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La palabra ciguen
Cómo se escribe

Comó se escribe ciguen o siguen?

Cual es errónea Siguen o Ciguen?

La palabra correcta es Siguen. Sin Embargo Ciguen se trata de un error ortográfico.

El Error ortográfico detectado en el termino ciguen es que hay un Intercambio de las letras s;c con respecto la palabra correcta la palabra siguen

Algunas Frases de libros en las que aparece siguen

La palabra siguen puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 6143
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -En general, no se piden consejos -decía-más que para no seguirlos; o, si se siguen, es para tener a alguien a quien se puede repro char el haberlos dado. ...

En la línea 254
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... Esta Real disposicion, como digna de tenerse á la vista, y muy conducente á las reformas que conviene hacer, pues siguen los mismos ó mayores abusos, irá en copia al final, señalada con el número 2, por tener un tanto de ella casualmente entre mis papeles. ...

En la línea 488
del libro Memoria De Las Islas Filipinas.
del afamado autor Don Luis Prudencio Alvarez y Tejero
... ' Agréguese á esto que desde 1825 en adelante, y hasta hoy las cargas han ido en aumento, que desde 1835 las libranzas sobre Filipinas han sido cuantiosas y muy frecuentes; que han venido y siguen llegando grandes remesas de tabaco que alli se ha colectado y pagado; que hasta hoy no hay noticia que hayan bajado las rentas, y sí motivos para creer que han subido; pues sus cargas se aumentan, y todas se han satisfecho, y de todo este conjunto cualquiera deducirá que cotejados estos datos con el déficit que supone el autor del folleto, hay muy poca exactitud en sus razones y cálculos, porque estos son hechos ciertos, positivos, y actos consumados que no admiten duda, y por consiguiente ni réplica ni contestacion alguna. ...

En la línea 1166
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... ¡Cómo se reirían los _Busné_ si se encontraran en el camino a dos _Calés_ viajando con equipaje!» Durante mi estancia en Badajoz, tuve poco trato con los españoles; lo más del tiempo se lo consagré a los gitanos, raza ya conocida y tratada por mí en diversas partes del mundo, y con quienes me encontraba más a mis anchas que con los silenciosos y reservados hombres de España; medio siglo puede estar un extranjero entre españoles sin que le dirijan media docena de palabras, a no ser que partan de él los primeros pasos para intimar, y aun así, puede verse rechazado con un encogimiento de hombros y un _no entiendo_, porque entre los muchos prejuicios profundamente arraigados en este pueblo se cuenta la singular idea de que ningún extranjero es capaz de aprender su lengua, idea a que siguen aferrados aunque le oigan hablar en ella corrientemente; todo lo más que en tal caso conceden, es esto: _Habla cuatro palabras, y nada más_. ...

En la línea 1824
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Yo no soy de los que, vayan donde vayan, siguen la inveterada práctica de vilipendiar a las clases altas y de exaltar a su costa al populacho. ...

En la línea 664
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Y si aquí estuviésedes, señor, algún día, veríades resonar estas sierras y estos valles con los lamentos de los desengañados que la siguen. ...

En la línea 1779
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Mas los que se pudieron hallar enteros y que se pudiesen leer, después que a él allí le hallaron, no fueron más que estos que aquí se siguen: Árboles, yerbas y plantas que en aqueste sitio estáis, tan altos, verdes y tantas, si de mi mal no os holgáis, escuchad mis quejas santas. ...

En la línea 3554
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Pero lo que más me le quitó de las manos, y aun del pensamiento, de acabarle, fue un argumento que hice conmigo mesmo, sacado de las comedias que ahora se representa, diciendo: ''Si estas que ahora se usan, así las imaginadas como las de historia, todas o las más son conocidos disparates y cosas que no llevan pies ni cabeza, y, con todo eso, el vulgo las oye con gusto, y las tiene y las aprueba por buenas, estando tan lejos de serlo, y los autores que las componen y los actores que las representan dicen que así han de ser, porque así las quiere el vulgo, y no de otra manera; y que las que llevan traza y siguen la fábula como el arte pide, no sirven sino para cuatro discretos que las entienden, y todos los demás se quedan ayunos de entender su artificio, y que a ellos les está mejor ganar de comer con los muchos, que no opinión con los pocos, deste modo vendrá a ser un libro, al cabo de haberme quemado las cejas por guardar los preceptos referidos, y vendré a ser el sastre del cantillo''. ...

