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La palabra rredondo
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Comó se escribe rredondo o redondo?

Cual es errónea Redondo o Rredondo?

La palabra correcta es Redondo. Sin Embargo Rredondo se trata de un error ortográfico.

La falta ortográfica detectada en la palabra rredondo es que se ha eliminado o se ha añadido la letra r a la palabra redondo

Errores Ortográficos típicos con la palabra Redondo

Cómo se escribe redondo o rredondo?

Algunas Frases de libros en las que aparece redondo

La palabra redondo puede ser considerada correcta por su aparición en estas obras maestras de la literatura.
En la línea 1010
del libro La Barraca
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Al pasar ella por segunda vez quedó como encantado, con una pierna de cordero en la diestra sin dársela a su panzudo patrón, que en vano la esperaba, y el cual, soltando un taco redondo, llegó a amenazarle con su cuchilla. ...

En la línea 1607
del libro La Bodega
del afamado autor Vicente Blasco Ibañez
... Y la indignación le ahogaba. Tosía, agarrándose a la mesa, como si la cólera le amagase con una congestión, y pudiera caer redondo en el suelo. ...

En la línea 5588
del libro Los tres mosqueteros
del afamado autor Alejandro Dumas
... Pero el mundo tiene muchos fines por eso de que es redondo; de suerte que no sabía hacia qué lado volverse. ...

En la línea 5256
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... Por consiguiente, cuando el _juez_, en la segunda noche de mi encarcelamiento, se presentó en la prisión y me llamó a su presencia, acudí, en efecto; pero al querer interrogarme, me negué en redondo a contestar. ...

En la línea 7145
del libro La Biblia en España
del afamado autor Tomás Borrow y Manuel Azaña
... El caballo era pequeño, pero bonito: alazán, con crines y cola largas; si le hubiesen tenido con los ojos vendados, quizás se le hubiera confundido con una _jaca_ cordobesa; era ancho de pechos, redondo de grupa, tan corpulento y lustroso como los caballos de esa raza; pero bastaba mirarle a los ojos para salir al instante del error; sus inquietas pupilas despedían impetuoso e indómito fuego, y lejos de mostrar la docilidad de aquel noble y leal animal, manoteaba a veces furiosamente, y apenas si el duro freno y un brazo recio bastaban para impedir que emprendiese de nuevo su precipitada carrera. ...

En la línea 3150
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... »Mas, como pocas veces, o nunca, viene el bien puro y sencillo, sin ser acompañado o seguido de algún mal que le turbe o sobresalte, quiso nuestra ventura, o quizá las maldiciones que el moro a su hija había echado, que siempre se han de temer de cualquier padre que sean; quiso, digo, que estando ya engolfados y siendo ya casi pasadas tres horas de la noche, yendo con la vela tendida de alto baja, frenillados los remos, porque el próspero viento nos quitaba del trabajo de haberlos menester, con la luz de la luna, que claramente resplandecía, vimos cerca de nosotros un bajel redondo, que, con todas las velas tendidas, llevando un poco a orza el timón, delante de nosotros atravesaba; y esto tan cerca, que nos fue forzoso amainar por no embestirle, y ellos, asimesmo, hicieron fuerza de timón para darnos lugar que pasásemos. ...

En la línea 3404
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Uno de los cuatro dijo: -Si ya no es que esto sea burla pesada, no me puedo persuadir que hombres de tan buen entendimiento como son, o parecen, todos los que aquí están, se atrevan a decir y afirmar que ésta no es bacía, ni aquélla albarda; mas, como veo que lo afirman y lo dicen, me doy a entender que no carece de misterio el porfiar una cosa tan contraria de lo que nos muestra la misma verdad y la misma experiencia; porque, ¡voto a tal! -y arrojóle redondo-, que no me den a mí a entender cuantos hoy viven en el mundo al revés de que ésta no sea bacía de barbero y ésta albarda de asno. ...

En la línea 3811
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Y fue que hizo un cañuto de caña puntiagudo en el fin, y, en cogiendo algún perro en la calle, o en cualquiera otra parte, con el un pie le cogía el suyo, y el otro le alzaba con la mano, y como mejor podía le acomodaba el cañuto en la parte que, soplándole, le ponía redondo como una pelota; y, en teniéndolo desta suerte, le daba dos palmaditas en la barriga, y le soltaba, diciendo a los circunstantes, que siempre eran muchos: ''¿Pensarán vuestras mercedes ahora que es poco trabajo hinchar un perro?''» ¿Pensará vuestra merced ahora que es poco trabajo hacer un libro? Y si este cuento no le cuadrare, dirásle, lector amigo, éste, que también es de loco y de perro: «Había en Córdoba otro loco, que tenía por costumbre de traer encima de la cabeza un pedazo de losa de mármol, o un canto no muy liviano, y, en topando algún perro descuidado, se le ponía junto, y a plomo dejaba caer sobre él el peso. ...

