aseguraron que no le quedaban a don Eloíno sino muy pocos días de vida, y diciendo: «La verdad es que trece duros al mes me arreglan», acabó aceptándolo. Y entonces se le llamó al párroco, al bueno de don Matías, varón apostólico, como sabes, para que acabase de convencer al desahuciado. «Sí, sí, sí –dijo don Matías–; sí, ¡pobrecito!, ¡pobrecito!» Y le convenció. Llamó luego don Eloíno a Correíta y dicen que le dijo que quería reconciliarse con él –estaban reñidos–, y que fuese testigo de su boda. «Pero ¿se casa usted, don Eloíno?» «Sí, Correíta, sí, ¡me caso con la patrona!, ¡con doña Sinfo!; ¡yo, un Rodríguez de Alburquerque y Álvarez de Castro, figúrate! Yo porque me cuide los pocos días de vida que me queden… no sé si llegarán mis hermanos a tiempo de verme vivo… y ella por los trece duros de viudedad que le dejo.» ...
En la línea 1191
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –Usted comprende, señora –contestó Augusto–, que después de lo que me ha pasado en su casa las dos últimas veces que he ido, la una con Eugenia a solas y la otra cuando no quiso verme, no debía volver. Yo me atengo a lo hecho y lo dicho, pero no puedo volver por allí… ...
En la línea 1404
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –No, eso tardó, tardó algo. Fue cosa de la convivencia, de un cierto sentimiento de venganza, de despecho, de qué sé yo… Me prendé no ya de ella, sino de su hija, de la desdichada hija del amante de mi mujer; la cobré un amor de padre, un violento amor de padre, como el que hoy le tengo, pues la quiero tanto, tanto, sí, cuando no más, que a mis propios hijos. La cogía en mis brazos, la apretaba a mi pecho, la envolvía en besos, y lloraba, lloraba sobre ella. Y la pobre niña me decía: «¿Por qué lloras, papá?», pues le hacía que me llamase así y por tal me tuviera. Y su pobre madre al verme llorar así lloraba también y alguna vez mezclamos nuestras lágrimas sobre la rubia cabecita de la hija del amante de mi mujer, del ladrón de mi dicha. ...
En la línea 1957
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –¡Oh, si pudiesen verme por dentro, Víctor, te aseguro que no dirían tal cosa! ...
En la línea 1520
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... El capitán Nemo se paseaba de un extremo a otro de la plataforma, sin mirarme, tal vez sin verme. Su paso era seguro, pero menos regular que de costumbre. Se detenía de vez en cuando y, los brazos cruzados sobre el pecho, observaba el mar. ¿Qué podía buscar en ese inmenso espacio? El Nautilus se hallaba a varios centenares de millas de la costa más cercana. ...
En la línea 1594
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Al día siguiente, por la mañana, cuando subí al puente hallé allí al capitán Nemo. Nada más verme me dijo: ...
En la línea 1925
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... El 9 de febrero, el Nautilus se hallaba en la parte más ancha del mar Rojo, la comprendida entre Suakin, en la costa occidental, y Quonfodah, en la oriental, separadas por ciento noventa millas. Al mediodía, el capitán Nemo subió a la plataforma donde ya me hallaba yo. Me había prometido a mí mismo que no le dejaría descender sin antes haberle preguntado cuáles eran sus proyectos. Pero nada más verme se dirigió a mí y me ofreció amablemente un cigarro. ...
En la línea 2285
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Recorrí el salón y llegué cerca de la puerta que lo comunicaba con el camarote del capitán. Vi con sorpresa que la puerta estaba entreabierta. Retrocedí instintivamente. Si el capitán Nemo se hallaba en su camarote podía verme. Pero al no oír ningún ruido me acerqué. El camarote estaba vacío. Empujé la puerta y pasé al interior, que presentaba como siempre el mismo aspecto severo, cenobial. ...
En la línea 171
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — ¿Y dónde demonios has estado? - exclamó la señora Joe al verme y a guisa de salutación de Navidad, cuando yo y mi conciencia aparecimos en la puerta. ...
En la línea 463
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — Siempre que la señorita Havisham quiera verme - contestó el señor Pumblechook, perdiendo las esperanzas que hasta entonces tuviera. ...
En la línea 794
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Aquellos seres que se arrastraban solicitaron mi atención, y mientras los observaba a distancia, la señorita Havisham posó una mano sobre mi hombro. En la otra mano llevaba un bastón de puño semejante al de una muleta, en el que se apoyaba para andar, de manera que la buena señora parecía la bruja de aquel lugar. — Ahí - dijo señalando la larga mesa con el bastón - es donde me pondrán en cuanto haya muerto. Entonces vendrán todos a verme. ...
En la línea 1004
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... En cuanto salimos y me vi libre de los muchachos que se habían entusiasmado con la esperanza de verme torturado públicamente y que parecieron sufrir un gran desencanto al notar que mis amigos salían conmigo, volvimos a casa del señor Pumblechook. Allí, mi hermana se puso tan excitada a causa de las veinticinco guineas, que nada le pareció mejor que celebrar una comida en el Oso Azu1 con aquella ganga, y que el señor Pumblechook, en su carruaje, fuese a buscar a los Hubble y al señor Wopsle. ...
