Cómo se escribe.org.es

La palabra rrepugnaba
Cómo se escribe

Comó se escribe rrepugnaba o repugnaba?

Cual es errónea Repugnaba o Rrepugnaba?

La palabra correcta es Repugnaba. Sin Embargo Rrepugnaba se trata de un error ortográfico.

La falta ortográfica detectada en la palabra rrepugnaba es que se ha eliminado o se ha añadido la letra r a la palabra repugnaba

Más información sobre la palabra Repugnaba en internet

Repugnaba en la RAE.
Repugnaba en Word Reference.
Repugnaba en la wikipedia.
Sinonimos de Repugnaba.

Errores Ortográficos típicos con la palabra Repugnaba

Cómo se escribe repugnaba o rrepugnaba?
Cómo se escribe repugnaba o repugnava?
Cómo se escribe repugnaba o repujnaba?


la Ortografía es divertida


El Español es una gran familia

Reglas relacionadas con los errores de r

Las Reglas Ortográficas de la R y la RR

Entre vocales, se escribe r cuando su sonido es suave, y rr, cuando es fuerte aunque sea una palabra derivada o compuesta que en su forma simple lleve r inicial. Por ejemplo: ligeras, horrores, antirreglamentario.

En castellano no es posible usar más de dos r


Mira que burrada ortográfica hemos encontrado con la letra r

Algunas Frases de libros en las que aparece repugnaba

La palabra repugnaba puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 1393
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Al arrodillarse para ver mejor, adivinó por el tacto, más bien que por los ojos, a María de la Luz, que se había refugiado allí. Sin duda la repugnaba ocultarse en su propia habitación, en tan vergonzoso estado. ...

En la línea 8652
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... En efecto, el saco de La Rochelle, el asesinato de tres mil o cua tro mil hugonotes que se habrían hecho matar se parecía demasiado, en 1628, a la matanza de San Bartolomé en 1572; y, además, por e ncima de todo esto, este medio extremo, que nada repugnaba al rey, buen católico, venía a estrellarse siempre contra este argumento de los generales sitiadores: La Rochelle era inconquistable de otro modo que por el hambre. ...

En la línea 9239
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... La pobreza le repugnaba, la abyección disminuía dos tercios de su grandeza. ...

En la línea 7398
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... El espectáculo de la ignorancia, del vicio y del embrutecimiento le repugnaba hasta darle náuseas y se arrojaba con fervor en la sincera piedad, y devoraba los libros y ansiaba lo mismo que para él quería su madre: el seminario, la sotana, que era la toga del hombre libre, la que le podría arrancar de la esclavitud a que se vería condenado con todos aquellos miserables si no le llevaban sus esfuerzos a otra vida mejor, una digna del vuelo de su ambición y de los instintos que despertaban en su espíritu. ...

En la línea 11184
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... si lo supiera? A la Regenta le repugnaba, como una villanía, como una bajeza aquella predilección con que sus sentidos se recreaban en el recuerdo de Mesía apenas se les dejaba suelta la rienda un momento. ...

En la línea 15223
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Todo aquello le repugnaba. ...

En la línea 15319
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Por eso le repugnaba Petra ahora. ...

En la línea 1988
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Tomando la sillita baja, que usaba cuando cosía, la colocó junto al balcón. Le dolía la cintura y al sentarse exhaló un ¡ay! Para coser usaba siempre gafas. Se las puso, y sacando obra de su cesta de costura, empezó a repasar unas sábanas. No le repugnaba a doña Lupe trabajar los domingos, porque sus escrúpulos religiosos se los había quitado Jáuregui en tantos años de propaganda matrimonial progresista. Púsose, pues, a zurcir en su sitio de costumbre, que era junto a la vidriera. En el balcón tenía dos o tres tiestos, y por entre las secas ramas veía la calle. Como el cuarto era principal, desde aquel sitio se vería muy bien pasar gente en caso de que la gente quisiese pasar por allí. Pero la calle de Raimundo Lulio y la de Don Juan de Austria, que hace ángulo con ella, son de muy poco tránsito. Parece aquello un pueblo. La única distracción de doña Lupe en sus horas solitarias era ver quién entraba en el taller de coches inmediato o en la imprenta de enfrente, y si pasaba o no doña Guillermina Pacheco en dirección del asilo de la calle de Alburquerque. Lugar y ocasión admirables eran aquellos para reflexionar, con los trapos sobre la falda, la aguja en la mano, los espejuelos calados, la cesta de la ropa al lado, el gato hecho una pelota de sueño a los pies de su ama. Aquel día doña Lupe tenía, más que nunca, materia larga de meditaciones. ...

En la línea 3273
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Pues a eso voy ahora. Aquí te quiero ver… Atención. Yo te juro que no despertaba en mí ni el amor más insignificante, ni tan siquiera un capricho de momento. No hay ejemplo de una frialdad como la que yo sentía ante ella. Bien me lo puedes creer. No sólo no me inspiraba pasión, sino que hasta me repugnaba. ...

