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La palabra cienten
Cómo se escribe

Comó se escribe cienten o sienten?

Cual es errónea Sienten o Cienten?

La palabra correcta es Sienten. Sin Embargo Cienten se trata de un error ortográfico.

El Error ortográfico detectado en el termino cienten es que hay un Intercambio de las letras s;c con respecto la palabra correcta la palabra sienten

Más información sobre la palabra Sienten en internet

Sienten en la RAE.
Sienten en Word Reference.
Sienten en la wikipedia.
Sinonimos de Sienten.

Algunas Frases de libros en las que aparece sienten

La palabra sienten puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 790
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Avanzaba la misa. La señora viuda de Dupont enternecíase viendo la humildad, la gracia cristiana con que su Pablo cambiaba de sitio el misal o manejaba las vinajeras. ¡Un hombre que era el primer millonario de su país, dando a los pobres este ejemplo de humildad para los sacerdotes de Dios; sirviendo de acólito al padre Urizábal! Si todos los ricos hiciesen lo mismo, de otro modo pensarían los trabajadores, que sólo sienten odios y deseos de venganza. Y emocionada por la grandeza de su hijo, bajaba los ojos suspirando, próxima a llorar. ...

En la línea 912
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... ¡Cristo ha muerto!» --Sí; ha muerto hace tiempo--continuó el rebelde.--Todas las almas oyen este grito misterioso en sus momentos de desesperación. En vano suenan las campanas cada año anunciando que Cristo resucita... Resucita sólo para los que viven de su herencia. Los que sienten hambre de justicia y esperan miles de años la redención, saben que está bien muerto y que no volverá, como no vuelven las frías y veleidosas divinidades griegas. ...

En la línea 1904
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Exaltábase al desahogar su cólera con estas amenazas. Hablaba de hacerse bandolero, con el entusiasmo que desde la niñez sienten los jinetes rústicos por los aventureros de carretera. Para él, todo hombre ofendido sólo podía buscar su venganza haciéndose ladrón. ...

En la línea 2661
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... En España, los mismos mendigos no se sienten seres degradados, porque no besan ningún pie, e ignoran lo que es verse abofeteados o escupidos; en España, el duque y el marqués con dificultad pueden alimentar una opinión excesivamente presuntuosa de su propia importancia, porque no encuentran a nadie, quizás con la excepción de su criado francés, que los adule o los halague. ...

En la línea 5294
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Muchos bandidos italianos se engalanan con esplendidez, y hasta los ladrones gitanos sienten los encantos del vestir ricamente; sólo el gorro de Haram Pasha, jefe de la partida de gitanos caníbales que infestó a Hungría a fines del siglo pasado, llevaba adornos de oro y joyas evaluados en cuatro mil guilders. ...

En la línea 5313
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Con todo, en esta cárcel de Madrid, y puede decirse que en las prisiones españolas en general, pues he sido huésped de más de una, los oídos del visitante no se sienten nunca lastimados con las horrendas blasfemias y obscenidades que se oyen en las cárceles de otros países, especialmente en las de la civilizada Francia; ni ofendidos sus ojos e insultado personalmente, como lo sería de seguro en Bicêtre al querer mirar al patio desde las galerías, y eso que en la cárcel de Madrid se hallaban tipos de lo más perdido de España, rufianes que tenían a su cargo atrocidades y crueldades espeluznantes. ...

En la línea 5435
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Esto lo hice para significar que el trato quedaba roto y que sacudía el polvo de mis zapatos; arrojé sobre el Conde la mirada peculiar de los cocineros scirotas cuando se sienten insultados, y, dilatando mi boca por ambos lados hasta cerca de las orejas, descolgué la mochila y me fuí, cantando al marcharme la canción del antiguo Demos, quien, moribundo, pedía la comida y agua para lavarse las manos: Ὁ ἥλιος ἐβασίλευε, κι᾽ ὁ Δῆμος διατάζει. ...