En la línea 7711
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Cogióla Sancho a mano salva y presentósela a don Quijote, el cual estaba diciendo: -Malum signum! Malum signum! Liebre huye, galgos la siguen: ¡Dulcinea no parece! -Estraño es vuesa merced -dijo Sancho-. ...

En la línea 603
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Los campesinos de Chile me han asegurado que el cóndor no hace nido; en el mes de noviembre o diciembre deposita la hembra dos grandes huevos blancos en el borde de una roca. Se dice que los pollos no comienzan a volar hasta que han cumplido un año; mucho tiempo después siguen posándose por la noche cerca de sus padres y acompañándoles de día en la caza. Los pájaros viejos van generalmente por parejas; pero en medio de las rocas basálticas del Santa Cruz he encontrado un sitio que debían frecuentar gran número de cóndores. Fue para mí un magnífico espectáculo llegar de repente al borde de un precipicio y ver veinte o treinta pájaros de estos alejarse pesadamente y lanzarse después al aire describiendo majestuosos círculos. La cantidad de estiércol que encontré en esta roca permite asegurar que frecuentaban desde hace mucho tiempo este cantil. Después de atracarse de carne podrida en las llanuras gustan del retiro en estas alturas para digerir en reposo. De estos hechos podemos deducir que el cóndor, como el gallinazo, vive hasta cierto punto en bandos más o menos numerosos. En esta parte del país comen casi exclusivamente los cadáveres de los guanacos muertos naturalmente, o lo que es más frecuente, de los muertos por el puma. Por lo que he visto en Patagonia, no creo que los cóndores se alejen mucho de día del punto en que tienen costumbre de recogerse de noche. ...

En la línea 644
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Pero lo que constituye el hecho más notable en estos torrentes de piedra es su pequeña inclinación. En las vertientes de las colinas los he visto formar un ángulo de 100 con el horizonte; y en el fondo de los valles anchos y llanos, apenas se percibe plano de inclinación. Es muy difícil medir el ángulo que puede formar una superficie tan accidentada; pero para dar una idea de lo que es la pendiente, diré que no podría dificultar la marcha de una diligencia. En algunos sitios siguen estas capas de piedras el lecho de un valle hasta el mismo vértice de la colina. En estos vértices parecen haber sido detenidas en su marcha masas inmensas tan grandes a veces como casas; viéndose también fragmentos encorvados como arcos apilados uno sobre otros como las ruinas de alguna catedral antigua. En verdad incitan, a pasar de una comparación a otra, estas escenas de violencia, cuando tratan de describirlas; inducen a creer que han corrido de muchas partes de las montañas a las tierras bajas torrentes de lava blanca, luego que una terrible convulsión ha roto, después de solidificarlos, estos torrentes de lava en miríadas de fragmentos. La expresión, río de piedras, que a la imaginación se presenta a la vista de este espectáculo, da absolutamente la misma idea. El contraste de las colinas próximas, bajas y redondeadas, hace todavía más extraordinaria la escena. ...

En la línea 986
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... reciome bastante severo uno de los preceptos que se siguen en la mina, pero el propietario lo elogiaba mucho. único medio de robar oro es ocultar un pedazo de mineral y llevárselo cuando se presente ocasión; ahora bien, cuando el vigilante encuentra un pedazo de mineral oculto, se calculaba su valor y se reparte íntegro entre todos los obreros de la mina ...