En la línea 1787
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Escucha ‑le dijo con vehemencia Raskolnikof‑. He venido a decirte que has ganado la apuesta y que, en efecto, nadie puede predecir lo que hará. En cuanto a entrar, no me es posible: estoy tan débil, que me parece que voy a caer de un momento a otro. Por lo tanto, adiós. Ven a verme mañana. ...
En la línea 1976
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Sin embargo ‑dijo Rasumikhine‑, esos cambios son muy naturales. Yo no tengo madre, pero sí un tío que viene todos los años a verme. Y siempre me encuentra transformado, incluso físicamente… Bueno, lo importante es que han ocurrido muchas cosas durante los tres años que han estado ustedes sin ver a Rodion. Yo lo conozco desde hace año y medio. Ha sido siempre un hombre taciturno, sombrío y soberbio. Últimamente (o tal vez esto empezó antes de lo que suponemos) se ha convertido en un ser receloso y neurasténico. No es amigo de revelar sus sentimientos: prefiere mortificar a sus semejantes a mostrarse amable y expansivo con ellos. A veces se limita a aparecer frío e insensible, pero hasta tal extremo, que resulta inhumano. Es como si poseyese dos caracteres distintos y los fuera alternando. En ciertos momentos se muestra profundamente taciturno. Da la impresión de estar siempre atareado, lo que, de ser verdad, explicaría que todo el mundo le moleste, pero es lo cierto que está horas y horas acostado y sin hacer nada. No le gustan las ironías, y no porque carezca de mordacidad, sino porque sin duda le parece que no puede perder el tiempo en semejantes frivolidades. Lo que interesa a los demás, a él le es indiferente. Tiene una elevada opinión de sí mismo, a mi entender no sin razón… ¿Qué más… ? ¡Ah, sí! Creo que la llegada de ustedes ejercerá sobre él una acción saludable. ...
En la línea 2516
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑¿Ya se va usted? ‑exclamó Porfirio Petrovitch con extrema amabilidad y tendiendo la mano al joven‑. Estoy encantado de haberle conocido. En cuanto a su petición, puede estar tranquilo. Haga usted el requerimiento por escrito tal como le he indicado. Sin embargo, sería preferible que viniera a verme a la comisaría un día de éstos… , mañana, por ejemplo. A las once estaré allí. Lo arreglaremos todo y hablaremos. Como usted fue uno de los últimos que visitó aquella casa ‑añadió en tono amistoso‑, tal vez pueda aclararnos algo. ...
En la línea 2844
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Sus palabras, Avdotia Romanovna ‑repuso Lujine, herido en su amor propio‑, son sumamente significativas. E incluso me atrevo a decir que me hieren, considerando la posición que tengo el honor de ocupar respecto a usted. Dejando a un lado lo ofensivo que resulta para mí verme colocado al nivel de un joven… lleno de soberbia, usted admite la posibilidad de una ruptura entre nosotros. Usted ha dicho que él o yo, y con esto me demuestra que soy muy poco para usted… Esto es inadmisible para mí, dado el género de nuestras relaciones y el compromiso que nos une. ...
En la línea 125
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Estaban todos paseando por el parque y no pude verla hasta después de cenar. Aquella vez el francés estaba ausente y el general se despachó a su gusto. Entre otras cosas juzgó oportuno hacerme observar de nuevo que no deseaba verme en la mesa de juego. Según él, se vería muy comprometido si yo sufría una pérdida importante. ...
En la línea 261
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —Usted decía que esta esclavitud le causaba delicia… Yo también así me lo figuraba. —¡Usted también se lo figuraba! —exclamé con una volubilidad extraña—. ¡Extraordinaria candidez la suya! Pues bien, lo confieso, ser su esclavo me produce placer. Hay un deleite en el último grado de la humillación y del rebajamiento —continué de un modo delirante—. Quien sabe, quizá se experimenta bajo el knut, cuando sus correas se abaten y desgarran la espalda… Pero yo deseo tal vez gozar otros placeres. Hace un momento, en la mesa, el general me ha sermoneado delante de usted porque me paga setecientos rublos al año, que quizá nunca logre cobrar. El marqués Des Grieux, con las cejas fruncidas, me contemplaba y al mismo tiempo fingía no verme. Y yo, por mi parte, es muy probable que arda en deseos de agarrar a ese marqués por la nariz, en presencia de usted. ...
En la línea 370
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Se mostró muy amable y dijo que le agradaba mi habitación. Al verme con el sombrero en la mano me preguntó si me disponía a salir de paseo tan temprano. Al oír que iba a ver a Mr. Astley para cierto asunto, en su rostro se reflejó honda preocupación. ...
En la línea 420
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —¡Oh, oh! —exclamó al verme—. Yo iba a su casa y usted a la mía. ¿Ha dejado ya a los suyos? ...