En la línea 4350
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... De su embelesamiento le volvió Sancho Panza, diciéndole: -Señor, las tristezas no se hicieron para las bestias, sino para los hombres; pero si los hombres las sienten demasiado, se vuelven bestias: vuestra merced se reporte, y vuelva en sí, y coja las riendas a Rocinante, y avive y despierte, y muestre aquella gallardía que conviene que tengan los caballeros andantes. ...

En la línea 5528
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Y así, según las leyes del maldito duelo, yo puedo estar agraviado, mas no afrentado; porque los niños no sienten, ni las mujeres, ni pueden huir, ni tienen para qué esperar, y lo mesmo los constituidos en la sacra religión, porque estos tres géneros de gente carecen de armas ofensivas y defensivas; y así, aunque naturalmente estén obligados a defenderse, no lo están para ofender a nadie. ...

En la línea 3095
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... ras privaciones, que al principio no se sienten, producen pronto un gran vacío alrededor nuestro: la falta de una habitación independiente, donde poder descansar y recogerse; la sensación de prisa permanente; la privación de ciertas comodidades, la ausencia de la familia, la absoluta falta de música y de otros placeres que distraen la imaginación. hay para qué decir, al hablar de cosas tan insignificantes, que se está habituado ya a las molestias reales de la vida de marino y que no se teme ya nada a excepción de los accidentes propios de la navegación. estos sesenta últimos años se han hecho, en realidad, mucho más fáciles los viajes lejanos. tiempo de Cook, el que dejaba su casa para emprender tales expediciones se exponía a las más duras privaciones ...

En la línea 395
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Santa Cruz, en su perspicacia, lo comprendió, y trataba de librar a su esposa de la molestia de complacer a quien sin duda no lo merecía. Para esto ponía en funciones toda la maquinaria más brillante que sólida de su raciocinio, aprendido en el comercio de las liviandades humanas y en someras lecturas. «Hija de mi alma, hay que ponerse en la realidad. Hay dos mundos, el que se ve y el que no se ve. La sociedad no se gobierna con las ideas puras. Buenos andaríamos… No soy tan culpable como parece a primera vista; fíjate bien. Las diferencias de educación y de clase establecen siempre una gran diferencia de procederes en las relaciones humanas. Esto no lo dice el Decálogo; lo dice la realidad. La conducta social tiene sus leyes que en ninguna parte están escritas; pero que se sienten y no se pueden conculcar. Faltas cometí, ¿quién lo duda?, pero imagínate que hubiera seguido entre aquella gente, que hubiera cumplido mis compromisos con la Pitusa… No te quiero decir más. Veo que te ríes. Eso me prueba que hubiera sido un absurdo, una locura recorrer lo que, visto de allá, parecía el camino derecho. Visto de acá, ya es otro distinto. En cosas de moral, lo recto y lo torcido son según de donde se mire. No había, pues, más remedio que hacer lo que hice, y salvarme… Caiga el que caiga. El mundo es así. Debía yo salvarme, ¿sí o no? Pues debiendo salvarme, no había más remedio que lanzarme fuera del barco que se sumergía. En los naufragios siempre hay alguien que se ahoga… Y en el caso concreto del abandono, hay también mucho que hablar. Ciertas palabras no significan nada por sí. Hay que ver los hechos… Yo la busqué para socorrerla; ella no quiso parecer. Cada cual tiene su destino. El de ella era ese: no parecer cuando yo la buscaba». ...

En la línea 610
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Cuando salieron las dos damas, Santa Cruz pensó un ratito en su mujer, formulando un panegírico mental. ¡Qué ángel! Todavía no había acabado él de cometer una falta, y ya estaba ella perdonándosela. En los días precursores del catarro, hallábase mi hombre en una de aquellas etapas o mareas de su inconstante naturaleza, las cuales, alejándole de las aventuras, le aproximaban a su mujer. Las personas más hechas a la vida ilegal sienten en ocasiones vivo anhelo de ponerse bajo la ley por poco tiempo. La ley las tienta como puede tentar el capricho. Cuando Juan se hallaba en esta situación, llegaba hasta desear permanecer en ella; aún más, llegaba a creer que seguiría. Y la Delfina estaba contenta. «Otra vez ganado—pensaba—. ¡Si la buena durara!… ¡si yo pudiera ganarle de una vez para siempre y derrotar en toda la línea a las cantonales… !». ...

