Cual es errónea Turno o Turrno?
La palabra correcta es Turno. Sin Embargo Turrno se trata de un error ortográfico.
La falta ortográfica detectada en la palabra turrno es que se ha eliminado o se ha añadido la letra r a la palabra turno
Más información sobre la palabra Turno en internet
Turno en la RAE.
Turno en Word Reference.
Turno en la wikipedia.
Sinonimos de Turno.

la Ortografía es divertida
Algunas Frases de libros en las que aparece turno
La palabra turno puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 713
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Allí nadie podía hablar mientras no le llegase el turno. ...
En la línea 731
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Pero, sin duda, el señor, no queriendo levantarse a tal hora, había dejado perder su turno, y a las cinco, cuando el agua era ya de otros, había alzado la compuerta sin permiso de nadie (primer delito), había robado el riego a los demás vecinos (segundo delito) e intentado regar sus campos, queriendo oponerse a viva fuerza a las órdenes del atandador, lo que constituía el tercero y último delito. ...
En la línea 1414
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y como el aseo es el lujo del pobre, se sentó en un banco de piedra, esperando que le llegara el turno para limpiarse de unas barbas de dos semanas, punzantes y duras como púas, que ennegrecían su cara. ...
En la línea 1735
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y cuando las pobres, hinchadas ya por esta inundación azucarada, se negaban a beber, las aficionadas comadres iban, por turno, echándose al gaznate los refrescos, pues también necesitaban que les pasase el disgusto. ...
En la línea 770
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -Vamos, vamos - dijo Porthos-, basta de cumplidos, y pensad que nosotros esperamos nuestro turno. ...
En la línea 1260
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Entonces fue cuando les llegó a Athos, Porthos y Aramis el turno de montar guardia con D'Artagnan cuando estaba de guardia. ...
En la línea 1744
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Entraron antes que yo varias personas, pero me llegó el turno, al fin, y me introdujeron en el despacho de Mendizábal. ...
En la línea 1474
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Cada mula puede llevar, en país llano, 416 libras (189 kilogramos); pero en país montañoso lleva 100 libras (45 kilogramos) menos. No se diría que un animal de aspecto tan delicado pudiese llevar una carga tan pesada! La mula me ha parecido siempre un animal muy sorprendente. híbrido que tiene más razón, más memoria, más alientos, más afecciones sociales, más potencia muscular, que vive más tiempo que sus padres; todo eso parece indicar que en este caso se ha sobrepuesto el arte a la naturaleza. los diez animales que llevamos, reservamos seis para monturas; los otro cuatro llevan los equipajes por turno ...
En la línea 2290
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... 18 de noviembre.- Salto a tierra muy temprano; me llevo un saco lleno de provisiones y dos mantas, una para mí y otra para mi criado. ata todo a los dos extremos de un palo largo que mis guías taitianos llevan por turno al hombro ...
En la línea 3150
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... El favorito actual era (¡oh escándalo del juego natural de las instituciones y del turno pacífico!) ni más ni menos, don Álvaro Mesía, el jefe del partido liberal dinástico. ...
En la línea 3156
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Así era el turno pacífico en Vetusta, a pesar de las apariencias de encarnizada discordia. ...
En la línea 3258
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Aquellas lugareñas linajudas esperaban con ansia la época de las ferias, cuando les tocaba el turno de ir a Vetusta. ...
En la línea 6958
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Al ver al Provisor, todos, menos el Rojo, le rodearon, descubriendo la cabeza, los que tenían gorra, y le besaron la mano por turno nada pacífico. ...
En la línea 266
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... El profesor Flimnap se proponía entrar ahora en las habitaciones particulares de uno de los altos señores del Consejo Ejecutivo, que momentáneamente era el presidente del supremo organismo. Cada uno de los cinco individuos del Consejo lo presidía durante un mes, cediendo su sillón al compañero a quien tocaba el turno. ...