En la línea 6498
del libro El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
del afamado autor Miguel de Cervantes Saavedra
... Y no dejaron de reírse del deseo de Sanchica, y más cuando Teresa dijo: -Señor cura, eche cata por ahí si hay alguien que vaya a Madrid, o a Toledo, para que me compre un verdugado redondo, hecho y derecho, y sea al uso y de los mejores que hubiere; que en verdad en verdad que tengo de honrar el gobierno de mi marido en cuanto yo pudiere, y aun que si me enojo, me tengo de ir a esa corte, y echar un coche, como todas; que la que tiene marido gobernador muy bien le puede traer y sustentar. ...

En la línea 514
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... Cuando un caballo obedece así, se le considera bien amaestrado; y aunque a primera vista pueda parecer inútil eso, dista mucho de serlo; no es sino llevar a la perfección lo que es necesario todos los días. Un toro cogido a lazo, se pone a veces a galopar en redondo; y si el caballo no está bien adiestrado, se alarma entonces por la tensión brusca que ha de soportar y no gira entonces como el cubo de una rueda. ...

En la línea 763
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... arrollarse una planta en medio de esos inmensos escollos del océano occidental donde ninguna roca, por dura que sea, puede resistir mucho tiempo a la acción de las olas. Su tallo es redondo, escurridizo, liso, y pocas veces alcanza más de una pulgada de diámetro. Varias de estas plantas reunidas son bastante resistentes para soportar el peso de las grandes piedras, sobre las cuales trepan en los canales interiores, a pesar de ser estas piedras de tal magnitud que no puede un hombre sacarlas del agua para colocarlas en una canoa. Dice el capitán Cook, en su segundo viaje, que en la Tierra de Kerguelen se cría esta planta a una profundidad de 24 brazas; ahora bien, como no sube en dirección perpendicular, sino que forma ángulo agudo con el fondo, y enseguida se extiende en gran extensión por la superficie del mar, me considero autorizado para decir que algunas de estas plantas alcanzan una longitud de 60 y más brazas. No creo que haya ninguna otra planta cuyo tallo adquiera esa longitud de 350 pies de que habla el capitán Cook. Además, el capitán Fitz-Roy las ha encontrado que crecían a 45 brazas de profundidad. Delgadas capas de esta planta marina, aun cuando no tengan bastante extensión, forman excelentes rompeolas flotantes. Muy curioso resulta ver con qué rapidez, en un puerto expuesto a la acción de las olas, las muy grandes que vienen de lejos disminuyen de altura y se transforman en agua tranquila al atravesar estos tallos flotantes. ...

En la línea 1615
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... locado sobre una mesa y rodeado de gente este audaz insecto, si se le presenta el dedo; se lanza inmediatamente, y como se le deje, comienza a chupar. picadura no causa dolor; es muy curioso ver su cuerpo henchirse sangre; en menos de diez minutos, de plano que era se cambia en redondo ...

En la línea 2046
del libro Viaje de un naturalista alrededor del mundo
del afamado autor Charles Darwin
... ... spués de desembarcar tenemos que hacer un largo viaje por una capa de lava reciente, muy rugosa, que casi ha rodeado un cráter de toba, en cuyo fondo está el lago de agua salada. hay más que tres o cuatro pulgadas de agua que descansan sobre una capa de sal blanca preciosamente cristalizada. lago es redondo, y lo rodean magníficas plantas de color verde brillante; las paredes, casi perpendiculares, del cráter, están cubiertas de árboles; todo el cuadro es, en una palabra, por demás curioso y pintoresco. ...

En la línea 1716
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... ¡Perder el alma y el cuerpo, el cielo y la tierra! Negocio redondo. ...

En la línea 8972
del libro La Regenta
del afamado autor Leopoldo Alas «Clarín»
... Y Ana veía desaparecer entre las ramas aquel sombrero redondo, flexible, siempre gris, aquel tapabocas de cuadros de pana eternamente colgado al cuello, aquella cazadora parda y aquellos pantalones ni anchos ni estrechos, ni nuevos ni viejos, de ramitos borrosos de lana verde y roja alternando sobre fondo negro. ...