En la línea 904
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... «¡Comer de fonda!». Esta idea se le clavó en el cerebro. Un rato estuvo Ido del Sagrario ante el establecimiento de El Tartera, que así se llamaba, mirando los dos tiestos de bónibus llenos de polvo, las insignias de los bolos y la rayuela, la mano negra con el dedo tieso señalando la puerta, y no se decidía a obedecer la indicación de aquel dedo. ¡Le sentaba tan mal la carne… ! Desde que la comía le entraba aquel mal tan extraño y daba en la gracia estúpida de creer que Nicanora era la Venus de Médicis. Acordose, no obstante, de que el médico le recetaba siempre comer carne, y cuanto más cruda mejor. De lo más hondo de su naturaleza salía un bramido que le pedía ¡carne, carne, carne! Era una voz, un prurito irresistible, una imperiosa necesidad orgánica, como la que sienten los borrachos cuando están privados del fuego y de la picazón del alcohol. ...

En la línea 1496
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... «Pero si yo también le quiero proteger—afirmó Juan apreciando los sentimientos de su mujer y disculpando su exageración—. Ha sido una suerte para él haber caído en nuestras manos librándose de las de Izquierdo. Pero no disloquemos las ideas. Una cosa es protegerle y otra llevárnosle a casa. Aunque yo quisiera darte ese gusto, falta que mi padre lo consintiera. Tus buenos sentimientos te hacen delirar, ¿verdad, Benigna? Yo le he dicho que a las personas muy buenas, muy buenas, es menester atarlas algunas veces. Esta es un ángel, y los ángeles caen en la tontería de creer que el mundo es el cielo. El mundo no es el cielo, ¿verdad, Ramón?, y nuestras acciones no pueden ser basadas en el criterio angelical. Si todo lo que piensan y sienten los ángeles, como mi mujer, se llevara a la práctica, la vida sería imposible, absolutamente imposible. Nuestras ideas deben inspirarse en las ideas generales, que son el ambiente moral en que vivimos. Yo bien sé que se debe aspirar a la perfección; pero no dando de puntapiés a la armonía del mundo, ¡pues bueno estaría!… a la armonía del mundo, que es… para que lo sepas… un grandioso mecanismo de imperfecciones, admirablemente equilibradas y combinadas. Vamos a ver, te he convencido, ¿sí o no? ...


Te vas a reir con las pifia que hemos hemos encontrado cambiando las letras s;c

Reglas relacionadas con los errores de s;c

Las Reglas Ortográficas de la S

Se escribe s al final de las palabras llanas.
Ejemplos: telas, andamos, penas
Excepciones: alférez, cáliz, lápiz

Se escriben con s los vocablos compuestos y derivados de otros que también se escriben con esta letra.
Ejemplos: pesar / pesado, sensible / insensibilidad

Se escribe con s las terminaciones -esa, -isa que signifiquen dignidades u oficios de mujeres.
Ejemplos: princesa, poetisa

Se escriben con s los adjetivos que terminan en -aso, -eso, -oso, -uso.
Ejemplos: escaso, travieso, perezoso, difuso

Se escribe con s las terminaciones -ísimo, -ísima.
Ejemplos: altísimo, grandísima

Se escribe con s la terminación -sión cuando corresponde a una palabra que lleva esa letra, o cuando otra palabra derivada lleva -sor, -sivo, -sible,-eso.
Ejemplos: compresor, compresión, expreso, expresivo, expresión.

Se escribe s en la terminación de algunos adjetivos gentilicios singulares.
Ejemplos: inglés, portugués, francés, danés, irlandés.

Se escriben s con las sílabas iniciales des-, dis-.
Ejemplos: desinterés, discriminación.

Se escribe s en las terminaciones -esto, -esta.
Ejemplos: detesto, orquesta.


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