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La palabra salvadorr
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Comó se escribe salvadorr o salvador?

Cual es errónea Salvador o Salvadorr?

La palabra correcta es Salvador. Sin Embargo Salvadorr se trata de un error ortográfico.

La falta ortográfica detectada en la palabra salvadorr es que se ha eliminado o se ha añadido la letra r a la palabra salvador

Errores Ortográficos típicos con la palabra Salvador

Cómo se escribe salvador o salvadorr?
Cómo se escribe salvador o zalvador?
Cómo se escribe salvador o salbador?


la Ortografía es divertida

Reglas relacionadas con los errores de r

Las Reglas Ortográficas de la R y la RR

Entre vocales, se escribe r cuando su sonido es suave, y rr, cuando es fuerte aunque sea una palabra derivada o compuesta que en su forma simple lleve r inicial. Por ejemplo: ligeras, horrores, antirreglamentario.

En castellano no es posible usar más de dos r


Mira que burrada ortográfica hemos encontrado con la letra r


El Español es una gran familia

Algunas Frases de libros en las que aparece salvador

La palabra salvador puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 7295
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... El herido se dejó caer de rodillas y besó de nuevo los pies de su salvador; pero D'Artagnan, que no tenía ningún motivo para que darse tan cerca del enemigo, abrevió él mismo los testimonios de gratitud. ...

En la línea 9030
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... ¡Dios!, en vos, el único ser justo, bueno y com pasivo que he encontrado; en vos, mi salvador quizá; un minuto, ese cuchillo, un minuto, uno sólo, y os lo devuelvo por el postigo de la puerta; nada más que un minuto, señor Felton, ¡y habréis salvado mi honor!-¡Mataros! -exclamó Felton con terror, olvidando retirar sus ma nos de las manos de laprisionera-. ...

En la línea 9154
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Os suplico, os imploro de rodillas: dejadme morir, y mi último suspiro será una ben dición para mi salvador. ...

En la línea 9343
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Me arrastré hacia mi cama, para buscar allí la única defensa que me quedaba, mi cuchillo salvador; pero no pude llegar hasta la cabecera: caí de rodillas, con las manos aferradas a una de las columnas del pie; entonces comprendí que estaba perdida. ...

En la línea 6488
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Se tenía que confesar la Regenta, aunque pensando un instante nada más en ello, que la complacía encontrar a su salvador, tan airoso y bizarro; tan distinguido como decía Obdulia, que en esto tenía razón. ...

En la línea 7978
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Ello era, que sin saber por qué, Ana, nerviosa, vio aparecer a don Álvaro como un náufrago puede ver el buque salvador que viene a sacarle de un peñón aislado en el océano. ...

En la línea 1440
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... César iba a empezar de nuevo la guerra. Luis XII, que se había preparado a invadir el reino de Nápoles, enviaba otra vez al Valentino las tropas que le retiró. Esta segunda campana contra los vasallos rebeldes de la Iglesia también la secundaban las ciudades sometidas a ellos. Oprimidas y arruinadas, acogían al duque del Valentínado como un salvador. Los vecindarios de Pésaro y Rímini sublevábanse contra sus señores al ver las avanzadas del Ejército papal. ...

En la línea 1694
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Cada vez veía más segura su gran empresa de la unificación de Italia. Cierta parte de la Toscana, Perusa, Piombino y las islas de Elba eran ya suyas. Pisa le llamaba, admirándolo como un salvador. Siena no quería defenderse de él. Florencia estaba convencida de que fatalmente acabaría por pertenecer a este capitán invencible. ...

En la línea 642
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... La compasión de Tom por el preso y su admiración al valiente salvador de un niño que se ahogaba experimentaron tremendo golpe. ...

En la línea 962
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... Hendon, el salvador ...

En la línea 1035
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... El herrero midió con la mirada al membrudo soldado y se alejó refunfuñando y frotándose el brazo. La mujer soltó a regañadientes la muñeca del niño y la muchedumbre miró al desconocido con poca simpatía, pero prudentemente cerró la boca. El reyecito saltó al lado de su salvador, con las mejillas arreboladas y los ojos relucientes, y exclamó: ...

En la línea 1869
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Vamos, mamá ‑dijo Avdotia Romanovna‑. Hará lo que dice. Es el salvador de Rodia, y si el doctor ha prometido pasar aquí la noche, ¿qué más podemos pedir? ...

