Cual es errónea Saltaban o Zaltaban?
La palabra correcta es Saltaban. Sin Embargo Zaltaban se trata de un error ortográfico.
El Error ortográfico detectado en el termino zaltaban es que hay un Intercambio de las letras s;z con respecto la palabra correcta la palabra saltaban
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Sinonimos de Saltaban.
Errores Ortográficos típicos con la palabra Saltaban
Cómo se escribe saltaban o zaltaban?
Cómo se escribe saltaban o saltavan?
Algunas Frases de libros en las que aparece saltaban
La palabra saltaban puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 383
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Le despertaron los primeros rayos del sol, hiriendo sus ojos, y el alegre parloteo de los pájaros, que saltaban cerca de su cabeza, aprovechando para su almuerzo los restos de la destrucción nocturna. ...
En la línea 1861
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... En las eras amontonábase la paja formando colinas de oro que reflejaban la luz del sol; aventábase el trigo entre remolinos de polvo, y en los campos desmochados, a lo largo de los rastrojos, saltaban los gorriones buscando los granos perdidos. ...
En la línea 1897
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Cloqueaban las gallinas, cantaba el gallo, saltaban los conejos por las sinuosidades de un gran montón de leña tierna, y vigilados por los dos hijos pequeños de Teresa, flotaban los ánades en la vecina acequia y correteaban las manadas de polluelos por los rastrojos, piando incesantemente, moviendo sus cuerpecillos sonrosados, cubiertos apenas de fino plumón. ...
En la línea 2423
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Como ramillete de fuego saltaban las aves e intentaban volar ardiendo vivas. ...
En la línea 4663
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Luego, dando una gran voz, salieron al galope; sus caballos saltaban por los _barrancos_ como si estuvieran poseídos de los demonios. ...
En la línea 6177
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Apenas salió, cuando Sancho dijo al ganadero, que ya se le saltaban las lágrimas, y los ojos y el corazón se iban tras su bolsa: -Buen hombre, id tras aquella mujer y quitadle la bolsa, aunque no quiera, y volved aquí con ella. ...
En la línea 3676
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Ya tenía él en sus ojos, casi siempre apagados, las chispas que saltaban de los de Visita. ...
En la línea 3846
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Sobre las ramas del castaño saltaban gorriones y pinzones que no cerraban el pico y no acababan nunca de cantar formalmente, distraídos en cualquier cosa, inquietos, revoltosos y vanamente gárrulos. ...
En la línea 5474
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Por esto habían valido poco las amonestaciones de don Fermín para que Fortunato se abstuviese de adornar los balcones con jaulas pobres, pero alegres, en que saltaban y alborotaban aturdiendo al mundo, jilgueros y canarios, que en honor de la verdad, parecían locos. ...
En la línea 9460
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Si se entusiasmaba hablando de sus marchitos laureles, abría las arcas, abría los armarios, y seda, galones y plumas, abalorios y cintajos en mezcla de colores chillones saltaban a la alfombra, y en aquel mar de recuerdos de trapo perdía la cabeza Quintanar. ...
En la línea 386
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... - Usted sabe, gentleman, quien fue el primer Hombre-Montaña que visitó este país. Hasta creo que el tal gigante dejó escrito un relato de su viaje, y usted debe haberlo leído, indudablemente. Como ya le dije, otros gigantes vinieron detrás de él en diversas épocas; pero esto solo tiene una relación indirecta con los sucesos que quiero relatarle. Ya sabe usted también, aunque sea de un modo vago, como era la vida de mi país en aquella época remota. Nuestro pueblo estaba gobernado por los emperadores, que se creían el centro del mundo y de una materia divina distinta a la de los otros seres. La vida de la nación se concentraba en la persona del soberano. Los más altos personajes saltaban sobre la maroma y hacían otros ejercicios acrobáticos para divertir al monarca del Imperio, que entonces se llamaba Liliput. La gran ambición de todo liliputiense era conseguir algún hilo de color de los que regalaba el déspota para cruzárselo sobre el pecho a guisa de condecoración. En resumen: mi país vivía sometido a una autoridad paternal pero arbitraria, y los hombres llevaban una existencia monótona y somnolienta, al margen de todo progreso. De las mujeres de entonces no hablemos. Eran esclavas, con una servidumbre hipócrita disimulada por el cariño egoísta del esposo y la falsa dulzura del hogar. ...