En la línea 255
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Pero, hija, ¿qué te importa?… Bueno, te lo diré. No tiene nada de particular. Pues señor… vivía en aquella casa un tío de la tal, hermano de la huevera, buen tipo, el mayor perdido y el animal más grande que en mi vida he visto; un hombre que lo ha sido todo, presidiario y revolucionario de barricadas, torero de invierno y tratante en ganado. ¡Ah! ¡José Izquierdo!… te reirías si le vieras y le oyeras hablar. Este tal le sorbió los sesos a una pobre mujer, viuda de un platero y se casó con ella. Cada uno por su estilo, aquella pareja valía un imperio. Todo el santo día estaban riñendo, de pico se entiende… ¡Y qué tienda, hija, qué desorden, qué escenas! Primero se emborrachaba él solo, después los dos a turno. Pregúntale a Villalonga; él es quien cuenta esto a maravilla y remeda los jaleos que allí se armaban. Paréceme mentira que yo me divirtiera con tales escándalos. ¡Lo que es el hombre! Pero yo estaba ciego; tenía entonces la manía de lo popular. ...
En la línea 427
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... El abono que tomaron en el Real a un turno de palco principal fue idea de D. Baldomero quien no tenía malditas ganas de oír óperas, pero quería que Barbarita fuera a ellas para que le contase, al acostarse o después de acostados, todo lo que había visto en el Regio coliseo. Resultó que a Barbarita no la llamaba mucho el Real; mas aceptó con gozo para que fuera Jacinta. Esta, a su vez, no tenía verdaderamente muchas ganas de teatro; pero alegrose mucho de poder llevar al Real a sus hermanitas solteras, porque las pobrecillas, si no fuera así, no lo catarían nunca. Juan, que era muy aficionado a la música, estaba abonado a diario, con seis amigos, a un palco alto de proscenio. ...
En la línea 1568
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Oyéronse los pasos de Jacinta. Cuando apareció levantando la cortina, Villalonga dio una brusca retorcedura a su discurso: «No, hombre, no me has entendido; la sesión empezó por la tarde y se suspendió a las ocho. Durante la suspensión se trató de llegar a una inteligencia. Yo me acercaba a todos los grupos a oler aquel guisado… ¡jum!, malo, malo; el ministerio Palanca se iba cociendo, se iba cociendo… A todas esas… ¡figúrate si estarían ciegos aquellos hombres!… a todas estas, fuera de las Cortes se estaba preparando la máquina para echarles la zancadilla. Zalamero y yo salíamos y entrábamos a turno para llevar noticias a una casa de la calle de la Greda, donde estaban Serrano, Topete y otros. 'Mi general, no se entienden. Aquello es una balsa de aceite… hirviendo. Tumban a Castelar. En fin, se ha de ver ahora'. 'Vuelva usted allá. ¿Habrá votación?'.—'Creo que sí'. —'Tráiganos usted el resultado'». ...
En la línea 2550
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Por una reja de la sacristía que da al patio, asomó la cara del sacristán, y poco después la de D. León Pintado. Dos monjas que estaban de turno en la portería se asomaron también por otra ventana baja; pero lo mismo fue verlas Mauricia que empezar también a mandarles piedras. Nada, que tuvieron que retirarse. Asustadas las infelices, quisieron pedir auxilio. En aquel instante llamó alguien a la puerta del convento, y a poco entró una señora, de visita, que pasó al salón, y enterándose de lo que ocurría, asomose también a la ventana baja. Era Guillermina Pacheco, que se persignó al ver la tragedia que allí se había armado. ...
En la línea 1666
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Desde hacía algún tiempo, le gustaba cada vez más hablar con su hija mayor, Polenka, niña de diez años que, aunque incapaz de comprender muchas cosas, se daba perfecta cuenta de que su madre tenía gran necesidad de expansionarse. Por eso fijaba en ella sus grandes e inteligentes ojos y se esforzaba por aparentar que todo lo comprendía. En aquel momento, la niña se dedicaba a desnudar a su hermanito, que había estado malucho todo el día, para acostarlo. El niño estaba sentado en una silla, muy serio, esperando que le quitaran la camisa para lavarla durante la noche. Silencioso e inmóvil, había juntado y estirado sus piernecitas y, con los pies levantados, exhibiendo los talones, escuchaba lo que decían su madre y su hermana. Tenía los labios proyectados hacia fuera y los ojos muy abiertos. Su gesto de atención e inmovilidad era el propio de un niño bueno cuando se le está desnudando para acostarlo. Una niña menor que él, vestida con auténticos andrajos, esperaba su turno de pie junto al biombo. La puerta que daba a la escalera estaba abierta para dejar salir el humo de tabaco que llegaba de las habitaciones vecinas y que a cada momento provocaba en la pobre tísica largos y penosos accesos de tos. Catalina Ivanovna parecía haber adelgazado sólo en unos días, y las siniestras manchas rojas de sus mejillas parecían arder con un fuego más vivo. ...