En la línea 2894
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... Dunia le parecía ya algo indispensable para su vida y no podía admitir la idea de renunciar a ella. Hacía ya mucho tiempo, años, que soñaba voluptuosamente con el matrimonio, pero se limitaba a reunir dinero y esperar. Su ideal, en el que pensaba con secreta delicia, era una muchacha pura y pobre (la pobreza era un requisito indispensable), bonita, instruida y noble, que conociera los contratiempos de una vida difícil, pues la práctica del sufrimiento la llevaría a renunciar a su voluntad ante él; y le miraría durante toda su vida como a un salvador, le veneraría, se sometería a él, le admiraría, vería en él el único hombre. ¡Qué deliciosas escenas concebía su imaginación en las horas de asueto sobre este anhelo aureolado de voluptuosidad! Y al fin vio que el sueño acariciado durante tantos años estaba a punto de realizarse. La belleza y la educación de Avdotia Romanovna le habían cautivado, y la difícil situación en que se hallaba había colmado sus ilusiones. Dunia incluso rebasaba el límite de lo que él había soñado. Veía en ella una muchacha altiva, noble, enérgica, incluso más culta que él (lo reconocía), y esta criatura iba a profesarle un reconocimiento de esclava, profundo, eterno, por su acto heroico; iba a rendirle una veneración apasionada, y él ejercería sobre ella un dominio absoluto y sin límites… Precisamente poco antes de pedir la mano de Dunia había decidido ampliar sus actividades, trasladándose a un campo de acción más vasto, y así poder ir introduciéndose poco a poco en un mundo superior, cosa que ambicionaba apasionadamente desde hacía largo tiempo. En una palabra, había decidido probar suerte en Petersburgo. Sabía que las mujeres pueden ser una ayuda para conseguir muchas cosas. El encanto de una esposa adorable, culta y virtuosa al mismo tiempo podía adornar su vida maravillosamente, atraerle simpatías, crearle una especie de aureola… Y todo esto se había venido abajo. Aquella ruptura, tan inesperada como espantosa, le había producido el efecto de un rayo. Le parecía algo absurdo, una broma monstruosa. Él no había tenido tiempo para decir lo que quería; sólo había podido alardear un poco. Primero no había tomado la cosa en serio, después se había dejado llevar de su indignación, y todo había terminado en una gran ruptura. Amaba ya a Dunia a su modo, la gobernaba y la dominaba en su imaginación, y, de improviso… No, era preciso poner remedio al mal, conseguir un arreglo al mismo día siguiente y, sobre todo, aniquilar a aquel jovenzuelo, a aquel granuja que había sido el causante del mal. Pensó también, involuntariamente y con una especie de excitación enfermiza, en Rasumikhine, pero la inquietud que éste le produjo fue pasajera. ...

En la línea 971
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Picaporte se había asido la cabeza con ambas manos. No parecía el mismo. No se atrevía a mirar al inspector de policía. ¡Phileas Fogg, ladrón, el salvador de Aouida, el hombre generoso y valiente! ¡Y, sin embargo, cuántas presunciones contra él! Picaporte trataba de rechazar las sospechas que invadían su entendimiento. No quería creer en la culpabilidad de su amo. ...

En la línea 987
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Verificadas las compras, mister Fogg y la joven entraron en el hotel, y comieron en la mesa redonda, donde estaba servida suntuosamente. Después, mistress Aouida, algo cansada, se fue a su cuarto, estrechando antes la mano de su imperturbable salvador. ...

En la línea 1422
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Esta circunstancia impresionó vivamente a la joven. Esta había cobrado afecto al hombre que, por frío que fuera, le daba diariamente muestras de la más absoluta adhesión. No comprendía, sin duda, toda la profundidad del sentimiento que le inspiraba su salvador, y aunque no daba a este sentimiento otro nombre que el de agradecimiento, había más que esto, sin sospecharlo ella misma. Por eso su corazón se oprimió cuando reconoció al grosero personaje a quien tarde o temprano quería mister Fogg pedir cuenta de su conducta. Evidentemente, era la casualidad sola la que había traído al coronel Proctor; pero, en fin, estaba allí, y era necesario impedir a toda costa que Phileas Fogg percibiese a su adversario. ...

En la línea 1850
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... En el momento de la prisión, Picaporte había querido arrojarse sobre el inspector, pero fue detenido por unos agentes de policía. Mistress Aouida, espantada por la brutalidad del suceso, no comprendía nada de lo que pasaba, pero Picaporte se lo explicó. Mister Fogg, ese honrado y valeroso gentleman, a quien debía la vida, estaba preso como ladrón. La joven protestó contra esta acusación, su corazón se indignó, las lágrimas corrieron por sus mejillas, cuando vio que nada podía hacer ni intentar para librar a su salvador. ...

Más información sobre la palabra Salvador en internet

Salvador en la RAE.
Salvador en Word Reference.
Salvador en la wikipedia.
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