En la línea 1183
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... mos también tú, par de cisnes de cuello negro y varias de esas nutrias Pequeñas cuya piel se estima tanto. regreso nos divertimos mucho viendo cientos de focas jóvenes y viejas precipitandose impetuosamente en el mar a medida que pasa cerca de ellas nuestra canoa. están mucho tiempo bajo el agua; casi al instante vuelven a la superficie y nos siguen con el cuello estirado, y con todos los signos de la más profunda sorpresa. ...

En la línea 14340
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Por aquí de fijo no pasa nadie; porque, sobre que poca gente atraviesa el bosque para ir a la iglesia, los que van siguen la trocha casa del leñador; es muy fresca y tiene asientos muy cómodos. ...

En la línea 1316
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... - El gobierno actual es más fuerte que nunca. ¿Quién puede derribarlo? No será ciertamente Ra-Ra y los dementes que le siguen. Las mujeres que nos dirigen en el presente momento son enemigos nuestros, pero hay que reconocer que nunca gobierno alguno se consideró tan sólido. Hasta parece, según dice mi ilustre amigo Gurdilo, que proyectan celebrar una gran Exposición, como la de hace años, de la que es un recuerdo la Galería que habitó usted. Tal vez con motivo de esta solemnidad universal consigamos su indulto, y usted podrá presenciar todas nuestras fiestas. ...

En la línea 1438
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... - Va usted a comer mejor que en los últimos días -dijo con el tono maternal que emplea toda mujer cuando se ocupa de la alimentación del hombre que adora-. ¿Le siguen gustando a usted los bueyes asados?… ¿Cuántos quiere para hoy, dos o media docena? ...

En la línea 4699
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Un rato llevaban de interesante conferencia, cuando sonó la campanilla, y a poco entró Maxi en el gabinete, que era donde su tía y don Francisco estaban. Fortunata estaba planchando. En cuanto vio llegar a su marido, fue a ver qué se le ofrecía, pues algo desusado debía de ser. A tal hora, las diez de la mañana, no venía jamás a casa el pobre chico. Echándose un pañuelo por los hombros, porque el calor de la plancha la obligaba a estar al fresco, pasó al gabinete. Lo mismo ella que su tía se pasmaron de ver en el semblante del joven una alegría inusitada, Los ojos le brillaban, y hasta en la manera de saludar a D. Francisco advirtieron algo extraño, que las llenó de alarma. «Hola, D. Paco; yo bien, ¿y usted?… Y doña Silvia y Rufinita, ¿siguen tomando los baños del Manzanares?». Este lenguaje tan confianzudo, era lo más contrario al temperamento y a la timidez de Maxi. ...

En la línea 4741
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Doña Lupe mandó recado a Ballester, que fue a verle después de anochecido. No sabía vencer el farmacéutico su genio vivo y zumbón, ni mostrarse tan habilidoso como el caso exigía, y aunque Fortunata le tiraba de los faldones de la levita para que tomase un tono más contemporizador, el maldito no se podía contener: «Vaya con la que saca ahora… Pero, hombre de Dios, ¿a usted qué le importa que el alma venga de acá o venga de allá? ¿Qué se mete usted en el bolsillo con esto? ¿Cree que le van a dar algo por el descubrimiento? Anteayer me dio usted la gran jaqueca con aquello de la cosa en sí… Pues pongamos que sea la cosa en no. Yo digo que esto es música pura; la cosa en sí bemol. ¡Ah, qué tontita es la criatura y qué refistolera! Porque esto de meter las narices en la eternidad, es una cosa que a Dios le debe cargar mucho. A nadie le gusta que le estén atisbando de cerca y viendo lo que hace o deja de hacer. Por esto Dios, a todos los sobones y entrometidos que le siguen los pasos y le cuentan las arrugas, les castiga volviéndolos tontos. Conque, saque usted la consecuencia. Parece mentira que un hombre que podría ser el más feliz del mundo, casado con esta perla de Oriente y sobrino de esta tía, que es otra perla, se devane los sesos por cosas que no le importan. ¡Si nadie se lo ha de agradecer!… En fin, que si estas señoras me autorizan, yo le curo a usted con el extracto de fresno administrado en vírgulas, uso externo, por la mañana y por la tarde». ...

