Cual es errónea Regalo o Rregalo?
La palabra correcta es Regalo. Sin Embargo Rregalo se trata de un error ortográfico.
La falta ortográfica detectada en la palabra rregalo es que se ha eliminado o se ha añadido la letra r a la palabra regalo
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Errores Ortográficos típicos con la palabra Regalo
Cómo se escribe regalo o rregalo?
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Las Reglas Ortográficas de la R y la RR
Entre vocales, se escribe r cuando su sonido es suave, y rr, cuando es fuerte aunque sea una palabra derivada o compuesta que en su forma simple lleve r inicial. Por ejemplo: ligeras, horrores, antirreglamentario.
En castellano no es posible usar más de dos r
Mira que burrada ortográfica hemos encontrado con la letra r

El Español es una gran familia
Algunas Frases de libros en las que aparece regalo
La palabra regalo puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 1967
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... El regalo para los paladares delicados estaba en un armario de turbios cristales, junto al mostrador. ...
En la línea 275
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... El mozo era de los de caballería y no se limitaba a entrar tabaco. Los judíos de Gibraltar le hacían crédito, y su alazán trotaba llevando a la grupa fardos de sedas y de vistosos pañolones de China. Ante el absorto padrino y su hija María de la Luz, que le miraba fijamente con sus ojos de brasa, el muchacho sacaba a puñados las monedas de oro, las libras inglesas, como si fuesen ochavos, y acababa por extraer de las alforjas algún pañuelo vistoso o puntilla complicada, para hacer regalo de ello a la hija del capataz. ...
En la línea 3772
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -¡Pues os habéis equivocado, señora! Si os he hecho ese regalo ha sido para que os adornarais con él. ...
En la línea 3955
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... ¿Por quién os ha hecho dar este regalo?-Me lo ha entregado ella misma. ...
En la línea 4783
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... -¿Es el rey quien os ha hecho ese regalo?-A buen seguro que no ha sido el cardenal; pero no os preocu péis de dónde vienen, y pensad sólo que uno de los tres es de vuestra propiedad. ...
En la línea 6247
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... La señora Coquenard reconoció su regalo, y no comprendió al principio nada de aquella devolución; pero pronto la visita de Porthos la iluminó. ...
En la línea 4283
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... ANTONIO.—Así lo haré, y cuando los vientos del Noroeste no permitan salir al mar, leeré en el regalo de su merced. ...
En la línea 5095
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Me recibió con gran afabilidad y me dió las gracias por el regalo; pero cuando le hablé del Nuevo Testamento, me dijo que el asunto estaba rodeado de dificultades, y que la gran masa del clero se había puesto en mi contra; me exhortó a que tuviera paciencia y calma, y en tal caso dijo que trataría de buscar el modo de complacerme. ...
En la línea 6735
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Terminada la excursión, que duró lo menos dos horas, le hice un pequeño regalo y me despedí con un cordial apretón de manos. ...
En la línea 7011
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Tras de media hora de conversación, en extremo agradable e instructiva para mí, manifesté el deseo de marcharme a mi alojamiento; tocó la campanilla, entró el mismo criado judío que me había recibido, y el cónsul le dijo en inglés: —Acompañe a este caballero a casa de Juana Correa, la viuda mahonesa, y encárguele de mi parte que le cuide bien y atienda a su regalo; si lo hace así, me confirmará en la buena opinión que tengo de ella y aumentará mi inclinación a favorecerla. ...
En la línea 689
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... El buen paso, el regalo y el reposo, allá se inventó para los blandos cortesanos; mas el trabajo, la inquietud y las armas sólo se inventaron e hicieron para aquellos que el mundo llama caballeros andantes, de los cuales yo, aunque indigno, soy el menor de todos. ...
En la línea 1602
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Pero tiempo podrá venir en que se enmiende esa falta, y no dura más en hacerse la enmienda de cuanto quiera vuestra merced ser servido de venirse conmigo a mi aldea, que allí le podré dar más de trecientos libros, que son el regalo de mi alma y el entretenimiento de mi vida; aunque tengo para mí que ya no tengo ninguno, merced a la malicia de malos y envidiosos encantadores. ...
