Cual es errónea Revolver o Rebolber?
La palabra correcta es Revolver. Sin Embargo Rebolber se trata de un error ortográfico.
El Error ortográfico detectado en el termino rebolber es que hay un Intercambio de las letras v;b con respecto la palabra correcta la palabra revolver
Más información sobre la palabra Revolver en internet
Revolver en la RAE.
Revolver en Word Reference.
Revolver en la wikipedia.
Sinonimos de Revolver.
Algunas Frases de libros en las que aparece revolver
La palabra revolver puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 7450
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Paula veía pasar por sus manos los duros y las pesetas, pero aquello era como agua del mar para el sediento; no sacaba nada en limpio de revolver trigo y plata de la milagrosa Imagen. ...
En la línea 9737
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... —¡Sí, señor mío! ¡mis principios son fijos! ¡fijos! ¿entiende usted? Y yo no necesito manosear librotes y revolver tripas de cristianos y de animales, para llegar a mi conclusión categórica. ...
En la línea 218
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... - ¡Cuantas palabras -dijo al extinguirse su risa-, cuantas palabras para describirme un revolver! ¡Pero si yo conozco eso tan bien como usted!… Las gentes que hoy han visto el suyo (los cargadores y los marineros) seguramente que no saben lo que es; pero para nosotros, las personas estudiosas, esa máquina del tubo grande y de los seis tubos con sus cápsulas explosivas resulta una verdadera antigualla. Además, la consideramos repugnante e indigna de todo recuerdo. No intente, gentleman, deslumbrarnos con sus descubrimientos. Aquí sabemos más que usted. Prescinda de nuevas observaciones y acuéstese prontito a tomar su leche. ...
En la línea 332
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Más de treinta cargadores sostenían el revolver extraído de un bolsillo de Gillespie. Se notó cierta emoción en la tribuna del gobierno. Los señores del Consejo Ejecutivo no pudieron contener su sorpresa en el primer instante. Luego consiguieron dominar sus nervios y quedaron impasibles, en una forzada indiferencia. ...
En la línea 340
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Una de las varias muchachas de la Guardia que curioseaban en torno del revolver se había quitado el casco para asomarse a la negra boca del canon del arma. Al fin acabo por meter toda su cabeza en el tubo oscuro, sacándola poco después completamente desfigurada. Su rostro aparecía tiznado de negro y sus melenas sucias de hollín. ...
En la línea 417
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Estudiábamos ansiosamente su flota para que nuestra flota resultase superior. Si ellos construían un navío grande, con numerosos cañones, nosotros al momento empezábamos en nuestros astilleros otros navíos más enormes, hasta llegar a proporciones inverosímiles, que parecían un reto al buen sentido y a todas las leyes físicas. Baste decir, gentleman, que hemos tenido buques de guerra mas grandes que la barca que le trajo a usted; navíos con cien piezas de artillería iguales al revolver que le sacamos del bolsillo, o tal vez mucho mas grandes, y llevando tres mil o cuatro mil hombres de tripulación… . En fin, verdaderas islas flotantes. Y lo peor fue que estas construcciones gigantescas y los gastos enormes que exigían, todo resulto inútil. El continuo invento de medios destructivos dio vida a nuevas embarcaciones no más grandes que algunos peces de nuestros mares, pero que, a semejanza de estos, podían deslizarse por la profundidad submarina, atacando de lejos a los monstruos flotantes hechos de acero. A pesar de su humilde aspecto, muchas veces, en nuestros combates navales, echaron a pique a los navíos gigantescos, que representaban el valor de una ciudad. Toda guerra resultaba más mortífera y costosa que la anterior. Las madres, al dar a luz a sus hijos, sabían que no fabricaban hombres, sino soldados. ...
En la línea 4118
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Doña Lupe, al irse a la cocina, iba pensando que aquellos síntomas podrían anunciar tal vez la probable reproducción del tipo de Rubín en la especie humana; pero bien sabía la otra que no era nada de esto, y sin más explicaciones echose, bien envuelta en una manta, en el sofá de su cuarto. Después que se le aplacara el frío, sintió somnolencia, que la llevó a un delirio tranquilo, reproduciendo en su mente la escena aquella con varias adiciones de importancia. ¿Eran estas algo que con la prisa no pudo decir, pero que debió haber dicho, o eran simplemente desvaríos de su cerebro encendido por la calentura?… «¡Si creerá esta señora que no hay en el mundo más mujeres honradas que ella!… Que se le quite a usted eso de la cabeza. ¡Vaya con el modelo!… ¡A buena parte viene usted… ! ¿Sabe usted, niña, que como a mí se me meta en la cabeza, le doy a usted honradez y virtudes por los hocicos hasta que no quiera más? Porque eso es cuestión de decir: '¡Ea!'… Sí, y si me atufo no hay quien me tosa. ¿Pues qué cree usted, que a mí me costaría trabajo cuidar enfermos y dármelas de muy católica? Pues si a mano viene me pondré el mejor día a cuidar y limpiar y revolver los enfermos más podridos, y me vestiré una saya, y recogeré niños que no tengan padres, que de eso y de mucho más soy yo capaz… ¡Vaya con la mona del Cielo! Ea… no venga acá vendiendo mérito… ¡Y ángel me soy! Pues para que lo sepa, también yo, si me da la gana de ser ángel, lo seré, y más que usted, mucho más. Todas tenemos nuestro ángel en el cuerpo… ». ...