En la línea 651
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —¡Está bien! Todos me siguen hacia el oeste. Marcharé entonces siempre hacia el sur, donde no encontraré enemigos. Pero tendré cuidado porque el sargento Willis viene pisándome los talones. ...

En la línea 2397
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... —¿Sabes quiénes mandan los dos barcos que me siguen? ...

En la línea 2398
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... La caída de la noche no interrumpió mis observaciones, que efectué solitariamente por haber regresado Conseil a su camarote. El Nautilus, a marcha reducida, revoloteaba por encima de las confusas masas del suelo, ya rozándolas cas como si hubiera querido posarse en ellas, ya remontándose caprichosamente a la superficie. Cuando esto hacía podía yo ver algunas vivas constelaciones a través del cristal de la aguas, y más precisamente cinco o seis de esas estrellas zo diacales que siguen a la cola de Orión. ...

En la línea 3103
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... -Sin duda, pero los demás siguen creyendo en él. ...

En la línea 2657
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Es cierto que tengo aquí conocidos ‑dijo el visitante, sin responder a la pregunta principal que se le acababa de dirigir‑. Ya me he cruzado con algunos, pues llevo tres días paseando. Yo los he reconocido y ellos me han reconocido a mí, creo yo. Es natural que sea un hombre bien relacionado. Voy bien vestido y se me considera como hombre acomodado, pues, a pesar de la abolición de la servidumbre, nos quedan bosques y praderas fertilizados por nuestros ríos, que siguen proporcionándonos una renta. Pero no quiero reanudar mis antiguas relaciones; hace ya tiempo que estas amistades no me seducen. Ya hace tres días que voy vagando por aquí, y todavía no he visitado a nadie… Además, ¡esta ciudad… ! ¿Ha observado usted cómo está edificada? Es una población de funcionarios y seminaristas. Verdaderamente, hay muchas cosas en que yo no me fijaba hace ocho años, cuando no hacía otra cosa que holgazanear e ir por esos círculos, por esos clubes, como el Dussaud. No volveré a visitar ninguno ‑continuó, fingiendo no darse cuenta de la muda interrogación del joven‑. ¿Qué placer se puede experimentar en hacer fullerías? ...

En la línea 3211
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑No le ofrezco café ‑prosiguió el infatigable Porfirio- porque el lugar no me parece adecuado… El servicio le llena a uno de obligaciones… Pero podemos pasar cinco minutos en amistosa compañía y distraernos un poco… No se moleste, mi querido amigo, por mi continuo ir y venir. Excúseme. Temo enojarle, pero necesito a toda costa el ejercicio. Me paso el día sentado, y es un gran bien para mí poder pasear durante cinco minutos… Mis hemorroides, ¿sabe usted… ? Tengo el propósito de someterme a un tratamiento gimnástico. Se dice que consejeros de Estado e incluso consejeros privados no se avergüenzan de saltar a la comba. He aquí hasta dónde ha llegado la ciencia en nuestros días… En cuanto a las obligaciones de mi cargo, a los interrogatorios y todo ese formulismo del que usted me ha hablado hace un momento, le diré, mi querido Rodion Romanovitch, que a veces desconciertan más al magistrado que al declarante. Usted acaba de observarlo con tanta razón como agudeza. ‑Raskolnikof no había hecho ninguna observación de esta índole‑. Uno se confunde. ¿Cómo no se ha de confundir, con los procedimientos que se siguen y que son siempre los mismos? Se nos han prometido reformas, pero ya verá como no cambian más que los términos. ¡Je, je, je! En lo que concierne a nuestras costumbres jurídicas, estoy plenamente de acuerdo con sus sutiles observaciones… Ningún acusado, ni siquiera el mujik más obtuso, puede ignorar que, al empezar nuestro interrogatorio, trataremos de ahuyentar su desconfianza (según su feliz expresión), a fin de asestarle seguidamente un hachazo en pleno cráneo (para utilizar su ingeniosa metáfora). ¡Je, je, je… ! ¿De modo que usted creía que yo hablaba de mi casa pagada por el Estado para… ? Verdaderamente, es usted un hombre irónico… No, no; no volveré a este asunto… Pero sí, pues las ideas se asocian y unas palabras llevan a otras palabras. Usted ha mencionado el interrogatorio según las normas legales. Pero ¿qué importan estas normas, que en más de un caso resultan sencillamente absurdas? A veces, una simple charla amistosa da mejores resultados. Estas normas no desaparecerán nunca, se lo digo para su tranquilidad; pero ¿qué son las normas, le pregunto yo? El juez de instrucción jamás debe dejarse maniatar por ellas. La misión del magistrado que interroga a un declarante es, dentro de su género, un arte, o algo parecido. ¡Je, je, je! ...