En la línea 1030
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Mañana o pasado emprenderemos el viaje; Miranda y yo vamos unos días a París antes de volver a León (rabiando estoy por verme ahí y contarle a padre la noticia: no se lo diga usted, que quiero sorprenderle yo), y la pobre Pilar y su hermano, a España, si es que se lo consiente el mal, y no tiene que pararse en algún pueblo del camino, y morirse allí quizá. Porque a mí no me engaña su mejoría; está señalada por la muerte. Lo que siento es tener que dejarla acaso quince o veinte días antes de… En fin, estoy tan alegre, que no quisiera pensar en eso. Aplique usted una misa por mi intención.» ...
En la línea 1169
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -Hablemos así, tranquilos… Pero, ¿por qué no quieres? Yo no te entiendo -dijo con renovada vehemencia-. ¿No era amor, no era amor lo que mostrabas en el camino y en Bayona? ¿No es amor venir aquí hoy… sola… por verme? ¡Oh! no puedes defenderte… Urdirás mil sofismas, idearás mil sutilezas, pero… ¡ello se ve! Mientes si lo niegas, ¿sabes? No creí que en tu inocencia cupiese el mentir. ...
En la línea 1184
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -Y no te salvará -repuso Artegui tomándole las manos-; no te salvará, porque adondequiera que vayas, aunque huyas de mí hasta ocultarte en el mismo centro de la tierra, aunque te escondas en la celda de un convento, me querrás, me adorarás, le ofenderás recordándome. No, tu sinceridad no te permite negarlo. ¡Ah! ¡Si se pudiese querer o no, a voluntad! pero harto te dice la conciencia que, hagas lo que hagas, yo estaré contigo siempre… siempre. Mira: por lo mismo que te horroriza… por lo mismo sucederá. Y te digo más: vendrá un día en que, como hoy, desearás verme, aunque sólo sea el espacio de un segundo… y atropellando por cuantos obstáculos se ofrezcan, y despreciando cuantas trabas te lo impidan, vendrás a mí… a mí. ...

El Español es una gran familia
Reglas relacionadas con los errores de v;b
Las Reglas Ortográficas de la V
Regla 1 de la V Se escriben con v el presente de indicativo, subjuntivo e imperativo del verbo ir, así como el pretérito perfecto simple y el pretérito imperfecto de subjuntivo de los verbos tener, estar, andar y sus derivados. Por ejemplo: estuviera o estuviese.
Regla 2 de la V Se escriben con v los adjetivos que terminan en -ava, -ave, -avo, -eva, -eve, -evo, -iva, -ivo.
Por ejemplo: octava, grave, bravo, nueva, leve, longevo, cautiva, primitivo.
Regla 3 de la V Detrás de d y de b también se escribe v. Por ejemplo: advertencia, subvención.
Regla 4 de la V Las palabras que empiezan por di- se escriben con v.
Por ejemplo: divertir, división.
Excepciones: dibujo y sus derivados.
Regla 5 de la V Detrás de n se escribe v. Por ejemplo: enviar, invento.
Las Reglas Ortográficas de la B
Regla 1 de la B
Detrás de m se escribe siempre b.
Por ejemplo:
sombrío
temblando
asombroso.
Regla 2 de la B
Se escriben con b las palabras que empiezan con las sílabas bu-, bur- y bus-.
Por ejemplo: bujía, burbuja, busqué.
Regla 3 de la B
Se escribe b a continuación de la sílaba al- de inicio de palabra.
Por ejemplo: albanés, albergar.
Excepciones: Álvaro, alvéolo.
Regla 4 de la B
Las palabras que terminan en -bundo o -bunda y -bilidad se escriben con b.
Por ejemplo: vagabundo, nauseabundo, amabilidad, sociabilidad.
Excepciones: movilidad y civilidad.
Regla 5 de la B
Se escriben con b las terminaciones del pretérito imperfecto de indicativo de los verbos de la primera conjugación y también el pretérito imperfecto de indicativo del verbo ir.
Ejemplos: desplazaban, iba, faltaba, estaba, llegaba, miraba, observaban, levantaba, etc.
Regla 6 de la B
Se escriben con b, en todos sus tiempos, los verbos deber, beber, caber, haber y saber.
Regla 7 de la B
Se escribe con b los verbos acabados en -buir y en -bir. Por ejemplo: contribuir, imbuir, subir, recibir, etc.
Excepciones: hervir, servir y vivir, y sus derivados.
Te vas a reir con las pifia que hemos hemos encontrado cambiando las letras v;b

la Ortografía es divertida
Palabras parecidas a verme
La palabra darte
La palabra vivas
La palabra juerga
La palabra matones
La palabra contigo
La palabra ordinariez
La palabra creo
Webs amigas:
Ciclos formativos en Toledo . Sucursales de Bancos . Becas de Ciclos Formativos en Comunidad Foral de Navarra . - Hotel en Cáceres Don Fernando