Cual es errónea Sables o Savles?
La palabra correcta es Sables. Sin Embargo Savles se trata de un error ortográfico.
El Error ortográfico detectado en el termino savles es que hay un Intercambio de las letras b;v con respecto la palabra correcta la palabra sables
Más información sobre la palabra Sables en internet
Sables en la RAE.
Sables en Word Reference.
Sables en la wikipedia.
Sinonimos de Sables.
Errores Ortográficos típicos con la palabra Sables
Cómo se escribe sables o zablez?
Cómo se escribe sables o savles?

El Español es una gran familia
Te vas a reir con las pifia que hemos hemos encontrado cambiando las letras b;v
Reglas relacionadas con los errores de b;v
Las Reglas Ortográficas de la B
Regla 1 de la B
Detrás de m se escribe siempre b.
Por ejemplo:
sombrío
temblando
asombroso.
Regla 2 de la B
Se escriben con b las palabras que empiezan con las sílabas bu-, bur- y bus-.
Por ejemplo: bujía, burbuja, busqué.
Regla 3 de la B
Se escribe b a continuación de la sílaba al- de inicio de palabra.
Por ejemplo: albanés, albergar.
Excepciones: Álvaro, alvéolo.
Regla 4 de la B
Las palabras que terminan en -bundo o -bunda y -bilidad se escriben con b.
Por ejemplo: vagabundo, nauseabundo, amabilidad, sociabilidad.
Excepciones: movilidad y civilidad.
Regla 5 de la B
Se escriben con b las terminaciones del pretérito imperfecto de indicativo de los verbos de la primera conjugación y también el pretérito imperfecto de indicativo del verbo ir.
Ejemplos: desplazaban, iba, faltaba, estaba, llegaba, miraba, observaban, levantaba, etc.
Regla 6 de la B
Se escriben con b, en todos sus tiempos, los verbos deber, beber, caber, haber y saber.
Regla 7 de la B
Se escribe con b los verbos acabados en -buir y en -bir. Por ejemplo: contribuir, imbuir, subir, recibir, etc.
Excepciones: hervir, servir y vivir, y sus derivados.
Las Reglas Ortográficas de la V
Regla 1 de la V Se escriben con v el presente de indicativo, subjuntivo e imperativo del verbo ir, así como el pretérito perfecto simple y el pretérito imperfecto de subjuntivo de los verbos tener, estar, andar y sus derivados. Por ejemplo: estuviera o estuviese.
Regla 2 de la V Se escriben con v los adjetivos que terminan en -ava, -ave, -avo, -eva, -eve, -evo, -iva, -ivo.
Por ejemplo: octava, grave, bravo, nueva, leve, longevo, cautiva, primitivo.
Regla 3 de la V Detrás de d y de b también se escribe v. Por ejemplo: advertencia, subvención.
Regla 4 de la V Las palabras que empiezan por di- se escriben con v.
Por ejemplo: divertir, división.
Excepciones: dibujo y sus derivados.
Regla 5 de la V Detrás de n se escribe v. Por ejemplo: enviar, invento.
Algunas Frases de libros en las que aparece sables
La palabra sables puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 515
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Muchos hombres han sido muertos de este modo; pues si el lazo se arrolla una sola vez al cuerpo del jinete, casi enseguida queda partido en dos, a causa de la tensión producida por ambos animales. Las carreras de caballos en este país se fundan en el mismo principio: la pista sólo tiene 200 ó 300 metros de longitud, pues ante todo se desea proporcionarse caballos, cuya carrera sea muy rápida. Se enseña a los caballos corredores, no sólo a tocar una línea con los cascos, sino a lanzarse con las cuatro patas a un tiempo de modo que el primer salto ponga en juego todos los músculos. En Chile me contaron una anécdota que tengo por cierta, y es un excelente ejemplo de la importancia que tiene el buen amaestramiento de los caballos. Un hombre muy respetable, viajando un día a caballo, encontró a otros dos viajeros, uno de los cuales montaba un potro que le había sido robado. Los detuvo y reclamó el animal de su pertenencia; respondiéronle sacando los sables y poniéndose a perseguirle. El hombre, que montaba un caballo muy veloz, se las arregló de manera que no fuese muy delante de ellos; al pasar junto a unos espesos matorrales, dio vuelta y paró en firme su caballo. ...
En la línea 16433
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Pero los padrinos se habían portado mal, eran torpes, a pesar de las ínfulas del coronel Fulgosio que decía tener el código del honor en la punta de los dedos: no parecían armas, se había hablado del sable primero, pero no parecían sables de desafío; no había en Vetusta sables así, o no querían darlos los que los tenían. ...