En la línea 3215
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Tiene usted razón -continuó Porfirio Petrovitch alegremente y con una amabilidad que llenó a Raskolnikof de inquietud y desconfianza‑. Tiene usted motivo para burlarse tan ingeniosamente como lo ha hecho de nuestras costumbres jurídicas. Se pretende que tales procedimientos (no todos, naturalmente) tienen por base una profunda filosofía. Sin embargo, son perfectamente ridículos y generalmente estériles, sobre todo si se siguen al pie de la letra las normas establecidas… Hemos vuelto, pues, a la cuestión de las normas. Bien; supongamos que yo sospecho que cierto señor es el autor de un crimen cuya instrucción se me ha confiado… Usted ha estudiado Derecho, ¿verdad, Rodion Romanovitch? ...

En la línea 3902
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑¡Bueno, basta de lamentaciones! Hay que hablar de cosas más importantes. He venido a decirte que me siguen la pista de cerca. ...

En la línea 210
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... —La capacidad alemana de enriquecerse. Estoy aquí desde hace poco tiempo y, sin embargo, las observaciones que he tenido tiempo de hacer sublevan mi naturaleza tártara. ¡Vaya qué virtudes! Ayer recorrí unos diez kilómetros por las cercanías. Pues bien, es exactamente lo mismo que en los libros de moral, que en esos pequeños libros alemanes ilustrados; todas las casas tienen aquí su papá, su Vater, extraordinariamente virtuoso y honrado. De una honradez tal que uno no se atreve a dirigirse a ellos. Por la noche toda la familia lee obras instructivas. En torno de la casita se oye soplar el viento sobre los olmos y los castaños. El sol poniente dora el tejado donde se posa la cigüeña, espectáculo sumamente poético y conmovedor. Recuerdo que mi difunto padre nos leía por la noche, a mi madre y a mi, libros semejantes, también bajo los tilos de nuestro jardín… Puedo juzgar con conocimiento de causa. Pues bien, aquí cada familia se halla en la servidumbre, ciegamente sometida al Vater. Cuando el Vater ha reunido cierta suma, manifiesta la intención de transmitir a su hijo mayor su oficio o sus tierras. Con esa intención se le niega la dote a una hija que se condena al celibato. El hijo menor se ve obligado a buscar un empleo o a trabajar a destajo y sus ganancias van a engrosar el capital paterno. Sí, esto se practica aquí, estoy bien informado. Todo ello no tiene otro móvil que la honradez, una honradez llevada al último extremo, y el hijo menor se imagina que es por honradez por lo que se le explota. ¿No es esto un ideal, cuando la misma víctima se regocija de ser llevado al sacrificio? ¿Y después?, me preguntaréis. El hijo mayor no es más feliz. Tiene en alguna parte una Amalchen, la elegida de su corazón, pero no puede casarse con ella por hacerle falta una determinada suma de dinero. Ellos también esperan por no faltar a la virtud y van al sacrificio sonriendo. Las mejillas de Amalchen se ajan, la pobre muchacha se marchita. Finalmente, al cabo de veinte años, la fortuna se ha aumentado, los florines han sido honrada y virtuosamente adquiridos. Entonces el Vater bendice la unión de su hijo mayor de cuarenta años con Amalchen, joven muchacha de treinta y cinco años, con el pecho hundido y la nariz colorada… Con esta ocasión vierte lágrimas, predica la moral y exhala acaso el último suspiro. El hijo mayor se convierte a su vez en un virtuoso Vater y vuelta a empezar. Dentro de cincuenta o sesenta años el nieto del primer Vater realizará ya un gran capital y lo transmitirá a su hijo; éste al suyo y después de cinco o seis generaciones, aparece, en fin, el barón de Rothschild en persona, Hope y Compañía o sabe Dios quién… ¿No es ciertamente un espectáculo grandioso? He aquí el coronamiento de uno o dos siglos de trabajo, de perseverancia, de honradez, he aquí a dónde lleva la firmeza de carácter, la economía, la cigüeña sobre el tejado. ¿Qué más podéis pedir? Ya más alto que esto no hay nada, y esos ejemplos de virtud juzgan al mundo entero lanzando el anatema contra aquellos que no los siguen. Pues bien, prefiero más divertirme a la rusa o enriquecerme en la ruleta. No deseo ser Hope y Compañía… al cabo de cinco generaciones. ...