En la línea 2817
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Luscinda, Dorotea, la ventera, su hija y Maritornes, llevadas del nuevo y para ellas nunca visto traje, rodearon a la mora, y Dorotea, que siempre fue agraciada, comedida y discreta, pareciéndole que así ella como el que la traía se congojaban por la falta del aposento, le dijo: -No os dé mucha pena, señora mía, la incomodidad de regalo que aquí falta, pues es proprio de ventas no hallarse en ellas; pero, con todo esto, si gustáredes de pasar con nosotras -señalando a Luscinda-, quizá en el discurso de este camino habréis hallado otros no tan buenos acogimientos. ...
En la línea 2821
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... -No se le pregunta otra cosa ninguna -respondió Luscinda- sino ofrecelle por esta noche nuestra compañía y parte del lugar donde nos acomodáremos, donde se le hará el regalo que la comodidad ofreciere, con la voluntad que obliga a servir a todos los estranjeros que dello tuvieren necesidad, especialmente siendo mujer a quien se sirve. ...
En la línea 1107
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... n muy corteses; nos ofrecieron una casa y hasta un individuo de aquellos nos envió como regalo un tonel de sidra ...
En la línea 950
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... ¡Qué sabanas! ¡Qué almohadones! Ella había pasado la mano por todo aquello, ¡qué suavidad! El satín de aquel cuerpecito de regalo no sentiría asperezas en el roce de aquellas sábanas. ...
En la línea 1161
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... No la encontró; y para figurarse algo parecido pensó en su reclamo de perdiz, escogidísimo regalo de Frígilis. ...
En la línea 3024
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... La fantasía de Paco, sus costumbres, la especial perversión de su sentido moral le hacían afeminado en el alma en el sentido de parecerse a tantas y tantas señoras y señoritas, sin malos humores, ociosas, de buen diente, criadas en el ocio y el regalo, en medio del vicio fácil y corriente. ...
En la línea 9412
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Ana sentía el día en el melancólico regalo que su mismo lecho, tantas veces aborrecido, le prestaba en aquellas horas de la mañana de primavera; otra vez volvía la vida a moverse en aquel cuerpo mustio, asolado, como campo de batalla; la vida iba avanzando por aquel terreno de su victoria, dudosa de ella todavía. ...
En la línea 705
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... El sultán turco, en relaciones continuas con el Papa desde que éste guardaba a su hermano Djem, le envió como regalo una preciosa reliquia: la lanza con que Longinos había abierto el pecho de Cristo clavado en la cruz. El musulmán Bayaceto garantizaba la autenticidad de dicha reliquia. ...
En la línea 801
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... El resto de Italia se unía al entusiasmo de Roma. En Milán y Florencia hubo grandes regocijos públicos para celebrar el advenimiento del Papa español. Pudo influir en Milán el hecho de ser el cardenal Ascanio Sforza pariente del soberano milanos y gran amigo del nuevo Pontífice; pero Florencia se asoció Igualmente a dicho homenaje, y hasta en la República de Génova, patria de su enemigo Rovere, todos los que no eran partidarios de la mencionada familia recordaron con gratitud a Calixto III, saludando la elección de su sobrino. En Alemania afirmaban los cronistas que «el mundo tenia mucho que esperar de las virtudes del nuevo Pontífice», y el regente de Suecia le envió embajadores con un regalo de caballos magníficos y preciosas pieles. ...
En la línea 896
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... —Es justo reconocer que Rodrigo de Borja mostró al principio un afecto sincero por Fernando e Isabel reyes de origen no muy legítimo, a los que había ayudado en sus primeros años de matrimonio, cuando no eran más que príncipes. Después de la toma de Granada, apenas ascendido al Papado, les dio el título de Reyes Católicos, que aún usan los actuales monarcas españoles. Todo lo que le pedía don Fernando se apresuraba a concederlo, entre otras cosas, los maestrazgos de las Ordenes militares, regalo que representaba cuantiosas rentas. En realidad, el Papa Borgia dio a los Reyes Católicos más que éstos a él. Las exigencias continuas de Fernando fueron causa de que el Pontífice, aconsejado por su hijo César, se inclinase finalmente al lado del rey de Francia, más atento con su persona y con los suyos. En los primeros tiempos de su Pontificado admiraba a Isabel la Católica corno una de las damas más hermosas y prudentes de aquella época. Aficionada a trajes costosos y ricas alhajas, era, sin embargo, de una virtud escrupulosa, exagerándola hasta la austeridad. Cuando su marido estaba ausente, aunque sólo fuese por una noche, hacía colocar su lecho en un gran salón, durmiendo rodeada de sus hijos y las damas de Palacio, encargadas de velar el sueño de los reyes, que recibían el titulo de cobíjeras. Así se ponía a cubierto de maliciosas suposiciones en aquel tiempo de grandes escándalos. Todos los héroes de la guerra contra los moros estaban enamorados de doña Isabel, románticamente sin esperanza y sin carnales deseos. Tenían por dama de sus pensamientos a esta reina de rublo indiscutible, con ojos azules, grandes y tranquilos. ...