En la línea 4988
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Volvió a echarse, y se entretuvo contemplando con errante mirada las paredes de la habitación. Había allí un San José, cuadro grande, de familia, que como pintura valía poco, pero Moreno lo tenía en gran estima, porque estuvo muchos años en la alcoba donde él nació. Se asociaba a las impresiones de su niñez aquel santo tan guapote, reclinado sobre nubes, con su vara, su niño, y aquella capa amarilla cuyos pliegues hacían competencia al celaje. Se le refrescó de tal modo al buen caballero en aquel momento la memoria de su padre, que parecía que le estaba viendo, y oyéndole el metal de voz. A su madre no la había conocido, porque murió siendo él muy niño. También se acordó de cuando su hermana y él (aquella misma hermana viuda que allí vivía), iban a la casa del abuelito, en la Concepción Jerónima, cogidos de la mano. Y una tarde, al revolver la calle Imperial, se perdieron, es decir, se perdió ella, y él por poco se muere del susto. Pues un día que iba por la Plaza de Provincia, vio el burro de un aguador, suelto: el dueño estaba en la taberna próxima. Entráronle ganas a Manolito de montarse en el pollino, y como lo pensó lo hizo. Pero el condenado animal, en cuanto sintió el jinete salió escapado, y aunque el chico hacía esfuerzos por detenerlo, no podía… Total, que llegó hasta la calle de Segovia, muy cerca del puente. Y no fue que el burro se parara, sino que el jinete se cayó, abriéndose la cabeza. Todavía tenía la señal. Por suerte, los hermanos García, boteros, que tenían su taller de corambres debajo del Sacramento, y le vieron caer, le conocían, y recogiéndole, le llevaron a casa de su abuelito. ¡La que se armó allí! Acordábase D. Manuel de aquel lance como si hubiera ocurrido el día anterior; veía a su abuelito, D. Antonio Moreno, que todavía usaba chorreras, corbatín de suela y casaca a todas las horas del día. Hasta en el almacén (droguería al por mayor), estaba de frac. Pues luego vino el papá y estuvo dudando si pegarle o no… Lo peor de todo, fue que al asno no se le vio más el pelo, y la familia tuvo que pagar por él una fuerte indemnización. «Si parece que fue ayer» decía Moreno, tocándose la frente, en el sitio donde estaba la cicatriz. ...
En la línea 6008
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Puso un garabato, y luego mandó a Estupiñá abriese la cómoda y sacara la inscripción de las acciones del Banco. Después de revolver mucho, fue encontrado el documento. «Eso—dijo Fortunata—, se lo da usted a mi amiga doña Guillermina». ...
En la línea 1191
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Espera, escucha el final… Naturalmente, la policía empezó a buscar a Nicolás por todas partes. Se detuvo a Duchkhine y se registró su casa. En la vivienda de Mitri y en casa de los Kolomensky no quedó nada por mirar y revolver. Al fin, anteayer se detuvo a Nicolás en una posada próxima a la Barrera. Al llegar a la posada, Nicolás se había quitado una cruz de plata que colgaba de su cuello y la había entregado al dueño de la posada para que se la cambiara por vodka. Se le dio la bebida. Unos minutos después, una campesina que volvía de ordeñar a las vacas vio en una cochera vecina, mirando por una rendija, a un hombre que evidentemente iba a ahorcarse. Habla colgado una cuerda del techo y, después de hacer un nudo corredizo en el otro extremo, se había subido a un montón de leña y se disponía a pasar la cabeza por el nudo corredizo. La mujer empezó a gritar con todas sus fuerzas y acudió gente. ...

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Te vas a reir con las pifia que hemos hemos encontrado cambiando las letras v;b
Reglas relacionadas con los errores de v;b
Las Reglas Ortográficas de la V
Regla 1 de la V Se escriben con v el presente de indicativo, subjuntivo e imperativo del verbo ir, así como el pretérito perfecto simple y el pretérito imperfecto de subjuntivo de los verbos tener, estar, andar y sus derivados. Por ejemplo: estuviera o estuviese.
Regla 2 de la V Se escriben con v los adjetivos que terminan en -ava, -ave, -avo, -eva, -eve, -evo, -iva, -ivo.
Por ejemplo: octava, grave, bravo, nueva, leve, longevo, cautiva, primitivo.
Regla 3 de la V Detrás de d y de b también se escribe v. Por ejemplo: advertencia, subvención.
Regla 4 de la V Las palabras que empiezan por di- se escriben con v.
Por ejemplo: divertir, división.
Excepciones: dibujo y sus derivados.
Regla 5 de la V Detrás de n se escribe v. Por ejemplo: enviar, invento.
Las Reglas Ortográficas de la B
Regla 1 de la B
Detrás de m se escribe siempre b.
Por ejemplo:
sombrío
temblando
asombroso.
Regla 2 de la B
Se escriben con b las palabras que empiezan con las sílabas bu-, bur- y bus-.
Por ejemplo: bujía, burbuja, busqué.
Regla 3 de la B
Se escribe b a continuación de la sílaba al- de inicio de palabra.
Por ejemplo: albanés, albergar.
Excepciones: Álvaro, alvéolo.
Regla 4 de la B
Las palabras que terminan en -bundo o -bunda y -bilidad se escriben con b.
Por ejemplo: vagabundo, nauseabundo, amabilidad, sociabilidad.
Excepciones: movilidad y civilidad.
Regla 5 de la B
Se escriben con b las terminaciones del pretérito imperfecto de indicativo de los verbos de la primera conjugación y también el pretérito imperfecto de indicativo del verbo ir.
Ejemplos: desplazaban, iba, faltaba, estaba, llegaba, miraba, observaban, levantaba, etc.
Regla 6 de la B
Se escriben con b, en todos sus tiempos, los verbos deber, beber, caber, haber y saber.
Regla 7 de la B
Se escribe con b los verbos acabados en -buir y en -bir. Por ejemplo: contribuir, imbuir, subir, recibir, etc.
Excepciones: hervir, servir y vivir, y sus derivados.

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