En la línea 1744
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Pero él, con un esfuerzo sobrehumano, consiguió incorporarse y permanecer unos momentos apoyado sobre sus manos. Entonces observó a su hija con amarga expresión, fijos y muy abiertos los ojos. Parecía no reconocerla. Jamás la había visto vestida de aquel modo. Allí estaba Sonia, insignificante, desesperada, avergonzada bajo sus oropeles, esperando humildemente que le llegara el turno de decir adiós a su padre. De súbito, el rostro de Marmeladof expresó un dolor infinito. ...
En la línea 288
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... A fines de ese mismo cuarto año, le llegó su turno para la evasión. Sus camaradas lo ayudaron como suele hacerse en aquella triste mansión, y se evadió. Anduvo errante dos días en libertad por el campo, si es ser libre estar perseguido, volver la cabeza a cada instante y al menor ruido, tener miedo de todo, del sendero, de los árboles, del sueño. En la noche del segundo día fue apresado. No había comido ni dormido hacía treinta seis horas. El tribunal lo condenó por este delito a un recargo de tres años. Al sexto año le tocó también el turno para la evasión; por la noche la ronda le encontró oculto bajo la quilla de un buque en construcción; hizo resistencia a los guardias que lo cogieron: evasión y rebelión. Este hecho, previsto por el código especial, fue castigado con un recargo de cinco años, dos de ellos de doble cadena. Al décimo le llegó otra vez su turno, y lo aprovechó; pero no salió mejor librado. Tres años más por esta nueva tentativa. En fin, el año decimotercero, intentó de nuevo su evasión, y fue cogido a las cuatro horas. Tres años más por estas cuatro horas: total diecinueve años. En octubre de 1815 salió en libertad: había entrado al presidio en 1796 por haber roto un vidrio y haber tomado un pan. ...
En la línea 288
del libro Fantina Los miserables Libro 1
del afamado autor Victor Hugo
... A fines de ese mismo cuarto año, le llegó su turno para la evasión. Sus camaradas lo ayudaron como suele hacerse en aquella triste mansión, y se evadió. Anduvo errante dos días en libertad por el campo, si es ser libre estar perseguido, volver la cabeza a cada instante y al menor ruido, tener miedo de todo, del sendero, de los árboles, del sueño. En la noche del segundo día fue apresado. No había comido ni dormido hacía treinta seis horas. El tribunal lo condenó por este delito a un recargo de tres años. Al sexto año le tocó también el turno para la evasión; por la noche la ronda le encontró oculto bajo la quilla de un buque en construcción; hizo resistencia a los guardias que lo cogieron: evasión y rebelión. Este hecho, previsto por el código especial, fue castigado con un recargo de cinco años, dos de ellos de doble cadena. Al décimo le llegó otra vez su turno, y lo aprovechó; pero no salió mejor librado. Tres años más por esta nueva tentativa. En fin, el año decimotercero, intentó de nuevo su evasión, y fue cogido a las cuatro horas. Tres años más por estas cuatro horas: total diecinueve años. En octubre de 1815 salió en libertad: había entrado al presidio en 1796 por haber roto un vidrio y haber tomado un pan. ...

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Reglas relacionadas con los errores de r
Las Reglas Ortográficas de la R y la RR
Entre vocales, se escribe r cuando su sonido es suave, y rr, cuando es fuerte aunque sea una palabra derivada o compuesta que en su forma simple lleve r inicial. Por ejemplo: ligeras, horrores, antirreglamentario.
En castellano no es posible usar más de dos r
Mira que burrada ortográfica hemos encontrado con la letra r
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Cómo se escribe turno o turrno?
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