En la línea 1015
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Para que el Papa lo esperase en Roma, le ofreció un regalo inmediato de cien. mil ducados y un tributo anual de cincuenta mil a cambio de la investidura de Nápoles. Como aún tenía parte de sus tropas en dicho reino, consideraba indiscutible su conquista, no pudiendo imaginar que Fernando el Católico enviase un ejército desde España para quitárselo. ...
En la línea 550
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... De todas las maravillas que había visto en la República de los pigmeos, esta era la más asombrosa. Lamentó haber dejado dentro de la Galería, sobre su mesa, la lente de aumento regalo del profesor. ...
En la línea 653
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... A la mañana siguiente de su vuelta de la antigua capital de Blefuscu se presentó con un nuevo regalo para el coloso. Su amigo, el profesor de Física, que apenas si se acordaba ya del accidente maternal de pocos días antes, le había fabricado un aparato para que Gillespie pudiese escuchar considerablemente agrandados los ruidos que resultan ordinarios en la vida de los pigmeos. ...
En la línea 390
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Volvían los esposos de Cádiz en el tren correo. No pensaban detenerse ya en ninguna parte, y llegarían a Madrid de un tirón. Iban muy gozosos, deseando ver a la familia, y darle a cada uno su regalo. Jacinta, aunque picada del gusanillo aquel, había resuelto no volver a hablar de tal asunto, dejándolo sepultado en la memoria, hasta que el tiempo lo borrara para siempre. Pero al llegar a la estación de Jerez, ocurrió algo que hizo revivir inesperadamente lo que ambos querían olvidar. Pues señor… de la cantina de la estación vieron salir al condenado inglés de la noche de marras, el cual les conoció al punto y fue a saludarles muy fino y galante, y a ofrecerles unas cañas. Cuando se vieron libres de él, Santa Cruz le echó mil pestes, y dijo que algún día había de tener ocasión de darle el par de galletas que se tenía ganadas. «Este danzante tuvo la culpa de que yo me pusiera aquella noche como me puse y de que te contara aquellos horrores… ». ...
En la línea 506
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —¿Pues no las he de querer? Yo lo tomo todo, hasta una llave vieja, para cuando se acabe el edificio. ¿Saben ustedes lo que me llevé ayer a casa? Cuatro azulejos de cocina, un grifo y tres paquetitos de argollas. Todo sirve, amigos. Si en algún tejar me dan cuatro ladrillos, los acepto y a la obra con ellos. ¿Ven ustedes cómo hacen los pájaros sus nidos? Pues yo construiré mi palacio de huérfanos cogiendo aquí una pajita y allá otra. Ya se lo he dicho a Bárbara, no ha de tirar ni un clavo, aunque esté torcido, ni una tabla, aunque esté rota. Los sellos de correo se venden, las cajas de cerillas también… ¿Con qué creen ustedes que he comprado yo el gran lavabo que tenemos en el asilo? Pues juntando cabos de vela y vendiéndolos al peso. El otro día me ofrecieron una petaca de cuero de Rusia. «¿Para qué le sirve eso?» dirán estos señores. Pues me sirvió para hacer un regalo a uno de los delineantes que trabajan en el proyecto… ¿Ven ustedes a este marqués de Casa-Muñoz, que me está oyendo y me ha ofrecido dos vigas de doble T? Bueno: ¿cuánto apuestan a que le saco algo más? ¿Pues qué, creen ustedes que el señor marqués tiene sus grandes yeserías de Vallecas para ver estos apuros míos y no acudir a ellos? ...
En la línea 1823
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Maximiliano conocía muy poco a su tía materna. La había visto sólo dos o tres veces siendo muy niño, y no vivía en su imaginación sino por las rosquillas y el arrope que mandaba de regalo todos los años en vida de D. Nicolás Rubín. La noticia del fallecimiento de esta buena señora le afectó poco. ...