En la línea 4687
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Pronunciada esta elocuente filípica, continuó la señora un buen espacio de tiempo dando resoplidos, y Fortunata no levantaba los ojos de su costura. Discurría sobre la extrañeza de aquellos conceptos de la viuda, que parecía dispuesta a ciertos temperamentos indulgentes en caso de que se la consultara, y de que se la tuviera por dispensadora infalible de protección y por sancionadora de las acciones. «Esta mujer quiere ser el Papa—pensaba—, y con tal que la hagan Papa, se aviene a todo. Pero lo que es por mí… ». A Fortunata le repugnaba la moral despótica de doña Lupe, en la cual entrevía más soberbia que rectitud, o una rectitud adaptada jesuíticamente a la soberbia. No se conformaba esto con las ideas absolutas de la joven criminal. Ella quería para sus actos la absolución completa o la completa condenación. Infierno o Cielo, y nada más. Tenía su idea y para nada necesitaba de consejos ni de la protección de nadie. Se las componía sola mucho mejor, y cualquiera que fuese su cruz, no le hacía falta Cirineo. Sus acciones eran decisivas, rectilíneas, iba a ellas disparada como proyectil que sale del cañón. ...

En la línea 5401
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Izquierdo y el cobrador municipal le convidaron a unas copas; pero él no quiso aceptar, porque le repugnaba el aguardiente. Oyoles la conversación sin aparentar oírla, aunque nada interesante tenía para él, pues versó sobre si la Villa iba a suprimir tantas y tantas mulas del ramo de jardines y paseos para repartirse la cebada entre los concejales. Después el recaudador sacó a relucir no sé qué asunto de familia, quejándose de las continuas enfermedades de su esposa, de lo que Izquierdo tomó pie para decir unas cuantas barbaridades sobre las ventajas de no tener familia que mantener. «Musotros los viudos estamos como queremos» dijo volviéndose a Maxi y dándole un palmetazo en el hombro. El pobre muchacho hizo como que aprobaba la idea, sonriendo, y para sí dio unas cuantas vueltas al manubrio de la lógica: «Se te ha encargado que no descubras nada; se te ha dicho que tengas cuidado con lo que hablas delante de mí, dromedario, y tú, como todos, te empeñas en meterme en la cabeza la idea de que estoy viudo. No cuentas con que mi cabeza es un prodigio de claridad y raciocinio. A buena parte vienes. Verás cómo destruyo tus sofismas y mentiras. Verás lo que puede el cálculo de un cerebro lleno de luz… ¡Con que yo viudo! Lo mismo que mi tía, que me dijo ayer: «desde que enviudaste, pareces otro… ». Me conviene hacerles creer que me lo trago. Con mi lógica me las arreglo admirablemente y me río del mundo. ¡Qué bonita es la lógica; pero qué bonita! ¡Y qué hermosura tener la cabeza como la tengo ahora, libre de toda apreciación fantasmagórica, atenta a los hechos, nada más que a los hechos, para fundar en ellos un raciocinio sólido!… Pero vámonos a mi casa, que mi tía me espera». ...

En la línea 3085
del libro Veinte mil leguas de viaje submarino
del afamado autor Julio Verne
... Me repugnaba la sola idea de efectuar esa gestión, que, además, yo consideraba inútil de antemano. No había nada que esperar del comandante del Nautilus, debíamos contar exclusivamente con nosotros mismos. Por otra parte, desde hacía algún tiempo, ese hombre se había tornado más sombrío, más retraído, menos sociable. Parecía evitarme. Ya no me lo encontraba sino muy raras veces. Antes, se complacía en explicarme las maravillas submarinas; ahora, me abandonaba a mis estudios y no venía al salón. ¿Qué cambio se había producido en él? ¿Por qué causa? No tenía yo nada que reprocharme. ¿Tal vez se le hacía insoportable nuestra presencia a bordo? Pero aunque así fuera, no cabía esperar de él que nos devolviera la libertad. ...

En la línea 1179
del libro Julio Verne
del afamado autor La vuelta al mundo en 80 días
... Picaporte tenía un recurso, que era el de recomendarse cerca de los agentes consulares franceses o ingleses, establecidos en Yokohama; pero le repugnaba referir su historia, tan íntimamente relacionada con su amo, y antes de esto, quería apurar todos los demás medios. ...

Palabras parecidas a repugnaba

La palabra arrodillarse
La palabra departamento
La palabra suavidad
La palabra retirada
La palabra guitarrista
La palabra absorto
La palabra parejas

Webs amigas:

Guia de Torremolinos . Becas de Principado de Asturias . VPO en Almeria . - Hotel Macia Condor en Granada