En la línea 16433
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Pero los padrinos se habían portado mal, eran torpes, a pesar de las ínfulas del coronel Fulgosio que decía tener el código del honor en la punta de los dedos: no parecían armas, se había hablado del sable primero, pero no parecían sables de desafío; no había en Vetusta sables así, o no querían darlos los que los tenían. ...
En la línea 16503
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Pero no parecían sables útiles. ...
En la línea 888
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Delante y detrás de él evolucionaba la caballería, dando trompetazos y agitando sus sables. Los transeúntes y los vehículos que se habían quedado en la ciudad huían delante de estas cargas, y mas aun de los inmensos pies, que con un simple roce se llevaban detrás de ellos la parte baja de una esquina. ...
En la línea 961
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Este salón lo apreciaba mucho por estar amueblado a la moda de otros siglos, cuando reinaban los emperadores de la penúltima dinastía. Como recuerdos de aquella época guerrera y bárbara adornaban las paredes grandes panoplias con lanzas, espadas en forma de sierra, sables ondulados y otros instrumentos mortíferos. El alma pacífica de Momaren se caldeaba en este salón, sintiendo al entrar en el entusiasmos heroicos que le hacían engendrar versos tan viriles como los de Golbasto. ...
En la línea 91
del libro Sandokán: Los tigres de Mompracem
del afamado autor Emilio Salgàri
... Se cargaron los dos cañones; llevaron al puente balas y granadas de mano, fusiles, hachas y sables de abordaje. Sandokán parecía participar de la ansiedad e inquietud de sus hombres. Paseaba de popa a proa con paso nervioso, escrutando la inmensa extensión de agua, mientras apretaba con rabia la empuñadura de oro de su magnífica cimitarra. ...
En la línea 1182
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... En las calles, todo era movimiento y agitación incesante; bonzos que pasaban en procesión, tocando sus monótonos tamboriles; yakuninos, oficiales de la aduana o de la policía; con sombreros puntiagudos incrustados de laca y dos sables en el cinto; soldados vestidos de percalina azul con rayas blancas y armados con fusiles de percusión, hombres de armas del mikado, metidos en su justillo de seda, con loriga y cota de malla, y otros muchos militares de diversas condiciones, porque en el Japón la profesión de soldado es tan distinguida como despreciada en China. Y después, hermanos postulares, peregrinos de larga vestidura, simples paisanos de cabellera suelta, negra como el ébano, cabeza abultada, busto largo, piernas delgadas, estatura baja, tez teñida, desde los sombríos matices cobrizos hasta el blanco mate, pero nunca amarillo como los chinos, de quienes se diferenciaban los japoneses esencialmente. Y, por último, entre carruajes, palanquines, mozos de cuerda, carretillas de velamen, 'norimones' con caja maqueada, 'cangos' (suaves y verdaderas literas de bambú), se veía circular a cortos pasos y con pie hiquito, calzado con zapatos de lienzo, sandalias de paja o zuecos de madera labrada, algunas mujeres poco bonitas, de ojos encogidos, pecho deprimido, dientes ennegrecidos a usanza del día, pero que llevaban con elegancia el traje nacional, llamado 'kimono', especie de bata cruzada con una banda de seda, cuya ancha cintura formaba atrás un extravagante lazo, que las modernas parisienges han copiado, al parecer, de las japonesas. ...
En la línea 1245
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Fue aquella función lo que son todas las representaciones de acróbatas, pero es preciso confesar que los japoneses son los primeros equilibristas del mundo. An nado el uno con un abanico y con trocitos de papel, ejecutaba el ejercicio de las mariposas y las flores. Otro trazaba, con el perfumado ~umo de su pipa, una serie de palabras azuladas, que formaban en el aire un letrero de cumplido para la concurrencia. Este jugaba con bujías encendidas, que apagaba sucesivamente, al pasar delante de sus labios, y encendía una con otra, sin interrumpir el juego. Aquél reproducía, por medio de peones giratorios., las combinaciones más inverosímiles bajo su mano; aquellas zumbantes maquinillas parecían animarlo con vida propia en sus interminables giros, corrían sobre tubos de pipa, sobre los filos de los sables, sobre alambres, verdaderos cabellos tendidos de uno a otro lado del escenario; daban vuelta sobre el borde de vasos de cristal; trepaban por escaleras de bambú, se dispersaban por todos los rincones, produciendo efectos armónicos de extraño carácter y combinando las diversas tonalidades. Los juglares jugueteaban con ellos y los hacían girar hasta en el aire; los despedían como volantes, con paletillas de madera, y seguían girando siempre; se los metían en el bolsillo, y cuando los sacaban, todavía daban vueltas, hasta el momento en que la distensión de un muelle los hacía desplegar en haces de fuegos artificiales. ...

la Ortografía es divertida
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