En la línea 2026
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... «Ahí tienes para el regalo de boda». ...
En la línea 1200
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –Después me rogó que averiguase si le molestaría a usted el que ella aceptase, sin compromiso alguno, el regalo que usted le ha hecho de su propia casa… ...
En la línea 1202
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –Vamos, sí, el que acepte el regalo como tal regalo. ...
En la línea 1202
del libro Niebla
del afamado autor Miguel De Unamuno
... –Vamos, sí, el que acepte el regalo como tal regalo. ...
En la línea 717
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... Mi hermana no estaba de demasiado mal humor cuando nos presentamos en la cocina, y Joe se sintió reanimado por su deseo de referirle al regalo que me habían hecho de un chelín brillante y nuevo. ...
En la línea 963
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — Eso es muy generoso por tu parte, Pip — dijo —Y aunque no hubiera esperado nada de eso, no dejo de agradecerlo como merece. Y ahora, muchacho — añadió, dándome la sensación de que esta expresión familiar era dirigida a la señorita Havisham—. Ahora, muchacho, podremos cumplir con nuestro deber. Tú y yo podremos cumplir nuestro deber uno con otro y también para con los demás, gracias a tu espléndido regalo. ...
En la línea 1042
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — Esto es verdad, Pip. Y como no puedes presentarle como regalo una colección de herraduras, en vista de que ella no podría utilizarlas. ...
En la línea 1043
del libro Grandes Esperanzas
del afamado autor Charles Dickens
... — No me refiero a esta clase de recuerdos, Joe; ni hablo, tampoco, de ningún regalo. ...
En la línea 2129
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Es un regalo de Marfa Petrovna ‑dijo Dunia. ...
En la línea 2130
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Un regalo de alto precio ‑añadió Pulqueria Alejandrovna. ...
En la línea 2133
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... «No es un regalo de su prometido», pensó Rasumikhine, alborozado. ...
En la línea 2134
del libro Crimen y castigo
del afamado autor Fyodor Mikhailovich Dostoyevsky
... ‑Yo creía que era un regalo de Lujine ‑dijo Raskolnikof. ...
En la línea 918
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -Para que no salgas siempre con que no te compré nada en Vichy, anda, vente; te voy a hacer un regalo. ...
En la línea 919
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -¿Un regalo? -y Pilar abrió desmesuradamente los ojos. ...
En la línea 920
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... -Un regalo, sí señor; no parece sino que es el primero. Pide por esa boca, por esa boca. ...
En la línea 1023
del libro Un viaje de novios
del afamado autor Emilia Pardo Bazán
... «Lucigüela de mis pecados: ay, hija, ¡y qué bien pintamos las cosas para dejar a nuestra personita en el lugar más lucido! Misericordia, ¿eh? ¡yo te daré la misericordia! Has hecho mal, remal, en escribir esa cartita a hurtadillas de tu cónyuge, y no me sorprende que él se haya puesto hecho un dragón. Debiste pedirle permiso; y si te lo negaba ¡paciencia! ¿No te he dicho, mujer, que para ser buena casada, y hacer el viaje en paz, metieses en las maletas un par de arrobas de paciencia? Se nos olvidó, y mire las resultas… Anda, desgraciada, cómprate ahí la paciencia y usala a pasto, que te irá bien. Tu marido no debió insultar al bonazo de tu padre (aunque algo se lo merece, yo me sé por qué); pero repara que estaba airado, y cuando uno se enfada… yo que tengo el genio vivo, me considero. Lo dicho: paciencia, y más paciencia; y nada de esquelitas de tapadijo. ¿Quién la mete a ella a predicadora? Y no afligirse: Dios aprieta, pero no va a ahogar, que no es ningún verdugo; y puede que cuando menos pienses, te mande consuelos, así, de regalo, y no por tus méritos. Y adiós, que va a salir el correo, y además tengo los pulmones de una rana en el porta-objetos del microscopio, y voy a ver qué casta de respiración gastan las señoras ranas. Acuérdate de rezar un poquito, ¿eh? y bajaremos los humos. La bendición de Dios y de San Ignacio sean contigo, chiquilla.-ALONSO URTAZU, S. J.» ...

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