En la línea 361
del libro El jugador
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... A veces, en el extranjero, los rusos son timoratos en exceso. Obsesionados por las conveniencias, temen enormemente el qué dirán y la manera cómo serán mirados. En una palabra, se diría que llevan corsé, sobre todo los que pretenden darse importancia. Adoptan, desde un principio, una actitud determinada, que siguen servilmente en los hoteles, las excursiones, las reuniones… ...

En la línea 348
del libro La llamada de la selva
del afamado autor Jack London
... Pero no siempre está solo. Cuando llegan las largas noches de invierno y los lobos siguen a sus presas en los valles más bajos, se lo puede ver corriendo a la cabeza de la manada bajo la pálida luz de la luna o el leve resplandor de la aurora boreal, destacando con saltos de gigante sobre sus compañeros, con la garganta henchida cuando entona el canto salvaje del mundo primitivo, el canto de la manada. ...

Reglas relacionadas con los errores de s;c

Las Reglas Ortográficas de la S

Se escribe s al final de las palabras llanas.
Ejemplos: telas, andamos, penas
Excepciones: alférez, cáliz, lápiz

Se escriben con s los vocablos compuestos y derivados de otros que también se escriben con esta letra.
Ejemplos: pesar / pesado, sensible / insensibilidad

Se escribe con s las terminaciones -esa, -isa que signifiquen dignidades u oficios de mujeres.
Ejemplos: princesa, poetisa

Se escriben con s los adjetivos que terminan en -aso, -eso, -oso, -uso.
Ejemplos: escaso, travieso, perezoso, difuso

Se escribe con s las terminaciones -ísimo, -ísima.
Ejemplos: altísimo, grandísima

Se escribe con s la terminación -sión cuando corresponde a una palabra que lleva esa letra, o cuando otra palabra derivada lleva -sor, -sivo, -sible,-eso.
Ejemplos: compresor, compresión, expreso, expresivo, expresión.

Se escribe s en la terminación de algunos adjetivos gentilicios singulares.
Ejemplos: inglés, portugués, francés, danés, irlandés.

Se escriben s con las sílabas iniciales des-, dis-.
Ejemplos: desinterés, discriminación.

Se escribe s en las terminaciones -esto, -esta.
Ejemplos: detesto, orquesta.


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Errores Ortográficos típicos con la palabra Siguen

Cómo se escribe siguen o ciguen?
Cómo se escribe siguen o ziguen?
Cómo se escribe siguen o sijuen?

Más información sobre la palabra Siguen en internet

Siguen en la RAE.
Siguen en Word Reference.
Siguen en la wikipedia.
Sinonimos de Siguen.

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