En la línea 769
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... Dirigíanse las dos amigas, ya hacia la Montaña Verde, ya hacia el camino de las Señoras o hacia el manantial intermitente de Vesse. La Montaña Verde es el punto más elevado de las inmediaciones de Vichy. Está la montañuela cubierta de vegetación, pero de vegetación baja, a flor de tierra, de suerte que, vista de lejos, se les figuraba cabeza de gigante con cabellera corta y espesísima. Ya en la cúspide, subían al mirador y manejaban el gran anteojo, registrando el inmenso panorama que se extendía en torno. Las suaves laderas, tapizadas de viñas, bajaban hasta el Allier, que culebreaba a lo lejos como enorme sierpe azul. En lontananza, la cadena del Forez erguía sus mamelones donde la nieve refulgía cual una caperuza de plata; los gigantes de Auvernia, vaporosos y grises, parecían fantasmas de neblina; el castillo de Borbón Busset surgía de las brumas con sus torreones señoriales, avergonzando al pacifico palacio de Randán, con todo el desdén de un Borbón legítimo hacia la rama degenerada de los Orleáns. El camino de las Señoras era la excursión favorita de Lucía. Estrecha vereda, sombreada por espesos árboles, sigue dócil el curso del Sichón, deteniéndose cuando al río se le antoja formar un remanso y torciéndose en graciosas curvas como la tranquila corriente. A cada paso corta la monotonía de las hileras de chopos y negrillos algún accidente pintoresco: ya un lavadero, ya una casita que remoja los pies en el río, ya una presa, ya un molino, ya una charca de patos. El molino, en particular, parecía dispuesto por un pintor efectista para algún lienzo de naturaleza perfeccionada. Vetusto, comido de húmeda y verdegueante lepra, sustentado en postes de madera que iba pudriendo el agua, brillaba sobre el edificio la rueda, como el ojo disforme sobre la morena y rugosa frente de un cíclope. Eran destellos de la enorme pupila las gotas de refulgente argentería líquida que saltaban de rayo a rayo, a cada vuelta; y el quejido penoso que la pesada rueda exhalaba al girar, completaba el símil, remedando el hálito del monstruo. Un puente lanzado con osadía sobre el mismo arco de la catarata que formaba la presa dejaba ver, al través de su tablazón mal junta, el agua espumante y rugiente. En la presa bogaban con pachorra hasta media docena de patos, e infinitos gorriones revolaban en el alero irregular del tejado, mientras en el obscuro agujero de una de las desiguales ventanas florecía un tiesto de petunias. Quedábase Lucía muchos ratos mirando al molino, sentada en el ribazo opuesto, arrullada por el ronquido cadencioso de la rueda y por el blando chapaleteo del agua batida. Pilar prefería el manantial intermitente que le proporcionaba las emociones de que era tan ávido su endeble organismo. Llegábase al manantial por un ameno sendero; ya desde el puente se cogía bella perspectiva. El Allier es vasto y caudaloso, pero muy mermado a la sazón por los calores estivales; sólo en los puntos más anchos del cauce llevaba agua, y el resto descubría el álveo formado de arena en prolongadas zonas blancas. A lo más rápido de la corriente, obscuros peñascos se interponían, originando otros tantos remolinos; saltaba el agua, espumaba un punto colérica, y después seguía mansa y sesga como de costumbre. En lontananza se descubría extensa vega. Dilatadas praderías, donde pacían vacas y borregos, estaban limitadas al término del horizonte por una línea de chopos verde pálido, muy rectos y agudos, a la manera de los árboles contrahechos de las cajas de juguetes; los mimbrales, en cambio, eran rechonchos y panzones, como bolas de verdor sombrío rodantes por la pradera. Completaba la lejanía la cima de la Montaña Verde, recortándose sobre el cielo con cierta dureza de paisaje flamenco en sus contornos exactos y marcados, de un verde obscuro límpido. A la margen del río se veía bajar y subir el brazo derecho de las lavanderas, como miembro de marioneta movido por resortes, y se oía el plas acompasado de la paleta con que azotaban la ropa. Por el agrio talud de la ribera ascendían lentos carros cargados de arena y casquijo, y cruzaban después el puente, bañado en sudor el tiro, muy despacio, sonando a largos intervalos las campanillas. Pasaban las aldeanas auvernesas, vestidas de colores apagados, la esportilla de paja puesta sobre la blanca escofieta, conduciendo sus vacas, cuyos ubres henchidos de leche se columpiaban al andar, y que, posando una mirada triste en los transeúntes, solían pegar una huida de costado, un trote de diez segundos, tras de lo cual recobraban la resignación de su paso grave. En la esquina del puente, un pobre, decentemente vestido y con trazas de militar, pedía limosna con sólo una inflexión suplicante de la voz y un doliente fruncimiento de cejas. ...

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Reglas relacionadas con los errores de s;z
Las Reglas Ortográficas de la S
Se escribe s al final de las palabras llanas.
Ejemplos: telas, andamos, penas
Excepciones: alférez, cáliz, lápiz
Se escriben con s los vocablos compuestos y derivados de otros que también se escriben con esta letra.
Ejemplos: pesar / pesado, sensible / insensibilidad
Se escribe con s las terminaciones -esa, -isa que signifiquen dignidades u oficios de mujeres.
Ejemplos: princesa, poetisa
Se escriben con s los adjetivos que terminan en -aso, -eso, -oso, -uso.
Ejemplos: escaso, travieso, perezoso, difuso
Se escribe con s las terminaciones -ísimo, -ísima.
Ejemplos: altísimo, grandísima
Se escribe con s la terminación -sión cuando corresponde a una palabra que lleva esa letra, o cuando otra palabra derivada lleva -sor, -sivo, -sible,-eso.
Ejemplos: compresor, compresión, expreso, expresivo, expresión.
Se escribe s en la terminación de algunos adjetivos gentilicios singulares.
Ejemplos: inglés, portugués, francés, danés, irlandés.
Se escriben s con las sílabas iniciales des-, dis-.
Ejemplos: desinterés, discriminación.
Se escribe s en las terminaciones -esto, -esta.
Ejemplos: detesto, orquesta.
Las Reglas Ortográficas de la Z
Se escribe z y no c delante de a, o y u.
Se escriben con z las terminaciones -azo, -aza.
Ejemplos: pedazo, terraza
Se escriben con z los sustantivos derivados que terminan en las voces: -anza, -eza, -ez.
Ejemplos: esperanza, grandeza, honradez
La X y la S
Te vas a reir con las pifia que hemos hemos encontrado cambiando las letras s;z

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La palabra rugiendo
La palabra aplastando
La palabra cortando
La palabra torno
La palabra agudo
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