En la línea 919
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... —Colón—siguió diciendo Enciso—, en vez de ser perseguido por la ignorancia española, como han supuesto tantos autores ligeramente, copiándose unos a otros, resultó en España un ignorante, comparado con muchos que escuchaban sus planes. Usted sabe que Colón no creía que el mundo fuese redondo, sino más bien en forma de pera, teniendo colocado en su pezón o parte más alta el Paraíso terrenal. También afirmaba que en nuestro planeta, dividido en siete partes, seis de ellas son tierra firme y sólo una la ocupan los mares. En cambio, un obispo de España, cuando algunos colegas suyos criticaban por rutina el proyecto de Colón de ir hacia Occidente dando vuelta a la Tierra, fundándose en que San Agustín y otros autores sacros dudaban de dicha esfericidad, contestó con energía: «San Agustín y otros respetables varones son autoridades en materias teológicas, pero de ningún modo en cosmografía.» ...

En la línea 1663
del libro A los pies de Vénus
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Un dolor más agudo. Los médicos le hacían una incisión en la parte interior de la pierna, y sintió repentinamente un grato aligeramiento, comparable al del que pierde una muela cariada. El redondo proyectil le había atravesado el muslo, quedando junto a la piel, y los operadores acababan de extraerlo fácilmente por el extremo opuesto. ...

En la línea 927
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Los universitarios hablaban de asuntos científicos; algunos doctores jóvenes discutían, con la tristeza rencorosa que inspira el bien ajeno, los méritos del camarada que en aquel momento estaba leyendo sus versos a una muchedumbre inmensa sobre la escalinata del templo de los rayos negros. Varios oficiales de la Guardia gubernamental y del ejército ordinario se paseaban con una mano en la empuñadura de la espada y la otra sosteniendo sobre el redondo muslo su casco deslumbrante. ...

En la línea 1256
del libro El paraíso de las mujeres
del afamado autor Vicente Blasco Ibáñez
... Cuando el nuevo visitante se hubo cansado de mirar a Gillespie, medio tendido en la arena, saltó sobre uno de sus tobillos, que eran lo más accesible de las piernas en reposo. Luego empezó a caminar sobre la arista huesosa de la pantorrilla, pasando la redonda plaza de la rotula, para seguir avanzando por el lomo redondo del muslo, deteniéndose únicamente junto al abdomen. ...

En la línea 141
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Como supiera un día la dama que su hijo frecuentaba los barrios de Puerta Cerrada, calle de Cuchilleros y Cava de San Miguel, encargó a Estupiñá que vigilase, y este lo hizo con muy buena voluntad llevándole cuentos, dichos en voz baja y melodramática: «Anoche cenó en la pastelería del sobrino de Botín, en la calle de Cuchilleros… ¿sabe la señora? También estaba el Sr. de Villalonga y otro que no conozco, un tipo así… ¿cómo diré?, de estos de sombrero redondo y capa con esclavina ribeteada. Lo mismo puede pasar por un randa que por un señorito disfrazado». ...

En la línea 262
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Dices bien, quiéreme mucho, y lo pasado pasado. Pero aguárdate un poco: para dejar redondo el cuento, necesito añadir una cosa que te sorprenderá. A las dos semanas de aquellos dimes y diretes, de tanta bronca y de tanto escándalo entre los hermanos Izquierdo, y entre Izquierdo y el picador, y tía y sobrina, se reconciliaron todos, y se acabaron las riñas y no hubo más que finezas y apretones de manos. ...

En la línea 428
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... Las de Santa Cruz no llamaban la atención en el teatro, y si alguna mirada caía sobre el palco era para las pollas colocadas en primer término con simetría de escaparate. Barbarita solía ponerse en primera fila para echar los gemelos en redondo y poder contarle a Baldomero algo más que cosas de decoraciones y del argumento de la ópera. Las dos hermanas casadas, Candelaria y Benigna, iban alguna vez, Jacinta casi siempre; pero se divertía muy poco. Aquella mujer mimada por Dios, que la puso rodeada de ternura y bienandanzas en el lugar más sano, hermoso y tranquilo de este valle de lágrimas, solía decir en tono quejumbroso que no tenía gusto para nada. La envidiada de todos, envidiaba a cualquier mujer pobre y descalza que pasase por la calle con un mamón en brazos liado en trapos. Se le iban los ojos tras de la infancia en cualquier forma que se le presentara, ya fuesen los niños ricos, vestidos de marineros y conducidos por la institutriz inglesa, ya los mocosos pobres, envueltos en bayeta amarilla, sucios, con caspa en la cabeza y en la mano un pedazo de pan lamido. No aspiraba ella a tener uno solo, sino que quería verse rodeada de una serie, desde el pillín de cinco años, hablador y travieso, hasta el rorró de meses que no hace más que reír como un bobo, tragar leche y apretar los puños. Su desconsuelo se manifestaba a cada instante, ya cuando encontraba una bandada que iba al colegio, con sus pizarras al hombro y el lío de libros llenos de mugre, ya cuando le salía al paso algún precoz mendigo cubierto de andrajos, mostrando para excitar la compasión sus carnes sin abrigo y los pies descalzos, llenos de sabañones. Pues como viera los alumnos de la Escuela Pía, con su uniforme galonado y sus guantes, tan limpios y bien puestos que parecían caballeros chiquitos, se los comía con los ojos. Las niñas vestidas de rosa o celeste que juegan a la rueda en el Prado y que parecen flores vivas que se han caído de los árboles; las pobrecitas que envuelven su cabeza en una toquilla agujereada; los que hacen sus primeros pinitos en la puerta de una tienda agarrándose a la pared; los que chupan el seno de sus madres mirando por el rabo del ojo a la persona que se acerca a curiosear; los pilletes que enredan en las calles o en el solar vacío arrojándose piedras y rompiéndose la ropa para desesperación de las madres; las nenas que en Carnaval se visten de chulas y se contonean con la mano clavada en la cintura; las que piden para la Cruz de Mayo; los talluditos que usan ya bastón y ganan premios en los colegios, y los que en las funciones de teatro por la tarde sueltan el grito en la escena más interesante, distrayendo a los actores y enfureciendo al público… todos, en una palabra, le interesaban igualmente. ...

En la línea 669
del libro Fortunata y Jacinta
del afamado autor Benito Pérez Galdós
... —Naturalmente—decía Ido a cada instante, echando ansiosas miradas en redondo por ver si aparecía la chuleta. ...

En la línea 1410
del libro El príncipe y el mendigo
del afamado autor Mark Twain
... –¡Teneos, basta ya! ¿Era redondo?, ¿y grueso?, ¿y tenía letras y lemas grabados? ¿Sí? ¡Oh!, ahora sé lo que es este Gran Sello por el que ha habido tanto apuro y alboroto. De habérmelo descrito, lo podríais haber tenido hace tres semanas. Ahora sé muy bien dónde está; pero no fui yo quien lo puso ahí por primera vez. ...

En la línea 99
del libro La llamada de la selva
del afamado autor Jack London
... Las patas de Buck no eran tan resistentes y duras como las de los huskies. Las suyas se habían ablandado a lo largo de muchas generaciones a partir del día en que su último antepasado salvaje fue domesticado por un cavernícola o un hombre del río. Durante todo el día cojeaba con dolor y, una vez armado el campamento, se dejaba caer como muerto. A pesar del hambre, ni se movía para ir a buscar su ración de pescado, y François tenía que llevársela. También todas las noches después de la cena, dedicaba media hora a frotarle a Buck las plantas de los pies, y hasta sacrificó la parte más alta de sus mocasines para hacerle unos a Buck. Aquello le supuso un gran alivio y provocó incluso una mueca parecida a una sonrisa en el rostro curtido de Perrault una mañana en que, habiendo François olvidado los mocasines, Buck se tumbó de espaldas, agitando las cuatro patas en el aire, y se negó en redondo a moverse sin ellos. Con el tiempo, las patas se le endurecieron y aquel tosco calzado fue olvidado para siempre. ...


El Español es una gran familia

Reglas relacionadas con los errores de r

Las Reglas Ortográficas de la R y la RR

Entre vocales, se escribe r cuando su sonido es suave, y rr, cuando es fuerte aunque sea una palabra derivada o compuesta que en su forma simple lleve r inicial. Por ejemplo: ligeras, horrores, antirreglamentario.

En castellano no es posible usar más de dos r


Mira que burrada ortográfica hemos encontrado con la letra r


la Ortografía es divertida

Más información sobre la palabra Redondo en internet

Redondo en la RAE.
Redondo en Word Reference.
Redondo en la wikipedia.
Sinonimos de Redondo.

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